Capitulo 39

Aitana Suárez

Ya pasó un año desde lo sucedido con la señora Leonor. Gracias a Dios mi hígado es fuerte y no he tenido problemas. No levanté cargos en contra de la señora Leonor y lo hice más que todo por los chicos, no me gusta hacerlos sentir mal con esto. Aunque yo no levanté cargos, la policía se le dio una sentencia a la señora de 7 años de cárcel, pero, debido a que no está bien, cumplirá su condena en el sanatorio.

Por otro lado ya soy abuelastra por partida triple. Saúl está más que emocionado y encantado con sus nietos.

Elena tuvo un niño precioso que se parece demasiado a su papá, lo único que tiene de mi amiga son sus ojos. Le pusieron de nombre David y tiene un año y siete meses de edad, es un encanto. Elisa al contrario de mi amiga tuvo una niña, su nombre es Irene y es la consentida del abuelo. El parecido que tiene con su mamá es impresionante; ella es dos meses mayor que David. Gabriela tampoco se quedó atrás y tuvo a sus bebés hace poco, Erick está demasiado emocionado. Tuvieron gemelos, son dos bebés hermosos, ambos rubios como su madre y de ojos azules como Erick, sus nombres son Alan y Alonso, tienen 6 meses de edad.

Otra cosa que pasó en este año es que mi mamá se casó nuevamente con el señor Carlos. Sólo lo hicieron por el civil por respeto a la memoria de mi padre. Ya tienen 5 meses de casados, ella está muy feliz y eso me hace feliz a mí también.

Por otro lado... Llegó el día, hoy me caso con Saúl. Estoy tan feliz. Es un día muy importante para mí y para él.

—Que no se te note tanto la emoción —me dice Elena.

La miro y sonrío.

—Ya te veré el día de tu boda —se sonroja.

—Quedate quieta y dejame terminar —me regañai mamá.

Ella es la encargada de maquillarme. La estilista solo me hizo el peinado, que consta de un recogido con unos mechones sueltos.

—¡Vas a quedar hermosa! —chilla Elisa y Elena la silencia.

—No quiero despertar a David todavía, ya lo cambié y me costó dormirlo —a regaña.

—Lo siento —se disculpa.

Irene está sentada en la cama al lado de su mamá entretenida con sus juguetes. Ya está cambiada, al igual que David.

—Listo, ya quedó el maquillaje —me miro al espejo y sonrío.

Me gusta como quedé.

—Hora de ponerse el conjunto sexy y el vestido —me dice Elisa picarona.

Elena hace una mueca.

—Hoy será una gran noche —digo para molestar a mi amiga.

Me rio, Elisa y mi mamá también lo hacen.

Entro al baño y me pongo la lencería blanca que compraron mi madre y Elisa. Sí, ¡mi mamá! Yo quedé loca cuando me la compraron.

—Pasame el vestido —le digo a Elena y hace caso.

—En lo que te cambias, nosotras nos pondremos nuestros vestidos —me avisa Elena.

Me pongo el vestido y salgo del baño. Mi mamá se acerca y me sube la corredera de la parte de atrás. Me miro al espejo y ella también.

—Mi nena hermosa, te casas hoy. Aún recuerdo cuando eras una niña y te emocionaba ponerte un vestido blanco, hasta planeaste tu boda —sonrío.

—Lo único diferente a lo que soñé es que mi papá no me va a poder entregar —mis ojos se llenan de lágrimas.

Ella me abraza.

—Hoy hubiera sido un día muy emocionante para él también —asiento.

—Sé que está feliz por mí y eso es lo importante —mamá asiente.

—Ponte los zapatos, ya debemos irnos —hago lo que me dice y a los segundos entran las chicas.

—Dios, estás divina —dice Elisa.

Trae a su hija en brazos. Se acerca y me abraza.

—Estoy muy feliz de que te vayas a casar con mi papá, te has convertido en una gran amiga para mí —nos separamos.

—Gracias, me alegra mucho haberme acercado a ti y ser amigas, seremos una gran familia —le sonrío.

—¡Tana! —dice Irene y me rodea con sus bracitos.

—Muñequita hermosa —beso su mejilla y se ríe.

Besa mi mejilla.

—Las espero en el auto —le dice a mi mamá y a Elena.

—Te acompaño —mi mamá me da la bendición.

Besa mi frente y baja junto con Elisa. Miro a Elena, ella tiene a David en sus brazos.

—Aún estoy en shock con esto, eh —bromea, me rio.

—Tranquila, no seré como la madrastra de Cenicienta.

—Serás peor —nos reímos.

—Me conoces, me conoces.

—Pero en serio, eres muy importante para mí y estoy demasiado feliz, porque estás cumpliendo uno de tus sueños hoy. Amiga, te deseo el mejor de los matrimonios al lado de mi papá, cuidalo y hazlo feliz, ambos se lo merecen —la abrazo.

—No sabes cuanto te quiero amiga, también eres muy importante para mí y que no te quede duda que trataré de hacer feliz día a día a Saúl —acaria mi espalda y nos separamos.

—bavo —aplaude David y ambas reímos.

—Eres un bebé encantador, mi amor —aprieto su mejilla y se ríe.

Toma mi rostro y besa mi mejilla. Yo hago lo mismo.

—Ahora sí, no hagamos esperar a mi papá —asiento.

Bajamos juntas y abajo me encuentro con Carlos, el esposo de mi mamá. Elena se despide y se va junto con Elisa, los niños y mi mamá.

—No tuve hijos, será un tremendo placer entregarte al hombre que amas. Te aprecio mucho Aitana, tanto que te veo como a una hija —sonrío.

—Tú eres un buen hombre y me da mucho gusto que seas mi padrastro, además, me alegra que me entregues. Esto también le hace mucha ilusión a mi mamá —él sonríe.

—Bueno, no hagamos esperar más tiempo a Saúl.

Nos subimos al auto.

Voy rumbo a una nueva vida, desde hoy, esperimentaré la vida de casada.

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