XV

Mis palabras fueron claras y directas, por lo cual el pequeño formó una perfecta 'O' con sus labios dándome a entender su sorpresa... o tal vez su ignorancia.

- Mh, ¿y qué es estar embarazado?

En ese preciso instante recordé que todos estos temas eran completamente nuevos para Baek, así que me tomé el tiempo para explicarle por lo que estaba pasando.

Después de una larga charla, pareció estar bastante seguro e identificado con aquello, sin embargo al ser un híbrido decidimos asegurarnos de que no se trataba de un "embarazo psicológico" como era común en las mascotas, así que después de sobornarlo con los más deliciosos postres, accedió a ir al hospital, de lo cual se arrepintió al saber que pincharían su preciado brazo.

- ¡No, no! ¡Espere un momento! ¡No estoy listo! - Exclamaba haciéndome reír, parecía aquellos niños pequeños a los que están a punto de inyectar y hacen berrinches.

La enferma quería reírse así que decidí distraer su atención con la llegada de Sehun y Luhan, a los que había llamado hace un rato informándoles de la gran noticia.

- ¡Mira quién viene ahí! - Señalé en dirección a Luhan, quien pegó un grito de emoción, siendo seguido por Baek.

- ¡Hannie, Hannie! Serás tíoooou.- Alargó la última vocal, decayendo de tono al sentir la aguja entrar en su vena, lo cual me llenó de dolor al ver a mi pequeño con un puchero en sus labios entrecerrando sus ojos como una amenaza a estar a punto de llorar. Definitivamente era como un bebé... sí, un bebé que tenía a otro en su panza.

- Listo, eso fue todo lindura. - Después de retirar el tubo de sangre acompañado de la aguja, la señorita acarició la cabeza de Baek, quien respondió con un leve movimiento de sus orejitas.

- ¿Y el chupete? - Preguntó sobando levemente su parte afectada, recordando que antes de que él entrara observó a un niño salir con un dulce, a lo cual la enfermera rió.

Luego del examen de Baek, nos encontrábamos en la sala de espera con los nervios de punta, a excepción del más bajito, quien ocupado con su paleta se desconectó de todo el problema. Después de tantos minutos que parecieron horas, finalmente una enfermera apareció con un sobre en sus manos, el cual recibí amablemente pero con un ligero temblor recorriendo todo mi cuerpo.

Mi futuro ahora estaba en las manos de Baek, o mejor dicho en su panza. Tomé el papel y leí su contenido, confirmando nuestras sospechas, cuales fueron capaces de hacer que aquel trío que esperaba sentado, saltara de la emoción y en realidad también deseaba hacerlo, sin embargo en aquel momento mi preocupación era otra.

♡.~

- ¡¿QUÉ DIJISTE?!

Justo cuando pensaba que los gritos de Baek para que le preste atención eran los más escandalosos, vienen mis padres a romper por completo mis tímpanos.

Mi madre estaba a punto de besar el suelo con un desmayo, mi hermana estaba debatiéndose mentalmente si emocionarse o no, pero por otro lado estaba mi padre a punto de caerme a golpes por la hermosura que pronto estaría con nosotros.

- Tranquilos, ustedes saben que un bebé es una bendición del Señor. - Ni bien pude terminar la frase, la zapatilla de mamá llegó a mi cabeza, recordándome lo buena que era en eso.

- ¡Que bendición ni qué nada! - Interrumpió mi madre a punto de lanzarme su otra zapatilla, pero fue detenida por mi hermana, dándome la oportunidad de continuar.

- Entiendan, ustedes querían un nieto ya. Yoora se quedará solterona y si esperan a que ella les de uno, morirán de viejos.

Arrepintiéndose inmediatamente, esta vez quien tomó la chancla fue mi hermana, sin embargo todo se arregló, y no les tocó otra opción que aceptar lo que pasaba.

Por otro lado, el embarazo de Baekhyun no parecía ser un problema, se mostraba más cariñoso y sus primeros síntomas se esfumaron... hasta que apareció uno que era peor que todos los anteriores juntos.

Los antojos.

Y no sabía lo terribles que eran hasta que a mi preciado novio le dieron ganas de comer una deliciosa tarta de moras, y aquello no hubiera sido un problema si no me la hubiera pedido a las tres de la mañana.

- Baekkie, es muy tarde, duerme y se te pasará el hambre. - Me acomodé en la cama con la intención de que hiciera caso y me dejara dormir, pero una patada en mi espalda me lo impidió.

- ¡Es que tú no me quieres! No, no... ¡No quieres a tu hijo! - Sostuvo su aún plano vientre con una mano mientras con la contraria me señalaba.- ¡Si era niño le iba a poner tu nombre, pero no, ya no! - Seguía gritándome a la vez que hacía unos adorables pucheros. Los cuales fueron lo suficientemente tiernos como para ceder a su encanto.

 - Tranquilo, Baekkie. - Me acerqué al pequeño con el fin de calmarlo, siendo inmediatamente rechazado.

- ¡No me digas así! - A pesar de sus quejas, no me rendí, y fui en busca de un abrazo.- ¡Yah, no me toques! - Ignoré su protesta y lo atrapé entre mis brazos llenando de besos su mejillas, lo cual rebajó su enojo, reemplazándolo con una gran sonrisa.- Ya, está bien, pero aún así tienes que comprarme el dulce.

- Te lo compro si le pones mi nombre. - Pedí tomando sus manos, sobre las cuales deposité un beso, acción que causó un bonito sonrojo en los rechonchitos cachetes de Baek, quien asintió levemente, ocasionando una sonrisa en mis labios.

- Pero corre antes de que cambie de opinión. - Haciendo caso omiso a la advertencia de Baek caminé a paso lento, recordando que lo más posible era que regrese a casa con las manos vacías.

- ¡Chan!

El grito de Baekhyun me hizo regresar a la habitación temiendo que algo malo hubiera ocurrido.

- ¿Qué pasó? ¿Te duele algo? - Me acerqué acariciando su cabello buscando el problema. Sorprendiéndome el hecho de que Baek levantara mi mentón ubicándose muy cerca de mi rostro.

- Ya no quiero esa tarta. Tengo ganas de otra cosa. - Con sus manos tomó mis mejillas, apretándolas, consiguiendo que mis labios inconcientemente se abultaran, donde depositó un suave beso con sus ojitos cerrados y sus orejitas moviéndose delicadamente, recordándome en ese instante al bonito y tierno chico que siempre me cautiva con su dulzura, haciendo que una sonrisa jamás falte en mis labios. Siguiendo sin poder creer aún que ahora sería el padre de mis hijos.

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