06: "Después de todo es Navidad..."
6 de Diciembre, 2023.
Incheol, Seonmul.
"Hirai's Chocolate Place."
Jeongyeon no suele despertar temprano por nadie, a excepción de cierta japonesa... Era lógico que ella quería disfrutar sus "vacaciones" –si es que desenterrar a sus vecinos de la nieve eran precisamente eso–, pero la presencia de la chica en su vida no se lo permitía del todo.
Allí estaba, antes de las ocho en la panadería y café de las hermanas Hirai. No se quejaba tampoco de estarlo, pues el café y chocolates más el ambiente del lugar no eran desagradables para nadie. Frotaba sus ojos mientras Mina le ofrecía otro café:—¿Por qué tan temprano, Jeongyeonnie?
Jeongyeon cubre su boca al bostezar antes de siquiera responder, Myoui espera unos segundos—. Es que Sana me llamo anoche para que nos encontremos aquí —la sonrisa pícara de Mina aparece, y los oídos sordos de otra Hirai se agudizan, Momo se une a la conversación—Ustedes de verdad son chismosas, eso es de mala educación con los clientes.
Mina y Momo se miran mutuamente antes de reír. Jeongyeon solo toma de su café ignorandolas. Esas Hirai...
—Oh discúlpame, Jeongyeon-yah por querer conocer detalles de tu vida personal, ¡estas tomando café! ¿No sabes qué eso es sinónimo de chisme?
—No sabes que eres sinónimo de idiota —Momo ni siquiera se inmuta.
—¡Ajá, y a ti no te gusta nuestro café!
—Ya se me están quitando las ganas de darte propinas —Mina niega ofendida, le da la espalda a la ridícula de Yoo y prepara un chocolate caliente, mismo chocolate que Yoo ordenó especialmente para Sana—, gracias —sostiene el café que le otorga la menor.
—Y bien, ¿No nos vas a contar? ¿Ha pasado algo nuevo?
—Nah, seguro solo es Sana pidiéndole a Jeongyeon cargar tres pinos con esos brazotes que se carga —la suposición de Momo hace a Jeongyeon preguntarse como era amiga de esas dos idiotas—. ¿Qué? No me lo vas a negar, Minari.
—No, Jeongyeon si tiene músculos, entiendo por qué su padre está loco por ponerle mil tareas —Jeongyeon asiente, sus músculos no son precisamente ventajosos en su vida cotidiana—. Pero no cambien el tema, ¡yo quiero saber qué pasa con Sana!
—Baja la voz Mina, puede llegar en cualquier momento —pide en un murmullo Jeongyeon, no quiere que la indiscreta de Hirai Mina le arruine la mañana—. No lo sé seguramente sólo tiene que ver con otros... favores de Navidad.
—¿Y si tiene que ver con el encendido de luces anual? —las adivinanzas de Mina, de intentar animar a Jeongyeon no lo logran, ella está casi segura–porque conoce a esa chica mejor que su propia sombra–, es eso, algo se lo dice, algo no quiere dejarla ceder a que es lo que todas piensan.
No, no puede ser eso, no se hará ilusiones tan pronto.
—Jeongyeon... —la campanilla de la tienda que suena cada que alguien nuevo entra al local anuncia la llegada de la, reina de Roma, en la conversación, Mina y Momo vuelven a sus oficios disimuladamente.
—Hola Jeong—saluda con un beso Sana—. ¿Lograste dormir anoche?
Jeongyeon siente su cara arder cuando Momo la mira de reojo con esa picardía que tanto la irrita en esas dos.
Maldición con las Hirai, seguro se burlaban de ella—. Si, sí. Toma lo pedí por tí, está recién hecho—contesta con relajo.
La japonesa recibe un chocolate caliente que contiene escrito: "Para Sana-yah ♡ :)" sobre el vaso, Jeongyeon le sonríe cuando ve que lo primero que hace es leer su nota—. Justo como te gusta.
—Me encanta, siempre eres tan considerada —los brazos de Sana rodean a Jeongyeon. Momo y Mina se aguantan las sonrisas llenas de burla y ternura, pues para ellas no era secreto que la rubia era capaz de todo por su mejor amiga—. ¡A qué no adivinas!
—No, no adivino —Jeongyeon no puede desaparecer esa boba expresión de su cara, pero ya no importa, no importa cuando Sana le cuenta todas sus locuras en esa mañana—. ¿Qué pasó, qué hacemos aquí?
—Primero que nada, ¿pediremos desayuno? —Jeongyeon asiente—. ¡Excelente, porque tengo un plan fabuloso que requiere de tu ayuda...—y ve en dirección a las hermanas trabajadoras para nada fisgonas—y tu ayuda... ¡Y tu ayuda! —Jeongyeon se extraña, ¿Qué maquinaria la mente de Sana para necesitar tantas personas involucradas? No tenía ni idea—. Es en serio, Yoo Jeongyeon, es mi mejor idea en mucho tiempo.
—Eso siempre dices —los brazos de Sana se sueltan de la rubia para permitirse probar su chocolate, dando sonidos de gusto que tranquilizan a Jeongyeon—. Ven, vamos a ordenar.
Jeongyeon de verdad no tenía idea de que planes se traía entre manos su amiga, y prefirió no saber después de esa mañana.
—Este año el encendido de luces va a estar lleno, no sé cómo mi padre planea vender tanto pan... ¡Nos hará trabajar el veinticinco! —se queja Momo, la mayor de las Hirai. Las otras tres ignoran sus reclamos.
—Ya Momoring, no es tan malo. Todavía veremos las luces en vivo —agrega Mina, para ella no es problema el trabajo.
—No hablas en serio, Minari, mi papá no puede hacernos eso...
—Eres la mayor, y eres tan floja que me pegas tus mañas —la ataca la menor.
La pequeña disputa de las Hirai no es de mucha relevancia para Jeongyeon y Sana, quienes disfrutan de su desayuno juntas, como suelen hacer todas las vacaciones.
Jeongyeon y Sana aprecian esos momentos en su amistad, ha sido de las cosas favoritas de ambas, en especial de Yoo desde que se conocieron en aquel Diciembre.
Eso viene a la mente de Jeongyeon, y decide mencionarlo:
—Sabes —habla lentamente—, este año cumplimos cinco años desde que nos conocimos —Sana la mira con ojos bien abiertos.
—¡¿Tanto?! —se sorprende.
—Pues sí, no me digas que se te olvidó.
—¡Claro que no, Yoo Jeongyeon! Jamás me olvidaría de ti y tu amargura ese día, te veías tan adorable —Jeongyeon comienza a ojear el menú—. ¡Ya, no seas tímida!
—Lo siento —Sana se ríe.
—Este año vinieron muchos más turistas de lo esperado. ¡Es tan hermoso ver esto crecer y crecer!
—Sí, me gusta eso, a ti te emocionan esas cosas —completó la rubia.
Conocía el interés de Minatozaki por ayudar a los nuevos a integrarse a la comunidad, Seonmul a simple vista lucía como un pueblo cualquiera, pero poseía su encanto, encanto que Sana a toda costa quería pretender y compartir con todo el que pisara ese sitio. Al igual que ella primera vez que llegó, amaba ese lugar, las locaciones, y sus años allí le confirmaban que no habría mejor lugar que ese para un encendido de luces entre todos los lugareños.
Ah ese encendido... Todos los años ella y Sana asistían sin falta. Era considerado invitar a alguien a ese evento como una muestra de afecto infinito, y a veces hasta como una confesión amorosa. Jeongyeon traga grueso ante esa idea.
Esfuma esos pensamientos en cuanto Sana comenta lo siguiente:— Ayer la chica nueva se quedó a cenar conmigo... Es linda, aunque tenga la misma conducta destructiva que un Gremlin.
Jeongyeon eleva un ceja interesada—. ¿No es una criminal entonces? Me quedé muy preocupada anoche de que te hiciera daño.
—Exageras Yoo, me sé cuidar sola —aseguró— Soy hasta más madura que tú.
—¡Já! Cuéntame otro chiste —Jeongyeon se apoya sobre su silla, con brazos cruzados—, ¿Ella... te parece buena persona? —intenta descifrar.
—Muy, si terminó siendo la nieta de Park Dah-Mi.
—Eso explica el lunar en su nariz.
—¡Qué tenura me dan sus lunares! —Jeongyeon piensa que un día de estos las cabezas de las Hirai se saldrán por girar tanto el cuello, pues voltearon tan fuerte que apostaba que el de Momo dolía. «Por chismosas» pensó la rubia.
Ellas abandonaron sus puestos para acercarse a la mesa. Como buenas entrometidas que eran. Total, el café era sinónimo de chisme.
—¡Uh, uh! ¿Quién es linda, Sana, quién? —Momo interroga sin pudor.
—¡Cuenta! —se une Mina.
Sana no tiene más remedio que contarles su noche con la vecina. Con una sonrisa responde:
—La nieta de Park Dah-Mi, es nueva en el pueblo —responde risueña, Yoo también está atenta como las Hirai—. Jeongyeon y yo la encontramos pateando un buzón, no les miento parecía una pordiosera, Jeong iba a llamar a la policía —Mina se ríe—, pero resultó ser muy linda, tímida, ama mis galletas y... descubrí varias cosas sobre ella.
«Espero que sea una criminal buscada por toda Seúl» Ese pensamiento no sale de su boca, solo presta atención a lo que dice su mejor amiga. A Yoo no le da espina la morena desde que la vió, y eso Sana lo desconoce, o cree que no es para tanto.
Sana continúa con su mini relato:
—Ella se quedó a cenar, y fue tan reservada al inicio, pero luego confío en mí y fue raro, pero bonito —Todas solo se limitan a escuchar—. Me gustó su presencia allí, quiero ser su amiga. Aunque ella tiene un defecto...
«Es una criminal, es una criminal. Por favor di que es eso»
—Ella odia la Navidad —Jeongyeon siente una punzada de dolor al escuchar eso. A Sana le interesaba socializar con esa inepta, y resultaba ser una amargada, ¿Cómo odiaba la Navidad y se atrevía a pisar la casa de Sana haciéndolo? ¡Es más, ella se lo confirmó! Eso para Yoo Jeongyeon era un pecado contra su mejor amiga.
—Es una imbécil, en pocas palabras —suelta Yoo sin vacilar.
—¡Jeongyeon-yah!
—Perdóname, ¿Esa qué? Odia la Navidad y está en el pueblo más Navideño de toda Corea, ¿es estúpida o cómo? —Jeongyeon encuentra fácil juzgar a Jihyo, y eso a Sana no le agrada para nada.
—Yoo Jeongyeon, tú deberías dejar de hablar sin conocer a las personas —un tono de voz con algo de frialdad choca contra la rubia. Si, Sana se molestó, y entiende el por qué, se siente mal por eso.
—Lo siento.
—Sí... déjame terminar.
Yoo esta dispuesta a escuchar lo demás, y se centra en Sana:
—Ella no es mala. Ni ninguna idiota, o sea sí, pero se disculpó por eso —Jeongyeon suaviza su postura—. Ella no ha tenido Navidades como nosotras, y la Abuela Dah-Mi me lo confirmó, quisiera...
Jeongyeon ya no necesita escuchar más, sabe perfectamente el plan de su mejor amiga, sonríe con sarcasmo:—¿Vas a arrastrarla a nuestras tradiciones Navideñas, para que mágicamente el Espíritu Navideño la llene y sean las mejores amigas, aunque ella no quiera y así estarás tranquila porque por fin tuvo una «Buena Navidad»? —Sana se queda congelada.
—¡Por eso odio que me conozcas tan bien! —Jeongyeon brinda por eso con su café y suelta una pequeña risa—. Me atraparon, quiero hacer una lista Navideña.
—Eres predecible, Minatozaki —la mayor suelta un suspiro—. ¿Quieres mi ayuda?
Sana pone sus mejores ojos de cachorrito, como los conocía su mejor amiga. Si, ella quería su apoyo, aunque a Jeongyeon le disgustara Jihyo, la juzgará y la quisiera lejos. Sana quería su apoyo para darle, en sus propias palabras «una Buena Navidad» Tal como sabía que ella merecía, tal y como todos merecen.
—¿Qué dices Jeongyeonnie? Di que si... por favor —junta sus manos y se acerca a Jeongyeon, le ruega casi con ojos acuosos que la ayude con su tarea.
—No lo sé Sana, ella de verdad no me gusta nada...
—Jeongyeonnie...
—"Sí, Jeongyeonnie" —se burla con voz insoportable Momo a su lado.
Jeongyeon puede sentir la presión entre ellas. Ay esa Yoo... No tiene control ni para sí misma, y ya va a tenerlo cuando se trata de Sana. Qué ingenuo.
Por más que odie la idea de regalarle en bandeja de plata una Feliz Navidad a esa desconocida tan rara y molesta. El impulso de acompañar a Sana puede más. Menos cuando se lo pide encarecidamente.
Aunque se niegue mil veces, tarde o temprano cede por la felicidad de su mejor amiga.
—Tú eres tan... —pero la ve, sabe que un "no", nunca existe en su vocabulario con Sana en frente—. Esta bien, después de todo es Navidad.... se lo ha ganado—«También es porque te quiero ver feliz»
Sana celebra y abraza a Jeongyeon con tanta fuerza, ella corresponde lento, pero lo hace. Las Hirai quedan en segundo plano, pero se alegran por ellas. Y sobre todo por Sana.
La japonesa muy contenta, le cuenta a las Hirai y a Jeongyeon todo lo que tiene planeado para Jihyo.
Ellas fueron todo oídos. Todos saben que a esa japonesa terca nadie la convence de pensar en la calidad de sus planes. Pues podrás cuestionar sus métodos, jamás sus resultados.
Todo por una Feliz Navidad... y quería cumplir bien ese propósito. Sólo para Jihyo.
Luego de enterarse de que Seonmul no es ningún pueblo fantasma y si tiene señal telefónica –incluso Internet de fibra óptica, lo cual la dejo aún más impactada–; Jihyo está esa mañana revisando los mil mensajes que Nayeon dejó, todos ellos preguntando dónde se había metido al punto de exagerar que Jihyo estaba muerta, para luego recibir una invitación a su propio funeral organizado por Nayeon.
"Con un profundo dolor en nuestros corazones, te invitamos al funeral y velorio de Park Ji-Hyo. No olviden traer donaciones para los éstos corazones heridos de quiénes logramos conocerla en vida. Organiza Im Nayeon."
Ahora todos en la oficina pensaban que una nevada la ha matado y enterrado. Nayeon de verdad estaba aburrida, cuando volviera a Seúl le iba a conseguir un novio.
Entra a Instagram, no ve nada interesante o que la mantenga mucho rato como chusma en esa aplicación. Cree que debe bajar a preparar el desayuno, pero luego una notificación la aleja de esa acción.
Es una foto de sus hermanas en Cancún, las muy infelices ni se han parado a pensar en ella, y andan publicando fotos, ¡incluso la etiquetan!
La rubia tonta de Somi está allí, entre sus cinco hermanas. Suhee está abrazada al cuerpo en traje de baño. Ay el calor, como extraña la temperatura caliente y una buena playa.
Jihyo es masoquista, y en vez de pasar de largo y salir de la app para ignorar ese recuerdo del que no es protagonista... decide leer el pie de la foto:
"@prk_suhee: ¡Día de diversión con mis chicas!"
Ve los usuarios de sus hermanas, incluso el suyo y el de la mismísima Somi quién ocupaba su puesto por esas fechas.
El enojo se apodera de ella. Y quiere llorar, sus hermanas son tan malas con ella, ni siquiera estando ella allí la hubiera invitado a tomarse una foto, pues nunca lo han hecho. Siempre todas eran individuales, muy pocas veces había una foto familiar de recuerdo en todos los destinos que han recorrido. Jihyo se mete a los comentarios y ve a todos sus familiares e incluso amigos de Suhee poner corazones y halagos acerca de las hermanas Park.
Incluso ve un comentario de su tío citando un "Me gusta como se ven juntas tú y Somi, felicidades sobrina."
Oh qué verdadera mierda. Podría deprimirse todo el día si no supiera que su estómago ruge hambriento, y ella tarda mucho en preparar comida.
Jihyo no ha hablado con su hermana, tampoco ha avisado su paradero. Y seguro hasta estos momentos Nayeon seguro les envió su invitación al supuesto funeral, y ellos quizá ni la habrían visto. Bola de ignorantes. Se lamenta ella.
Abre los comentarios y empieza a escribir en el teclado, guiada por la rabia y el rencor:
"Espero que le hayas contado a Somi que sigues siendo amiga de Jackson:)" Quiere enviarlo, podría armar un escándalo familiar. Y sabe que esta mal meterse en problemas de relaciones ajenas, pero está molesta y lastimada.
Y hubiera mandado ese mensaje si no fuese por el timbre sonando una y otra vez.
«¿Quién toca tan temprano?»
—¡Jihyo, ve tú, yo estoy en la cocina! —Su abuela al final si termina siendo quien prepara el desayuno. Bien una cosa menos de la que preocuparme. Así que hace caso y busca sus pantuflas para atender en la entrada.
Suspira pesado y borra su comentario. No importa. Lo último que hace antes de salir, es darle un "Me gusta" como muestra de que se ha rendido, ya no le importa, y prefiere ignorarlos como ellos hacen constamente para todo.
Jihyo baja con desánimo, y abre la puerta como una muerta viviente. No se espera quiénes están detrás de esa puerta. Y quién la hace despertar es nada y nada menos qué la voz cantarina de...—¡Knock Knock!
Su vecina, la amante de la fiestas, vestida de Santa Claus. ¿Cuál sería la razón de su visita?
N/A: Su perra madre, agradezcanle a Ss0ulx que les adelante el capítulo. Ni modo, disfruten. ESTA COSA LLEGO A LOS 1K EN UNA SEMANA, WHATTT???? Les amo
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