ACTO UNO
EL CASTIGO DE LOS DIOSES
ACTO UNO
S1 game of thrones 🐉
DRAGONSTONE📍, AÑO 130 D.C🗓️,
154 años ⏳antes del nacimiento de Daenerys Targaryen . . .
El crepúsculo se cernía sobre Rocadragón, las sombras alargadas danzaban en los oscuros pasillos de la fortaleza ancestral de los Targaryen. El aire estaba cargado con el hedor de la traición, un presagio de lo inevitable. Rhaenyra Targaryen, una vez la hija predilecta del rey, la prometida de todo Poniente, ahora se encontraba sola, despojada de todo excepto su nombre.
La traición había llegado rápida, como una serpiente en la oscuridad. Los antiguos amigos se habían vuelto enemigos, y aquellos que alguna vez juraron protegerla la habían abandonado. No quedaba nada de la gloriosa reina que una vez había sido proclamada en Desembarco del Rey. Su cabello, otrora dorado como el sol, ahora colgaba en desordenados mechones, y sus ojos, que alguna vez resplandecieron con la furia de su linaje, eran solo pozos vacíos de desesperación.
Los hombres de Aegon II la arrastraron ante el trono de Rocadragón. Aegon, su medio hermano, el hombre que una vez había sido su rival en la danza sangrienta por el Trono de Hierro, la miraba con un desprecio gélido. En sus ojos, la venganza brillaba como el fuego de dragón que destruía ciudades.
⸺¡Vé aquí la Reina de los traidores!⸺proclamó Aegon, su voz resonando como un trueno en la sala. Ninguna palabra de perdón o misericordia brotó de sus labios. No había compasión en él, solo la cruel determinación de un rey que debía demostrar su fuerza, no solo a sus súbditos, sino al mundo entero.
Rhaenyra intentó erguirse con la dignidad que aún le quedaba. ⸺Tú eres el usurpador, Aegon⸺, escupió con veneno, aunque su voz, una vez potente, ahora sonaba débil y quebradiza. ⸺El Trono de Hierro me pertenece por derecho⸺.
Aegon rió, una risa cruel y desprovista de alegría. ⸺Los dragones deciden quién reina⸺respondió él, levantando la mano para señalar a la bestia que aguardaba en la oscuridad. Sunfyre, su dragón dorado, tan hermoso como letal, estaba listo, con las fauces entreabiertas, el fuego danzando en su garganta.
⸺Llévala al dragón⸺ordenó Aegon, su voz carente de toda emoción.
Los guardias no tuvieron piedad. La arrastraron hasta el foso donde Sunfyre aguardaba, sus escamas doradas resplandeciendo con la luz menguante del día. Rhaenyra cayó de rodillas, sus manos rozaron el suelo frío y áspero, el mismo suelo que había caminado como una reina legítima. Ahora, ese suelo sería testigo de su fin.
Sunfyre bajó la cabeza, sus ojos como pozos de fuego fijos en la mujer que le habían entregado, sin embargo este no tenía interés en alimentarse de aquella mujer no hasta que el hombre que la entrego con un movimiento con su espada le rebano un pecho y no hubo tiempo para súplicas, ni siquiera para un último grito. Con un rugido ensordecedor, el dragón se abalanzó, sus fauces se cerraron sobre Rhaenyra, y el mundo se llenó con el crujido de huesos, el sonido de la carne desgarrada, y el estallido final de las llamas.
Cuando todo terminó, no quedaba rastro de Rhaenyra, salvo cenizas llevadas por el viento. Aegon II, el Usurpador, se dio la vuelta sin mirar atrás, seguro en su victoria, pero condenado por su propia alma. El fuego de los dragones había reclamado otra vida, y Poniente nunca olvidaría el rugido final de la Reina Rhaenyra primera con su nombre...
La oscuridad se disipó lentamente, como la niebla que se eleva al amanecer sobre el Mar Angosto. Rhaenyra abrió los ojos, pero en lugar del doloroso mundo que había dejado atrás, se encontró rodeada de una luz suave, dorada, como los rayos del sol al final del día. Se incorporó con una ligereza que no había sentido en años, su cuerpo libre de las cargas y heridas que la vida le había impuesto.
Estaba de pie en un vasto campo de hierba verde y ondulante, salpicado de flores de todos los colores. A lo lejos, un río claro como el cristal serpenteaba, y en el cielo volaban dragones, sus siluetas majestuosamente recortadas contra el firmamento sin nubes. Rocadragón nunca había sido tan hermoso, ni siquiera en sus recuerdos de infancia.
⸺¿Es esto...?⸺Sus palabras se desvanecieron en el aire, incapaz de comprender plenamente dónde se encontraba. ¿Era acaso un sueño, una ilusión creada por su mente al borde de la muerte?
⸺No, Rhaenyra, no es un sueño.⸺
La voz que habló era profunda y resonante, cargada con una sabiduría más antigua que los Siete Reinos. Rhaenyra se giró y vio a un hombre alto, de túnica negra, con ojos tan antiguos como el tiempo mismo. No había corona en su cabeza, pero irradiaba una autoridad que ninguna joya podría conferir.
⸺¿Quién eres? ⸺preguntó, aunque en su corazón ya sabía la respuesta.
⸺Soy él que los hombres llaman R'hllor, el Señor de la Luz, aunque otros nombres me han dado en otras tierras. Soy la Llama Eterna, el fuego que nunca se apaga.⸺
Rhaenyra cayó de rodillas, no por miedo, sino por la abrumadora sensación de estar ante algo que trascendía todo lo que había conocido en su vida.
⸺Levántate, Rhaenyra Targaryen. Aquí, no eres reina ni traidora, solo un alma que ha llegado al final de su camino. Pero el fin de tu vida no es el fin de la historia de tu sangre.⸺
Él extendió una mano, y al instante el paisaje a su alrededor cambió. Rhaenyra ya no estaba en aquel campo celestial, sino en Desembarco del Rey. Pero no era la ciudad que ella había conocido, llena de vida y esplendor. Ahora, las calles estaban llenas de ruinas, y el aire olía a humo y muerte.
⸺Esto es lo que viene después de ti ⸺dijo R'hllor, su voz impregnada de una tristeza que incluso él, un dios, parecía sentir.
Rhaenyra vio entonces a Aegon II, su hermano, marchar por las mismas calles, pero su rostro estaba marcado por el sufrimiento, la traición de su propio cuerpo que se negaba a sanar. Vio la guerra continuar, vio la muerte de sus hijos, de sus nietos, de todos los que alguna vez amó. Y luego, una vez más, la oscuridad.
⸺La Casa Targaryen se alza y cae en un ciclo sin fin ⸺continuó R'hllor⸺y tu muerte fue solo uno de los muchos eslabones en la cadena que llevará a tu linaje a su destrucción.⸺
La escena cambió nuevamente. Ahora Rhaenyra estaba en la Fortaleza Roja, pero era diferente, modernizada, y en el Trono de Hierro se sentaba una joven con cabello plateado como el suyo, los ojos violetas ardían con una determinación feroz. Era Daenerys, la última Targaryen.
⸺¿Quién es ella? ⸺preguntó Rhaenyra, aunque algo en su corazón ya lo sabía.
⸺Ella es el último suspiro de tu dinastía ⸺respondió R'hllor. ⸺La última que llevará el nombre Targaryen. Luchará con todas sus fuerzas por reclamar el trono que una vez fue tuyo, pero su destino estará marcado por la locura y la tragedia, como el tuyo. Su historia es la culminación de todo lo que comenzó con tu muerte.⸺
Rhaenyra observó con el corazón pesado cómo Daenerys, tras lograr tanto, cayó en la misma locura que había consumido a tantos antes que ella. Vio cómo la dragona cruzaba el cielo sobre Desembarco del Rey, no para liberarlo, sino para quemarlo hasta los cimientos.
⸺¿Este es el destino de mi casa? ⸺susurró, el dolor de la revelación era casi insoportable. ⸺¿Acaso no hubo esperanza para nosotros?⸺
⸺En cada llama hay vida y muerte, luz y sombra. El fuego es poder, pero también es destrucción. Los Targaryen abrazaron el fuego, y por ello fueron grandes, pero también fueron condenados.⸺
El campo dorado volvió, pero ahora se sentía más vacío, más solitario. Rhaenyra miró a R'hllor, esperando que el dios la dejara descansar en esa paz eterna, pero en lugar de ello, él la miró con una expresión grave.
⸺Tu historia terminó en la tierra, Rhaenyra, pero los dioses no han terminado contigo. A ti y a otros de tu familia, así como a aquellos que llevaron a la perdición a la Casa Targaryen, se les ha impuesto un castigo.⸺
Rhaenyra sintió un escalofrío recorrer su ser, un miedo que no había sentido ni siquiera en sus últimos momentos de vida. ⸺¿Qué clase de castigo?⸺
⸺Regresarás al mundo de los vivos ⸺dijo R'hllor, su voz resonando como el trueno ⸺para reparar los daños que hiciste. Tú y los demás, guiarán a Daenerys Targaryen, la última de tu linaje, para evitar que repita los errores que llevaron a la destrucción de tu dinastía. Si lo logras, la Casa Targaryen se alzará una vez más. Pero si fracasas, el fuego de tu linaje se apagará para siempre.⸺
Rhaenyra sintió el peso de la tarea que se le imponía, una carga que ningún mortal debería llevar, pero en su corazón también sintió una chispa de esperanza. Quizás, en esta nueva oportunidad, podría redimir no solo a su familia, sino a sí misma.
⸺¿Aceptas este destino?⸺preguntó R'hllor, sus ojos ardiendo con la intensidad de mil soles.
Rhaenyra respiró profundamente, sintiendo el aire fresco de aquel campo dorado por última vez. ⸺Lo acepto ⸺respondió, su voz firme.
Con esas palabras, Rhaenyra sintió cómo la luz dorada la envolvía una vez más, pero esta vez, en lugar de paz, sintió el rugido del fuego, el llamado del dragón. Y cuando la luz finalmente se desvaneció, Rhaenyra Targaryen ya no estaba en el cielo, sino de vuelta en el mundo, su respiración estaba acelerada con sumo cuidado se levanto del suelo y observo el lugar, habían bastantes plantas y a lo lejos una extraña musica.
⸺¿Rhaenyra?⸺escucho una voz que jamás penso volver a escuchar pero ya no era una voz de un hombre adulto si no de un adolescente
⸺¿Aegon?
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