Capítulo 7
Cuando esas palabras salieron de su boca, sentí mi corazón se saldría de mi pecho por el ritmo que llevaba. Sus ojos me observaban intensamente y lo dijo de una manera tan firme que por un momento lo creí, pero al menos me sentí bien conmigo misma por unos segundos antes de que la pequeña vocecita que estaba en mi cabeza me recordara que solo era una simple frase y que eso no cambiaría la realidad.
Le sostuve la mirada por unos segundos y luego la aparté, sentí mi cara arder, algo que por más que traté no pude evitar.
Nos quedamos en silencio por unos minutos hasta que él decidió hablar.
- ¿Tienes hambre?- Su voz sonaba incómoda pero a la vez había algo de decepción en su tono.
Asentí sin mirarlo, la verdad no quería comer pero tampoco quería quedarme junto a él en un ambiente tenso.
Llegamos a uno de los carros de comida rápida y pedí un paquete de palomitas junto a una soda, pagué escuchando las protestas de Matt y caminé hasta una mesa que se encontraba vacía.
- Yo te invité, eso incluye la comida- dijo Matt, sentándose frente a mí con una hamburguesa enorme y una botella de jugo.
Tomé un trago de mi bebida -Sentí que me estaba aprovechando.
-Pero no...- Levanté una mano interrumpiéndolo.
-No, acepté que pagaras las entradas y los boletos para los juegos. Déjame al menos pagar la comida.
Suspiró.
-De todas formas ya lo hiciste.
Comimos en silencio y de vez en cuando lo miraba disimuladamente. Él era la primera persona a la que consideraba atractiva mientras masticaba una hamburguesa.
Si... Algo me estaba pasando. Yo no acosaba a las personas.
- ¿Cuál es tu color favorito? -preguntó cuando terminó de comer. Yo aún tenía algo de mis palomitas, si que era rápido.
-¿Por qué lo preguntas?
-Nunca terminamos las 20 preguntas.
-Creí que lo habías olvidado.
-No, solo esperé hasta que estuvieras lista para responder. -dijo poniendo las manos sobre la mesa.
Abrí la boca sorprendida de que aún lo recordará y que haya esperado para preguntar.
-¿Cuál es tu color favorito? -repitió con una sonrisa ladeada, divertido por mi reacción.
-El negro.
-No creo que sea un color, carece de él.
-Esa es tu opinión y si tuvieses la razón, entonces el negro es mi No color favorito.
Ensanchó su sonrisa -Pero hay dos definiciones, la artística y la científica.
-Oh, tal vez por eso no creemos lo mismo. Tu estas estudiando Medicina y bueno yo, Bellas Artes.
-Nunca me lo dijiste.
-Nunca preguntaste - canturreé, bebiendo el último sorbo de mi soda.
- En todo caso, es genial ¿Tu madre, te apoya en eso?
Mordí mi labio inferior y miré a otro lado.
-No, solo me habló una vez respecto a ello y luego me dio la libertad de elegir lo que quisiera; Por supuesto yo tendría que encargarme de los gastos, ni siquiera le importa.
- Y ...¿En qué trabajas? -preguntó más cauteloso.
Esa era la pregunta que había evitado desde siempre, no podía enterarse, era vergonzoso y humillante. Tal vez no querría volver a hablarme y me miraría con asco, insultándome o burlándose. Pero, él no es así...No es igual que los otros.
No seas estúpida, te va a abandonar y se va a arrepentir de haber gastado su tiempo en alguien como tú.
-Yo...Soy camarera -respondí haciéndole caso a la voz dentro de mi cabeza.
Me miró con duda pero luego de unos segundos asintió.
-Estuve pensando... -Hizo una pausa -¿Harías un cuadro para mí?
Boqueé - ¿Q-Qué?
Sonrió -Sí, tus dibujos son fantásticos, me gustan. Así que ¿Por qué no?
Ninguna persona se había interesado en mis trabajos, solo algunos miraban de reojo y eso era todo, pero... ¿Un cuadro? Esa petición hizo que me emocionara y se formara una sonrisa en mi rostro.
- ¿Es, enserio?- pregunté aún sin poder creerlo.
-Totalmente.
Asentí efusivamente -De acuerdo.
Sonrió una vez más y se levantó e hice lo mismo, tomó las cosas de la mesa antes que yo pudiera hacerlo y botó los desechos en las basura. Estuvimos unas horas más, en otros juegos divirtiéndonos y olvidando los momentos incómodos. En conclusión la pasé mucho mejor de lo que esperaba, quizás era la mejor noche que había tenido en años.
En todo ese tiempo sentí que no había nada más en mi mente, solo tenía espacio para ser feliz. Y la parte que aún me inquietaba era que... Matthew era la causa de esa felicidad.
Vi la hora por primera vez en la noche y me di cuenta de que ya era muy tarde. Subimos a su auto y condujo hasta mi casa.
-El destino no quiere que terminemos las preguntas -murmuró.
-Al parecer.
- O tal vez solo me distraes para no responderlas.
Jadeé -Eras tú el que ni siquiera me quería decir su edad.
Me miró divertido y luego volvió la mirada al frente.
-Tú tampoco.
-No me uses como escudo, esa vez yo te pregunté primero y no respondiste.
-Soy mayor de edad.
Fruncí el ceño.
-Eso no cuenta, ya lo sabía. Y no me copies.
-Ok, tengo 30.
Lo miré con los ojos abiertos y al verlo apretando sus labio para contener la risa, me relajé. Tampoco es que aparente tener esa edad.
-Mientes.
-Tú igual, respecto a tu trabajo.
Resoplé, cruzándome de brazos ¿Había algo que pudiera ocultar de él?
-Touché.
Aparcó el auto cuando llegamos y bajó. Abrió la puerta del copiloto, me ayudó a hacer lo mismo y caminamos hasta la entrada.
Saqué las llaves y me volteé, quedando de espaldas a la puerta.
-Bueno, gracias por la salida.
Dio un paso adelante, después otro y mi tranquilidad se fue por la borda, dándole la bienvenida a los nervios.
- Gracias por aceptar- dijo quedando frente a mí, cerca. Muy cerca.
Carraspeé y metí un mechón de cabello detrás de mi oreja.
-Emm.. Yo...¿Este es el momento que tenemos que besarnos o...? - dije rápidamente sin pensar. Mi cara se volvió roja y sentí que me quemaba. Oh, no dije eso...
Sí que lo hiciste.
Mordió su labio y luego lo soltó, mostrando una sonrisa.
-No tenemos que hacerlo si no quieres.
Ahí estaba el problema, yo si quería. Pero no era una experta en eso y tal vez terminaba todo mal o sería incómodo y perderíamos la amistad que teníamos.
Inhalé y empecé a tamborilear mis dedos sobre el pantalón, evitando perder el sentido común y brincarle encima.
-P-pues...Nos vemos...Mm... Mañana -Sonó más como una pregunta.
-Seguro. -respondió ¿Cómo podía estar tan tranquilo? Yo por el contrario estaba a punto de tener un ataque de nervios.
Será ...¿Por qué no le gustas?
Ignoré eso, al igual que cualquier pensamiento que pasaba en mi cabeza. Me paré sobre la punta de mis pies y le planté un beso en la mejilla.
Me volteé y abrí la puerta. Ingresé a la casa y antes de cerrar pude ver su rostro mostrando sorpresa y sus labios entre abiertos. Colapsé, resbalándome en la puerta hasta sentarme. Cubrí mi rostro con mis manos y solté un diminuto chillido.
¿Qué diablos hice? Con una sonrisa en la cara subí a mi habitación despacio ya que la casa estaba en silencio, indicando que mi madre y mi hermano estaban dormidos y el imbécil de Patrick no estaba.
Me alisté par ir a dormir y cuando lo hice me lancé a la cama. Y en ese momento el celular sonó. Lo tomé y abrí el mensaje del buzón.
<< La pasé muy bien contigo hoy y me parece injusto que hayas huido así sin darme tiempo a reaccionar. Me la debes, no sé porque pero me la debes.
Buenas Noches. >>
- Matt.
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