En multimedia dejo el trailer de esta historia :)  

Cuando cumplí 8 años apareció en la fiesta un chico muy extraño, recuerdo que ese día mi madre me había comentado que su mejor amiga traería a su hijo a mi fiesta, yo realmente no le tomé importancia, quiero decir, comería pastel, pizza y dulces, ¿a quién le importaba un niño?

La fiesta iba bien hasta que llegó él, nadie le conocía así que estaba apartado del resto, tenía unos ojos muy curiosos, bastantes rasgados algo característico de nosotros los coreanos pero algo en él le hacía ver realmente bien, al igual que unos labios grandes. Como nadie se acercaba a él decidí acercarme yo.

—Hola — saludé con una sonrisa, la mejor que pude pero él me sacó la lengua, fruncí el ceño y saqué mi lengua — Qué grosero eres — le dije bastante molesta, yo solamente quería hablar con él

—Y tú muy fea — respondió con una sonrisa, abrí la boca a punto de decirle algo pero la voz de mi madre me detuvo

— ¡Es hora de partir el pastel! — gritó para todos, salí corriendo dejando al niño grosero atrás

Todos se juntaron en la mesa a mí alrededor para cantar el feliz cumpleaños, odiaba la parte en la que tenía que darle una mordida al pastel pero era una tradición, mis amigos estaban ahí así que no creía que se atrevieran a embarrarme o eso pensé.

— ¡Mordida, mordida! — canturreaban todos, sonreí para hacerlo con confianza pero...

— ¡Yon la come pasteles! — gritó uno de mis amigos, tenía betún hasta en la nariz, salí corriendo de ahí mientras lloraba, sólo escuchaba las burlas de todos

Había llegado hasta la parte trasera del jardín en donde estaba la casa del árbol que mi padre había construido para mi antes de marcharse, lloraba bastante, ahora que lo pienso quizá exageré un poco, sólo un poco.

— ¿Estás bien? — una voz preguntó detrás de mí, volteé a verlo y era el mismo niño de hace rato

— ¿Qué haces aquí? — pregunté sorbiendo mi nariz aún llena de betún

—Quería ver tu cara llena de betún — respondió, fruncí el ceño dispuesta a darle un puñetazo pero me tendió un pañuelo — será mejor que te limpies la cara — mi irritación se disolvió porque me mostró una sonrisa, tomé el pañuelo y me limpié la cara — Es una bonita casa del árbol

—Sí — murmuré mientras le veía ver la casa, parecía encantado con ella — mis amigos dicen que es algo fea

— ¿Los mismos amigos que te embarraron el pastel? — Preguntó alzando una ceja, yo asentí y comprendí su punto de inmediato — Eres muy ingenua ¿sabías? — se sentó a un lado mío

—Tengo 8 años — respondí por inercia como si eso lo contestara todo, él sonrió

—Buen punto Yon — rió — Al parecer eres interesante — tenía una risa contagiosa, también reí

— ¡Yon! — Llamó mi madre — ¿estás ahí? — asomé mi cabeza hacia afuera encontrándome con ella — vamos baja — el niño a mi lado se asomó también — Oh Namjoon — fruncí el ceño al ver mi madre le conocía

Luego de eso nos presentaron nuestras madres, él era el hijo de la amiga de mi mamá, al parecer el conocernos no era casualidad porque desde entonces nos hicimos inseparables.

Mi nombre es Yon, actualmente tengo 23 años y mi mejor amigo es Namjoon, mejor conocido como Rap Monster, y ésta es la historia de cómo a pesar del paso de los años nos enamoramos, sufrimos y... bueno, ya conocerán ustedes el resto luego.