Capitulo 1: pannekaker

Despertó aletargado y con un severo dolor de cabeza, sostuvo sus sienes entre las puntas de sus dedos, se sentó en su colchón mullido, era bastante temprano aún, pero no tan temprano para que el alfa esté despierto.

Arrugó los dedos de sus pies, causando un crujido severo en ellos, estiró su espalda de igual manera; la tinta negra de sus tatuajes estirándose junto con su piel.

Se colocó las sandalias y ajustó más arriba de su cintura el pantalón de chándal que usaba para dormir, las noches en Noruega solían ser frías, bastante frías como para que alguien desease dormir con demasiadas frazadas encima y pusieran el calefactor al máximo;
pero para un alfa como él, era solo un día más en el frío aire de Noruega, su lobo siempre lo mantenía caliente todas las noches sin necesidad de frazadas o calefactores.

Tomó el vasito de agua que llevaba consigo todas las noches y se dirigió cuesta abajo por las escaleras, el frío del suelo causándole solo un leve escalofrío por la extensión de su columna.

Abrió la puerta rotable de la cocina y dejó el vaso medio vacío en el lava vajillas—alguien más se haría cargo de limpiarlo por él—.

Observó por fuera de la pequeña ventana cubierta por una delgada cortina de un color blanco transparentoso, había un par de personas fuera atravesando calles y esperando a que la hora para desayunar arribara, generalmente una manada desayunaba y comía con el alfa, todo tenía un horario estricto que absolutamente todos los miembros del lugar seguían.—Bueno solo si así el alfa lo quería—.

Calentó agua en su desgastada tetera y subió a colocarse un par de vaqueros y camisa floja, se colocó un poco de colonia en el cuello y en sus muñecas, para después peinar su cabello que parecía un nido de aves sobre su cabeza.

Pasó el cepillo por este y remojó su cabello con un poco de agua para que se aplastara de mejor manera, se colocó las mismas botas de siempre—unas cafés que ya tenían un par de manchas pero no había encontrado el momento para mandar a lavar—.

Louis Tomlinson era un alfa independiente, tenía que serlo. Ser el líder de una de las manadas más poderosas de Noruega lo hacia tener responsabilidades que no podía ceder a nadie más, mantener protegida a su familia era su responsabilidad, cada uno de los miembros de su manada eran su familia y asegurarse de que no corrieran riesgos era lo que le tocaba por naturaleza.—al menos eso le dijo su padre—.

La tetera provocó su conocido silbido por toda su casa, indicándole que su agua para café estaba lista; desayunaba con su manada, pero generalmente solía despertarse un par de horas antes y bebía un café matutino que lo mantenía despierto y con ánimos para sonreír y estar al tanto de cualquier noticia que llegara a sus oídos.

Tres cucharadas de café y nada de azúcar fueron vertidos en una taza incolora y ya gastada, disfruto del calorcito que emanaba y la pasó por sus manos un par de veces antes de dirigirla hacia sus delgados labios y empaparlos con el líquido que tanto le encantaba.

Se permitió sentarse en la pequeña mesa de su cocina y disfrutar un rato del ensordecedor silencio que lo rodeaba todas las mañanas, si bien calculaba, su mejor amigo y segundo al mando no tardaba en venir a interrumpirlo y recordarle—como todas las mañanas—que tenía que presentarse en el comedor común para disfrutar de unos dulces waffles con mermelada que uno de los integrantes de su manada solía preparar para el desayuno.

El calorcito de la taza había desaparecido después de unos minutos, el frío ambiente encargándose de arrasar con él, colocó la vacía taza en el lava vajillas y con apáticos andares colocó el café en una de las repisas para después recostarse en la sala a esperar a que su beta tocara la puerta y juntos dirigirse hacia el comedor.

No tuvo que esperar mucho cuando un leve toque se escuchó, se paró a trompicones hacia la puerta para quitar el seguro y abrirla de par en par.

"Alfa." El beta pronunció en modo de saludo y agachó su cabeza en forma de respeto.

"Niall." Louis imitó su acción, su rostro volviéndose alegre al observar a su viejo amigo.

"¿Estás listo?" Niall preguntó sacudiendo un par de copos de nieve de su verde abrigo. "Esta increíblemente frío está mañana."

"Llevaré mi abrigo." Louis indicó con una seña que entrara y tomó del perchero su abrigo marrón, lo abrochó antes de salir y volvió a colocar el seguro de la casa.

"¿Novedades?" Preguntó severo, sólo tenían que caminar un par de cuadras para llegar hacia el comedor, en el camino se encontraba  gente que lo saludaba de la misma forma en la que Niall hacía todas las mañanas y pronunciaban  un silencioso y respetuoso «Buen día, alfa.»

"Encontramos huellas cerca de la verja principal." Niall carraspeó su garganta y volteó a ver a Louis con una expresión parecida al miedo, escondió sus heladas manos en los bolsillos de su abrigo y volteó a ver al alfa de la manada al rostro.

"¿Cazadores?" Louis frunció su ceño y su mandíbula se apretó dentro de su boca, sintió una corriente eléctrica al pronunciar esa palabra.

"Eran huellas de un lobo, eran pequeñas, Zayn supone que de un omega, pero no había rastro de algún olor." Niall abrió la puerta para Louis cuando se encontraron frente al comedor, inmediatamente cerrándola tras él para que el calor que el calefactor emanaba se quedase dentro y no se escapara por la puerta.

Todo se volvió silencioso cuando el alfa se dejó ver, los integrantes de su manada lo miraron con respeto y después de un largo silencio; todos volvieron a lo que estaban haciendo, algunos inmersos en sus propias conversaciones y otros ya estaban tomando comida del buffet que la manada ofrecía de desayuno.

Louis caminó a su mesa.

La mesa asignada para el alfa, quien comía junto con su beta, el encargado de la seguridad y él mismo acompañante de este, al igual que en un futuro, su Luna se sentaría ahí con él, por ahora ese lugar quedaba vacío a su lado.

Cada vez que Louis veía esa silla vacía sentía escalofríos y sentía algo parecido a las mariposas en el estómago que ha escuchado a muchas personas decir se sienten cuando estas enamorado.

Niall le entregó  un plato con frutos rojos acompañados con unos waffles que a decir verdad estaban un poco quemados de las orillas, sin embargo seguían luciendo apetitosos, un omega dejó una garrafa de jugo de naranja natural en el centro de la mesa y vertió un poco en su vaso. Le sonrió y después se fue de la mesa.

Tomó sus cubiertos y cortó un pedazo de la masa quemada, picándola y comenzando a comer.

"Zayn." Llamó la atención del mencionado cuando pudo verlo, terminó de masticar su bocado y tragó.

"Louis." Pocas personas lo llamaban por su nombre—generalmente solo las personas cercanas a él eran las únicas permitidas en pronunciar su nombre—.

Tal vez era una regla estupida pero su padre decía que tenía que imponer respeto y no habían excepciones para nadie.

"Niall me dijo acerca del incidente en la verja principal." Bebió un sorbo de su jugo, secando después la comisura de sus labios con una servilleta de papel.

"Un omega." Interrumpió el alfa, unos años menor que él. "Trate de merodear por el bosque pero no encontré nada, solo huellas esporádicas en el piso, no apuntan a ningún lado."

Louis se acomodó mejor en su asiento y por un momento se le quitaron las ganas de seguir comiendo.

"¿Un omega sin manada?" Preguntó y juntó sus manos y recargó las puntas de sus dedos en su barbilla en signo de concentración.

"No había rastro de algún olor." Zayn continuó  mirándolo directamente a los ojos.

"Tal vez simplemente estaba perdido, generalmente un omega no está sin su manda." Niall dijo por lo bajo, tratando de aminorar la tensión que comenzaba a formarse en la redonda mesa.

"Será mejor que nos aseguremos." El alfa de la manada dijo fríamente. "Alístate Zayn, saldremos al bosque." Louis empujó su silla con su cuerpo, dejando su desayuno a medio comer.

-

Se había tenido que cubrir tras un enorme pino y había rasgado su ropa ligeramente—estaba triste por eso—. Había visto al hombre alto con tatuajes marcados en su cuello y entonces había caído en cuenta de su error, no había cubierto sus huellas.

Aquel hombre estaba examinando sus huellas.

Apenas había podido atravesar el bosque sin provocar un ruido que alertara al que suponía era un alfa, este había olisqueado el bosque y al no encontrar nada, había entrado de vuelta a la manada.

Siguió caminando con desconfianza, el olor a jengibre y chocolate seguía pegando en sus fosas nasales, intensificándose cuando comenzó a rodear las partes traseras de las casas.

Su plan era buscar comida.

Ya no tenía más barras nutritivas y la última vez que estuvo en la ciudad solo pudo robar algunas golosinas.

La única manera de encontrar comida era irrumpiendo en el lugar, planeaba arriesgarse, sabía muy bien cómo funcionaba la dinámica de las manadas, había pertenecido a una desde que había nacido y la suya había sido igual de poderosa que esta.

Sabía que esta manada no era igual a las otras que había logrado ver en su interminable viaje por el bosque, está era diferente, está tenía recursos y poder.—Se notaba en las casas bien construidas de concreto y no de roble o Laguna otro tipo de material, en las calles bien pavimentadas, en la gente y la comida que desde hace rato hacía que su estómago rugiera—.

Era hora del desayuno. Lo sabía por que conocía el horario.

Lo que significaba que el alfa de la manada ya estaba despierto y que sus lobos bajarían la guardia una vez el alfa despierto para tomar el mando, los demás siguiéndolo como cachorros perdidos por todo el lugar.

Aún no había tenido oportunidad de ver al alfa.

Pero sabe que lo reconocerá cuando lo vea.

Puede ser un señor de mediana edad o puede ser un alfa joven, puede ser un hombre o una mujer, puede ser moreno o rubio, puede ser bueno o malo.

Sostuvo con fuerza las correas de su mochila, su nariz rojiza comenzaba a doler por el frío y sus dedos comenzaban a tornarse a tonalidades violáceas, no había parado de nevar en todo el día y sus vaqueros estaban mojados de cuando había resbalado en la nieve.

Llegó a la parte trasera de la verja con solo haber caminando unos kilómetros, se encontraba viendo la parte trasera de las casas que se hallaban llenas de tubos oxidados por donde Harry suponía corría el agua y la calefacción, solo había un recinto que tenía una puerta trasera y un par de ventanas a par de cada lado, Harry de nuevo suponía que daba directamente al comedor común.

Habían un par de cubos de metal con bolsas negras, dándole la razón en que, en definitiva ahí es donde depositan las sobras de comida.

Suspiró ocultándose de nuevo tras un árbol.

Habían límites, el omega lo sabía, pero en situaciones extremas la gente era orillada a llegar a soluciones extremas, no quedaba de otra.

Salió de detrás del árbol con cuidado de no pisar las hojas caídas de los árboles—cualquier crujido podía delatarlo—se dirigió con pasos ágiles hasta la puerta del lugar.

Iba a tomar comida de la basura, genuinamente iba a hacerlo.

Cazar no era una de sus opciones pues aún se encontraba débil como para transformarse a su forma de lobo tan pronto.

Estaba apunto de levantar la tapa de metal del cubo de basura cuando el ruido de el pestillo de la puerta lo había hecho retroceder corriendo, apenas pudo esconderse tras el árbol cuando dos personas con mandiles blancos en el cuerpo, llevaban bolsas con restos de alimentos.

"Nuestro alfa no ha comido casi nada." Comentó uno de ellos, alzando la tapa que Harry había estado a punto de tomar en sus manos.

"Supongo que no ha tenido mucho apetito esta mañana." El otro responde depositando las bolsas a los lados.

Ambos vuelven a dirigirse de vuelta hacia el edificio azulado, cerrando la puerta tras ellos y colocando el pestillo de nuevo.

"Dritt." Harry masculla por lo bajo cuando nota que ahora tendrá que rebuscar dentro de las bolsas para encontrar algo decente que comer. [mierda.]

Harry muerde el interior de su mejilla con fuerza, se sentía tan estupido.

Iba a llorar.

Salió de su escondite provisional y sin miedo alguno y más enojado con la vida que antes levantó  la tapa del bote, inmediatamente un olor a desperdicio y comida revuelta llegó a sus fosas nasales—el omega puede jurar que quema los vellos de su nariz—.

El olor nauseabundo del bote le provoca arcadas y tiene que alejarse con premura del bote, respirando de nuevo el aire frío y fresco del bosque por unos segundos antes de sostener su nariz con las puntas de sus dedos, evitando que el olor vuelva a llegar hacia él.

Con sus manos temblando por el frío y por el asco que está sintiendo por sí mismo en este momento, comienza a rebuscar entre la bolsa negra, encuentre cajas de pizza y otros alimentos que no podía reconocer manchando el dorso de su mano de una sustancia viscosa y pegajosa que comenzaba a hacerlo sentir sucio.

Se resigna con esa bolsa, haciéndose para atrás para poder volver a respirar y limpia el dorso de su mano en el pasto, dejando la nieve manchada de la sustancia desconocida.

Se arquea una vez más en la nieve, su estómago amenazando con hacerlo vomitar bilis, se sostiene del tronco del árbol y vuelve al lugar con sus fosas tapadas.

Agarra una de las bolsas que uno de los chicos ha dejado en el piso y la arrastra hacia a él.

Abre el nudo de esta y sorprendentemente esta no le causa el mismo asco que la misma que se encontraba en el cubo de basura, la comida dentro es más reconocible y no está manchada de los demás líquidos de los alimentos—lo que significa que son los alimentos de esta mañana—rebusca un poco llegando a un pequeño trozo de masa manchado de una salsa o jarabe rojo.

Waffles.

Harry toma el trozo que luce medio masticado.

Sostiene el trozo de masa entre sus manos con asco, sus ojos están llenos de lágrimas amenazando con salir—del asco y también de lo miserable que se sentía—.

Lo dirige a su boca y le da un buen mordisco, cerrando sus ojos, tratando de imaginarse que en realidad está comiendo algo de algún buen restaurante o que está degustando los panqueques que su madre solía prepararle todas las mañanas cuando era pequeño.

-

"min kjærlighet" su madre llamó desde la cocina sosteniendo su cadera con una de sus manos, mientras que con la otra movía ágilmente la pala moviendo la masa a medio cocer en el sartén.[Mi amor.] "det er på tide å spise frokost." [Es hora de desayunar.]

El niño de tres años corrió con pasos apresurados hacia la cocina, sus rizos revoloteando en el aire y una sonrisa de lado a lado en todo su rostro. "¡pannekaker!" Harry gritó con euforia rodeando la barra de la alacena, revoloteando como un pequeño polluelo. [panqueques.]

"¿Por que no llamas a baba para que podamos desayunar Hazz?" Su madre pregunta mirando a su pequeño con ojos iluminados y una sonrisa simpática en sus labios.

"¿Donde esta min far?" Pregunta saltando, deteniéndose un momento para mirar a su madre a los ojos. [Mi padre.]

"Supongo que está en su oficina, bebé." Su madre se da la vuelta para seguir con su trabajo.

El niño corre escaleras arriba, sintiendo su corazón acelerarse con sus pequeños pasitos apresurados.

Llega a las oficina de su padre y sin tocar la puerta antes, irrumpe en la minúscula habitación llena de estantes con libros.

Su padre alza la vista de un par de papeles en su mano, cambiando su semblante serio al ver a su hijo correr con pasos apresurados hacia su escritorio.

"Harry." Su padre deja de lado su trabajo, abriendo sus brazos hacia su cachorro de tres añitos. "¿Qué haces aquí?" El hombre con un poco de esfuerzo lo toma en brazos y lo sienta en su regazo.

"Mamma lagde pannekaker, baba." Dijo, su voz subiendo un par de tonos por la emoción. [Mamá ha hecho panqueques, baba.]

El hombre finge sorprenderse. "¿Enserio?"

El niño asiente.

"Entonces deberíamos apurarnos, pequeño."

-

Louis tomó su abrigo, ajustó sus botas en sus pies y tomó una de sus dagas escondiéndola entre su calcetín y sus altas botas de nieve.

Su semblante era serio y amenazador, su mandíbula estaba marcada y formaba un par de puños con sus manos.

Zayn iba a su lado, su semblante un poco más relajado a comparación al de su alfa, el cual parecía listo para atacar a quien fuera que se cruzara en su camino.

Zayn se encargó de abrir la puerta de la verja y retirar el candado para el cual sólo Louis y Zayn tenían llave, nadie estaba encadenado a quedarse—eso era un hecho—pero en realidad por naturaleza nadie nunca querría abandonar su manada y menos una como la de su alfa.

Zayn sostiene la puerta para que Louis salga primero, el cual agradece con un asentimiento.

Salen hombro a hombro y Zayn dirige a Louis a la zona donde a primer instante habían encontrado las huellas, estas apenas aún podían notarse y ya estaban cubiertas por nieve y un par de hojas que caían de los árboles.

"Inicialmente las habíamos encontrado en esta zona." señala hacia el piso. "Aún estaban frescas, ahora apenas pueden notarse."

Louis dirigió su mirada hacia el lugar, levemente podía percibir algo, olisqueó un poco con su nariz, moviéndola como si fuera un conejo en busca de percatar algo.

Sintió un tirón cuando logró captar un olor, el olor era leve, pero estaba presente.

Café amargo y madera.

¿De donde viene?

¿Que es?

Quien es...

El olor entre dulce y amargo llegó levemente a él como almizcle y quería rastrearlo, quería seguirlo.

Louis gruñó ligeramente en su pecho, más por instinto propio que por qué de verdad quería hacerlo, rápidamente volteo a ver a Zayn.

Suspiró y frunció su ceño. "Café amargo y madera."

"¿Qué?"

"Café amargo y madera a eso huele." Louis dice entre gruñidos.

"Yo no alcanzó a percibir nada." Zayn dice e intenta olisquear el aire. "¿Por que tú sí?"

Louis ignora su pregunta."Deberíamos de rodear toda la verja para ver si podemos ver a alguien cerca." Dice pero ya está caminado.

"¿Pero por que tu si percibes algo y yo no?" Zayn comienza a quejarse. "No es justo, yo también debería de poder."

Louis refunfuñó para sus adentros.

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