28

Después de haber tenido una cena casera llena de risas y diversos puntos de vista. Jia y Taehyung, ven en una Tablet el inicio de Stranger Things, sentados frente a la chimenea.

Por su parte, Jimin y Jungkook decidieron ocupar una de las habitaciones de la casa de Bon.
Lo que inicio como un juego de cosquillas, siguió con besos tiernos y luego a unos apasionados, de esos que desprenden chasquidos y prendas entre cada inspiración profunda. Hasta llegar al punto en el que el humano y el cambia formas, yacen desnudos al centro de aquella cama.

El pelinegro se encuentra de rodillas sobre el colchón, mientras que el rubio yace sobre sus muslos, aferrado con uno de sus brazos al cuello del mayor.

—Uum —jadea Jimin, recostando su frente sobre la de Jeon.

—¿Estás bien? —inquiere Jungkook, acariciando la espalda baja del menor.

El chico asiente mientras el alfa comienza un lento vaivén.

—Me encantan tus ojos —articula con voz cansina, Park.

Se abrazan y acarician mutuamente entre besos, tiernos, divertidos y lujuriosos. El vapor que abandona la boca del rubio entre cada gemido y jadeo, se estrella en la piel sudorosa del pelinegro.
La boca del cambia formas se posa entre el cuello y la clavícula del humano, inhala profundo y luego deja besos y rastros de baba en la piel expuesta.

El más bajo jadea entregado a la mezcla de dolor y placer que el mayor le brinda. Jungkook lo acerca más a su cuerpo consiguiendo empalmarse con mas ahincó dentro de Jimin, el más alto aferra su gran mano sobre una de las nalgas de Park. El rubio emite un sinfín de bajos gemidos al sentir no solo el pene del cambia formas sino también uno de sus dedos.

El mayor acelera el ritmo de sus embestidas, mientras el menor se aferra con sus piernas y brazos al corpulento cuerpo que lo sostiene, el pelinegro nuevamente lleva su boca al cuello del rubio, lame la baba y luego posa sus dientes sobre la piel blanquecina. Con su lengua caliente relame en forma de caricias para luego succionar y por último incrustar sus dientes sin lastimar a Jimin.

—¡AAAH! —exclama el chico, al sentir como el pene del cambia formas se inflama dentro de él, sintiendo placer y dolor.

—Mío —gruñe Jungkook, para luego dejar un beso sobre la marca en la piel de Jimin. —Mío —musita, dejando castos besos en el cuello y clavícula del humano.

—Tuyo alfa —emite entre jadeos, Jimin. Acariciando el cabello del cambia formas.

La parte lobuna de Jeon, se encuentra extasiada de tanta felicidad y placer, el más alto abraza el cuerpo de Park. El rubio ve como aquellas dos cuencas albergan dos pequeñas esferas, una de color ámbar y otra de color zafiro que lo miran con parsimonia y lo hacen sentir hipnotizado.

—Eres demasiado hermoso —lo elogia Jungkook, mientras retira mechones de cabello húmedo de la frente del más bajo.

—Y tu demasiado sexi —susurra el chico, acariciando el pecho perlado de sudor del mayor.

Jungkook esboza una sonrisa orgullosa y luego deposita besos pequeños en el rostro de Jimin, mientras lo hace reír.

—Alfa —musita de manera tierna, cogiendo el rostro del pelinegro entre sus manos. —¿Quién ama a su bestia? —gesticula sobre los belfos de Jeon.

—Su lindo humano —contesta con mesura el cambia formas.

Después de un par de largos minutos ambos se ponen de pie, Jeon se loca su ropa, pero Jimin no, debe tomar una ducha para deshacerse del exceso de semen.

—La distancia de la habitación y la sala es grande, no creo que nos hayan escuchado —cuchichea Park, entrando al cuarto de baño con la sábana cubriendo su cuerpo.

—Jia, posiblemente no escucho nada, pero estoy seguro que Taehyung sí —menciona Jungkook.

—¡Ay, no! —exclama el rubio, desde la ducha haciendo reír al pelinegro, que se encuentra sentado sobre el excusado.

—No te preocupes —verbaliza entre risas el cambia formas.

—¿Me mordiste? —lo cuestiona Jimin, saliendo de la ducha desnudo.

—No —responde el al alfa, mientras cubre el cuerpo del rubio con la sábana.

—Jungkook, tengo una marca de dientes y chupetón en progreso —replica el chico.

—No te mordí —refuta Jeon. —No como deseo morderte —explica. —Tengo miedo de lastimarte —confiesa, mientras frota los brazos húmedos del rubio para darle calor.

—¿Es normal que ustedes muerdan? —curiosea el más bajo.

—Sí, es una marca. Significa que estaremos unidos hasta que la unión se rompa, podemos sentir lo que nuestra pareja siente, es como si nos volviéramos uno solo —le explica el cambia formas. —Pero eso es en nuestra especie, y tengo miedo de morderte y lastimarte —se sincera.

—Puedes morderme si es lo que deseas. Confío en ti, Jungkook, sé que no vas a lastimarme —dice con parsimonia Jimin.

El rubio coge la mano del pelinegro, se para de puntillas y deja un beso sobre los belfos del más alto.

La mañana llega acompañada de pequeños rayos de sol y un helado ventarrón. Jungkook y Taehyung, se aseguran de que el auto este en buen estado y tenga gasolina suficiente, al menos para salir de la selva Hoh y pasar a una gasolinera.

—Jimin, despierta o nos iremos sin ti —le habla Jia a su amigo. —Jimin —lo llama entre dientes. —Apareció la destinada de Jungkook, están conversando en la sala —farfulla la pelirroja, fingiendo preocupación.

El rubio se sienta en la cama y con sus ojos achinados ve a su amiga desternillar en risas.

—No le veo lo gracioso —murmura adormitado el chico, extiende su brazo izquierdo y empuja a la chica, haciéndola caer de la cama.

—¡Jimin! —vocifera molesta.

—No grites —la reprende irritado, mientras camina hacia fuera de la habitación.

—Yo no puedo gritar, pero tú si —replica la pelirroja, poniéndose en pie para luego trotar y alcanzar a su amigo. —¡Aaah! —exclama, imitando el grito de Jimin por la noche.

Los ojos del rubio se ensanchan, la mira sin expresión alguna, se cruza de brazos y acelera sus pasos.

—Cierra la boca —demanda entre dientes, cuando salen de la casa.

—¿Sino qué? —lo provoca Jia entre risas.

—Le diré a Hoseok que pasaste toda la noche con Taehyung, para que te avergüence frente a él —expone Jimin, mientras se detiene frente a la cueva de la bruja. —Espérame, saldré en un minuto —le pide a su amiga.

—Sí, eso no pasara —murmura la pelirroja, alejándose de la cueva.

—Jia —la llama Jimin.

—Estamos a mano, Ji —alza su voz la chica, alejándose cada vez más.

El chico da media vuelta y se adentra a la cueva con un poco de temor.

—Bon —pronuncia, mientras sus dientes castañean. —Vine a despedirme —anuncia.

—Estoy aquí, espera un momento —le pide la bruja.

Jimin deja de caminar, ve la sombra de la mujer moverse de un lado a otro, y luego encaminarse a él mientras esboza una gran sonrisa.

—Quiero darte algo —habla la bruja.

—Es el brazalete que Jungkook me obsequió —dice el humano, al ver la figura del lobo y ahora a su lado un pequeño colmillo de color rojo.

—Solo le añadí el colmillo —menciona Bon, mientras toma la mano derecha de Jimin, para luego colocarle el brazalete en su muñeca. —Pase lo que pase, no quiero que tengas miedo —le pide, mientras posa su mano izquierda sobre el rostro del chico. —La madre luna y yo nos encargamos de todo, por lo tanto, todo lo que te pase es un regalo de nuestra parte —le indica.

—¿Significa algo? —indaga con curiosidad.

—Lo descubrirás más adelante —es lo único que responde la bruja.

—¡JIMIN! —se escucha el grito de Jungkook.

—Debo irme, gracias Bon —murmura el chico.

La bruja acompaña a Jimin hasta la entrada de su cueva, ambos ven a Jeon desesperado mirando hacia todos lados.

—Estoy aquí —anuncia el rubio.

—Empezaba a preocuparme —confiesa el pelinegro.

—Solo pase a despedirme de Bon —le comenta Jimin, caminando hacia Jungkook.

—Gracias, Bon —verbaliza con mesura, Jeon.

—Que la madre luna los proteja siempre —canturrea la bruja, cuando ambos se han alejado lo suficiente de su cueva.

—Recupere el brazalete —menciona el chico, mostrándole su muñeca derecha. —Y me obsequio ese pequeño colmillo —agrega, agitando su mano para que la figura del lobo y el colmillo se muevan.

—Te ves muy feliz —susurra Jungkook, mientras caminan tomados de la mano hacia el vehículo.

—Estoy feliz, tú me haces feliz, bestia —balbucea el rubio, observando emocionado su brazalete. —Jungkook —lo llama.

—Uum —emite Jeon como respuesta.

—Por favor abrázame, no siento mis manos —le suplica de manera tierna.

—Tu rostro esta de color rojo. ¿Es por qué te pongo nervioso?  ¿Por qué estas sonrojado de tanta felicidad? ¿O es simplemente el frío? —articula en voz baja el alfa, mientras abraza por la espalda al humano.

—Todas las anteriores —contesta entre risas, Jimin. Mientras cubre sus mejillas con las manos.

Antes de subir al auto ven hacia dentro de la selva, logran ver un par de lobos merodeándolos, se dan un beso y luego suben al vehículo para emprender un largo y entretenido viaje de regreso a Wisconsin.

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