19

Selva Headwaters


Marie se encuentra en la casa principal de la selva, primera casa fundada por sus antepasados. Era su turno de limpiar junto a otras omegas y betas, detestaba hacerlo, pero las reglas de la manada se respetan y se siguen sin contras.

—Empezaré arriba mientras terminan acá —parlotea la rubia, subiendo los escalones hacia la parte de arriba.

Sube los escalones despreocupada, sube el último y da un par de pasos hacia el pasillo, escucha un par de susurros que se esclarecen en cada paso que da hacia el frente.

—El dinero esta sobre la mesa, solo falta tú decisión —escucha la alfa desde afuera de la habitación.

—¿Qué dinero? —murmura, mientras arruga su entrecejo.

—¿Qué es lo que quieren en realidad? —cuestiona una segunda voz, la cual, reconoce sin esfuerzo.

—¿Richie? —duda.

—Este lado de la selva nos puede generar mucho dinero, estamos sabedores de lo buenos y calientes que son los de especie en el ámbito sexual. Te pagaremos mensualmente diez mil dólares por el inconveniente de pisar tus territorios, y el dinero por coger a alguno de tu especie será aparte —le propone.

—Si acepto, quiero que mi especie pueda visitar la ciudad —replica Richie.

—Solo visitar. No quiero lobos en la ciudad de manera permanente —puntualiza el humano.

—Una semana de permanencia —plantea el líder de la manada.

—Una semana, ni un día más —enfatiza el hombre.

—Los encuentros serán en esta casa, me haré cargo del resto —añade Richie.

—El primer pago —verbaliza el humano, colocando una maleta sobre una pequeña mesa. —Tienes una semana para tener todo listo, sino el trato se cierra —expone.

—Entendido —gesticula el alfa, poniéndose de pie para luego estrechar su mano con la del humano.

—Los queremos obedientes —agrega el líder humano, para luego caminar hacia la puerta seguido por el líder de los cambia formas.

—Así será —asevera Richie.

La rubia retrocede un par de pasos y luego camina hacia el frente de manera despreocupada, encontrándose con el alfa y el humano.

—Marie —la llama el alfa. —¿Qué haces aquí? —la interroga.

—Día de limpieza —responde de manera alegre. —El resto está terminando abajo —agrega, mientras se da cuenta que el humano de traje no quita su mirada de sus piernas.

—Eres muy bonita —la elogia el humano. —Espero verte por aquí —murmura, acercándose solo un poco a la alfa para poder rozar sus dedos en la piel de sus piernas.

La chica emite un leve gruñido. Richie se entromete y hace que el humano camine hacia las escaleras.

—Le pareces atractiva —articula el alfa.

—¿Qué fue eso de que espera verme por aquí de nuevo? —inquiere la rubia. —Los humanos tienen prohibido entrar a nuestro territorio —le recalca furiosa.

—Lo dijo por nuestras reuniones, Mar. No seas paranoica —balbucea de manera precipitada, Richie.

—Eso espero, Rich —gesticula Marie.

—¿Cómo los cuido Jeon, en mi ausencia? —indaga, mientras se encamina a los escalones.

—Bien —se limita a responder la alfa, viendo como su líder y el hombre de traje estrechan sus manos y luego sonríen.

—Sí, es lo que creí, Jeon es un excelente, alfa —parlotea en voz alta, bajando los escalones al lado del humano.

Marie espera unos minutos, se asoma a las escaleras, olfatea un poco y cuando no siente el aroma humano retrocede, trota hasta la habitación de Richie. Cierra la puerta y camina hacia la pequeña mesa en la que se encuentra la maleta.
La abre y se da cuenta que está llena de mucho dinero en efectivo.

—Maldito bastardo —pronuncia entre dientes, mientras le toma un par de fotografías.

Cierra la maleta y luego sale de la habitación. Busca el número de Jungkook y Taehyung y les envía con la descripción “tenemos un problema. A las 9 pm afuera de la despensa de la señora, Park”


Ciudad


Jimin toma su mochila al ver la silueta alta de su novio de pie fuera de su tienda, apaga las luces del local, sale, cierra la puerta con llave, se da la vuelta y corre hasta lanzarse a los brazos fuertes de Jungkook.

—¡Te extrañe! —exclama el rubio, mientras es cargado por Jeon y él se sostiene del cuello del más alto con sus brazos.

—También te extrañe —confiesa el cambia formas, mientras deposita besos el cuello del humano. —Richie, regreso. Intentare venir a la ciudad como antes —menciona, bajando al chico para luego darse un largo, deseoso y esperado beso.

—¿Algún día podré ir a la selva y visitar tu casa? —pregunta Jimin, mientras entrelaza su mano con la de Jungkook.

—¿Por qué quieres ir a nuestro territorio? —inquiere Jeon.

—¿Por qué no quieres que vaya? ¿Tienes hijos o como sea que los llamen? —lo interroga a la defensiva, Park. —¿Estás comprometido? Ya sé, tienes un omega para toda la vida, ¿Es eso? —lo atiborra de preguntas, mientras suelta la mano del alfa y comienza a caminar rápido.

—Jimin, detente —le pide Jungkook.

—Me iré solo, vete.

—Quieres por favor detenerte —le pide nuevamente el más alto.

El rubio lo ignora, ve el semáforo en rojo y se cruza la calle a pasos rápidos.
El pelinegro, bufa, corre y consigue sostener uno de los antebrazos del humano.

—Detente —demanda con voz golpeada, soltando un bajo, pero audible gruñido.

—No me hables de esa manera —lo reprende Park, molesto. —Y suéltame —le exige, moviendo su brazo hasta conseguir que el cambia formas lo suelte. —La bestia apareció —balbucea.

—Es lo que soy, Jimin —le recuerda Jeon.

—Lo sé —dice el más bajo. —Lo que no sé es porque te pones a la defensiva con solo mencionar que quiero visitar tu casa —añade entre dientes.

—Es peligroso —gesticula Jungkook.

—¿Y no pudiste responder eso antes? —lo interroga el rubio, alterado. —Es una respuesta sencilla para que des tantas vueltas para decirla —farfulla el menor.

—No tengo a nadie te lo he dicho muchas veces —le recalca el alfa.

—Ok —susurra el chico y luego se da la vuelta.

—¿A dónde vas? —indaga Jeon.

—No me sigas, Jungkook —le ordena.

—Nos vemos mañana —se despide.

—¡Mierda! —vocifera el pelinegro.

Escucha el sonido de mensaje de su celular, lo saca del bolsillo de su chaqueta, mira el mensaje de Marie, lo lee, responde y luego se gira en dirección opuesta a la de Jimin.

Mientras se hace la hora va de compras. Compra comida, helado de fresa, lencería que le gustaría que su lindo humano utilice para él, y un brazalete de plata con una figura de un lobo.

Baja del taxi y le paga tal y como Marie se lo ha explicado por medio de una llamada. Ve la tienda de la tía de Jimin cerrada, camina hacia la parte trasera y ve a dos amigos cambia formas esperando por él.

—¿Dónde está, Jimin? —inquiere la rubia.

—En casa —contesta el alfa. —Eso espero —agrega con ápice de duda en el tono de voz.

—¿Todo bien? —pregunta Taehyung.

—No, él quiere ir a la selva, le dije que para que quiere ir y se molestó —comenta Jeon.

—Es obvio, él sabe sobre los omegas y destinados —dice Marie.

—¿Qué insinúas? —la cuestiona el pelinegro.

—Que es normal que piense que tienes a un destinado, también pensaría lo mismo —explica la chica.
—Y tú si tienes una destinada y no se los has comentado —le recuerda.

—¡¿Qué?! —vocea, sorprendido el beta. —Jimin, no sabe que tiene una destinada —emite en tono pausado.

Jeon niega.

—¿Por qué? —pregunta Taehyung.

—Porque Sam no es importante, mi lobo no la reconoce —verbaliza, exasperado Jeon. —¿Qué es lo urgente? Debo hacer las paces con mi lindo humano antes de que mi alfa me vuelva loco —agrega, entre dientes.

—Vean esto —habla Marie, mostrándoles las fotografías de la maleta llena de dinero.

—¿Qué con eso? —indaga el beta, mientras se cruza de brazos.

—El humano de traje se lo entregó a Richie, dijo que le pagará diez mil al mes por dejar que se cojan a los de nuestra especie, y el dinero del polvo será aparte, ¿Me explico?

Taehyung mira a Jungkook, y espera a que este diga algo.

—No puedo intervenir —masculla el alfa.

—¿Por qué no? —lo cuestiona la rubia.

—Porque si lo hago te expondré y porque si los omegas y betas están de acuerdo con ese trato y dinero, no puedo interferir en su decisión, Marie —le hace ver Jeon.

—Jungkook, tiene razón —concuerda Taehyung.

—¿Entonces que hacemos? Quedarnos de brazos cruzados mientras nuestro alfa prostituye a nuestra especie.

—Vamos a esperar, Marie. Y cuando sea el momento indicado me haré cargo de Richie, te lo prometo —le asegura Jungkook.

—Es un hijo de puta —escupe la chica, dándole la espalda a ambos para luego caminar hacia el bosque.

—Haz que se mantenga al margen —le pide Jeon. —Si se sale de control llámame, aunque preferiría que no me llames —añade lo último entre risas.

—Me encargaré de Marie, ve con Jimin y hagan los pases.

—Haremos más que las paces —bromea Jungkook, haciendo reír a Taehyung.

Mientras espera un taxi piensa en lo que Marie ha descubierto, desde siempre supo que Richie no tenía buenas intenciones al ser el líder de la manada, ahora podía comprobar su mal presentimiento. Pero no puede hacer nada, al menos no por ahora, si interviene meterá en problemas a su amiga, y él puede meterse en un gran problema por no tener las pruebas suficientes de prostitución forzada de su especie.
No puede meterse en problemas sin tener pruebas y sin tener un plan de protección para su lindo y caprichoso humano.

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