🍂12🌆

Ambos jóvenes corrieron y corrieron por varios minutos...bueno, más bien el menor corría y el mayor se aferraba al cuello del pelirosa, haciendo su mayor intento de no caerse.

Se sentía débil y mareado, lo cual no entendía si era por la gran cantidad de sangre que había perdido hace menos de unas horas o su día lleno de emociones cambiantes que apretaban su corazon con fuerza y lo hacían sentir sumamente extraño.

¿Que estaba haciendo?

¿Por qué le tenia tanta confianza a Jimin?

¿Por qué se sentia tan seguro cuando el menor estaba cerca?

...

¿Tan bajo había caído como para refugiarse inconscientemente en un pandillero?

Cuando menos lo pensó, sintió como el menor se agachaba y lo dejaba en una superficie que identificó inmediatamente como un colchón viejo.

Escuchó además la algo agitada respiración del contrario, sintiéndose entre culpable y agradecido, pues se había tomado demasiadas molestias para "rescatarlo", y entre esas molestias estaba el hecho de que puso su propia vida en riesgo al enfrentar a aquellos hombres armados con peligrosas cuchillas.

Quiso agradecerle y mostrarle un poco de gratitud por haber hecho eso último, pues estaba seguro que si él no hubiera aparecido, el ahora mismo estaría desmayado o...muerto.

Sin embargo, cuando quiso hablar, vio como el pelirosa traía entre sus manos una cobija amarilla y la ponía con tanta tranquilidad, cuidado y parsimonia, que por un solo instante se sintió en paz y protegido.

Suspiró complacido al sentir la calidez que aquella manta le ofrecía. Miró al menor nuevamente y vio que en su otra mano traía un pequeño botiquín de primeros auxilios.

—Malditos hijos de puta...—murmuró con un tono seco y lleno de enojo—su jefe me la va a pagar muy caro.—murmuró nuevamente, atrapando la atención del mayor inmediatamente al ver como este sacaba del botiquín un algodón y una botella de alcohol, haciendolo tragar pesadamente por el anticipado dolor que ya estaba sintiendo al imaginar el ardor que le produciría a su herida al tener contacto con el alcohol—.

Tensó su cuerpo con algo de miedo, alarmando un poco al menor y llamando su atención...

—¿Le tienes miedo al alcohol?—se atrevió a preguntar al demacrado pelinegro, quien arrugó su nariz en una señal de completo disgusto—.

—Dolerá mucho...—murmuró en lo bajo, sin embargo el menor logro escucharlo perfectamente, haciéndole escapar una sonrisa que fue captada por el mayor al instante—no te rías, es en serio...

El menor se acomodó en el suelo y se colocó en posición de indio, acercando aún más su cuerpo al del mayor.

—Pues no es una opción no curarte la herida...—mencionó con voz calma—podría infectarse y las consecuencias luegos serían más dolorosas que aguantar unos segundos el alcohol—sonrió suave, acercándose un poco más al mayor—hagamos algo...

El mayor vio fijamente al pelirosa que estaba enfrente suyo y presenció nuevamente aquella sonrisa de dientes perfectamente blancos.

Se distrajo por un momento y su boca se anticipó ante sus pensamientos...

—¿Qué?—preguntó aun viendo la tenue sonrisa del contrario—.

El menor sonrió aún más en grande y extendió enfrente del mayor su mano.

—Toma mi mano y apretala cuando sientas dolor...—sugirió con una mirada amable y un tono mucho más amigable—se lo que puede llegar a doler, y a mi me hubiera gustado tener una mano que apretar y la que me hiciera sentir seguro y protegido...—contó inconscientemente, sintiendo que en el mayor se podía ver a el reflejado hace unos años atrás—por eso yo te doy la mía.

El pelinegro se quedó completamente helado, viendo como los ojos del menor brillaron por unos segundos en clara angustia y tristeza, haciéndolo tragar pesadamente al tener que dejarle a su imaginación la tarea de imaginar todas las posibles atrocidades que el menor tuvo que pasar para sobrevivir en un mundo tan cruel como lo son las calles.

Así que sin más, deslizó suavemente su mano por la del menor, notando inmediatamente tres cosas que hicieron hacerle sentir un hueco en el estómago...

La mano del menor era extremadamente suave y cálida a comparación de la suya, como también notó la diferencia que había entre sus largos dedos y los pequeños y rechonchos del menor, y como estos encajaban perfectamente uno con el otro.

El pelirosa también lo notó y sonrió ante eso, pues esto le recordaba muchas cosas del pasado...

Sin más vueltas, procedió a desinfectar y curar la herida del mayor, sintiendo como éste apretaba su mano al colocar el algodón con alcohol en su sangrienta herida.

Trató de ser lo más suave posible, quería ahorrarle sufrimiento de más al mayor, pues esta situación se sentía tan parecida a su historia que le fue inevitable no sentir ganas de llorar o aquel fuerte sentimiento de querer protegerlo de todos y todo.

El mayor cerró su otro ojo y apretó sus dientes por el ardor. Se acercó aún más al mayor y vio con más detalle la herida, haciéndolo sonreír al ver que solo se trataba de una herida superficial y que en unos días el mayor podría volver a abrir sus ojos.

Aunque claro...no podría salvarse de la gran cicatriz que le quedaría desde la parte de arriba de su ceja hasta la parte baja de su mejilla.

Tomó del botiquín una gasa y la colocó en el ojo del mayor, terminando así su trabajo en curar la herida.

—Listo...—anunció hacia el mayor, quien abrió los ojos al escuchar la suave voz del menor—Tienes suerte, la herida es superficial, no llegó a lastimar a tu ojo, así que en unos dos días ya podrás volver a ver con tus dos ojos—dijo feliz al ver el cambio del semblante del mayor, viéndose ahora mucho más relajado y menos angustiado que antes—.

—Oh gracias a Dios...—dijo luego de un suspiro, ganándose una mirada entre enojada y divertida del menor—.

—¿Solamente de Dios?—preguntó con una sonrisa incrédula, la cual aumentó al ver como el mayor se sonrojaba y su palida piel se volvía roja en cuestión de segundos—.

—¡Y tuya! ¡por supuesto que tuya también!—gritó rápidamente, haciendo reír al menor por la torpeza en sus palabras y su sonrojado rostro—gracias a ti sigo con vida...

El menor sonrió de tal manera que sus ojos se volvió dos finas medialunas, la cuales eran abultadas debajo de sus rechonchas mejillas igualmente de sonrojadas.

El mayor lo notó y no pudo evitar mirar más de la cuenta aquella menera tan única de sonreír.

Ambos clavaron su mirada en el otro y notaron como sus manos aún seguían entrelazadas entre sí, encajando como una pieza única de rompecabezas.

Entonces de la nada el ambiente se volvió silencioso, pero no incómodo...solo silencioso.

—Ven, quiero que veas algo...—rompió el silencioso ambiente el menor, jalando de la mano que aun estaba aferrada a la suya, ayudándole a levantar de aquel colchón—apuesto que te gustará.

El mayor se dejó guiar por el más bajo, viendo con más detalle el lugar en donde se encontraban, percatándose que era algún tipo de "habitación", pues habia una cama, un especie de escritorio y varios pósters viejos pegados a una superficie que parecía ser una pared.

Achicó su ojo sano para ver mejor en la oscura habitación, viendo como el menor lo guiaba hasta lo que parecía ser una especie de corina naranja por la cual se traslucia un poco de luz.

—¿Listo?—preguntó con un entusiasmo digno de un niño a punto de abrir sus primeros regalos de navidad—.

El mayor asintió y presenció como Jimin jalaba de las cortinas naranjas y dejaba a la vista un especie de balcón que era protegido por barrotes de hierro y alambre.

Abrió la boca en una perfecta "o" al ver que esta especie de balcón daba la vista justa al horizonte...

—Es hermoso...¿no lo crees?—preguntó el menor al ver como el sol se asomaba por el horizonte y daba sus primeros rayos de sol, alumbrando de a poco el oscuro cielo—es mi parte favorita de todo el dia.

—Lo es...—confesó, sintiendo de la nada el peso de la preocupación de que haría ahora o que ocurriría después de este momento—.

El menor lo notó inmediatamente, pues en su voz era palpable la tristeza y angustia.
Dirigió su mirada al mayor y pudo ver sus labios caídos en un mueca de pura preocupación haciendolo nuevamente recordar cosas del pasado...

—Oye, sonríe...—dijo, llamando la atención del mayor al recibir un leve golpe en su hombro—.

—No lo entiendes...—contestó algo a la defensiva—lo perdí todo...ya no tengo motivos para sonreír.

—Lo sé...pero ¿sabes algo?—preguntó nuevamente, esta vez empleando un tono más monótono y cansado—aprendi que los golpes de la vida son menos dolorosos cuando sonríes.

El mayor levantó su mirada y vio al pelirosa, quien estaba apoyando su cabeza entre sus brazos y el barandal de metal.

Quería decir algo. Disculparse, lamentarse por él o darle el simple pésame...

Sin embargo nada salió de su boca al ver como el menor sonreía tenuemente mientras veía al sol brillar, haciendo que sus oscuros ojos brillen más que un estrella en el cielo mas oscuro y denso.

El menor hacia constantes menciones a su pasado y eso solo lograba inquietarlo, pues su imaginación se imaginaba escenas horribles una detrás de otra.

Carraspeó por lo bajo y decidió Imitar la postura del menor, apreciando los cálidos rayos del sol.

Haciendolo sentir por unos segundos como si estuviera...completo.

Se sentia pertenecer a ese lugar.

A lado de Jimin.

...


Le dedico este capítulo a HijaDelVkookUwU ❤❤❤❤Gracias por todo tu apoyo cariño ❤

Espero que les haya gustado por lo menos un poco ❤👉👈

Recuerden que los amo mucho y cuídense del frio🥺❤

-Moonmacchiato☕❤

PD del futuro: pronto publicaré nuevos capítulos ahjwk lo juro:(

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top