🥀10💔
Las horas habían pasado y lo único que habia podido hacer el mayor era llorar de desespracion.
Se sentía perdido y desamparado por las personas que se suponen que estarían siempre para el.
Intentó repetidas veces llamar a su padre nuevamente y rogarle un poco más de tiempo o que se compareciera de su único hijo.
Pero nunca contestó o a ninguna de sus llamadas.
Quiso llamar a algunos de sus amigos, pero su orgullo era estúpidamente más grande que su problema.
Sorbió su nariz y sujeto el puente de esta con sus dedos, apretando un poco al sentir el intenso dolor de cabeza que le había dado por estar llorando estas últimas horas con total despecho.
Se levantó de su cama y caminó en círculos totalmente perdido. Tomó su cabello y tiró de él, realmente exasperado.
Nuevas lagrimas cayeron, obligándose a resentirse de que no tenía otra alternativa que irse.
La noche había caído y solo faltaba un poco más de una hora para que la asesora llegara y el tuviera que abandonar el departamento.
Caminó hasta su cama y debajo de esta sacó la maleta con la que llegó la primera vez, tomándola con rabia y poniéndola sobre la cama, yendo a pasos rápidos hasta el pequeño clóset que estaba en una esquina y en el que guardaba toda su ropa.
Sacó todas sus prendas rápidamente y las tiró sin orden alguno dentro de la maleta, poco importandole el orden o si estas estaban arrugadose.
Intentó cerrar el cierre de la maleta, pero estaba tan mal acomodada que no logró cerrarla por más que le puso toda su fuerza, haciéndole sentir tan frustrado y incapaz consigo mismo.
Sus piernas temblaron y su fuerza se desvaneció cuando las lagrimas llenas de impotencia aparecieron nuevamente.
Se tiró al suelo y se hizo un pequeño ovillo mientras abrazaba sus piernas con fuerza y ocultaba su cabeza entre estas.
Pregunta tras pregunta venían a el sin respuesta, deprimiendole más no poder siquiera formular una solución que lo salvará del momento.
¿Donde viviría?
¿Como terminaría de pagar sus estudios como productor?
¿qué haría si estaba completamente solo?
¿Con quién ir? ¿A quien pedirle un poco de ayuda?
De pronto la puerta fue tocada, sobresaltando al pelinegro por el repentino sonido.
Inhaló y suspiró completamente rendido, no pudiendo parar aquellos involuntarios movimientos que el llanto habían provocado.
Se levantó como pudo y se dirigió hasta la puerta, limpiándose rápidamente el rastro de lágrimas que dejaban en evidencia su desgracia.
Abrió la puerta y se sorprendió un poco al ver el encargado del edificio. Aquel hombre de edad avanzada que siempre fue amable y atento con el.
—Muchacho, hola...—saludó con amabilidad y dulzura haciendo sentir de cierta menera un poco más relajado al agobiado corazon del menor—No quiero ser inoportuno, pero abajo hay una señorita en traje que dice ser una asesora de mudanzas.
Bajó la mirada y nuevamente quiso llorar, sin embargo se contuvo por estar al frente del hombre mayor.
Lo que menos quería es que el hombre también pensara que era un inútil de sentimientos débiles.
—Muchacho ¿estás bien?—preguntó realmente preocupado por el bienestar del joven pelinegro—te noto mal...¿quieres que llame a alguien?
—Ya me iré...¿me haría un favor?—Ignoró completamente la pregunta del hombre, caminando hasta su cama para tomar la maleta, el poco dinero que tenía ahorrado y aquel pequeño pañuelo de patitos amarillos, guardando este último en el bolsillo delantero de su pantalón—.
—Claro, lo que quieras Yoon...—Asintió inmediatamente, viendo con el ceño bajo por la evidente tristeza que emanaba el joven—¿En qué puedo ayudarte?
—¿Puede entregarle a la joven asesora la llave del departamento? preguntó débilmente, tomando la mano del hombre mayor y colocando la pequeña llave de metal en su arrugada mano—.
El hombre abrió los ojos realmente sorprendido, queriendo hacerle pregunta tras pregunta al joven inquilino. Pero al ver su semblante apagado y su notoria tristeza, prefirió dejarlo así y aceptar el favor.
—Claro que sí...—Apretó la pequeña llave entre su mano, viéndola con tristeza, ¿esto quería decir que no volvería a ver al joven soñador que tanto le recordaba a su hijo?—Yoongi, ¿realmente estás bien?
—No, no lo estoy...—Fue lo único que dijo antes de hacer una reverencia perfecta y agarra la pesada maleta entre sus manos—Pero podré sobrellevarlo. Siempre sobrellevo las cosas solo.
No le dio tiempo al mayor de contestar o despedirse cuando este ya había cruzado la puerta, dejando aquel departamento con el cual empezó toda su travesía en Seoul.
Ahora debía saber que haría en la mitad de la noche, sin hogar, sin mucho dinero y con el corazón partido.
Yoongi ya había perdido la cuenta de cuantas horas había caminando sin rumbo alguno, pues en cada hotel que entraba y que había en la zona no bajaban de las 4 estrellas, y costear una habitación con los pocos ahorros que tenía seria una gran estupidez de su parte.
Entonces caminó y caminó con la esperanza de encontrar algún hotel de paso o uno muy económico en donde pueda por fin descansar de este horrible día lleno de emociones amargas.
Solo necesitaba dormir un poco y estaba seguro que la mañana podría encontrar una solución.
Sin embargo no había absolutamente nada y comenzaba a notar que las calles se hacían cada vez más oscuras y desoladas.
Paró en seco al notar que nuevamente no sabía ni siquiera en donde estaba parado.
Miró a su alrededor y aferró su mano a su maleta al escuchar en la lejanía una sirena de policía.
Tragó pesadamente, convirtiendo la tristeza en miedo en cuestión de segundos.
Apretó los dientes con fuerza, aceptando las advertencias que le estaba gritando su subconsciente.
Debía de salir ya de ahí.
Sacó su teléfono del bolsillo de su chaqueta de cuero e intentó rápidamente marcar el número de Hoseok.
Debía de pedirle o rogarle que le deje pasar la noche con el urgentemente antes de que algo malo le ocurriese en ese desolado lugar.
Pero cuando estaba apunto de apretar el ícono de llamada, siente como es empujado desde atrás con fuerza, haciéndole perder el equilibrio fácilmente por lo desprevenido que estába.
—Oh mira, tenemos una nueva visita—Escuchó como dijeron a sus espaldas mientras le sujetaban el cuello en una llave—¿estas perdido pequeña rata?
—¡Sueltame!—Intentó gritar y soñar realmente amenazante, pero sus débiles emociones estaban jugándole en contra—.
—Oww...¿la princesa quiere llorar?—Preguntó irónicamente otro sujeto, poniéndose enfrente del pelinegro y tomando con diversión su mejilla—¿que pasó? ¿Te echaron de tu castillo?
Ambos hombres desconocidos comenzaron a reírse del pelinegro, quien ahora más que nunca se sentía débil y desprotegido.
Esta vez el menor no pudo contenerlo más y se largó a llorar, llamando la atención de ambos vándalos.
—Oh vamos, no seas un completo marica—Se burló con una sonrisa de dientes amarillos—Yo te daré una verdadera razón para llorar.
Uno de los hombres sacó de su bolsillo una navaja automática, abriendola delante de los llorosos ojos del menor, quien se movió e intentó de todo para escapar del agarre que el otro hombre estaba ejerciendo en el.
Sin embargo no pudo hacer nada y el contrario rajó con la navaja desde su ceja hasta debajo de su pómulo, haciendo un corte recto y muy doloroso.
Yoongi gritó con tanta fuerza que pudieron haberlo escuchado a metros de distancia...
Ambos vándalos vieron como la sangre empezó a escurrir a borbotones, viendo que efectivamente habían logrado herir profundamente al joven.
Los dos echaron una última carcajada antes de tomar las cosas del pelinegro y huir como dos cobardes de la escena del crimen, dejando tirando y lastimado al pelinegro, quien en esa situación sentía que estaba a punto de llegar a su limite y desmayarse del dolor.
Su respiración se agitó tanto que temió que su corazón no lo aguantara y no dejara morir en ese momento.
Temió tanto por su ojo que no pensó dos veces antes sacar aquel pañuelo que había guardado en su bolsillo y cubrir la herida, la cual no podía dejar de sangrar.
¿Y si se quedaba ciego de un ojo?
Si esa circunstancia se daba, prefería morir ahora que vivir toda su vida así.
Se arrastró como pudo en la oscuridad de las calles y se tiró al inicio de un callejón, sintiendo como el gélido frío comenzaba a traspasar su prendas de ropa mojadas y manchadas de sangre.
Se hizo un pequeño ovillo en el suelo y lloró completamente desconsolado.
Este era su fin...
Nadie le daría empleo con la tan posible cicatriz que le quedaría en el rostro.
Ninguna empresa discográfica lo tomaría como productor si es que perdía el ojo.
Había perdido todo en un solo día y lo único que quería ahora era morirse...
Lloremos con Yoongi 🥺💔
¿Que pasara en el siguiente capítulo? 7u7
Moon del futuro: ¿Que son adivinos los lectores, boluda? Cállate o te pego.
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