Soledad
Ya no miraba el reloj,
más veía el calendario.
Le decía: "corre, hulle, vete pronto".
Yo no quería una o dos horas... quería tiempo infinito, necesitaba estar sola.
Y en mi defensa diré que llevaba tan llenos los bolsillos del alma, que en este tiempo infinito no desnutriría de infelicidad.
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