Culpa

Pensó durante instantes que sus palabras eran reales, se sentía tan seguro respecto a eso, más cuando ella apoyo sus palabras.

Que ser fuerte sería fácil, más si estaban juntos en eso.

Pero realmente no quería que Sabrina lo odiara.

Seguramente eso haría.

― Adrien, cielo, por favor déjame entrar ― La suave voz de su madre sonó tras la puerta, dando pequeños golpecitos sobre esta ― Vamos, háblame ―.

No recibió respuesta.

Él se encontraba en la esquina de su habitación, observando a su alrededor, meditando las palabras que había escuchado de sus padres.

― Cariño, por favor ― Escuchó nuevamente ― No tienes la culpa de nada, Adrien ―.

Se deslizo hacia el piso con su espalda recargada a la pared, estirando sus piernas y quedar tirado en aquella esquina.

No quería hablar por ahora.

Y poco a poco su madre entendió aquello, dejando estar al adolescente en su habitación lidiando con sus propias ideas.

Por qué pudo haber sido él.

Porque él pudo protegerla.

Y no fue así.

Ese día ella le había llamado, no contestó y él pensó que no tendría importancia, que el lunes siguiente podría decirle lo que fuera, él estaba ocupado jugando en línea.

Ese día ella le llamo a Nathalie, invitándolo a aquel evento de caridad, él no escuchó lo que Nathalie le decía por sus audífonos, y realmente no pensó que fuese importante.

Ese día él pudo haber estado con ella.

― Y fui un tonto ― Cubrió su rostro, intentando detener aquel sentimiento que comenzaba a hacer estragos en su pecho.

Era la culpabilidad.

Para que aquello se desatara solo bastaron unas palabras de sus padres en conjunto con Nathalie, agradeciendo a aquel encerramiento poco sano que podía tener en ocasiones con los videojuegos.

Él solo pudo sentir enojo ¿Cómo podían expresarse así?

Personas heridas, muertas y un par entre ambos estados.

Y él en perfecto estado por su necedad.

No podía considerarse un verdadero amigo, le había fallado.

Mientras tanto, su madre se encontraba tras la puerta de su habitación, expectante de cualquier acción o ruido que su hijo pudiera hacer.

Incluso esperando que saliera y pudieran hablar de aquello.

Pero realmente no quería escuchar.

Tampoco lo culpaba, entendía muy bien su molestia, incluso ella misma se había molestado con Gabriel por aquel comentario tan frio, realmente no se daba cuenta que ellos mismos pudieron haber pasado lo que muchas familias e incluso un gran amigo de ellos.

Sí, ella también se sentía afortunada porque su hijo no hubiese asistido, pero los modos de Gabriel no eran exactamente los mejores, mucho menos para expresarse.

Dio una última mirada a la puerta, suspirando.

Su hijo tenía el corazón en la mano, y en esas ocasiones, lo mejor era apartarse un poco para que no lo presionara.

[...]

Intentaba no dormir, pero algo no le dejaba.

En realidad eran dos cosas las que impedían que ella conciliara el sueño.

La primera al principio pensó que era hambre, incluso pensó que podía estar enferma.

Pero poco a poco comenzó a descubrir que era aquello, hasta ese mismo punto en la noche que pudo descubrirlo, por así decirlo.

Y con ese descubrimiento, llego la segunda cosa que le impediría el sueño esa noche y quizás muchas otras más.

Culpabilidad.

Porque lo que había descubierto era que ella sentía algo por Adrien Agreste.

Algo más que el cariño que le profesas alguien con tú amistad.

Estaba traicionando a su mejor amiga con aquellos pensamientos, estaba siendo algo peor que la escoria.

Estaba traicionando a Chloé.

Además, ella no podía sentir algo como aquello por él ¡No debía! Por más que hiciera latir su corazón desenfrenadamente, para ella aquello era tabú desde pequeña.

Pensar en sentir lo mismo que su querida amiga por un chico le daba escalofríos, siempre se dijo que nunca permitiría aquello.

¿Por qué justo ahora que Chloé no estaba? Sabía que no tenía oportunidad alguna y eso estaba claro, pero que aquellos sentimientos comenzaran a salir a flote luego de aquella desgracia con su amiga solo lograba que miles de preguntas se insertaran en su cabeza.

¿Y si siempre te gusto pero lo ocultabas por ella? ¿Qué se siente tener el camino finalmente libre? Sin embargo, aquellos no eran pensamientos que ella deseaba tener, simplemente brotaban de su cabeza como una coladera recién destapada.

Pensamientos fétidos.

Chloé ama a ese chico, ¿Qué clase de amiga podría ser ella si tenía aquellos sentimientos?

― ¿Ves a ese chino, Ina? ― Una pequeña Chloé apareció en su mente, señalando a Adrien cuando era un infante igual ― Va a ser mi esposo algún día ―.

Dio varias vueltas en su cama, sin obtener éxito.

No tenía el control de sus sentimientos ni de sus pensamientos.

Quería pensar que aquello solo era por la vulnerabilidad que sentía. Que necesitaba un sentimiento que no fuese de pesar para salir adelante, quería pensar que la razón era por qué pasaba mas tiempo con Adrien del que nunca había imaginado.

Voy a ser la madrina ¿Verdad? ― La pequeña rubia rodó los ojos mientras asentía.

Todo aquello era más grande que ella y parecía que le persiguieran como si fuesen pesadillas.

Y ella rogaba que desaparecieran.

Por qué ya no quería sentir la culpabilidad.

Le asustaba.

Y por un momento deseo ser invisible ante todo aquello y todo mundo.

[...]

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.


Hamilton siempre me ayuda para los bloqueos de inspiracion.

Lo curioso, es que este capitulo ya lo tenia hace como un mes pero entre tanta cosa olvide que lo tenia escrito.

Muchas gracias por apoyar este fanfic medio angst, o no sé. Soy mala para elegir las categorias.

Un beso y, los quiero mucho.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top