004
Jimin no sabe en qué momento dejó de ser un simple capricho.
Cuando tocó por primera vez la puerta de Jungkook, lo hizo con un objetivo claro: acostarse con él y luego seguir con su vida. Porque eso es lo que hace. No busca relaciones, no busca complicaciones, solo diversión.
Pero han pasado semanas.
Y él sigue viniendo aquí.
—¿Te has dado cuenta de que prácticamente vivo en tu departamento? —pregunta con diversión, recostándose cómodamente en el sofá.
Jungkook, que está de pie junto a la mesa del comedor, lo observa con indiferencia. Tiene un libro en una mano y una copa de vino en la otra.
—Eres tú quien sigue viniendo —responde con tranquilidad.
Jimin sonríe.
—Y tú quien sigue dejándome entrar.
Jungkook lo observa por un momento antes de volver su atención al libro.
Jimin suelta una carcajada suave y se estira perezosamente, cruzando una pierna sobre la otra. Lo ha intentado todo. Insinuaciones descaradas, roces sutiles, miradas provocativas… Y aunque ha logrado sacarle alguna que otra reacción a Jungkook, todavía no ha conseguido lo que realmente quiere.
Al principio, pensó que Jungkook solo estaba haciéndose el difícil. Pero ahora no está tan seguro.
Hay algo en él que lo intriga.
Su forma de hablar, su porte elegante, la calma inquebrantable con la que se mueve. Es como si nada en el mundo pudiera perturbarlo. Como si hubiera visto demasiado, vivido demasiado.
Jimin no puede evitar querer saber más.
Y eso es lo que lo frustra. Porque él no se apega a nadie. No le interesa conocer más de lo necesario con los que busca un acoston.
Pero con Jungkook…
Con Jungkook es diferente.
—¿Qué lees? —pregunta, tratando de no dejar que sus pensamientos lo distraigan.
Jungkook levanta la mirada un segundo antes de girar la portada hacia él.
Jimin entrecierra los ojos.
—¿Filosofía?
—Me gusta —responde Jungkook, bebiendo de su copa.
Jimin rueda los ojos y se sienta derecho.
—Eres un misterio, Jungkook.
El hombre alza una ceja.
—¿Eso crees?
—Eso sé —dice Jimin, sin dudarlo. Se inclina hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas—. No sé nada de ti. Y, para ser honesto, eso me irrita un poco.
Jungkook deja su copa en la mesa y cierra el libro con calma.
—¿Por qué te interesa?
Jimin abre la boca para responder, pero se detiene.
No tiene una buena respuesta.
¿Por qué le interesa?
Se suponía que todo esto era un simple juego. Un reto personal para conseguir lo que quería.
Pero ahora…
Ahora no está seguro de qué es lo que realmente quiere de Jungkook.
El silencio se prolonga entre ellos. Jimin siente la mirada de Jungkook sobre él, esperando. Así que sonríe y se encoge de hombros.
—Curiosidad —dice, sin más.
Jungkook lo observa un momento antes de esbozar una sonrisa casi imperceptible.
—La curiosidad puede ser peligrosa, Jimin.
Jimin ríe.
—Eso lo hace más emocionante.
Jungkook se humedece los labios.
Y Jimin se fija en ello.
Es un gesto tan sutil, pero por alguna razón, hace que un escalofrío recorra su espalda.
Hay algo en la manera en que Jungkook lo mira.
Como si estuviera evaluándolo.
Como si estuviera conteniéndose.
Es un pensamiento extraño, pero Jimin no puede evitar sentir que, si tan solo empujara un poco más, finalmente obtendría una reacción real de él.
Y quiere verla.
Quiere ver qué hay detrás de esa calma inquebrantable.
Así que, sin pensarlo demasiado, se levanta del sofá y camina hacia él.
—¿Sabes? —dice, inclinándose ligeramente sobre la mesa. Sus rostros están peligrosamente cerca—. Me gusta que sigas dejándome entrar.
Jungkook no se mueve.
—¿Sí?
—Sí. —Jimin sonríe y apoya una mano sobre la mesa, reduciendo aún más la distancia—. Aunque sigo preguntándome por qué.
—¿Por qué, qué?
—¿Por qué no me alejas?
Jungkook entrecierra los ojos.
Jimin lo observa con atención.
No es solo que no lo aleje. Es que, aunque lo niegue, hay algo en la forma en que lo mira. Algo en la manera en que su cuerpo se tensa cuando se acerca demasiado.
Algo que lo hace pensar que tal vez… solo tal vez… Jungkook lo desea tanto como él.
El problema es que no lo dice.
Y eso lo desespera.
Así que, sin previo aviso, Jimin levanta una mano y roza los dedos por su cuello.
Jungkook se tensa. Y Jimin ve algo.
No sabe qué es.
Pero lo siente.
Es un cambio sutil, apenas perceptible.
Pero está ahí.
—Tienes un cuello hermoso —murmura, dejando que sus dedos acaricien la piel tersa de Jungkook.
Jungkook sigue sin moverse. Pero Jimin lo siente.
Siente cómo su respiración se vuelve un poco más pesada. Siente cómo su piel se eriza bajo su tacto.
Es la primera vez que consigue provocarle una reacción tan... visible.
Y eso lo hace sonreír con satisfacción.
Pero, entonces, ocurre algo que lo sorprende.
Jungkook se mueve.
No mucho, apenas un milímetro.
Pero el cambio en el aire es inmediato.
La tensión entre ellos se vuelve casi insoportable.
Jimin siente su propia respiración atraparse en su garganta.
Y es entonces cuando lo ve.
Los ojos de Jungkook.
Son oscuros.
Pero ahora, hay algo más en ellos.
Algo profundo.
Algo intenso.
Algo que hace que el corazón de Jimin se acelere sin razón aparente.
Es solo un segundo.
Solo un instante.
Pero es suficiente.
Suficiente para que Jimin sienta que algo en su interior se sacude.
Suficiente para que, por primera vez, sienta que tal vez… solo tal vez… no tiene tanto control sobre esta situación como pensaba.
El tacto de Jimin arde en su piel.
Podría haberlo detenido antes, haber apartado su mano con facilidad. Pero no lo hace. Se queda ahí, dejándolo recorrer su cuello con esos dedos traviesos, incitándolo, tentándolo a hacer algo que no debe.
Porque si Jimin cree que su cuello es hermoso…
No tiene idea de lo perfecto que es el suyo.
Pálido, terso, suave.
Una invitación.
Desde el primer día, Jungkook siente esa atracción peligrosa hacia él. Pero la ignora. La contiene. Pretende que no lo afecta, que no le importa.
Pero es mentira.
Cada día es un infierno.
Cada vez que Jimin entra en su departamento, su olor lo envuelve, lo tienta. Dulce, cálido, embriagador.
Y hoy…
Hoy está por perderlo.
Mientras Jimin acaricia su cuello, puede imaginarse lo contrario. Su boca descendiendo por su piel. Sus colmillos hundiéndose en su carne.
Su sangre caliente derramándose en su lengua.
Lo desea.
Demonios, lo desea con cada fibra de su ser.
Pero no puede.
No debe.
Él ya lo decidio.
Así que se aleja.
Se da la espalda, con la mandíbula tensa, sintiendo cómo su garganta arde por la sed.
—¿Eso es todo? —pregunta Jimin, con una mezcla de confusión y diversión.
Jungkook cierra los ojos por un instante, exhalando suavemente. No quiere echarlo, pero necesita que se vaya. Porque si se queda un segundo más…
No podrá contenerse.
Toma aire con disimulo y, tras asegurarse de que su voz suene tranquila, dice:
—No sé qué esperas exactamente.
Jimin levanta una ceja, divertido.
—¿Lo dices en serio?
Jungkook no responde, ya que ciertamente está mintiendo.
Antes de que Jimin pueda insistir o molestarlo más, su teléfono vibra.
Él suspira con molestia, saca el móvil del bolsillo y revisa la pantalla. Por la expresión en su rostro, parece que no es algo que pueda ignorar.
—Mierda —murmura—. Me tengo que ir.
Jungkook no sabe si sentirse aliviado o decepcionado.
Jimin guarda su laptop en su bolso y se dirige a la puerta, pero antes de salir, se detiene y gira sobre sus talones.
—Nos vemos mañana, Jungkook.
Y con una sonrisa radiante, se va.
Jungkook se queda inmóvil por un momento, escuchando el eco de sus pasos en el pasillo. Solo cuando la puerta del departamento vecino se cierra, permite que sus hombros se tensen.
No puede seguir así.
Se dirige a la cocina, abre la nevera y rebusca en el fondo hasta encontrar una de las bolsas de sangre que guarda para emergencias.
La saca sin cuidado, rasga el empaque y vierte el contenido en una copa. Sabe que no es lo mismo.
No es fresco.
No es cálido.
No es Jimin.
Y aún así, la bebe de un solo trago. Sin saborearla, sin disfrutarla realmente. Solo para sofocar el hambre que ha estado en su garganta toda la noche.
Pero no es suficiente.
Nada lo es.
Cierra los ojos, frunce el ceño y aprieta la mandíbula con frustración.
Esto no puede seguir.
No puede dejar que Jimin siga viniendo, que lo siga tentando, que se pasee por su casa con ese cuello expuesto, con su voz juguetona, con su piel tibia tan cerca.
Ha decidido no usarlo.
Pero no sabe cuánto más podrá aguantar.
♡ nota:
ambos se quieren comer... 😏 pero no en mismo sentido 😥 HDKDHDKDJ.
espero que les haya gustado <3
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