003
Jimin está seguro de que nadie en su sano juicio rechazaría la oportunidad de acostarse con él. No es arrogancia, es simple lógica. Y aún así, han pasado varios días desde su primera visita al departamento de Jungkook y, para su sorpresa, todavía no ha conseguido lo que quiere.
Lo peor es que ni siquiera sabe si es porque Jungkook no está interesado o si simplemente le gusta jugar con él.
Porque, vaya, si algo ha notado en cada una de sus visitas es que Jungkook no lo trata con indiferencia. No se ríe de sus coqueteos descarados, pero tampoco lo aparta. No le sigue el juego, pero tampoco le cierra la puerta en la cara. Es como si estuviera disfrutando de ver hasta dónde es capaz de llegar.
Y eso solo hace que Jimin quiera intentarlo con más ganas.
—¿Qué tanto piensas? —pregunta Jungkook, sacándolo de sus pensamientos.
Jimin parpadea un par de veces antes de enfocarse en la razón por la que ha ido hoy. Jungkook se sienta frente a él, en su pequeño pero elegante estudio, con una taza de café entre las manos.
Está vestido con ropa cómoda: una camiseta negra de manga larga y unos pantalones deportivos. No es nada provocador, pero en él se ve demasiado bien.
Jimin se muerde el labio.
—Estoy pensando en qué tipo de doctor fuiste —responde, apoyando el mentón en la palma de su mano mientras lo observa con descaro—. Porque si me preguntas a mí, creo que te habrías visto increíble con una bata blanca.
Jungkook lo observa sin inmutarse.
—No dejes volar demasiado tu cabeza.
—Es imposible no hacerlo cuando luces así.
Jungkook suspira y se lleva la taza a los labios. Jimin finge estar distraído en la pantalla de su laptop, pero en realidad lo está observando de reojo. El movimiento de su garganta al tragar, la forma en que su mandíbula se tensa.
Jimin piensa en lo sexy que sería verlo beber otra cosa.
Como su boca.
O, mejor aún, de su cuerpo.
—¿Siempre eres así de directo? —inquiere Jungkook, dejando la taza sobre la mesa.
—Siempre —responde Jimin sin titubear—. No le veo el sentido a andarme con rodeos.
Jungkook sonríe de lado y se inclina un poco hacia adelante, apoyando los antebrazos en la mesa. Jimin no lo dice en voz alta, pero agradece la vista.
—Y si soy así contigo —continúa, con una sonrisa juguetona—, es porque sé que en el fondo te gusta.
Jungkook levanta una ceja.
—¿Ah, sí?
Jimin le sostiene la mirada con confianza. Puede ver cómo los ojos oscuros de Jungkook se fijan en él, analizándolo. La temperatura en la habitación parece subir de golpe.
Es un juego, uno que Jimin está disfrutando.
Pero lo que no sabe es que Jungkook lo está disfrutando aún más.
Porque aunque al principio solo lo veía como un humano más, una posible presa de la que podría alimentarse y luego olvidar, ahora no puede evitar encontrarlo interesante.
Demasiado interesante.
Es diferente a cualquier otra persona con la que haya interactuado en su vida. No solo por su atractivo evidente, sino por su descaro, su forma de mirarlo como si no le tuviera miedo, como si, de hecho, lo deseara.
Y ese deseo… ese deseo lo está tentando de una manera peligrosa.
Jimin no lo sabe, pero cada día que pasa, Jungkook lucha más con el impulso de tomarlo y hundir sus colmillos en su piel blanquecina.
El olor de su sangre es hipnotizante.
La forma en que lo provoca es desesperante.
Cada día que Jimin entra a su departamento es una tortura.
Y lo peor es que, por alguna razón, Jungkook ya no está seguro de si realmente quiere deshacerse de él cuando obtenga lo que quiere.
—¿Te quedaste sin palabras? —bromea Jimin, apoyándose un poco más en la mesa.
Jungkook pestañea y se endereza.
—Solo estoy pensando en lo confiado que eres.
—Y con razón. —Jimin sonríe de manera felina—. No es arrogancia si es verdad.
Jungkook se humedece los labios.
Jimin lo nota y siente un escalofrío recorrerle la espalda. No de miedo, sino de anticipación.
Sabe que está jugando con fuego, pero nada en Jungkook le inspira peligro.
Al contrario.
Le inspira deseo.
—¿Sabes qué es lo que más me gusta de ti, Jungkook? —pregunta, con voz seductora.
—Sorpréndeme.
Jimin se inclina más, acortando la distancia entre ellos. Su voz baja a un susurro.
—Que finges que no te interesa, pero sigues dejándome entrar a tu casa.
Jungkook se queda inmóvil.
Y por primera vez, Jimin cree ver algo en sus ojos.
Algo intenso.
Algo que lo deja sin aliento por un segundo.
Pero justo cuando cree que Jungkook hará algo —quizás tomarlo por la nuca, tal vez acortar la distancia que él mismo provocó—, pero este se aleja.
Jungkook se levanta de su asiento con calma y camina hacia la ventana.
Jimin se queda quieto, observándolo con curiosidad.
—Creo que es suficiente por hoy —dice Jungkook sin volverse.
Jimin frunce el ceño.
—¿Me estás echando?
Jungkook gira el rostro y lo mira con expresión neutral.
—Solo digo que ya es tarde.
Jimin lo observa por un momento antes de sonreír con diversión. Se levanta de su asiento y cierra su laptop.
—Bien, lo dejaré pasar.
Camina hasta la puerta y se gira para verlo una última vez.
—Nos vemos mañana, doctor.
Jungkook lo observa sin decir nada.
Y Jimin, sin darse cuenta, deja escapar un suspiro satisfecho.
Porque aunque no logró su objetivo esta vez, sabe que está cada vez más cerca.
Lo que no sabe, es que Jungkook está luchando con sus propios impulsos.
Y que, si sigue insistiendo, pronto podría obtener algo mucho más peligroso de lo que esperaba.
♡ nota: hdkdjdk en donde dice que "jimin quiere verlo beber otra cosa, como de su cuerpo", me pasé KDJDLDJFLFKF. jimin el más pervertido, sí 😔✊
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