𖦹 Treinta y cuatro 𖦹

—¿Todavía no le dijiste lo que sientes?

Chris negó, manteniendo su seriedad, MinHo por su parte, parecía decepcionado.

—¿Pero lo has visto?

Chris asintió.

—El otro día lo ví... Bien, estaba en su casa, era lógico, pero con su madre pensábamos que llegaría más tarde— contó—. Pero me vió practicando las señas, y cuando quise decir algo se fue... y yo sólo me congelé, no pude ir— mintió.

MinHo se frotó el rostro, suspirando pesadamente.

—Qué idiota...

—¿Por qué?— Chris alzó una ceja—. ¿Por no decir mis sentimientos?

—Exactamente— concordó el más alto.

—Oh, vaya, a quién me suena— dijo el castaño con ironía.

MinHo lo miró unos segundos hasta comprender a qué se refería.

—Bien, bien... Nunca dije que yo no fuera un idiota, digo, somos amigos, tenemos cosas en común.

Chan lo miró con el ceño fruncido.

—Idiota empedernido— dijo, y tomó su mochila para levantarse del pasto y caminar hacia la escuela.

—No me dejes hablando solo, Chan— MinHo apareció luego de correr hasta llegar a su lado.

El castaño lo miró alzando una ceja con indignación.

—Mira, no eres mejor que yo en esto de confesarse, así que no actúes como si yo estuviera haciendo mal las cosas— dijo el pelinegro.

—La gracia de la vida es que tienes que ser mejor que el resto— Chris sonrió, largó el aire en un corto suspiro—. Yo... voy a confesarme a Felix hoy, aquí en la escuela.

MinHo sonrió y aplaudió.

—Al fin demuestras algo de huevos en la vida.

Chris hizo una mueca de asco ante la expresión.

—Me disgustas— dijo por lo bajo.

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