La señora Lee llegó al colegio con paso apresurado, entrando a la enfermería con la frente perlada de sudor por correr.

Chan alzó las cejas ante el parecido de Félix con el de su madre, tenía los mismos rasgos, sólo que la mujer tenía el rostro más redondo y los ojos más pequeños.

—¡Lixie!

Chris se alejó de Félix para que su madre lo abrazara, y se sintió un poco vacío por ver al chico abrazando a otra persona.

Vió a su madre hablarle en señas, sus manos acompañado su voz, pero no pudo escucharla.

Vió a Félix contestar, viendo sus deditos moverse y luciendo extremadamente adorable.

Luego de hablar un momento, vió a Félix señalar hacia él, con una leve sonrisa.

La señora Lee se volteó hacia él, con una sonrisa amplia.

—Muchas gracias por cuidar a mi Lixie, Bang Chan— la mujer hizo una reverencia.

—N-no hay de qué...

La mujer sonrió una vez más y se volteó un poco para poder ver a los dos chicos.

—Iré a firmar para llevarte a casa, Lixie, ya vuelvo— habló, moviendo las manos.

Ambos asintieron, la mujer se fue.

Chan supuso que debía ser más que sólo una persona que sabía el lenguaje de señas, que era un intérpretez o enseñaba señas, por la costumbre de hablar con las manos a pesar de que Félix podía escuchar perfectamente.

También supuso que de ella, Félix había sacado lo de hablar todo el tiempo con las manos.

Los ojos de Félix fueron hacia los de Chan, el mayor sonrió, acercándose un poco a él.

—Todo está bien, ¿sabes?— dijo sintiéndose mal por los golpes en su rostro.

Félix asintió un poco, y creyó por un momento que la mirada de Chris fue a sus labios, y él aprovechó a hacer lo mismo.

No supo porqué, pero simplemente ambos lo ignoraron.

Y la señora Lee regresó para llevarse a Félix, aunque antes el chico una señas, para finalmente señalar a Chan de nuevo.

—Bang Chan— dijo la mujer—. Lixie te está invitando a su cumpleaños.

—¿Cumpleaños?— repitió, pasando la mirada de la señora Lee a Félix, quien tenía las mejillas ruborizadas.

—Hoy Lixie cumple quince años— dijo la mujer.