Chris miraba la hora en su celular, según lo que tenían planeado, dentro de diez minutos, llevaría a MinHo para allá con la excusa de nadar un poco, para relajarse.

Con el plan a la perfección, ambos estaban en los cambiadores, y MinHo se estaba impacientando, ya que Chan llevaba al menos cinco minutos completos en el cubículo del inodoro.

—Chaaaaaaannnnnnn.

El castaño miraba su celular con desinterés, sentado sobre la tapa del inodoro.

—¿Ya terminaste?— preguntó por tercera vez el pelinegro.

Chan llenó su pecho de toda su capacidad actoral.

—No...— habló, en tono quejoso—. Creo... que estaré un rato...

—Oh, Chan, pero ya quiero metermeeeee— MinHo movió el picaporte de la puerta, pero el cerrojo la seguía asegurando.

—Bien... ve, iré cuando termine.

—Pero quiero ir contigoooooo.

Christopher rodó los ojos.

—MinHo, yo estaré en un rato... iré luego, anda, espérame allá.

MinHo estuvo un momento en silencio.

—Okeyyyyy— respondió finalmente.

—¡Pero no te vayas! ¡Espérame allí!

—¡Lo haré!

Finalmente escuchó la puerta de los cambiadores cerrarse, y suspiró con tranquilidad.

No pasaron ni dos minutos para que la puerta se abriera en nuevo y escuchara pasos, tres aplausos le dieron la señal.

Chris salió, encontrando a Felix, quien se veía demasiado bien, con el cabello aún mojado y sólo en ropa interior, aunque el chico mudo apretaba un toallón contra su pecho que lo cubría bastante la vista.

El castaño le sonrió, y notó el rubor en las mejillas de su novio.

—¿Todo está saliendo como dijimos?

Felix asintió, sonriendo un poco.

Chris felicitó a su novio, abrazándolo, sin importar mojarse, dejando besos en sus mejillas, frente y labios, con una sonrisa cariñosa y de total suficiencia.