✧ Noventa y nueve ✧

Chan apenas dejó a la señora Lee abrazar a su hijo, ya que quería a Felix sólo para él.

Lo mimó tanto que el castaño -Felix- se había rendido en sus intentos de apartarlo, dejando que Chan lo abrazara constantemente, que acariciara su cabello y dejara besos en todo su rostro, sus manos o su cuello.

Felix se sentía muchísimo mejor, su cabeza era una molestia que sólo sentía si se ponía a pensar en el dolor, los medicamentos que le habían dado estaban funcionando.

Por más que su tía YoungMi insistió en que se quedaran, Felix quería irse, regresar a su casa, ir a la escuela y pasar el rato con sus amigos, toda los estudios lo habían puesto de mal humor y quería alejarse de Incheon lo más pronto posible.

Así que luego de una última cena, a modo de celebración, y una cómoda noche de descanso, volvieron a Seúl.

No quiso dormir, en cambio, se quedó escuchando música con Chris, mirando por la ventana durante el camino.

El castaño golpeó un poco su brazo para que lo mirara, Chan señaló el cuaderno sobre sus piernas, girándolo un poco hacia él.

No sabía en qué momento lo había sacado, Felix casi no lo usaba, salvo en ocasiones que se sentía muy cansado para hablar o quería decir algo bastante largo, fuera de eso, el cuaderno estaba casi olvidado.

Se inclinó para enfocar la vista en lo que Chris había escrito.

“¿Te he dicho que tengo suerte de tenerte?”

Felix sonrió, alzó la vista hacia él, asintió, Chris volvió a escribir.

“No me cansaré de decirlo”.

Chan tomó su mano, entrelazando sus dedos, dejando un suave beso en la pequeña mano de su novio.

—Soy muy afortunado de tenerte— murmuró, Felix apenas lo escuchó, casi le había leído los labios.

Chris sonrió al ver el sonrojo en las mejillas de Felix, y lo hubiera besado allí de no ser por la presencia de sus padres a menos de un metro de ambos.

—Tampoco me canso de esto— murmuró el castaño, tomando la lapicera de nuevo, trazando unas líneas con algo de torpeza.

Felix sintió la calidez florecer en su interior por lo que veía, un lindo y algo torpe dibujo de una mano haciendo una seña, con el pulgar, índice y meñique extendidos.

Lo miró con ternura, tomó la lapicera de su mano para escribir junto al dibujo.

“Te amo”.

aah, les dejo para mañana el final; además de la publicación de la segunda parte.

por cierto, ¿les gusta la portada nueva?

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