El Enjambre Segunda Parte

La joven rubia y la amazona, incrédulas ante la transformación de Shirke en dos entidades distintas y temibles, se enfrentan a una batalla que ahora se ha vuelto aún más desesperada. La presencia de dos enemigas de igual magnitud las pone al borde del abismo.

N 13: —¿Puedes pelear en tu estado actual?

Nisha, con una determinación endurecida por la adversidad, responde:

—Confía en mí. Estoy acostumbrada a esto. Yo me encargaré de la mariposa; tú encárgate de la avispa.

N 13: —De acuerdo, pero siento que un gran poder se ha desatado en ellas. Es como si hubieran liberado todo su potencial de golpe. Ya tenía la pelea controlada, si no fuera por esto.

Nisha: —Los fanáticos de la Iglesia siempre tienen algún truco bajo la manga. Lo sé por experiencia.

Shirke, con una sonrisa cruel, interrumpe:

—¿Qué sucede?

Shirke 2, con un tono despectivo, añade:

—¿Acaso tienen miedo?

Shirke: —Veo el temor en sus ojos. Aunque poseen un gran poder, sus cuerpos están al límite de su resistencia.

Shirke 2: —Todo lo que hagan será inútil. Al final, conocerán la muerte. Jajajajajaja, disfrutaré pulverizando sus repugnantes cuerpos.

N 13: —Je, ya lo veremos, par de insectos. Confío en mi compañera para acabar con ustedes.

Las palabras de la rubia resuenan en su mente, mezclándose con los ecos del consejo de su maestro Gladius y el recuerdo de su prometido.

Nisha, con una resolución renovada, murmura:

—Aunque mi cuerpo no está al cien por ciento, no puedo fallar en proteger a N 13. Chicos, denme su fuerza para luchar.

Shirke 2, con un tono macabro, propone:

—¿Qué tal si comenzamos este baile de muerte y sangre?

N 13: —Me agrada la idea. Estoy harta de escuchar la basura que hablan sobre la Iglesia.

Ambos dúos se lanzan al combate, desatando una colisión brutal que arrasa con los edificios de la antigua ciudad. La batalla se desenvuelve en un equilibrio mortífero. Nisha y Shirke, en su forma original, se enfrentan con agilidad felina; sin embargo, la joven morena, no estando en su mejor forma, está en desventaja. En contraste, N 13 y la corrupta Shirke se entregan a un combate de fuerza bruta, intercambiando golpes devastadores y conjurando hechizos arcanos.

Desde un balcón en lo alto del castillo enemigo, Wayland observa la contienda con una mirada grave, sentado en una losa de piedra.

Wayland: —Si realmente te has vuelto más fuerte, Nisha, llegarás hasta mí, y nuestro conflicto se resolverá de una vez por todas.

El lugar es sacudido por ráfagas de poder y golpes contundentes, suscitando una devastación que eclipsa la vieja ciudad. A pesar del agotamiento que pesa sobre N 13 y Nisha, ambas continúan su lucha con un ritmo desesperado frente al diabólico dúo. Las columnas de humo, generadas por las explosiones, se elevan a alturas imponentes, visibles incluso desde Nueva Uruk.

La joven de alas deslumbrantes observa el caos desde su posición y, con una mezcla de preocupación y determinación, llama a Dinna y Catherine.

stryn, con una expresión de alarma, llama a sus compañeras:

—Chicas... Vengan a ver esto.

Catherine, con un tono inquieto, pregunta:

—¿Ocurre algo?

Dinna, horrorizada, añade:

—Dios mío... ¿De dónde salen esas columnas de humo?

Catherine, con la mirada fija en el horizonte, responde:

—Vienen de la Antigua Ciudad de Uruk.

En ese instante, Istryn y Dinna sienten una presión abrumadora en el aire, como si una tormenta devastadora se hubiera desatado.

Istryn: —¿Lo sientes?

Dinna, con el pecho oprimido, confirma:

—Sí, esa presión... Es la fuerza de la rubia y de Nisha.

Istryn: —Pero hay algo más, una energía maléfica que se manifiesta cerca de ellas.

Catherine, con un escalofrío recorriéndole la espalda, dice:

—No hay duda, es Shirke. Ambas están enfrentando a esa traidora.

Istryn: —La intensidad del combate es tal que me estremece hasta los huesos.

En el campo de batalla, caballeros y criaturas huyen despavoridos de la escaramuza. N 13 y Shirke, en su forma corrupta, se enfrentan en un campamento de los caballeros de la Iglesia, intercambiando golpes brutales que desafían los límites de la resistencia humana.

Shirke, con una risa macabra, exclama:

—¡Esto es tan divertido! ¡No había disfrutado tanto en una pelea desde hace mucho tiempo!

N 13, con una furia implacable, responde:

—¡Aprovecha mientras puedas, porque esta será tu última pelea!

La rubia lanza un ataque cuerpo a cuerpo, pero Shirke, usando sus afiladas garras, le arranca uno de los brazos. Sin embargo, N 13 contraataca con una patada que golpea el rostro de la insectoide.

Regenerando su brazo amputado en una gran cuchilla, N 13 intenta atravesar a Shirke.

N 13: —¡Te tengo!

Shirke, con una sonrisa cruel, replica:

—¡No lo creo!

Usando a uno de los caballeros que huía como escudo, Shirke lo parte en dos, salvándose de la embestida.

N 13, enfurecida, exclama:

—¡Hija de perra! ¡¿Cómo te atreves a usar a tus propios soldados?!

Shirke: —Su fe en la Iglesia es más profunda que la cobardía misma. Están dispuestos a morir para proteger a los soldados más poderosos de la Iglesia.

Sin que la rubia se percate, la cola de Shirke surge de la tierra, intentando envenenarla. Nisha, al notar el ataque, se apresura a ayudar a su compañera.

Nisha: —¡N 13! ¡Detrás de ti!

Shirke 2: —¡No dejaré que la ayudes!

La segunda Shirke se interpone, pero Nisha usa su habilidad para transformarse en una bandada de cuervos, atravesando a la clon. La mutante se sorprende ante tal habilidad y la morena, con una patada feroz, envía a la Shirke original a volar, chocando contra varios edificios.

Preparándose para acabar con la Shirke original, la rubia se ve detenida cuando la segunda insectoide erige una barrera feérica que bloquea su ataque de magma. La colisión de ambos poderes desata una explosión devastadora, lanzando a ambos grupos por los aires y creando una nube de polvo que oscurece el campo de batalla.

Mientras los escombros caen y se escuchan los fragmentos de las estructuras derrumbándose, N 13 emerge de los restos, tambaleándose. Desesperada, busca a Nisha.

N 13: —¡¿Nisha, dónde estás?! ¡¿Estás bien?!

Nisha, con el rostro ensangrentado y tambaleándose, se aproxima a N 13. La visión es horrenda: un fragmento de vidrio está incrustado en el ojo derecho de la rubia y sus entrañas, expuestas, cuelgan de su cuerpo.

Nisha, con un tono grave, observa a N 13 y murmura:

—Dios... Estás gravemente herida.

N 13, a pesar de la sangre que corre por su rostro, intenta mantener la calma:

—No te preocupes, Nisha. Aún puedo regenerarme. Pero no bajes la guardia; ellas siguen vivas.

El fuego que consume la antigua ciudad genera densas nubes de humo que envuelven el campo de batalla en una oscuridad espesa, dificultando la visibilidad. El silencio es opresivo, quebrado solo por el sonido del crepitar de las llamas y el murmullo distante de la batalla. Nisha y N 13, atrapadas en esta bruma de caos, se mueven con desesperación, tratando de detectar a sus enemigas.

Nisha, con frustración, murmura:

—¿Dónde diablos se han metido?

De repente, N 13 nota una sombra que se proyecta sobre el hombro de Nisha.

N 13: —¡Nisha, quítate de ahí!

La amazona reacciona justo a tiempo para evitar que la cola de Shirke original roce su cabello. Miran al cielo, pero la nube de humo impide una visión clara, filtrando solo unos pocos rayos de sol que añaden un aire místico al entorno.

El humo despierta en la mente de N 13 recuerdos de una pesadilla pasada: soldados luchando contra criaturas horribles en un mar de fuego y humo, una niña corriendo entre ellos, su presencia sombría eclipsada por ojos de un naranja aterrador.

El recuerdo se desvanece, y N 13 regresa a la realidad en cámara lenta, justo a tiempo para ver cómo la clon de Shirke prepara un golpe mortal, su puño acercándose al pecho de la rubia. Gracias a su resistencia sobrehumana, N 13 logra bloquear el ataque y repeler el golpe, mientras su oponente se oculta de nuevo en el humo.

Nisha, preocupada, pregunta:

—¿Estás bien?

N 13: —Sí, solo un maldito recuerdo más.

Nisha, notando que la rubia sangra por la nariz, se esfuerza por ignorar su preocupación, enfocándose en el combate.

Shirke, con un tono despectivo, dice:

—Pensé que serían presas más fáciles, pero veo que han perfeccionado sus instintos. No permitiré que unas blasfemas como ustedes me derroten.

Shirke 2, disfrutando de la situación, añade:

—Esto está siendo fascinante. Adoro ver el miedo y la incertidumbre en sus ojos, esos ojos que solía ver cuando cazaba herejes para la Iglesia.

Ambas Shirke giran sobre las dos guerreras, como aves de rapiña que se preparan para devorar a su presa.

Shirke: —Lalalala, el mundo está observando. No hay marcha atrás ante el destino que nuestra Santidad ha trazado.

Shirke 2: —El orden solo se impone a la fuerza. Todos deben seguir los mandatos de la Iglesia como corderos obedientes.

Shirke: —Mientras que los impuros enfrentan la muerte y el castigo. Deben olvidar lo que eran si buscan la verdadera salvación.

Shirke 2: —No pienses, solo sonríe y sé feliz. Sonríe a nuestra Santidad, olvida tu pasado o sucumbe a un mar de sangre, jajajajaja.

Shirke: —¡Vean la auténtica verdad!

N 13, con una furia contenida, responde:

—Hijas de perra. ¡Estoy harta de escuchar sus idioteces!

Lanza dos bolas de magma hacia las mutantes, que esquivan con facilidad. Las dos Shirke se ocultan nuevamente entre las nubes de humo.

Nisha, frunciendo el ceño, dice:

—Mientras esas nubes de humo permanezcan, no podremos localizarlas.

N 13: —¿Tienes alguna idea?

Nisha: —Sí, pero necesito que tú las mantengas ocupadas mientras yo conjuro un hechizo para apagar el fuego.

N 13: —De acuerdo. ¡Oigan, moscas muertas! ¡Si tanto me quieren a mí, aquí estoy!

Shirke: —¡Ríndete!

N 13: —¡Nunca, vieja loca!

Shirke, en un ataque frenético, embiste a N 13, que se defiende con un salto, aplastando a Shirke con sus pies y perforando su espalda. La segunda Shirke intenta intervenir, pero N 13 la enfrenta, golpeando su rostro con una furia desatada.

En respuesta, Shirke 2 lanza una potente magia feérica. N 13 contraataca con magia de magma, pero la proximidad de sus ataques provoca una explosión que lanza a ambas mutantes contra los escombros de los edificios circundantes.

Nisha, viendo el caos, se apresura a conjurar una gran ráfaga de viento para levantar la tierra y apagar las llamas, buscando al menos un respiro en medio de la devastación.

Nisha, con un tono de desesperación, grita a N 13:

—Vamos, N 13, aguanta un poco más. Maldita sea, no debí ausentarme de las clases de magia de aire.

N 13, a pesar de la desesperación y el dolor, responde con firmeza:

—¿Es eso todo lo que tienen?

Shirke, furiosa, replica:

—¿Te atreves a burlarte de nosotras?

N 13, con una determinación feroz, afirma:

—No podrán hacer nada contra mí. ¡Y se los voy a demostrar!

Con un estallido de energía, la rubia regenera su brazo amputado y lanza una potente magia de magma que separa a las dos Shirkes. Acto seguido, usa su cola para atrapar la pierna de Shirke original y la azota contra el suelo, creando un gran cráter. La segunda Shirke embiste a N 13, lanzándola contra una pared de una casa.

Shirke 2, con una risa cruel, se burla:

—Me aseguraré de que tu muerte sea la peor posible, maldita sea.

La mutante corrupta comienza a golpear a N 13 en la cara y el estómago, pero cuando la segunda Shirke va a dar su golpe más fuerte, N 13 recubre su cuerpo con una capa de cristal duro. Al recibir el golpe, los dedos de Shirke 2 se rompen. Aprovechando la oportunidad, N 13 le asesta un devastador puñetazo en la cara, haciendo que el cráneo de la criatura estalle en mil pedazos.

Shirke original se reincorpora para asistir a su compañera, mientras la segunda Shirke comienza a regenerar su cabeza. Justo cuando ambas mutantes se preparan para lanzar su ataque final, una tormenta de tierra surge, bloqueando su visión.

Shirke, alarmada, grita:

—¿De dónde proviene esta nube de polvo?

Shirke 2, frustrada, añade:

—Maldita sea, olvidamos a Nisha.

N 13, con rapidez, decide que es el momento de huir:

—Debo aprovechar esta oportunidad para escapar.

Nisha, con una expresión de determinación, declara:

—Es hora de apagar este infierno.

La enorme nube de tierra cae sobre el fuego, sepultándolo y bloqueando el oxígeno necesario para que siga ardiendo. La amazona lanza un devastador ataque de viento que lanza a las dos criaturas contra los escombros de varias casas.

N 13, jadeante, observa:

—Esas dos son realmente duras. Apenas pude contenerlas. Mi cuerpo está al límite.

V: —No es sorprendente que estés al límite. ¡Has usado todo mi poder de golpe! Y ese par aún sigue con vida.

La joven rubia comienza a toser, y al ver la palma de su mano, descubre que está manchada de sangre.

N 13: —Esto no es bueno. Debemos acabar con ellas antes de que nuestros cuerpos colapsen.

El dúo observa cómo las dos insectoides se acercan riéndose de manera maníaca.

Shirke: —Es inútil. Ya todo ha terminado para ustedes.

Shirke 2: —Si se rinden, les mostraremos piedad. Quizás, Nisha, tu padre te recibirá.

Nisha, con una expresión de furia contenida, responde:

—¿Mi padre...?

N 13 observa cómo Nisha aprieta sus puños hasta que la sangre comienza a brotar.

Nisha: —¡No tienen derecho a nombrarlo! Él era mi héroe. Lo respetaba, a pesar de los vagos recuerdos, su amor y calidez siempre estaban allí, antes de que ustedes lo arruinaran...

N 13, con un tono melancólico, añade:

—No, tú eras buena, lo recuerdo claramente. Pero te traicionaste a ti misma, te dejaste seducir por el lujo y el poder, creyendo que eso te haría feliz. Ahora estás sola, esperando que la Iglesia te salve.

Shirke, enloquecida, grita:

—¡Cállate! ¡No toleraré semejantes blasfemias!

Shirke 2, con desdén, aclara:

—Nunca te quise. Solo conviví contigo para tener a tu madre a mi lado. No valías nada para mí.

Nisha, con una determinación feroz, responde:

—Si fuera así...

Desde la base de mercenarios, en una pantalla de alta tecnología, se detecta una fuente de energía masiva proveniente de la Ciudad de Uruk. Los murmullos entre los miembros aumentan, y su líder, Hina, observa con creciente preocupación cómo los números continúan subiendo. Una alarma comienza a sonar.

Hina: —Si esto sigue así, podríamos desencadenar una convergencia entre el Mundo Astral y el nuestro, causando un caos inmenso.

En un santuario de apariencia egipcia, Caenis, el arcángel, se encuentra levantando pesas con un cuerpo marcado por cicatrices. A pesar de su fuerza imponente y su cuerpo bañado en sudor, su frustración es evidente al no haber capturado a N 13 y Nisha.

Caenis, furiosa, maldice:

—¡Maldita sea! ¿Cómo es posible que esas dos mercenarias me hayan dado tanta pelea? ¿Cómo es posible que yo, la líder de las siete arcángeles, no pueda dominarlas?

Deja caer las pesas con un estruendo que da cuenta del peso abrumador que maneja. Mira sus cicatrices, recuerdos de batallas pasadas, mientras su mente se revuelca en el caos de la reciente confrontación con Dinna e Istryn.

Caenis, con una expresión de determinación, habla con voz grave:

—No sé qué desea su Santidad de ti, N 13, pero no volveré a fallar. Su Santidad confió en mí después de someterme a todas las pruebas y experimentos, transformándome en la líder de los siete arcángeles.

La imagen de su ascenso como la principal Arcángel y la más poderosa de la Iglesia sigue viva en su mente. Recuerda claramente el día en que se arrodilló ante un trono dorado, adornado con relieves elegantes. Detrás del trono, vitrales imponentes contaban la gran tragedia que había alterado el curso del mundo.

A ambos lados del trono, dos figuras enigmáticas permanecían envueltas en sombras, junto a la presencia ominosa de su Santidad Dumas. Líderes menores de la Iglesia estaban reunidos para la ceremonia, y la luz del atardecer, filtrándose a través de los vitrales, creaba un ambiente casi místico.

Dumas, con una voz cargada de autoridad, proclamó:

—Has superado todas las pruebas, incluso has vencido a tus hermanas. Eres, sin duda, la guerrera santa que nos conducirá a la victoria sobre los continentes. La guerra santa se acerca y muchos perecerán. Sin embargo, su valentía y honor serán recordados por siglos y serán venerados como mártires.

Y tú, Caenis, serás la que alce el estandarte de la Santa Petrificada y del Grotesco. Serás la sucesora de aquellos que vinieron de otro mundo y llevarás paz y orden a todos. Quienes se nieguen a aceptar, sentirán el filo de tu tridente, el arma forjada a partir de la leyenda de un antiguo dios de la Vieja Humanidad.

Ahora, Caenis, ve a las tierras lejanas y lleva el fuego de la purificación.

Caenis, con un sentimiento de obligación, responde:

—Sí, su Santidad.

La mente de Caenis se inunda de caos mientras recuerda las escenas de destrucción que sus soldados han causado. Imágenes de gente muriendo en agonía, consumida por el fuego y sometida a torturas inimaginables, llenan su mente. Los gritos se convierten en un eco constante, y un recuerdo doloroso resurge: una familia aterrorizada, el padre empuñando una espada con desesperación.

Padre: —¡No permitiré que pongan sus asquerosas manos en mi familia!

Niño: —¡Papá, tengo miedo!

La visión de esta escena le provoca un dolor punzante en la cabeza, mientras una voz susurra que huya, todo rodeado por disparos ensordecedores. Uno de los caballeros a su lado mata a la familia sin piedad, y Caenis, al ver los cuerpos, queda paralizada por el horror.

Caballero: —¿Está bien, mi señora? ¿Por qué permaneció inmóvil?

Caballero 2: —Parece que vio un fantasma.

Caenis, llena de furia y autodesprecio, exclama:

—¡Idiotas! Yo debí haber acabado con esa familia. Grrr, no sé qué me pasó. Vamos al siguiente pueblo y quemen este maldito lugar.

Al caminar, se quita el casco y, al mirar fijamente una cubeta de agua, observa su reflejo. En ese instante, una voz dulce resuena en su mente, y las lágrimas empiezan a caer en el agua de la cubeta.

Voz: —¿Ya olvidaste quién eres en realidad? No deberíamos seguir viviendo...

Con un grito de desesperación y dolor, Caenis golpea el agua, destruyendo la cubeta y el espejo en el proceso. Su mano ensangrentada y sus rodillas encajadas en los fragmentos de vidrio reflejan su tormento interno.

Caenis, con voz llena de rabia, grita:

—¡Sal de mi mente! ¡Déjame en paz!

Sangrando y temblando, se clava un fragmento de espejo en el estómago, riendo de manera frenética.

Caenis: —¡No permitiré que tomes el control de mí! ¡No! ¡Jajajajajaja!

Finalmente, se acurruca en los pedazos de espejo en posición fetal, observando unas piernas descalzas frente a ella.

Voz: —Tú no eres Caenis... Tú eres...

Caenis: —¡Mientes! ¡Mientes! ¡Déjame en paz, por favor! ¡Aaaaaahhhhh!

Desde las sombras, Aleister observa con una expresión grave y calculadora.

Aleister: —Esto puede ser un gran problema. Pero por ahora, lo que me preocupa es la batalla en el castillo de Uruk. Esas malditas Nisha y N 13 están causando más problemas de lo que imaginé.

El campo de batalla, devastado por los deslumbrantes poderes de las combatientes, se encuentra en ruinas. Un viento fino sopla mientras las dos Shirke se enfrentan a Nisha.

Shirke: —¿Acaso te enseñé algo? ¿O solo estás jugando conmigo?

Nisha: —Quizás tu deseo de poder te hizo olvidar que fuiste mi maestra por un breve período. Pero esa Shirke... ¡La verdadera! Fue quien me enseñó a ser fuerte. Tú solo usurpaste su cuerpo, aprovechándote de su miedo, dudas y ambiciones. La ambición que mi padre y la Iglesia ofrecieron.

¡Jamás perdonaré a ti ni a la Iglesia por lo que le hicieron a mis seres queridos!

Nisha desenvaina la espada forjada con Gladius y Urk, y unas imponentes alas de cuervo emergen de su espalda. Mientras tanto, N 13 lucha por mantenerse en pie, su cuerpo agotado tras haber usado todo su poder. Ella sabe que, si Nisha sigue usando su poder, el costo será alto.

N 13: —Grrr, Nisha... ¡Nisha!

La rubia comienza a toser violentamente y cae de rodillas.

Nisha: —No te preocupes, N 13. Descansa. Yo me encargaré de esto. No mueras...

La rubia vuelve a su forma humana, observando a la amazona con una mezcla de miedo y frustración. Sabe que, a pesar de ser una Mutant Queen, su poder no es suficiente para enfrentar la magnitud de la amenaza que tienen frente a ellos. Este mundo, a pesar de los seis años que lleva despertada, sigue siendo un lugar nuevo y aterrador.

N 13, con una mirada cargada de fe y desesperación, murmura:

—Nisha... ¡Confío en ti!

Shirke, con una mueca cruel, responde:

—Qué emotivo. Pero la confianza que le otorgues no será suficiente para sanar nuestras heridas.

Shirke 2 añade con desprecio:

—Así es. ¡Vamos, niña tonta! ¡Demuestra lo que aprendiste hace años!

Nisha, con una determinación feroz, responde:

—¡Como ustedes deseen!

Una onda de asombro recorre el campo de batalla cuando un resplandor púrpura rodea el cuerpo de la amazona. Sus músculos se tensan, mientras los rayos se intensifican y un viento violento comienza a soplar.

Shirke, desconcertada, exclama:

—¡Grrr! ¿De dónde proviene este viento?

Shirke 2, enojada, agrega:

—¡El viento es lo de menos! ¡El poder de esta perra está creciendo!

El filo de la espada de Nisha se envuelve en una aura feérica, su cuerpo se cubre por completo con una energía que cambia de púrpura a un tono oscuro salpicado de puntos blancos.

Shirke, furiosa, vocifera:

—¡No me vencerás, maldita!

Shirke 2, desesperada, intenta atacar a Nisha, pero la amazona esquiva con gracia el ataque frenético. Nisha percibe el movimiento en cámara lenta y, con precisión letal, corta el brazo derecho de Shirke 2, junto con las alas del mismo lado.

La criatura retorcida grita de dolor, observando el aura feérica oscura que emana de su muñón amputado.

Shirke, con desesperación, exclama:

—¡No puedo regenerar mi brazo!

Shirke 2, con un grito de furia, responde:

—¡Pagarás por esto!

Nisha, desafiante, dice:

—¡Dame tu mejor golpe!

Shirke, furiosa, intenta intervenir:

—¡No interfieras! ¡Ella es mía!

Nisha, con una sonrisa fría, replica:

—¡Grave error!

Ambas fuerzas se enfrentan, y al chocar sus poderes feéricos, una serie de explosiones destruye varias casas cercanas. A pesar de la pérdida de su brazo, Shirke original continúa la lucha, utilizando su magia y su cola como sustituto.

N 13, con el cuerpo desgarrado por el esfuerzo, murmura con dolor:

—Vamos, Nisha, tú puedes... Maldita sea, todo mi cuerpo duele por el uso excesivo del poder. Todo se está volviendo borroso.

V, con voz fría y cruel, responde:

—¡Eres una estúpida! Solo por proteger a tu amiga estás moribunda. Fracasarás en tu búsqueda por proteger a estos seres insignificantes.

N 13, con determinación, replica:

—¡Cállate! Si yo muero, tú también te irás conmigo a la nada. Además, Nisha me ha enseñado mucho. Creía que no valdría la pena lo que hacíamos por la gente de Nueva Uruk. Ella podría haber abandonado a todos después de tantos maltratos, pero decidió quedarse y luchar por su gente, incluso renunciando a lo que alguna vez fue...

La rubia tose sangre nuevamente, su voz temblando:

—Y no me arrepiento de haberla conocido...

Shirke, con una furia creciente, grita:

—¡Estás muy equivocada si crees que voy a perder! ¡Aplastaré tu maldito cráneo con mis manos!

Nisha, con un tono de desprecio, responde:

—¡Eres una estúpida!

Con una rapidez despiadada, Nisha amputó la cola y los dedos de la mano izquierda de Shirke 2. La desesperada mutante grita en agonía, pero antes de que Nisha pueda atravesar el pecho de Shirke original, Shirke 2 se interpone, recibiendo el golpe mortal. La espada de Nisha atraviesa su pecho, y la segunda Shirke comienza a vomitar sangre.

Shirke, huyendo aterrorizada, grita:

—¡Esto no se quedará así! ¡Nos volveremos a encontrar!

Nisha, con tristeza en su voz, pregunta:

—¿Por qué hiciste esto?

Shirke 2, con una sonrisa resignada, responde:

—Lo hice... porque es mi deber como clon proteger a mi yo original, así como tú proteges a N 13. ¿No es así? Jejeje. Quizás con el tiempo logre desarrollar sentimientos. Aunque no soy la Shirke que conociste, ella estaría orgullosa de cómo he dominado y evolucionado el poder feérico. Mi vida ha llegado a su fin, tu espada ha atravesado mi corazón y tu polvo ha invadido mi cuerpo. Ya no puedo hacer nada más, solo esperar mis últimos latidos.

Nisha, con lágrimas en los ojos, dice:

—¿Por qué tuvo que ser así, Shirke? ¿Por qué?

Shirke 2, con voz llena de resignación, responde:

—Lo que he aprendido en mis años de vida es algo a lo que ustedes llaman "Destino". A menudo es cruel, pero al final ofrece respuestas. El mío fue cruel, solo serví como arma y complemento para mi yo original, siempre fui la sombra de lo que alguna vez fui...

Con una risa irónica, su corazón se detiene, y su cuerpo comienza a desintegrarse en polvo mientras el viento se lo lleva.

Nisha se acerca a N 13, colocando una mano en su hombro. El sol sigue brillando, pero nubes de lluvia comienzan a acercarse desde el horizonte.

Nisha, con un tono sombrío, dice:

—Pronto lloverá... Será mejor que busquemos a mi padre y pongamos fin a esto.

N 13, con una mirada decidida, responde:

—No hay vuelta atrás. Ha llegado el momento de que enfrentes tu pasado, Nisha. Enfrenta al hombre que te dio la vida.

En lo profundo del bosque, la mutante furiosa observa cómo Nisha la supera en poder.

Shirke, con furia, jura:

—¡Maldita zorra, esto no se va a quedar así! Cuando el efecto de tu polvo pase, volveré a por ti, perra mal parida.

De repente, una espada de luz atraviesa a Shirke, quien vomita sangre sobre el filo reluciente.

Wayland, con una expresión implacable, declara:

—No habrá una próxima vez, Shirke. Tu fracaso no será tolerado.

Shirke, sorprendida, pregunta:

—¿Wayland? ¿Cómo me encontraste?

Wayland responde con frialdad:

—Aunque intentes huir desapareciendo tu poder, mi tercer ojo es la clave para rastrear a mis enemigos y hacerles pagar por su incompetencia.

Shirke, furiosa, grita:

—¡Maldito seas tú y la bastarda de tu hija!

Sin piedad, Wayland parte a Shirke en dos y comienza a absorber su sangre, adquiriendo su poder.

Wayland, con una mirada calculadora, dice:

—Ha llegado la hora de un reencuentro familiar... Veremos qué tan fuerte te has vuelto, Nisha...

El guerrero camina hacia la neblina del bosque, su espada de luz apagándose lentamente.

Continuará...

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