IV. EL CLUB DE LOS RARITOS
NARRA ELIZABETH:
Estaba enlistando mis cosas para ir a la escuela, hoy tocaba actuar en el club de teatro, si estaba en teatro, mi madre siempre quiso que fuese actriz o lo que sea, y cuando aún estaba viva prometí ser una actriz a futuro, mañana vendría mi padre con su esposa de vez en cuando se iba de casa y vivía con ella y su nueva familia dejándome sola, realmente no me molestaba, el que estuviese aquí él solo presentaba un problema para mí.
Iba caminando, y vi a Pietro corriendo a gran velocidad nuevamente, no hice nada para detenerlo, aunque pudiese hacerlo, seguí caminando, sabía que quizás si le simpatizaba lo suficiente se daría la vuelta y volvería a hablar conmigo.
Pues una vez que llegue, al parecer no se dio cuenta... o no le simpatizaba, al ingresar a la sala estaba Amanda, ella era una de las chicas populares, y una de las mejores actrices en el club de teatro, y no cabía decir que obviamente muchas personas gustaban de ella, ya que era muy atractiva.
— Elizabeth deja de usar las indumentarias del club de teatro— dijo Amanda, a penas me vio.
— Ah, si es que ya sabes, amo la indumentaria del teatro, que por cierto debo traer de casa y robarla a mi abuelita, porque el club no me presta.
— Qué loca— volvió a decir.
Vi cómo la cara de Pietro se desvivía por ella, era de esperarse después de todo, la mayoría de los hombres estaban igual de locos por ella.
Ella se acercó a él para hablarle, y este puso cara de bobo al instante, sin siquiera ocultarlo.
— ¿Iras a verme a la obra Peter?
— Claro, como perdérmela — contesto él.
— Te espero — le dijo guiñándole un ojo para luego irse.
— Yo solo lo miré y él pronto me hizo una seña con ambas manos.
***
Llego la hora de actuar, nuestras prácticas eran de Alicia en el País de las maravillas, yo era la Reina de corazones, y Amanda obviamente Alicia, pero no me importaba porque siempre preferí a las villanas, que la Reina tuviera una afición por cortar las cabezas me encantaba, cosa que yo no haría literalmente, tampoco era asesina o loca, pero había que disfrutar aquel momento.
Pietro estaba en primera fila, no entendía por qué me molestaba tanto que se viera como un bobo al ver a ella, ¿celos?, como iba a ser eso si apenas lo conocía, quizás solo me emocionaba la idea de tener un posible amigo mutante, como yo y poder salir de aventuras juntos.
***
Estaba sentada en mi trono mientras un chico disfrazado de naipe me habla al oído para darme a entender que se ha infiltrado una intrusa.
— Me levanté rápidamente de mi trono —!Que le corten la cabeza!— grité.
Oía como los demás abucheaban, como tenía que hacer un movimiento con mi mano, la moví de forma elegante y actuada para hacer una ráfaga fuerte de viento, no pude evitar que se formara una sonrisa maléfica en mí, al oír a los demás gritar.
Pietro me miraba atónito, sabía que la que había hecho eso era yo, mientras los demás estaban buscando una posible fisura donde pudo haber entrado el aire.
***
NARRA PIETRO:
Al terminar la actuación esperé a Elizabeth fuera del camerino, sabía que estaba usando sus poderes deliberadamente, quizás el papel de villana le sentaba bien.
La primera en salir era Amanda, que aún seguía utilizando el vestido de Alicia, se veía tan linda.
— Actuaste genial, me emocioné mucho— dije.
— Gracias, eres muy lindo, Peter — contesto ella.
— Eh, muchas gracias.
— ¿Podríamos salir un día?, ¿Podríamos ir al cine?
— Sí, claro, están las películas de Drácula en estrenos.
Elizabeth salió, utilizando la vestimenta de la reina y su pintalabios rojo.
— Bueno, después planeamos bien nuestra cita— salí corriendo normalmente detrás de ella— Elizabeth espera.
— Ah, hola — dijo ella dándose la Vuelta. —¿Sí?, ¿Qué sucede?, no soy buena dando consejos amorosos
— ¿Por qué utilizas tus poderes estando aquí?, ya sabes, los centinelas pueden estar por aquí.
— ¿Y a ti qué te importa?, desde cuando eres tan aguafiestas, solo lo hice porque lo merecen y ya.
— ¿Solo porque sí?, ¿no te estarás tomando muy en serio tu papel de villana?
— Deberías mejor preocuparte por tus problemas de adolescente, en vez de estar hablando conmigo.
— ¿qué te pasa?, ¿por qué te enfadas?, no te he hecho nada.
— Si tienes razón, discúlpame, solo que en estos momentos quiero estar sola, ya sabes — dijo.
— Discúlpame entonces por preocuparme, me iré a casa, nos vemos, espero que me hables cuando pase todo ese berrinche tuyo —dije.
— Sí.
— Salí caminando sin usar mi velocidad —¿Qué le pasaba?, sabía que había sido aguafiestas, me recordaba las palabras de mamá, pero realmente no quería que pasara nada, y en el peor de los casos que nos atraparan a ambos.
***
NARRA ELIZABETH:
No entendía por qué me sentía así, enojada, y con una sensación extraña, fui una odiosa con Maximoff, no quería alejarlo, quería seguir hablando con él y compartiendo nuestros poderes, no podía sentir celos, quizás pensaba que por tener poderes como él, seriamos buenos amigos de inmediato.
Llegue a casa, no estaba mi padre, mi casa era realmente pequeña y oscura, nos habíamos mudado después de la muerte de mi madre, ella era una doctora, y prácticamente mantenía los gastos de una casa mucho más grande, finalmente cuando falleció, papá vendió aquella, casa para comprar está que era mucho más pequeña.
Fui a mi habitación y me recosté en la cama, tenía un tocadiscos y con solo mover mis dedos podía hacer que las agujas cayeran, comenzó a sonar if can't have you.
— Muy conveniente — dije en voz alta — mañana me disculparé con él supongo — toque mi estómago— siento algo extraño, debe ser la sensación de culpa o hambre.
Mientras escuchaba la música sentí cómo un remolino de cosas flotaban sobre mí, abrí mis ojos y así era, mucha de mis cosas estaban levitando alrededor, por alguna razón no me había dado cuenta de que estaba haciendo eso.
— El poder de la ansiedad y la depresión —dije riendo — sentí cómo la puerta delantera de la casa se abría —así que rompí con la concentración de golpe, mi padre no podía saber que tenía poderes, él podría ser el primero en llevarme a la hoguera y acusarme de brujería.
— Elizabeth llegué, ¿preparaste comida?— dijo mi padre.
— No, hace no mucho llegue de la escuela, pensé que no estarías hoy — contesté.
—! Siempre la misma mierda, ¿Qué quieres que coma?, por eso no me gusta estar aquí¡, siempre piensas y supones mal— grito.
—! Vete con tu amante entonces y déjame en paz¡— grite de igual manera.
— Si tal vez en algún momento lo haga.
Odiaba esto, baje al primer piso y azote la puerta, iría al bosque a estar en paz un momento.
— Madre, te extraño tanto — dije.
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