🎭13🎭
Namjoon podría decirse que vivió una vida acomodada.
Su padre tenía dinero, pero apenas los suficiente para considerarse de la alta sociedad.
No tenían un renombre de generaciones o algo parecido, solo una buena habilidad para los negocios y contactos correctos.
Namjoon no se enfocaba mucho eso realmente.
Su hermana mayor era la que se la pasaba con su padre, aprendiendo sobre el negocio, y todas esas cosas aburridas que hacían al moreno querer dormir.
Siempre fue más artístico, se noto desde chico.
Y al mostrar talento, se le permitieron tutores y luego la academia.
Namjoon eran feliz, realmente.
Llamó la atención de sus maestros, que lo hicieron tocar, dirigir y luego presentar su piezas a otras personas en la industria.
Logró hacerse un nombre, y un día llamó la atención del Royal.
Necesitaban un compositor, alguien que trajera algo fresco, y algunos inversionistas eran familiares con su trabajo.
Con eso, conoció al duque y duquesa Kim, dueños del teatro y sus jefes hasta el día de hoy.
Con eso conoció a Seokjin, su más bonita y preciada casualidad.
La primera vez que Namjoon vio a Seokjin, fue cuando el chico entró sin tocar al despacho de su padre, el día que se le estaba contratando formalmente.
El duque Kim los presentó a ambos, Namjoon haciendo una reverencia al joven, mientras Seokjin le saludaba formalmente, pidiendo disculpas por la interrupción.
Era un hombre de extremada belleza y elegancia, es lo que resaltaba en su persona a primera vista.
Fue algo corto; Seokjin solo buscaba preguntar algo sobre carruajes y un viaje a su padre, pero ese minuto y medio le hizo que Kim Seokjin llamara su atención.
Eso hizo que Namjoon mantuviera un ojo sobre él, en la primera fiesta formal a la que asistió en el hogar de los Kim.
Era la casa más grande en la que había estado, casi todo blanco, que hacía resaltar las decoraciones bañadas en oro.
Traía un traje que jamás se pondría normalmente, tratando de dar una buena impresión mientras hablaba con personas conectadas en la realeza y los negocios más importantes de Inglaterra.
Se sentía tan fuera de lugar, entre ese mar de desconocidos distinguidos, con trajes aburridos y vestidos excéntricos de tafetán.
Termino en una esquina del salón, viendo a personas bailar mientras una pequeña orquesta tocaba una suave melodía, champaña en mano.
Y entre todo ese alboroto, lo vio de nuevo.
Kim Seokjin, con un traje blanco, una capa de tul sobre sus hombros mientras bailaba con una chica más baja que él.
Sonrisa cortes y movimientos finos.
La música terminó, Seokjin despidiéndose con una reverencia de la mujer y tratar de alejarse.
Su madre lo tomó del brazo, deteniéndole.
"No corras Seokjin"
"No quería-"
"Hay muchos jóvenes aquí. Podrías hablar con las hijas de Cha. O el sobrino que trajo el señor Lee ¿Uhm?"
"Tratare"
"Bien, no quiero que te quedes sin bailar mucho tiempo"
La mujer se alejó para hablar con una conocida, dejando a su hijo respirar.
Seokjin miró a su alrededor, tomando una copa de un sirviente de la casa que pasaba frente a él.
Todos hablaban entre sí, o bailaban; ocupados en sus asuntos.
Noto como sus padres no lo notaban, ocupados en las buenas impresiones y que jugoso rumor circulaba en estos días.
Comenzó a lentamente caminar hacia atrás, perdiéndose entre la gente hasta lograr salir del salón, creyendo pasar desapercibido.
Sin notar el par de ojos que habían visto su huida con una ceja arqueada.
Namjoon lo siguió, abriéndose paso entre las personas que parecían ignorarle.
Giro hacia un pasillo, el final de la capa indicándole a donde ir, como si fuera la juguetona luz de la luna guiando su camino.
Una puerta se cerró cuando llegó al camino lleno de habitaciones, ni un alma cerca.
Su mano izquierda seguía aferrándose a la copa de champaña, el líquido aún burbujeante.
Abrió la primera puerta, encontrando oscuridad.
Fue a la siguiente, luz dentro de esta.
El lugar estaba repleto de libros, en sus paredes y libreros en medio de la estancia.
Sus pasos apenas se escuchaban contra el suelo de madera, mientras veía con fascinación los montones de títulos que se encontraban allí.
Pasó sus dedos por los lomos de cuero, el olor a páginas estando en el aire.
Pasó por los primeros dos pasillos, pensado si sería impropio pedir libros al Duque, observando las ediciones tan magnificas que poseía.
Antes de parar de caminar al ver al chico en blanco, tomando un libro de una repisa alta y abrirlo.
Seokjin se volvió, palideciendo al verse descubierto.
"Ah... Señor Namjoon"
"Perdón, no quería importunar" Namjoon hizo una reverencia.
"No, no importa" Seokjin le sonrió algo nervioso "Solo... me sentía algo abrumado allá afuera"
"Entiendo" Namjoon puso sus manos en los bolsillos de su saco "Lo comprendo. La verdad, estaba buscando la manera de alejarme de allí. No soy bueno en estos eventos sociales"
"Mala idea hacer negocios con mi padre entonces" dijo Seokjin. "Le encanta hacer alboroto por todo. Siempre hay personas en la casa"
"Suena agotador"
"Lo es" Seokjin se sintió relajarse al ver que el chico no parecía querer delatarle o llevarlo de vuelta a la fiesta "Puedo compartir el escondite, si desea"
"Solo si está seguro"
"Claro" Seokjin se sentó en gran sofá azulado, dejando el libro en su regazo. "Entonces ¿Compositor?"
"Ah, si" Namjoon se sentó en otro sofá esmeralda que estaba a su lado "Es un honor que su familia me tomara en cuenta para el puesto"
"Bueno, a mis padres les encanto cuando escuchamos su trabajo hace unos meses"
"¿Me ha escuchado antes?"
"Soy afín a las artes. Me gustan las presentaciones de la academia. Mi familia y yo vamos regularmente" Seokjin paso sus dedos por las letras doradas en la tapa de cuero. "Su trabajo me pareció... conmovedor. Optimista, es difícil encontrar optimistas estos días"
"Oh... Me halaga" Namjoon no pudo suprimir su sonrisa "Espero la siguiente obra le guste"
"¿Tendrá un buen final?"
"No soy fanático de los finales tristes" confesó Namjoon.
"Tampoco yo"
Namjoon sintió que hablaron por horas; Seokjin mostrándole todos los libros que consideraba sus favoritos, notando lo mucho que tenían en común.
Seokjin era la persona más interesante, culta y elocuente con el que había tenido el placer de hablar.
Y para Seokjin, Namjoon no se quedaba atrás.
Con él, no eran las mismas conversaciones vacías sobre el clima, quien estaba cortejando a quien, o que vestido se había repetido para otro baile.
Namjoon se sentía real, como una persona normal. Alguien con quien conversar de cosas realmente interesantes, que le importaban.
"Bien, pero podemos estar de acuerdo que el mejor trabajo de las Brontë es Cumbres Borrascosas ¿No?"
"Claro que si. Siento que debería ser conocimiento general" Namjoon se quedó pensativo "Emily debió escribir mal. Hubiera cambiado el mundo"
"A veces los mejores se van más pronto" Seokjin dejo el libro de nuevo en su repisa "Deberías venir aquí si quieres leer... Puedo dejarte entrar"
"¿Enserio? No quiero abusar de su hospitalidad"
"No, insisto. Me gustaría hablar más con usted... No he tenido con quien compartir mis pensamientos literarios nunca. Sería bueno tener compañía"
Namjoon sintió sus mejillas calentarse, antes de solo asentir.
"Me encantaría"
Para Seokjin, la atracción comenzó lentamente.
Primero, solo le encantaba tener un amigo.
Poder entrar al teatro y ver el trabajo de Namjoon, quedarse hasta tarde con té, hablando sobre cualquier cosa a la luz de las velas.
O tener con quien escabullirse a la biblioteca o el invernadero durante los tediosos bailes en su hogar.
Susurrarse secretos y sueños entre copas de champaña y bocadillos robados del salón.
Namjoon lo entendía, sabía que necesitaba o que quería decir con solo ver sus gestos, o estudiar sus silencios.
Y con el tiempo, comenzó a notar como mariposas podían parecer revolotear en su interior ante la vista de esos hoyuelos.
Que era magnético la manera en que la espalda de Namjoon se veía cuando se alejaba de él, ese porte varonil haciéndole querer abrazarle y jamás soltarlo.
O como luego su mirada se perdía en los labios de Namjoon, este recitando un poema para él o hablando de su última revelación filosófica, con su voz grave que solo usaba al estar completamente solos.
Esa voz que podía causar un escalofrío que recorría toda su espalda, y luego podía ser su perdición si ese toque eléctrico estaba sobre él.
Kim Seokjin cayó lento, pero sin reservas por Kim Namjoon.
Y Namjoon espero por él, porque su corazón fue suyo desde aquella afortunada noche.
"¡No puedo creerlo! ¡Después de todo lo que hemos hecho por ti! ¡Quieres avergonzarnos de esta manera!"
Seokjin sorbió sus lágrimas mientras su madre estaba histérica a sus espaldas.
Estaba sentado en el despacho de su padre, el hombre sin decir una palabra mientras su mujer caminaba de lado a lado.
"No puedes hacer esto. No puedes casarte con alguien así"
"Ya le dije que si"
"¡Pues sal ahora y recházalo!"
"¡No puedo hacer eso!"
"¡Nadie le creerá! ¡Solo ve y arregla esto Seokjin!"
"¡Pero si yo lo amo!"
"¿¡No ves quien es!? ¡No tiene un titulo! ¡Ni renombre! ¡Su familia son unos don nadie! ¡Piensa en eso! ¡Seremos la burla! ¡No te educamos así! ¿¡Quieres matarme de un infarto!?"
Namjoon estaban en la sala de la familia, escuchando los gritos desde fuera.
Apretó la tela de su pantalón mientras aguantaba la necesidad de correr a defender a su amado, tragando duro mientras esperaba lo peor.
Solo era un chico con su corazón en la mano esperando la bendición de hacer a Seokjin la persona más feliz en la tierra.
El duque masajeo su cabeza, mientras su esposa seguía gritándole a su hijo que tenía que entrar en razón.
"Bien, cariño" se refirió a su mujer "Creo que debo hablar con él a solas"
"Pero, tiene que entender-"
"Déjanos solos por favor"
Seokjin miró a su madre entre lágrimas, antes de verla bufar frustrada y salir de allí con un portazo.
La mujer miró con tanto desprecio a Namjoon, quien solo bajó su mirada mientras la escuchaba alejarse entre los pasillos de la enorme casona.
Seokjin miró a su padre, quien jugaba con una pluma en su escritorio.
"Lo lamento..." dijo con un hilo de voz "Pero... nunca te he pedido nada. Jamás he querido nada más de lo que me dan hasta ahora. Solo... perdóname"
Hubo más silencio, haciendo que Seokjin quisiera quebrarse entre lágrimas ahí mismo.
El hombre mayor hizo girar la pluma, antes de mirarlo de reojo.
"¿Es verdad?"
Seokjin trató de aclarar su garganta.
"¿Qué parte?"
"¿Lo amas?"
Seokjin relamió sus labios, antes de mirarlo directamente.
"Si"
"Y él te ama. Está aquí arriesgando su trabajo y la poca reputación que tiene en este momento"
Seokjin apretó sus dientes.
"Si tu respuesta es no, déjalo ir en paz. No me acercaré a él para nada. Solo no hagas algo para dañarlo"
El hombre miró a su primogénito, sus ojos llenos de lágrimas, tratando de mantenerse firme ante él.
Y el anillo que había aceptado hace unos minutos en su dedo anular.
Estaba aterrado, pero no iba a retractarse. No iba a rendirse ahí mismo.
"Una vez estuve en tu posición" el hombre suspiró "Y termine casándome con tu madre en vez de la mujer que amaba"
Seokjin sintió su corazón saltar en esperanza.
"No hagas el error que yo hice..." el hombre le sonrió con cariño "Yo no podría hacerte eso. Nunca te había visto tan feliz con alguien ¿Sabes?"
"Entonces... ¿Es un si?"
"Si crees que ambos podrán manejar el teatro. Planeaba retirarme apenas se te propusieran y, diría que Namjoon sabe lo que hace allí"
Seokjin no pudo suprimir la sonrisa que se dibujó en sus labios.
"Gracias..."
"Vamos, sal para que lidie con tu madre"
Seokjin asintió, haciendo una reverencia llena de respeto antes de salir corriendo de allí.
Namjoon levantó su vista ante los pasos apurados, ya mentalizándose a tener que recibir ese anillo de vuelta.
Pero Seokjin solo le sonreía en cuanto lo vio.
Y Namjoon se lanzó a abrazarlo, sus labios encontrándose en un instante.
Tenía a su querida luna a su lado, y daría todo por ella.
Hasta el fin de la eternidad.
Namjoon gruño en frustración, mientras arrugaba otra partitura.
No servía, nada servía.
Tenía que terminar esa canción, tenía que entregar ese solo.
Era la primera producción donde ambos estaban completamente a cargo.
Tenía que ser Perfecto.
Ya tenía suficiente Seokjin con la presión de su familia, y todos esos cuchicheos sobre ambos.
Tenía que probarles lo digno que era, que no solo era un compositor con suerte que había engañado al joven Kim al compromiso.
Esa era una de las terribles cosas que había escuchado sobre si mismo; aunque le hacía hervir más la sangre cuando su querida luna era el sujeto de críticas.
Les cerraría la boca, lo sabía.
Hasta que hiciera esa canción funcionar.
Ok, estoy enamorada de este fanfic por muchas razones.
Amo las cosas dark academia, romancé y artes escénicas.
Es toda la estética que me gusta, en una cosa.
En fin, espero les esté gustando también a ustedes.
Y obvio ya le hice playlist y mood board a estos dos.
Las dos primeras canciones los definen completamente.
Les dejo el link por si lo necesitan: https://open.spotify.com/playlist/4AoH2RzeG955DdqRJeIN9H?si=BXI7xdv3SWeUDoloWNqEzw
Les amo.
-RainyNat🌻💙
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