🎵9. Amistad antes que amor🎵

Después de todas las confusiones entre Alec y Dela, ella trato por todos los medios de evitarlo pasando más tiempo con Jos, Kat y el resto de los chicos, ya que seguía pensando que Alec aún no cerraba la historia que tenía con Melody.
Dela decidió estar lejos y olvidarse de ese sentimiento que aún no descifraba del todo, por otra parte el destino era misterioso y jamás se sabía cuando tomaría el control, por eso muchos dicen que es caprichoso.

Durante el descanso de la práctica de canto, los chicos se las arreglaron para que Alec tuviera que limpiar el salón después de que ellos se fueran, por alguna razón Alec no encontraba excusa para negarse, ya que seguía poniendo incómoda a Dela pensó en que dejarla sola por un tiempo tal vez solucionaría la situación.

—Y que quede bien limpio —le gritó Eriol antes de irse.

El rubio enojado reaccionó levantando la escoba con ambas manos apuntado hacia el chico que ya se había ido cerrando la puerta detrás de él, no le quedó más que detenerse y comenzar hacer el trabajo que le asignaron.

Al mismo tiempo cierta castaña que olvido sus libros y libreta de apuntes en el aula de música regresaba por ellos ignorando por completo que se toparía con el chico que estuvo evitando todo el día. Dela entró pensando encontrar el salón vacío cuando recordó que los chicos habían puesto a Alec como encargado de la limpieza ese día.

—¿Qué quieres Eriol? —preguntó molesto antes de darse cuenta de que no se trataba de su amigo—. Lo siento, ¿Qué pasó? ¿Olvidaste algo?

—No te preocupes, solo vine por esto —señaló los libros y su libreta.

—Ya veo, entonces hasta pronto. —Alec no intento hablarle más de la cuenta y se dedicó a agachar su cabeza, mientras terminaba de limpiar.

—Sí, hasta pronto. —Ella camino torpemente hasta la puerta y tomó la perilla en sus manos indecisa de decir algo más antes de irse.

—¡Espera! —él habló primero.

—¡No! —Dela gritó de modo sorpresivo haciendo que Alec diera un pequeño salto hacia atrás.

—Oye sino quieres hablar lo entenderé no tienes que gritar—replicó él.

—No —repitió Dela—. La puerta esta cerrada —señalo asustada.

—¿Qué? Eso no es posible —se dirigió a comprobarlo—. Déjame probar a mí.

La aparto para intentar abrir por su cuenta, pero la puerta parecía atascada era imposible de abrir desde dentro, al menos no sin una llave.

—¡Estamos encerrados! —susurró Alec sin creerse lo que decía.

—¿Qué? —chilló la chica antes mirar en su mochila en busca de su teléfono móvil—. No está.

—¿Qué sucede?

—Mi teléfono, tal vez se me quedó en mi casillero —balbuceaba sin dejar de buscar con insistencia en su mochila.

—Veré el mío. —Alec saco el suyo—. La batería esta muerta olvidé recargarlo esta mañana —repuso temeroso de la reacción que Dela tendría.

Dela ya estaba bastante enojada para entonces a la vez que asustada, pues sino salían corrían el riesgo de tener que pasar la noche en ese lugar juntos y posiblemente ser la entrada principal del blog escolar por la mañana, aunque no pasará nada entre ellos a Hiroki jamás se le escaparía una noticia como esa, eso era seguro.

—¿Cómo es posible qué no cargues tu teléfono? —se enfadó arremetiendo contra él.

—No es mi culpa la puerta estaba bien hace un momento —replicó empezando la discusión—. Llegaste y la bloqueaste o algo.

—Yo no hice nada.

—Pues yo tampoco.

Cada uno escogió una esquina del aula para alejarse del otro y se quedaron de esa forma sin hablar por un largo tiempo. Dela era la más preocupada sabía que su familia la buscaría y probablemente también la castigaría cuando la encontrarán, por otra parte Alec no tenía problemas con sus padres, ya que siempre estaban fuera de casa, ellos probablemente nunca se darían cuenta si no llegaba al menos por un día.

La ley del hielo seguía vigente con ese incómodo silencio que nadie quería romper hasta que el estómago de Dela lo hizo sin querer, el gruñido resonó y se escuchó claramente haciendo eco ya que no había más ruidos que lo ocultaran, la chica bajo la cabeza y se tapo el estómago con ambas manos notablemente nerviosa y avergonzada.

—Puedes comer esto. —Alec le extendió una bolsa de papas fritas que traía en su mochila.

—No, gracias. —Ella lo rechazó de inmediato, pero su estómago volvió a reclamarle.

—Los dejaré aquí.

Alec se alejo un poco dándole espacio al mismo tiempo que terminaba de limpiar. Dela decidió tomar los bocadillos que le hacían falta mientras tanto.

—No deberías ser tan terca —murmurró Alec para sí mismo, pero ella lo escuchó claramente.

—¿Qué dijiste?

Hizo una mueca al notar que había dicho esas palabras en voz alta —Nada...espera —repuso—. Es verdad lo dije eres terca.

—Oye...

—No —le interrumpió—. Tú escucha, no te entiendo primero dices que seamos amigos, me ayudas con el baile y luego me ignoras por completo ¿Hice algo qué te molesto o qué?

—Eso debería preguntarlo yo —se ofendió.

—¿De qué hablas cuándo te ignoré?

—Eres un idiota con cerebro de pez, no tengo porque decirte nada. —Dela perdía la paciencia y temía mencionar algo que la hiciera ver como una chica desesperada.

—Sino me lo dices, ¿cómo se supone qué lo sepa?

—No lo sé, por qué no vas y se lo preguntas a Melody apuesto que ella estaría encantada de decírtelo —se le escapó, pero ya era tarde para componerlo.

—¿Melody? ¿Todo esto es por ella?—replicó entendiendo un poco más lo que sucedía—. Ella es solo mi amiga, de hecho mi mejor amiga habló mucho con ella, pero ¿Por qué te molesta? ¿Acaso estas celosa?

—Ya quisieras. —Dela trató de disimular el pequeño sonrojo que aparecía en sus mejillas.

—Estás celosa —repitió Alec, consiguiendo que ella se enfadará todavía más.

—No lo estoy.

—Sí lo estás.

Ambos siguieron discutiendo uno contra el otro, caminando y retrocediendo hasta que Dela quedó de espaldas contra el estante de discos de la pared y se le hizo imposible escapar de la mirada de Alec quien la acorraló poniendo ambas manos sobre el estante a modo de impedir que ella se moviera de ese lugar.

—Ya basta, ¿Por qué estaría celosa? solo porque estabas con ella eso es tonto —contestó tratando de alejarlo un poco presionando una mano contra el pecho de él—. Sería tan tonto como decir que tú estás celoso cuando yo estoy cerca de otros chicos.

—¿Y si lo estuviera qué? Es lo que siento, no me molesta decirlo ¿Sigue siendo tonto? —replicó Alec con la mirada fija en los ojos de Dela.

—¿Qué?

Alec se acercó a ella cuando el estante se comenzó a tambalearse y algunos discos empezaron a caer sobre ellos
Él reaccionó rápido protegiendo a Dela, la abrazo cubriendo su cabeza y atrayendola contra su pecho, el ruido fue tan fuerte que solo unos minutos después llegó Kat y abrió la puerta con ayuda del conserje de la escuela.

—Me alegro que estén bien —sonrió Kat aliviada.

—Sí, gracias a tí —le agradeció Dela dándole un fuerte abrazo.

—De nada, me pregunto ¿Cómo se habrá cerrada la puerta tan de repente y con llave? —inquirió Kat pensativa.

Mientras tanto Alec se había lastimado un poco el brazo al caerle encima las cajas de discos y utilería que había en aquella aula, todo por proteger a Dela.

—¿Estás bien? —le preguntó ella sentándose a su lado en una de las sillas del aula—. Déjame ayudarte —tomó la venda para vendarle la herida.

—¡Oh por todos los dioses! ¿Alec perderá el brazo? Es una herida enorme. Alec confía en mí, puedes decirme tus últimas palabras se las transmitiré a tus padres —dijo Kat algo alterada después de ver el brazo de Alec.

—Estoy bien, solo son raspones, Kat siempre exageras —aseguró sonriendo.

—No lo hago, mi trabajo es cuidarlos como su amiga y manager —replicó—. Llamaré al doctor ahora mismo —añadió para alajerase y usar el teléfono.

Dela y Alec sonrieron juntos, los malentendidos entre ellos había terminado al menos de momento, y el plan de cierta persona había funcionado sin más complicaciones; sin embargo su ayuda debía mantenerse en secreto para no volver a complicar las cosas entre ellos.

—Vamos a practicar mañana —propusó Dela—. Te enseñare a bailar sin temor de las miradas de la gente.

Alec asintió —Eso estaría bien. Espera ¿Cómo sabes? ¿Kat te dijo?

—¿Qué murmuran ustedes dos? —cuestionó Kat al volver.

—Nada —sonrió Dela—. Vamos me acompañas verdad amiga, nos vemos. —Ella se despidió de Alec.

—Por supuesto —asintió a Dela para luego mira a Alec—. Escucha hice la cita con el doctor para mañana por la mañana. Iré por ti, no lo olvides. —Kat se despidió para ir con su amiga en el auto.

—Esta bien, hasta mañana. —Alec se despidió de ambas y las vio alejarse—. Ya puedes salir —le dijo sin voltear sabía quien se escondía cerca sin ser notado.

—¿Soy tan obvio? —Jos salió haciendo una mueca, pues pensó no haber sido descubierto al ocultarse en una de las miles de aulas que había en el campus.

—Algo así.

—Perdóname.

—¿Por qué? no has hecho nada malo —replicó Alec volteando para encontrarse con su amigo.

—Te lastimaste, aunque no lo planeé así solo quería que tú y ella arreglarán sus problemas, es exasperante verlos huyendo uno del otro —explicó Jos disculpándose.

—Sí, está bien te lo agradezco.

—No tienes porque, no lo hice exclusivamente por ti. Dela se veía triste, así que lo hice por eso —indicó—. En el futuro evita molestarla, ¿bueno? De otro modo no sé si podríamos seguir siendo amigos. —Jos se adelantó unos pasos buscando irse.

—Ok, entiendo. De todos modos gracias —replicó Alec, antes de que su amigo desapareciera.

Jos solo levanto una mano para despedirse, pero sin voltear a verlo sé fue alejando hasta desaparecer de su vista.

«Amistad antes que amor. No sé si pueda seguir creyendo en eso por más tiempo» —pensó Jos, mientras se iba.

Continuará...

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