Show-Tell
No habían terminado las clases, asi que, mañana tendrían que dar explicaciones para que no los pusieran a limpiar los salones el resto de la semana.
Y apenas era lunes.
Mientras tanto, sabían que no era buena idea ir directamente a sus casas, o ese era el caso de Nagisa, su madre se volvería más loca de lo normal si se enterara de que se escapo de la escuela en horario de clases.
Pero bueno, ahora tenía que concentrarse en su amigo, tenían algo de que hablar seriamente.
Estaban bajo un puente, descansando, pues gracias a si escapada de la escuela, tuvieron que correr hasta donde sus piernas les permitieron.
—Izuku...
—No—Dijo cortante el pecoso.
—Sabes que aún así hablaré ¿cierto?
El peliverde soltó un corto suspiro, sabia que tenía que hablar sobre lo que pasaba en su escuela, pero nunca lo había hecho, almenos no con alguien, ni siquiera su propia madre lo sabía solo lo hablaba él solo, sin nadie que lo escuchara, murmurando para si mismo a las 12 de la madrugadaen su recamara.
—Si...lo sé.
El peliceleste lo miró con compasión, sabia lo dificil que le era a su amigo decir que tenía problemas, pero quería ayudar, aunque fuera en lo más mínimo, como escuchar y llenar de mimos a su amigo acompañado de helado de vainilla y chispas de chocolate.
Estiro su mano par sujetar la de Midoriya, quería decirle con ese apretón, que estaría dispuesto a escuchar lo que sea que el pecoso tuviera que decir, ya dependería si le dejaba hablar o no, aunque jamás haría algo asi.
Pero por el momento, quería que Izuku se desahogara contándole todo lo que pasaba y lo que estaba sintiendo.
Al parecer el pecoso captó el mensaje, se quedó inmóvil por unos segundo luego empezó a temblar y los sollozos no se hicieron esperar, mientras Nagisa escuchaba con calma y tranquilidad las torpes palabras de Midoriya.
Pero mientras tanto, en su cabecita cubierta por cabellitos celestes, trazaba una estrategia para hacer que Midoriya saliera de ese infierno.
Y ahora su lista negra tenía nuevos integrantes, y el principal era un rubio ceniza con cara de estreñimiento.
Cuando el pecoso terminó de borrar cualquier rastro de sus lágrimas, decidieron que estar debajo de un puente no era el mejor lugar para borrar las penas, asi que mejor prefirieron ir a dar una vuelta por el centro comercial que estaba más cerca.
Para llegar a el centro comercial tenían que cruzar el puente, así lo hicieron, pero, Midoriya se acercó a la orilla donde estaban los barandales para evitar que alguien cayera fuera del puente.
Al ver esto Nagisa se acercó a él peliverde que miraba con asombro el cielo, Nagisa dirigió su vista hacia donde Izuku miraba tan fijamente, entonces vio que estaba pasando una pequeña avecilla.
—Oye, Nagisa — llamo el de pecas para capturar su atención.
—¿Hm?
—¿Recuerdas, que una vez te dije que quería volverme un ave para ser libre?
—Izuku...
—¿crees que pueda volar desde aquí?
—¿Izuku que es lo que intentas hacer?
El peliceleste tomó rápidamente a su amigo de uno de los brazos que tenía aún agarrado del barandal del puente, con ese agarre Izuku reacciono y retrocedió hasta estar lo bastante lejos de la orilla.
—L-losiento...m-me-mejor ya vámonos.
—s...si, si esta bien.
El resto de su tarde, fueron risas y pequeñas bromas entre ellos, un momento muy agradable para ambos, almenos así pensaba Nagisa, casi nunca podían sentir tranquilidad, y menos estando en su propia casa.
El reloj marco la hora que se supone, sería la salida de la escuela, la que marcaba el fin de las clases, la hora de salir del sufrimiento y la agonía, la hora de-
ok creo que entendieron...
Nagisa acompañó a Izuku hasta la entrada de su casa, ni loco lo dejaba solo, sabía que el cara de perro rabioso con complejo explosivo vivía cerca de el peliverde.
Estaba operado del cerebro si pensaba dejar a Midoriya solo.
Cuando llegaron a la casa de el pecoso, la señora Inko le saludó, estaba muy contenta de poder verlo luego de tanto tiempo sin poder ni siquiera pasar a saludar a la casa de su antigua amiga.
—Pero no te quedes afuera cariño— dijo Inko haciéndose a un lado par que el oji-zafiro entrara a la humilde morada — pasa, siéntete como en casa.
Si supiera señora...
— Que pena con usted señora Midoriya— dijo haciendo una reverencia — agradezco la oferta...pero mi mamá me está esperando y...no creo que sea una buena idea dejarla esperando por mi.
Se iría al infierno por mentiroso.
—Oh, que pena, bueno espero otro día si puedas quedarte.
Se despidieron y Nagisa fue directamente a su propio infierno, en el cual, sabía que no tenía ruta de escape como Izuku la conseguía en la escuela.
Entrando a su casa, el aroma de la cena le recibió, tenía hambre, claro que sí, pues no habían comido nada desde que salieron de la escuela a toda prisa como almas que se las lleva el diablo.
El estómago lo estaba matando, rugía y rugía suplicando por un poco de comida, pero, eso significaba sentarse con su madre a comer.
Y era lo que menos quería en ese momento, nunca tenían algo que no fuera la escuela como tema de conversación, o la apariencia de su hijo, así que cualquier comida con ella era realmente aburrida y tediosa.
Si sacaba otro tema de conversación, era el que menos le gustaba a Nagisa...
Entro lo más sigilosos que pudo, sin hacer nada de ruido, mientras en su mente se repetía:
Que no se de cuenta, que no se de cuenta, que no se de cuenta....
Pero, como la vida lo ama tanto, al pasar cerca de la cocina, casi tira una de las sillas al chocar con ella.
Y el ruido hizo a su madre girar la cabeza, haciéndole esconderse por instinto.
—¿Nagisa?...¿Eres tu?
Suspiro frustrado, ¿es que nada le podía salir bien?
—Si...soy yo mamá...
—Te espero para cenar.
No quiero
— Esta bien, solo me cambio la ropa.
No recibió respuesta, asi que se adentró a su cuarto antes de que a Hiromi se le ocurriera decir otra cosa.
No odiaba a su madre, jamás sería capaz de hacer eso, ella fue quien le trajo a la vida, y le dedicó todo su tiempo a pesar de sus deseos de tener una linda niña.
Mentiría si dijera que eso no le causaba cierto dolor, siempre que peleaban, se preguntaba si todo sería diferente si él fuera una chica, tenía la apariencia de una, pero no era una linda, delicada y hermosa chica, nació y siempre seria un simple chico.
A su padre nunca le gustaron las peleas, así que decidió irse, dejándolo solo, indefenso y con una madre con sueños rotos de grandeza.
Sueños que pasarán a ser ahora la cruz que le tocaba cargar.
Termino de vestirse, salió de su habitación para dirigirse al comedor donde su madre le estaba esperando, al llegar, su madre estaba ya sentada en la mesa, esperándole, su mirada estaba serena, una reluciente elegancia rodeando la, pero aún así la mujer tenía un aspecto muy estricto, algunos podrían jurar que pudo haber llegado a ser abogada.
El cual siempre había sido su sueño, pero había sido frustrado cuando se enamoró del padre de su pequeño hijo 14 años, pero, que más da, ahora el podría hacer ese sueño realidad, era su segunda oportunidad.
—Siéntate querido, la cena está lista.
—Gracias mamá.
La cena transcurre de manera normal, el mismo silencio de siempre, la misma incomodidad de todos los días, lo mismo de siempre, pero si eso evitaba una pelea con su madre, estaba dispuesto a hacer lo mismo todos los días que siguiera viviendo con ella.
—Nagisa.
Ok, aquí vamos otra vez.
—¿Hm?
—Tu maestra me llamó — ok ahora si sabia a que se refería— dijo que saliste corriendo a mitad de las clases, ¿puedo saber el porqué?
—¿Recuerdas a...Midoriya?— pregunto bajando la mirada, sabia que a su madre no le caía mal el chico, pero siempre prefirió que él se comportara de manera imparcial cuando sus amigos tuvieran problemas.
Al escuchar la pregunta la mujer solo asintió con la cabeza.
— Bueno...a él le dio un ataque de ansiedad, se tiró al suelo— levantó ligeramente la vista, solo para ver el rostro sin expresión de si madre— se lo que me dirás, pero es mi mejor amigo, y-yo no podía dejarlo allí sufriendo-
Se quedó callado de forma repentina, un ardor y calor se empezó a sentir en su mejilla izquierda, ella le abofeteó, sabía que había echado a perder la cena.
—Maldita sea creí haberte dicho que te alejara de ese maldito mocoso.
—...lo lamento...
—Ay cariño, se que te agrada, pero no es una buena amistad para ti— se acerco para tomar entre sus manos el rostro de su pequeño y hacer que le viera directamente a los ojos— pero bueno, solo eres un niño, ¿qué vas a saber tu de lo que es o no bueno para ti?
Su frias manos enpezaron a acariciar su rostro, Nagisa estaba aterrado, pensaba que en cualquier momento le daría otro golpe, o le tiraría del sus coletas como la vez que bajo unos puntos en sus notas.
Trato de calmarse no quería empezar a temblar, siempre era lo mismo, las mismas palabras, o unas mucho más crueles.
¿Acaso ella no veía el daño que le causaba?
¿No veía que el también era un ser humano?
Tenía sueños, que tendría que dejar por cumplir los de su madre.
Pero no, él era un simple hijo que obedecía al pie de la letra, tal y como si fuera un muñeco de ventrílocuo, solo una marioneta para que ella hiciera lo que quiera, y lo manejara como le se más conveniente.
—Ve a dormir, yo limpio esto— le regalo una sonrisa, una que fue una de las más escalofriantes para Nagisa.
Al igual que Midoriya, el quería volverse un ave, para volar lo más lejos que le sea posible, sentir el viento en su rostro, la libertad en su corazón...
Pero jamás será así....
....
Hola :D
Si ya se que lo había puesto en pausa, pero esque....
Na mentira mejor reclamen....
Bueno he estado inundada hasta el cuello de trabajo, y no había escrito nada, ni siquiera del otro libro que tengo publicado, pero para los que lo están leyendo no se preocupen, pronto me pondré a escribir para avanzar la historia y traerles el capítulo que sigue.
Bueno, espero y les haya gustado esto que escribí....
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A mi no :v ok ya dejo de despreciar me....
Bueno nos vemos en la próxima actualización...
Chau ☆♡....
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Cancion: Melanie Martinez [Show &Tell]
Derechos a sus respectivos autores
Fecha de publicación
13-noviembre-2020
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