"Ha pasado mucho tiempo desde entonces, ¿no?" Miré hacia los ojos furiosos del hombre.

¿Puedo siquiera ganarle como estoy ahora? Tengo confianza en lo que puedo hacer, no soy un ignorante. No tengo ni la armadura mágica ni un cuerpo completamente desarrollado. Parece que estoy jodido.

Sus ojos me miraron con furia ardiente. Lo mejor era intentar reducir la tensión. "Podemos simplemente hablar de esto, ¿de acuerdo? Lamento interrumpir..." Tú. Esa fue la palabra que no pude decir mientras veía su ira morir casi inmediatamente después de que comencé a hablar. Su rostro se suavizó mientras me miraba.

"¿Eres tú, mi Señor? ¿Eres tú, Rudeus?" Su voz tenía un timbre uniforme y, casi milagrosamente, su rostro se calmó.

Qué...? ¿En serio lo acaba de hacer?

"¿Kharn?" Mi respuesta fue hecha con una voz temblorosa. ¿Me siguió?

Se arrodilló para alcanzar el nivel de mis ojos. "¿Por qué tienes la apariencia de un niño?" Tenía un brillo burlón en sus ojos. Esa fue la primera frase adecuada que me dijo el hombre. Podría haberme preguntado cualquier cosa, pero me hizo una pregunta así.

Realmente es él, ¿no?

Era propio de él hacer esto. Ni siquiera me preguntó qué estaba pasando o cómo había estado. En cambio, todo lo que me preguntó fue sobre mi apariencia. "Jajaja..." escuché reír. No pasó mucho tiempo para darme cuenta de que era mío.

"¿Nunca cambias no Kharn?" Sostuve mis costados mientras reía. No pude evitarlo. Pensé que iba a estar solo en esta vida. Entonces Orsted había vuelto en sí. Después de eso me dediqué a mi misión, pero todo lo demás pasó y desde entonces poco a poco he ido perdiendo el control.

"Uhh..." Su voz profunda se arrastró. "¿Está usted bien, mi Señor? Estás, ahh... llorando..." ¿Eh? Me toqué los ojos y no lo sabrías. Hubo lágrimas. ¿Cuándo fue la última vez que lloré así? Tenía que ser después de esa pesadilla sobre Lara.

"Honestamente, no creo que esté bien, Kharn". No había nadie más a nuestro alrededor. Me di cuenta por mi magia. "Me morí... yo—yo estaba bien con eso. Estaba listo para partir... Luego, cuando desperté en Buena Aldea, todo lo que pude hacer fue pensar en todos los que dejé atrás y darme cuenta de que todos se habían ido". Su rostro se hundió ante la mención de todos.

El hombre corpulento se movió un poco, y con un claro vaivén mental, puso una de sus manos sobre mi cabeza. Lo abarcó fácilmente. Si quisiera, podría aplastarlo como una uva. "No sé por qué estoy aquí, pero sé una cosa". Intenté detener mis lágrimas. "Te ayudaré lo mejor que pueda; después de todo, soy tu fiel aliado".

Se sentó y me indicó que hiciera lo mismo. "¿Entonces supongo que sellarlo no fue suficiente?" Habló llanamente y con total naturalidad.

"No lo fue..." Sus palabras tocaron una fibra sensible en mí. "Casi olvido que estabas allí". Kharn sabía que intentaron sellar al Hombre-Dios porque él habría estado allí. Al fin y al cabo, era un espíritu que no necesitaba un maestro para mantener su forma.

"Lo lamento." Las palabras salieron sin dudarlo.

"¿Perdón por qué, Kharn?" Debería haber sido muy evidente por qué se habría arrepentido.

"Porque fui lento. Porque no era lo suficientemente fuerte... La Señora Roxy—ella—" Se formaron lágrimas en el rabillo de sus ojos.

"No hay necesidad de emocionarse. Ya lo sé". Me miró como si me preguntara cómo. "Orsted pasó por aquí hace un par de años y me lo contó". No podía obligarme a llorar. Si empezara, no pararía. "Todos ustedes hicieron lo mejor que pudieron".

Inclinó la cabeza hacia mí. "¡Y eso no fue suficiente!" Volvió a levantar la vista para encontrarse con mis ojos. "¡Por ​​mi incapacidad para protegerlos, les pido humildemente un castigo!" Su cabeza se estrelló contra el suelo, provocando que la tierra se partiera donde golpeó.

"Sé que no pararás si te dejo ir con facilidad". Verlo humillarse solo me trajo recuerdos de cuando nos conocimos; esa fue la única vez que lo había hecho. "Entonces, para tu arrepentimiento... Veamos". Me froté la barbilla. Hacía tiempo que había descubierto lo que quería de él. "Me ayudarás hasta que matemos al Hombre-Dios. Así es como te ganarás mi perdón".

Se levantó y se sentó con las piernas cruzadas. Se quedó sentado frotándose los ojos durante un rato. Solo lo miré. Eso es todo lo que pude. "Entonces, ¿Sir Orsted ha estado por aquí, dijiste?"

"Cuando tenía dos años, apareció en mi puerta". Me reí. "Es notable el impacto que mi hijo tuvo en él".

Él sonrió. "La mayor parte de eso fuiste tú, ¿sabes?" Habló en un tono tan natural que no pude evitar mirarlo fijamente.

"¿De qué estás hablando? Él nunca fue así cuando yo estaba vivo".

Su expresión se suavizó. "No cuando estabas cerca, eso es seguro, pero seguro que él era así cada vez que estabas en un trabajo". Tenía una cálida sonrisa en sus labios. Uno que no pude evitar replicar.

"Entonces, ¿qué trabajos le entregarás a un servidor?" Se golpeó el pecho con el pulgar.

"Bueno, ya conoce al presidente. Le gusta deshacerse de todo el trabajo tedioso". Suspiré después de hablar. Le dije al hombre que me diera algunos trabajos, pero era propio de él sobreestimarme y darme mucho más de lo que esperaba. "De hecho, ya terminé uno de ellos hace un año".

"¿Terminaste? ¿Qué era?" Su cuerpo se inclinó hacia adelante.

"Fue para matar a uno de las Tres Espadas del Dios del Norte; Darius envió a Nuckelgard aquí para matar a mi familia". Me encogí de hombros. "Puedes suponer cómo sucedió eso".

"Mmm." Él asintió, con la boca abierta y cerrada como si no pudiera expresar sus pensamientos con palabras. Se rascó el cuero cabelludo con una expresión de consternación en su rostro. "¿Los mataste entonces...? ¿Tú?"

"Si estás obsesionado con el hecho de que quité la vida, no fue la primera vez. Era un trabajo; Paul habría muerto si yo no los hubiera matado".

Él asintió de nuevo con la cabeza. "Entiendo..." Dejó de hablar mientras se sumergía profundamente en sus pensamientos. "Has cambiado, Rudeus". No podía decir lo que estaba pensando cuando dijo eso. "Puedo verlo por tus ojos... ¿Estás seguro de que no hay nada más que te moleste?"

"¿Además de renacer de nuevo, dejar a toda mi familia atrás, tener que saber que mi esposa murió sin mí allí y nadie se acuerda de mí? Entonces sí, estoy haciendo el honky dory". Su rostro se arrugó. Sabía que por nuestro pacto, de alguna manera él podía sentir mis emociones.

"Entonces olvida que pregunté". Agitó su mano delante de sí mismo. "Por favor, cuénteme sobre los trabajos que podría quitarle de las manos. Parece que te vendría bien dormir" . Señaló hacia mi cara.

Después de eso, hablamos un rato. Cuando comenzamos, el sol todavía estaba en el cielo y cuando terminamos, pude ver que comenzaba a ponerse. Estoy seguro de que mis padres ya están muy preocupados; bueno, al menos mi madre lo estaría. En cuanto a los trabajos que le di a Kharn, tenían poca importancia. Eran el mismo tipo de trabajos menores que Orsted me dio en mi vida anterior y que a Hitogami no le importaban demasiado pero que tendrían prioridad en el futuro.

Uno de ellos era matar a un dragón rojo callejero que terminaría en las tierras en guerra de Strife Zone. Otra fue matar a un comerciante que se dedicaba a prácticas desagradables en Neris. Decir que variaron sería quedarse corto. Aunque no los cuestioné. Estoy seguro de que cada uno de ellos tenía importancia por derecho propio.

Se puso de pie mientras su brazo se flexionaba bajo el peso de sostener su cuerpo para ponerse de pie. "¡Es hora de partir entonces!" Su voz retumbante regresó.

"Antes de que te vayas, al menos déjame darte algo". Una de sus cejas se alzó en pregunta.

Lo que iba a hacer era simple. Ya tenía la imagen en mi cabeza. De mi mano ya se estaba formando también. Me concentré en que fuera lo más duro posible. Pronto, se formó el asta, luego su cabeza (luego, tenía una lanza en la mano) o, más apropiadamente, la dejaron en el suelo porque pesaba demasiado para que mis brazos de niño la sostuvieran. Un tridente de tres puntas, para ser exactos, de color blanquecino rayano en gris.

"¿Esto es?" Se inclinó y lo recogió. Lo agitó un poco y probó su agarre. "Es bueno." Parecía casi asombrado ante el arma.

"Por favor, úsalo mientras viajas. Estoy seguro de que un guerrero grande, aterrador pero amigable que usa una lanza para moverse y ayudar a la gente disminuirá la carga de Ruijerd. Aunque sea un poco". Le sonreí.

"¡Guajajaja! ¡Ahora me gusta esa idea! ¡Intenta deshacerte de forma preventiva de parte de la maldición restante del Superd! ¡Ése es el amo bajo el cual sirvo!" Se acercó y me dio una palmada en la espalda, lo que provocó que la fuerza involuntaria me empujara hacia adelante unos metros.

Agarró la lanza mientras me miraba. "Lo haré lo mejor que pueda."

"Sé que lo harás." Fue un momento sombrío, dejar que un amigo se embarcara en una aventura, pero ya había pasado por esto suficientes veces como para superarlo.

"Cuídate, Kharn". Le di unas palmaditas en la espalda mientras comenzaba a salir del bosque.

"¡Debería decirte lo mismo, Rudeus!" Lo último que vi en su rostro fue esa estúpida sonrisa. Me recordaba demasiado a ese señor demonio. Bueno, supongo que si fue creado por el padre de ese tipo, no podría estar fuera de lo posible que se inspirara en sus hijos.

Tenía otro aliado en esta vida. Ahora estaba doblemente menos solo...

...Aunque realmente no lo parecía...

***

Notas:

Nota del autor: Bueno, aquí tenemos el capítulo doce. Este es el capítulo que más me ha preocupado, principalmente por el OC. Sé que para muchas personas es algo que les desanima, y ​​eso me incluye a mí. Puede estar seguro de que este será el único. Por supuesto, tendré personajes originales que son menores en la trama que el elenco encontrará en el camino, pero Kharn será el único importante (al menos para lo que tengo planeado). Tengo cosas planeadas para él, así que espero que todos puedan lidiar conmigo y seguir esperando con ansias el resto de lo que he planeado para esta historia.

Como siempre, los comentarios son muy apreciados. Especialmente en este capítulo.

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Esto es solo una traducción, si les gusta la historia pueden apoyar al autor original en el siguiente link, esto lo ayudaría mucho:

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