I. Un Nuevo Día, Una Nueva Aventura.
I. Un Nuevo Día, Una Nueva Aventura.
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El día se iluminó de manera tal que pareció un hechizo del más alto grado. La brillante luz despertó de golpe a Zephyr quien al instante tomó su espada poniéndose en guardia mirando en dirección al amplio horizonte. Su yegua también despertó lanzando al joven de cabellos albinos de cara al suelo por haber estado recostado sobre el costado de su compañera.
—A partir de ahora comenzaremos a dormir en posadas, o al menos bajo algún arbol—.
La yegua relincho de manera afirmativa a lo que Zephyr sonrió para después revisar su equipo y lanzar un pequeño chorro de agua en su rostro para despertar por completo.
Con todo el equipo listo, Zephyr montó y se dispuso a cabalgar con destino al pueblo próximo marcado en su mapa.
[...]
A diferencia de Zephyr, el despertar de Rudeus fue más sombrío, algo contradictorio ya que el sol brillaba intensamente en el cielo, los aldeanos comenzaban a movilizarse para poder levantar su ciudad su antigua gloria, sin embargo, Rudy lo único que tenía en mente era la pregunta "¿acaso no fui suficiente? Y ahora, esa pregunta llevaba acosando su mente por ya tres días.
A la mañana siguiente de su primera vez en dos vidas, simplemente se había encontrado con el cabello rojo fuego de Eris y una pequeña nota que rezaba "Ahora mismo no somos compatibles".
Eso lo volvió a encerrar en si mismo, no comía, no bebía y mucho menos dormía, o eso pensaba, pero por momentos terminaba por rendirse al cansancio, y su falta de energía no ayudo a mantenerse en vela
—Joven Rudeus. Después de lo ocurrido no quisiera pedirlo de esta manera, pero me gustaría que, de ser posible, ayude a los campesinos con los cultivos. En estos días ha habido una falta de agua debido a que nos enfocamos en trabajar la tierra. Si pudiera usar su magia nos sería de mucha utilidad—.
—No me siento bien—.
Respondió envolviendo su cuerpo en las sucias mantas que se rehusó a dejar de lado luego de la partida de Eris
—Oh, entiendo. Bueno, verá joven Rudeus, todos están ocupados en alguna actividad, y por ello se ganan un lugar en este campamento—.
—¿Dices que si no ayudo debo irme?
Pregunto con un tono que reflejó más cansancio que la molestia que trato de mostrar.
—Si, joven Rudeus. Está usando una tienda que podría estar ocupada por quienes están aportando a los campos—.
—Entiendo. Me iré en un momento—.
Dijo revolviendo su cuerpo bajo las mantas para terminar cayendo de la cama, justo junto al montón de cabellos rojo fuego de Eris.
Rudeus solo atino a sollozar lo más silencioso posible ante la mirada del mayordomo de la familia quien lo veía con cierto pesar.
(—¿Estas segura de querer irte hija?—
La voz de Hilda resonó en la tienda principal, preguntandoa Eris quien se encontraba recostada en el regazo de su madre.
—Asi es madre. Durante este viaje pude entender lo débil que soy. Lo frágiles que son las personas que quiero. Por ello necesito y quiero volverme más fuerte. Debo proteger a aquellos a quienes amo—.
Respondió a Hilda quien acarició los cabellos de su hija para después soltar un ligero suspiro.
—Entiendo. Ghislaine, puedo encargarte a mi hija, ¿Verdad?—
Preguntó a la renombrada loba negra que había sido solicitada junto a Alphonse en la pequeña reunión.
—Por supuesto, mi señora. Protegería a Eris con mi vida—.
—Muy bien. Eris, yo me haré cargo de todo en este lugar, así que ve y vuélvete tan fuerte como necesites que aquí estaré esperando para cundo vuelvas—.
—Gracias mamá—.
Respondió Eris lanzándose al abrazo que su madre ofrecía. Hundiendo su rostro en el pecho de Hilda quien siguió acariciando los cabellos de su hija mientras reprimía las lágrimas puesto que solo hace un par de días se habían reunido de nueva cuenta.)
Después de la tragedia por la que habían pasado en los últimos años, Alphonse entendía la razón por la que Rudeus se encontraba tan mal, sin embargo, a comparación de lo que Zephyr había pasado, un corazón roto no le parecía comparable ni siquiera parecido a lo que había pasado la señora Hilda a la que aún escuchaba sollozar en alguna noches.
—No es el único que a sufrido o perdió a alguien, joven Rudeus. Y si le puedo ser sincero, creo que señorita Eris lo despreciaría de verlo en este momento—.
Rudeus se quedó en silencio solo para escuchar como la cortina del lugar donde se estaba cerrando y los pasos de Alphonse se alejaban hasta que dejó el lugar en total silencio.
—Ya me desprecia, idiota—.
Rudeus, con molestia en el rostro, se descubrió lanzando las mantas para ponerse de pie, tomar sus cosas y comenzar a salir del campamento.
—Bueno, supongo que debo buscar a mamá—.
Rudeus, con la mirada en el suelo y tratando de aguantar el llanto, apretó con fuerza su bastón y simplemente siguió caminando.
(...)
Corriendo lo más rápido posible, conteniendo el aliento y tratando de regular su respiración, Zephyr estaba corriendo por el frío bosque de árboles secos. Su ojo derecho se encontraba brillando en un color rojo que parecía un anillo alrededor de su pupila.
—«Aún me persigue».
Dijo concentrándose en su ojo, mirando el camino frente a el así como a la enorme araña que destrozaba los árboles secos que se interponen en su camino—.
Dejó de concentrar magia en si ojo derecho y su visión aérea comenzó a cerrarse cómo si se tratara de un lento parpadeo hasta que su vista se centro en el camino.
Utilizó su magia para impulsarse y comenzar a tomar mayor distancia. Nuevamente abrió su ojo y pudo darse cuenta que había logrado distanciarse, pero no para escapar, sino para poder atraer a su presa al lugar en el que había preparado una trampa.
—Ojala fuera mejor con la magia de tierra, pero esto servirá—.
Frente a el, se encontraba un enorme pozo de espeso lodo al que estaba por acercarse la enorme araña que ya se escuchaba su llegar debido a los árboles derribados y su aterrador chillido.
Cuando vio el brillante carmesí de los ojos de aquel monstruo, vio que era momento de actuar. Colocó su mano izquierda en la vaina de la espada y la derecha en el mango del arma mostró un poco del filo de la hoja y con la mano que estaba en su vaina, comenzó a hacer fluir magia de viento.
Abrió su centro de gravedad y sacó el filo de su arma lanzando una «Cuchilla de Luz» tan veloz que cortó la totalidad de las patas de la araña logrando también destrozar las partes cercenadas. Debido a la potencia del ataque, el monstruo cayó directo al pozo de lodo, sin embargo, su ataque no se detuvo ahí. Reuniendo ahora magia de rayo, levanto su hoja de manera vertical para tomarla con ambas manos iluminando el brillante metal en un tono púrpura para luego dejar caer el ataque en un potente corte vertical que partió por la mitad al monstruo al momento que cauterizaba las heridas dejando el cadáver un poco quemado, pero lo que buscaba se encontraba intacto.
Saltó a los trozos de la araña para acercarse a su cabeza y así arrancar los enormes colmillos del monstruo para comenzar a lanzarlos fuera del pozo de lodo y así lograr obtener los objetos que se buscaban en aquel papel de misión que llevaba en uno de sus bolsillos.
Logrando apilar los colmillos, los levantó y comenzó a alejarse de aquel lugar.
Tiempo después, los guardias de la ciudad solo podían ver con sorpresa en sus ojos como aquel chico llevaba a cuestas todos los colmillos de un monstruo que les era desconocido, pero viendo la cantidad que llevaba consigo, definitivamente el monstruo tendría suerte su había sobrado algo de su cuerpo.
—«¿Mhm? Carajo, debí haber dejado unos cuantos atrás. ¿Cómo pude olvidarlo?»—
Se recriminó así mismo al llevarse las miradas de muchos miembros del gremio de aventureros. Zephyr solo suspiro internamente y camino en dirección al amplio recibidor en dónde un largo mostrador dejaba ver a diferentes chicas que eran ...llamativas, físicamente hablando.
—«Ya veo porque hay tantos aventureros. Saben cómo atraerlos. Dinero, aventuras y mujeres, supongo que esa es una combinación buena para personas simples como las de este mundo. Es decir, incluso Paul cayó en esa atractiva trampa».—
—Si ya terminaste de ver mis pechos, ¿podrías darme el cartel de la misión?—
Zephyr levantó su mirada de los tres, si, senos de la recepcionista de piel verdosa que lo atendía y sin darle importancia, sacó el cartel y entregó los colmillos.
O al menos el pensó que le había restado importancia, ya que al ver cómo la recepcionista daba una leve risita debido al muy notorio sonrojo de Zephyr, este solo tosió con incomodidad.
—Muy bien, aquí tienes la recompensa.—
Entregó un pequeño sacó de cuero que se notaba pesado al peliblanco quien tomo el dinero y se dirigió de nueva cuenta en dirección al tablón de misiones.
—«Debo agradecer que sigo siendo un niño, tal vez por eso no me puso mala cara. O quizá sea que ya está acostumbrada a esas miradas furtivas.»—
Pensó nuevamente estando ahora frente a los anuncios.
—Estas tomando encargos de muy alto rango para tu edad. Espero que no estés haciendo trampas, no queremos que el líder del gremio se entere.—
Sin verlo, Zephyr solo resopló con molestia y rebuscó entre sus ropas, esto hizo que quien le había hablado retrocediera un poco debido a la reacción, pero el chico no sacó un arma, si no su tarjeta de aventurero en la cual estaba en rango A.
—O-oh v-vaya, entonces ...no te molesto mas.—
Zephyr solo gruño en afirmación y escucho unos pasos que parecían de metal, miró a los pies de quién se alejaban y pudo ver unas patas de caballo por lo que pensó que era una herradura aquello que había escuchado.
—«Hacer misiones con Nanahoshi y Orsted fue muy beneficioso».—
Pensó mientras observaba su tarjeta de aventurero.
De nuevo, miró en dirección a los encargos, está vez poniendo completa atención en los carteles.
—«Ya termine todas ...excepto una.»—
Miró el anuncio y comenzó a leer, de nueva cuenta, cómo cada vez que regresaba a tomar una nueva tarea.
Grandes Bestias Rojas.
Trabajo de Rango A para un grupo de aventureros del mismo rango o superior.
En las últimas semanas se han visto Wyverns de escamas rojas en las montañas del norte.
Es posible que alguno haya caído y ahora no pueda levantar el vuelo.
Solicitamos ayuda al gremio de aventureros debido a que el Wyvern podría causar problemas en los caminos por dónde pasan las carretas con suministros.
Recompensa de 5 monedas de oro, 30 de plata y 100 de cobre. (Puede aumentar si el trabajo resulta más peligroso)
—Ese "puede" no me agrada del todo—. Pensó el joven espadachín para continuar leyendo.
Se solicita ayuda pronta.
Grydon Lefthorn.
—Un Wyvern no supone un problema si logro tomarlo por sorpresa. Pero no me dejarán tomar el encargo si voy solo. Formar un grupo sería lo más sencillo, pero también lo más tardado—. Giró para ver a los aventureros y solo pudo verlos bebiendo o comiendo, en algunos con menos neuronas tragaban y bebían al mismo tiempo. —Estos tipos tienen lo minimo para seguir respirando. ¿Cómo carajo sobrevivió Rudy aquí? — Se cuestionó frustrado golpeando su frente contra los encargos haciendo que el tablón se moviera y las hojas se sacudieran. —Debo formar un grupo, pero con tipos como estos que hacen lo posible para no cagarse encima será imposible—.
Dijo para volver a ver cómo todos lo habían visto golpear el tablón y, al haber quedado en silencio, escucharon sus palabras.
Al ver a los demás aventureros, Zephyr adoptó una postura pensativa.
—¿Se habrán molestado?
Se preguntó solo para ver cómo un banco, una botella y varias espadas le eran lanzadas. Pero para sorpresa de todos, un muro de roca se levantó frente a el.
—Tomemos un respiro gente. Dejemos al chico disculparse por sus duras palabras—.
—¡Quizá sean duras, pero es la verdad!—. Gritó Zephyr dese atrás del muro.
Aún más cosas fueron arrojadas contra Zephyr.
—Zephyr, pide disculpas a estás personas—.
Escuchó una voz femenina al otro lado del muro, su entrecejo se frunció al oír su nombre, pero se relajo mientras escuchaba más de aquello voz.
Con un veloz corte, el muro frente a el fue cortado dándole salida cómo si de una puerta se tratara. Dejando caer el sólido trozo de tierra, sus ojos se abrieron cuando vio a alguien que hace años no veía acompañado por un enano y una elfa.
—Maestra ...Roxy—.
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Nuevo y delicioso capitulo comenzando con el tercer volumen. Perdón por la muy larga espera, pero en serio que pase por muchas cosas que simplemente me cortaron todo rastro de inspiración y ganas de escribir.
Pero pues en mis historias, por más leve que sea, hay un problema que se debe superar y pues yo como autor debo tomar ese pequeño ejemplo.
Solo queda seguir, superar el pasado y ser mejores; eso pretendo, así que esperen actualizaciones más seguido, está vez de verdad
Con eso dicho, muchas gracias por toda la espera y el cariño mostrado en forma de votos, fue un llamado de atención para decirme "a seguir papi, deja de hacerte pendejo".
Bueno ya, mucho texto, espero este primer capítulo les haya gustado, nos leemos ma proxima.
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