Capítulo XI. Sentimientos.
Capítulo XI. Sentimientos.
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—Muy bien muchachos, a comparación de nuestra gran hazaña, está misión es más simple; mucho más, solo debemos encargarnos de proteger una caravana al pueblo siguiente y habremos terminado. —Timothy caminó con el dueño de la caravana y comenzaron a revisar la ruta.
Había pasado un día desde ese despertar tan ...agitado, Sara y Suzanne seguían actuando como si nada, y no es que me sintiera culpable, si, puedo ser un cretino, pero solo a veces, pero ese no es el punto ahora.
El punto es, por lo poco que hablé con Sara, ella tuvo algo que ver con Rudy, según sus palabras, no llegaron a nada debido a un problema de Rudy, no me dijo de que se trataba pero al parecer era algo muy privado; como sea, ese es un asunto importante, ¿Rudy tendrá sentimientos por Sara aún? Soy un cretino, a veces, pero no al nivel de estar con alguien que mi hermano quiere de esta forma, al menos no le haría eso a mi hermano otra vez, no en esta vida al menos.
Otra cosa que llamaba mi atención es que Suzanne y Sara se trataban no como amigas, sino como madre e hija, así que ¿Entonces eso quiere decir que me acosté con madre e hija? ¿O solo fue un trío entre colegas?
Pero lo más importante, ¿¡Como carajos es que no recuerdo nada de esa noche!?
—Hey Zephyr, ¿Listo para partir?
Me preguntó mimir quién estaba acompañado por Sara.
—Si, lo siento. Estoy listo, solo debo ajustar la silla de Aegis. —me acerque a mi yegua y revise su nueva silla, ese minotauro resguardaba una bonita silla para montura nada ostentosa, pero si resistente y sobre todo con unos interesantes grabados a lo largo del borde de la silla. También encontré lo que fácil se definía como un casco para caballo, pero a ella no le gusta, quizá está apretado en su cráneo o simplemente no le gusta.
—Zephyr, ¿puedo ir contigo? —Preguntó Sara a mi espalda.
—Claro, iremos al frente. Necesitamos a nuestra exploradora atenta, así que no te distraigas.
Ella soltó una risita ajustando su carcaj y arco.
—No te preocupes, no me distraes tanto.
Bromeó entre risas, fue una broma, ¿Verdad?
Por cierto, otra cosa que no entiendo, según recuerdo, Sara es creyente de Millis, ¿porque accedería a tener un trío? Supuestamente los seguidores de Millis son monogamos, o eso creo, el tema religioso fue uno que nunca terminó de interesarme.
—Bien, ¿Lista? —Aegis estaba lista y monté a su lomo tendiendo la mano a Sara quien asintió y la ayude a subir. —Bien, vamos.
Nos acercamos al resto del equipo que se encontraba en formación de escolta alrededor de la caravana.
—Zephyr, Sara; tomen la delantera, mantengan una distancia de cincuenta metros, si se presenta algún problema, lanzaré una bola de fuego al aire.
Indicó Timothy, a lo que nosotros asentimos.
—Bien, según el plan, si nosotros encontramos problemas lanzaré una flecha de fuego al aire.
Continuó Sara con nuestro plan. Cómo dijo Timothy, era un trabajo fácil comparado a lo que pasamos juntos.
—Bien, vayan y tengan cuidado.
Asentimos y Timothy fue con el mercader mientras Suzanne se acercaba a nosotros.
—Tengan cuidado ahí delante, chicos. No sé metan en problemas.
Nos dijo de manera amable, pero la manera en que estrujó nuestras piernas fue ...¿Sensual? ¡Joder que pasó esa noche!
—No te preocupes Suzanne. Este muchachote no dejara que nada me pase —, Sara se acercó a mi oído y descanso su mentón en mi hombro—, ¿Verdad, big boy?
¿Es en serio? Ya comienza a ser molesto, ¿Que ocurrió esa noche y por qué ambas parecen disfrutar llamarme así? Ni siquiera en mi antigua vida pedía que me llamarán de una forma tan… atrevida.
—Si, descuida Suzanne, estaremos bien.
Con una sonrisa y un asentimiento, Suzanne dió un paso atrás y comenzamos a cabalgar.
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El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos mientras avanzábamos por el camino polvoriento. Sara y yo manteníamos la distancia indicada por Timothy, manteniendo nuestros sentidos alerta ante cualquier posible amenaza. Aegis galopaba con calma pero con fuerza en cada una de sus patas, sus crines negro azabache ondeando al viento mientras yo me concentraba en el camino por delante.
—¿Crees que encontraremos algún problema en el camino? —preguntó Sara, rompiendo el silencio que se había instalado entre nosotros.
—Es difícil decirlo. Hemos tenido suerte en el camino hasta ahora, ya es tarde y no hemos recibido ataques, pero nunca se sabe qué podría aparecer en el camino —respondí, manteniendo la vista fija en el horizonte.
Sara asintió en silencio, sus ojos escudriñando el paisaje circundante en busca de cualquier señal de peligro. Aunque no éramos los únicos en la caravana, tenía la responsabilidad de proteger a los demás, especialmente después de todo por lo que había pasado, se que no debería cargar con esto, pero no quiero que nadie más que se me acerque sea herido.
El camino se extendía frente a nosotros, serpenteando entre colinas y bosques, y me di cuenta de lo mucho que me gusta este estilo de vida, viajar montado en Aegis con buena compañía. Me gusta esta sensación de aventura que traía consigo cada misión. Además de los riesgos y los desafíos, eran algo que me hacían sentir vivo.
De repente, Aegis se detuvo en seco, levantando las orejas y mirando hacia adelante con atención. Instintivamente, agarré las riendas con firmeza, preparado para cualquier eventualidad.
—¿Qué pasa, Aegis? —pregunté, sintiendo una punzada de ansiedad en el pecho. Active al instante mi ojo demoníaco, cada vez siendo capaz de aumentar más la distancia, pero si lo hacía, todo se comenzaba a ver borroso.
Sara se inclinó hacia adelante, su arco listo en sus manos mientras escudriñaba el camino por delante. Una leve brisa soplaba entre los árboles, llevando consigo el murmullo distante de un arroyo cercano.
—No estoy segura... pero creo que algo se acerca —susurró, su voz apenas audible sobre el sonido del viento.
—Vamos a ser emboscados. Haz como si nos sorprendieran, monta a Aegis y cúbreme. —le pedí, no necesitaba que lo hiciera pero no iba a lastimar su ego.
Ella asintió y seguimos avanzando, esperando que los bandidos hicieran su movimiento.
Seguimos con nuestro andar sobre Aegis, esperando en silencio mientras el ruido se acercaba cada vez más. Entonces, emergiendo de entre los árboles, apareció una figura montada a caballo, seguida de cerca por un pequeño grupo de bandidos armados.
—¡Bandidos! —exclamé, preparándome para el combate mientras sacaba mi espada.
Sara no perdió el tiempo, deslizando una flecha en su arco y apuntando hacia los intrusos con precisión letal. Aegis relinchó con furia, lista para la batalla mientras nos preparábamos para enfrentar a nuestros enemigos.
Bajé de Aegis y golpee sus cuartos traseros para que comience a cabalgar llevando a Sara quien tenso su arco mientras yo tome mi espada.
Los bandidos cargaron hacia nosotros con gritos de guerra, pero estábamos listos para ellos. Nos lanzamos al combate, nuestras armas brillando bajo la luz del sol poniente mientras luchábamos por proteger a la caravana y a nosotros mismos.
La batalla fue simple, por decir algo, cada golpe y cada parry ejecutado con precisión mortal. Sara demostró ser una arquera formidable, sus flechas encontrando su blanco con una precisión asombrosa mientras mantenía a raya a los bandidos con su habilidad de tiro.
Mientras tanto, yo luchaba cuerpo a cuerpo con los atacantes, mi espada cortando el aire con ferocidad mientras me defendía de sus embestidas. Aegis se movía con gracia, llevando a Sara quien no fallaba un solo tiro.
La batalla fue corta, y pronto los bandidos fueron derrotados, huyendo de vuelta al bosque con sus colas entre las piernas. Respirando con calma para calmar el pulso, miré a mi alrededor para asegurarme de que todos estuvieran a salvo.
—¿Estás bien? —pregunté, mirando a Sara con preocupación mientras bajaba el arma.
Ella asintió, su rostro cubierto de sudor y suciedad pero con una sonrisa triunfante en los labios.
—Sí, estoy bien. Eso fue... emocionante —respondió, su voz ligeramente entrecortada por la adrenalina de la batalla.
Nos miramos el uno al otro por un momento, compartiendo la sensación de camaradería que solo se puede encontrar en la lucha. Aegis relinchó a nuestro lado, sus ojos brillando con orgullo mientras nos miraba con afecto.
—Bien hecho, chicos. Estoy impresionada —dijo Suzanne, acercándose a nosotros con una sonrisa en el rostro.
—Gracias, Suzanne. Estamos bien, gracias a Millis —respondió Sara, sintiendo una oleada de alivio al ver que todos en la caravana estaban a salvo.
Así que es creyente de Millis. Supongo que es bueno saber algo más a parte de que tiene un lindo lunar cerca de su pezón.
La noche cayó sobre nosotros mientras continuábamos nuestro viaje, el fuego de la batalla aún ardiendo en nuestros corazones. A medida que avanzábamos por el camino oscuro, me di cuenta de lo mucho que comenzaba a valorar a mis compañeros de viaje, y de la especie de familia que habíamos formado juntos gracias a enfrentar la batalla juntos.
Y así, con el sonido de los cascos de nuestros caballos resonando en la noche, nos dirigimos hacia el próximo pueblo, listos para enfrentar lo que el destino tenía reservado para nosotros.
A medida que la noche avanzaba, el paisaje se sumía en la oscuridad, solo iluminado por la luz de la luna y las estrellas. La caravana continuaba su marcha, con cada uno de nosotros en alerta máxima después del encuentro con los bandidos. Aegis seguía adelante con determinación, sus pasos resonando en el camino mientras nos dirigíamos hacia nuestro destino.
Sara y yo nos manteníamos cerca el uno del otro, compartiendo una conexión silenciosa después de la batalla. Aunque habíamos luchado juntos en solo un par de ocasiones, esta vez fue diferente; algo en el aire había cambiado entre nosotros, y no podía evitar sentir una sensación de cercanía que iba más allá de la simple camaradería, y eso era algo que no terminaba de agradarme, primero Ghislaine, luego Eris y por último Nina, todas relaciones que me hicieron cerrarme a estos sentimientos.
—Eso estuvo... emocionante —comentó Sara, rompiendo el silencio que se había instalado entre nosotros.
—Sí, lo fue. Gracias por tu ayuda allí atrás. No podría haberlo hecho sin ti —respondí con seriedad, perdiéndome en mis propios pensamientos, aunque, mirándola a los ojos con gratitud.
Ella sonrió, sus ojos brillando con complicidad mientras se recostaba contra mi hombro.
—De nada. Somos un buen equipo, ¿no crees?
Asentí, sintiendo una oleada de calidez en mi pecho mientras nos acercábamos más. A pesar de que quiero evitar sentirme así, no podía negar la conexión que compartíamos como compañeros de aventuras como algo más, tal vez. No puedo dejar de sentir esto, está soledad que Sara parece querer disolver con lo que parece un sentimiento sincero.
El resto de la noche transcurrió sin incidentes, y finalmente llegamos al pueblo al amanecer. La caravana se detuvo en las afueras, y Timothy se acercó a nosotros con una expresión de alivio en el rostro.
—¡Lo logramos! —exclamó, golpeándome en el hombro con entusiasmo—. Hicieron un trabajo increíble chicos, todos ustedes.
—No hay de qué, Timothy. Estamos aquí para ayudar —respondí, devolviéndole la sonrisa con sinceridad.
Sara asintió en acuerdo, su rostro iluminado por la luz del amanecer mientras observaba el pueblo ante nosotros.
—Así es. Estamos listos para lo que venga a continuación.
Con una sensación de satisfacción y deber cumplido, nos despedimos del resto de la caravana y nos dirigimos hacia el pueblo en busca de descanso y provisiones. En verdad necesito un buen descanso.
La misión de escolta transcurrió sin más incidentes, y pronto nos encontramos en el edificio del gremio, celebrando nuestra victoria en la taberna. El ambiente estaba lleno de risas y el tintineo de copas, mientras todos disfrutábamos de una merecida cena y bebidas. La camaradería entre nosotros era palpable, y me sentí afortunado de tener a estos amigos a mi lado. A buenas personas que cubrían mi espalda.
Después de varias rondas de bebidas, Timothy se levantó para dar un discurso. Su voz resonó en la taberna, agradeciendo a todos por su esfuerzo y celebrando el éxito de la misión. Suzanne, a su lado, sonreía con orgullo, sus ojos brillando a la luz de las velas.
Me siento agradecido con Timothy, pero también avergonzado, me acosté con su esposa, y el, ignorante de eso, me sigue mirando con esa mirada amistosa.
—Aprovechen la noche para relajarse, muchachos. Mañana será otro día —dijo Timothy, levantando su copa en un brindis.
Todos respondimos al unísono, levantando nuestras copas antes de tomar un largo trago. La fiesta continuó, pero después de un rato, me encontré en una esquina de la taberna con Sara y Suzanne, cada una con una copa de vino en la mano. La atmósfera se volvió más íntima, y sentí que era el momento adecuado para abordar el tema que había estado rondando mi mente. Debía aprovechar este momento en el que Timothy, Patris y Mimir se habían retirado.
—Sara, Suzanne —comencé, mi voz apenas audible sobre el murmullo de la taberna—, hay algo de lo que necesito hablar con ustedes.
Ambas mujeres me miraron con curiosidad, sus expresiones llenas de expectación. Tomé un sorbo de mi bebida, buscando las palabras adecuadas para explicar lo que sentía.
—La noche que compartimos... la verdad es que no recuerdo nada de lo que pasó —confesé, mi voz cargada de sinceridad.
Sara y Suzanne intercambiaron miradas de sorpresa, y luego rieron suavemente, como si compartieran un secreto.
—¿De verdad no recuerdas nada? —preguntó Sara, su tono juguetón mientras se inclinaba hacia mí.
—Nada —respondí, sacudiendo la cabeza—. Sólo sé que me desperté contigo a mi lado y vi a Suzanne saliendo del baño.
Suzanne sonrió con complicidad, sus ojos brillando con un destello de picardía.
—Bueno, déjame decirte que fue una noche... inolvidable —dijo, su voz cargada de insinuación.
—Lo fue, sin duda una noche… salvaje —añadió Sara, su sonrisa traviesa mientras jugueteaba con su copa de vino.
Ahora sí que quiero saber de todo corazón que ocurrió esa noche.
Me tomé un momento para observar a ambas mujeres, sus rostros iluminados por la luz suave de las velas. Sara, con su cabello rubio y su piel clara, tenía una belleza etérea, sus intensos ojos azules brillando como estrellas. Suzanne, por otro lado, era morena, su cuerpo atlético y bien definido hablaba de fuerza y gracia en igual medida. Por supuesto que había notado la belleza de ambas, pero creo que nunca miré tan profundamente a ambas.
—Sus cuerpos... —comencé, eligiendo mis palabras con cuidado y estás saliendo de mi boca sin dejar de ver a ambas mujeres—, son como obras de arte. Sara, tu piel es como la porcelana más fina, y tus ojos, dos océanos azules en los que podría perderme. Y Suzanne, tu figura esculpida parece tallada por los dioses mismos, cada músculo y curva son una sinfonía de fuerza y elegancia.
Ambas mujeres se sonrojaron ante mis palabras, intercambiando miradas cargadas de deseo y complicidad.
—Zephyr, no sabíamos que eras tan... poético —dijo Suzanne, su voz apenas un susurro mientras se acercaba más a mí.
—Es una pena que no recuerdes esa noche, pero siempre podemos tener otra oportunidad —añadió Sara, su tono cargado de insinuación.
La tensión entre nosotros era palpable, y supe en ese momento que la noche aún tenía mucho por ofrecernos, a mi en especial, me ofrecía la oportunidad de vivir es pasión olvidada con estas increíbles mujeres. La taberna comenzaba a vaciarse mientras la fiesta llegaba a su fin, y lo decidí, si lo descubre, espero que Timothy pueda perdonar o al menos no atacarme de muerte, pero quiero pasar la noche con Suzanne.
—Zephyr, Suzanne y yo tenemos algo que contarte —dijo Sara, su tono más serio mientras me miraba a los ojos—. Lo que pasó aquella noche no fue un accidente. Fue algo que los tres deseábamos, aunque puede que no lo recuerdes.
Bueno, eso ya es algo, al menos no me force en ninguna de ellas.
Suzanne asintió, su expresión más suave mientras hablaba.
—Por cierto, Zephyr; Timothy y yo tenemos un acuerdo. Nuestra relación es abierta y basada en la confianza. Esa noche, sentí que había una conexión especial entre tu y yo, y Timothy lo entendió y aceptó. Así que no hay nada de qué preocuparse.
Me quedé en silencio por un momento, procesando sus palabras. A pesar de la confusión inicial, me sentí aliviado, ahora no había razón para preocuparme, para sentirme culpable y poder pasar esta noche con ellas sin pesar en mi consciencia. Me causa curiosidad esto de la relación abierta, pero mi deseo de estar con ellas es más fuerte.
—Gracias por explicarlo. Eso quita un peso de mis hombros. —dije mirando a Suzanne —Y, si es algo que los tres deseamos... entonces estoy abierto a explorarlo de nuevo —dije, mi voz cargada de sinceridad.
Las sonrisas que se formaron en sus rostros fueron respuesta suficiente. Nos levantamos de la mesa y, con una mezcla de anticipación y emoción, nos dirigimos hacia la habitación, listos para crear nuevos recuerdos juntos en la intimidad de la noche.
Y así, con el sonido de nuestros pasos resonando en el pasillo vacío, nos dirigimos hacia nuestro destino compartido, preparados para enfrentar lo que la noche tenía reservado para nosotros.
[>>>]
La suave luz del amanecer se filtraba a través de las cortinas entreabiertas, bañando la habitación en una cálida luz dorada. Suzanne, Sara y yo yacíamos juntos en la cama, nuestros cuerpos entrelazados en un abrazo íntimo y reconfortante.
Después de una noche intensa llena de pasión y conexión, nos encontrábamos ahora en un estado de calma y satisfacción, nuestras respiraciones tranquilas y acompasadas mientras nos aferrábamos el uno al otro.
Los recuerdos de la noche anterior se desvanecían lentamente en la neblina de la memoria, pero la sensación de cercanía y conexión que habíamos compartido permanecía fuerte y vívida en nuestros corazones.
No sé cómo pude olvidar algo así, pero estoy agradecido en que pude volver a vivir está sensación. En mi vida anterior tuve tríos, pero solo fue sexo, en cambio, con Sara y Suzanne, e incluso a pesar del corto tiempo, siento una gran conexión con ambas.
Suzanne y Sara yacían a mi lado, sus cuerpos cálidos y suaves contra el mío. Cada roce, cada susurro, cada mirada había sido una expresión de amor y deseo, un vínculo que nos unía en un nivel más profundo que el físico.
—¿Están despiertos? —susurró Suzanne, su voz suave y soñadora mientras se acurrucaba más cerca de mí.
—Sí, estoy despierto —respondí, mi voz apenas un susurro en la tranquila atmósfera de la habitación.
Sara se movió ligeramente, su cabello rubio cayendo en cascada sobre la almohada mientras se despertaba lentamente.
—Buenos días —murmuró, su voz aún adormilada mientras me sonreía con ternura.
La calidez de su sonrisa me llenó de una sensación de paz y felicidad, y supe en ese momento que nunca olvidaría este momento, este momento compartido entre nosotros tres.
—Buenos días, hermosas —respondí, mi voz llena de cariño mientras las miraba con ternura.
Nos quedamos así por un momento más, sumidos en el silencio cómodo de la mañana, disfrutando de la compañía del otro y de la sensación reconfortante de estar juntos.
Y ahí estábamos, los tres envueltos en nuestra intimidad y las suaves sábanas de la cama, Sara y Suzanne se acomodaron cada una en uno de mis costados, ambas apoyaron sus cabezas en mi pecho desnudo, no quiero ser egolatra pero, tengo unos buenos pectorales. Las respiraciones de ambas eran suaves y regulares mientras se acurrucaban contra mi, tenerlas a mi lado era tan reconfortante, cálido y pacífico que por un momento momento pensé en solo rendirme a este sentimiento.
Con movimientos delicados en mis dedos llenos de callos por la espada, acaricie con suavidad sus espaldas, trazando círculos y suaves patrones en sus tersas pieles. Sara suspiró de placer, su cuerpo relajándose aún más bajo mis caricias, mientras que Suzanne dejaba escapar un sonoro gemido de placer.
Nos quedamos en silencio por un momento, sumergidos en la brillante luz de la mañana. El sonido de nuestras respiraciones calmadas mezclándose con los suaves sonidos fuera de la habitación creando una sinfonía de tranquilidad y armonía.
—Sara, Suzanne, deben saber que yo …soy alguien que está roto, por decirlo de una manera. Al menos eso creía, pero ustedes, sus palabras y cariño me han hecho saber que simplemente estoy soportando y huyendo del dolor en lugar de afrontarlo.
Ya que quería ver las figuras de ambas al mismo tiempo, mi ojo demoníaco estaba activado, viéndonos a los tres desde lo alto de la habitación, viendo la perfecta figura de ambas aún cubiertas con un poco de sudor. Las dos movieron sus cabezas para ver a mi rostro, yo solo seguía viendo arriba, pero a ellas también al mismo tiempo, pude ver su curiosidad y duda en sus rostros.
—Yo …debo ir a la sagrada tierra de la espada, pero volveré pronto. Ahora sé que tengo un lugar al que puedo y debo volver.
Les dije con una sonrisa, está vez, mientras me veía a mi mismo desde el cielo, pude ver mi sonrisa, creo que por primera vez en muchos años, era una sonrisa cálida y reconfortante.
—Vas a volver ¿Verdad? —preguntó Sara con duda en su voz, y tristeza en sus ojos.
—¿Es tan importante que vayas, Zephyr? —preguntó ahora Suzanne, más consciente de sus emociones al ser más madura, al menos más madura que Sara.
—Si, debo ir, pero les prometo que volveré pronto. Debo afrontar esto, dejar ir el pasado y está herida que no me deja sentirme del todo seguro sobre sus sentimientos.
Sara frunció el ceño, estaba por discutir, pero Suzanne tomó su mano para hablar en su lugar.
—Entiendo, Zephyr. Quiero que sepas que lo que sentimos es real, tal vez de mi parte no lo parezca ya que también estoy con Timothy, pero te aseguro, que lo que hicimos anoche no fue solo sexo, me sentí conectada a ti y a Sara de una manera tan especial e íntima que estoy segura de lo que siento.
—Gracias, Suzanne, y Sara, te prometo que voy a volver, gracias a ustedes dos es que tengo la seguridad para enfrentar lo que me impide poder sentir lo mismo y con tanta intensidad como ustedes.
—Bien, solo …más vale que cuando vuelvas, hayas solucionado tu sentir.
—Lo prometo.
[>>>]
Antes de irme del lado de Sara y Suzanne para enfrentar mi pasado, mis pensamientos comenzaron a divagar hacia personas y recuerdos que habían dejado una huella profunda en mi vida. Nina, quizá solo pase la noche con ella para olvidar a Eris, pero sus palabras de apoyo, su disposición a hacerme sentir mejor con su cuerpo, no lo se, me hizo sentir especial, y eso era lo que necesitaba en ese momento. No sé si ella siente algo, pero debería hablar con ella también. Ghislaine era más complicado, por más que quisiera guardar u olvidar mis sentimientos, sabía muy bien lo que sentía por ella, así como lo intenso de mis sentimientos por ella. Sus enseñanzas no solo me habían convertido en un mejor espadachín, sino que también habían forjado un vínculo profundo entre nosotros.
Mientras me preparaba para irme, sentí la necesidad de ser honesto con Sara y Suzanne. Ya compartíamos un lazo significativo, y sentí que debía ser sincero con ellas sobre mi pasado y mis sentimientos.
—Hay algo más que necesito compartir con ustedes antes de irme —dije, mi voz firme pero cargada de emoción y dudas—. Hay dos personas importantes en mi vida de las que debería hablarles. Bueno, una especial y otra que es …complicada mi ¿relación? con ella.
Sara y Suzanne me miraron con curiosidad, pero también con una comprensión profunda lo cual me hizo confundir a mi. ¿Por qué razón parecerían tan comprensivas? Es decir, de Suzanne puedo entenderlo, pero Sara, creí que tomaría su arco y me convertiría en un alfiletero.
—Cuéntanos, Zephyr —dijo Sara, su tono suave y lleno de interés.
Tomé un respiro profundo y comencé.
—Nina es una chica que conocí en la tierra de la espada. Su calma y sabiduría me ayudaron a encontrar paz en un momento muy difícil, en un momento en el que en verdad la necesitaba. Pasamos una noche juntos, y aunque fue solo una noche, dejó una marca en mí.
Suzanne asintió lentamente, su expresión seria pero comprensiva.
—Y luego está Ghislaine. Ella es mi maestra de espada, es una mujer semi-humana con rasgos felinos. He guardado fuertes sentimientos hacia ella durante mucho tiempo. Su fuerza y , siendo honesto, belleza y físico me han cautivado profundamente, ya no puedo ignorar lo que siento por ella.
Hubo un momento de silencio mientras ambas mujeres procesaban mis palabras. Luego, Suzanne habló, su tono teñido de una mezcla de seriedad y humor.
—Bueno, Zephyr, parece que tienes un don para atraer a mujeres fuertes y sabias. Quizás deberíamos esperar una tercera y cuarta integrante en nuestra relación.
Sara soltó una risita, su mirada llena de comprensión y calidez.
—Sabes, Zephyr, no somos ciegas. Hemos visto cómo parecen afectar las mujeres en ti. Y a decir verdad, durante esa noche que no recuerdas, Un par de veces llamaste Ghislaine a Suzanne. —Esa confesión si que era sorprendente, no podía ver mi rostro pero Suzanne y Sara rieron divertidas al verme.
—Bueno, ambas tienen una hermosa piel morena. —Dije nervioso solo para que Suzanne se acercara a mi, dando un suave beso a mis labios.
—No te preocupes, pero espero que no seas celoso al igual que yo, recuerda que también tengo a Timothy.
—Bueno, —comencé, dejando mis manos descansar en sus caderas. —Aunque fuera celoso, no tengo derecho a quejarme cuando estás aceptando que no seré solo tuyo y de Sara.
—Bien dicho.
Terminó para darme otro beso y volver junto a Sara quien solo sonreía para después hablar con un tono serio y sereno en su voz.
—Escucha, Zephyr, aunque puede que no sea fácil, queremos que seas feliz y honesto con nosotras. Y mientras también nos hagas felices, haremos funcionar esta relación tan …diferente a cualquier otra.
Me sentí abrumado por la comprensión y el apoyo de ambas. Sus palabras no solo me tranquilizaron, sino que también me dieron la fuerza para enfrentar lo que estaba por venir.
—Gracias, de verdad. Significa mucho para mí que lo acepten, o que al menos lo consideren, eso ya es más que suficiente para mi. —dije, mi voz llena de gratitud.
Sara y Suzanne se acercaron a mí, abrazándome con calidez y cariño.
—Solo prométenos que, cuando vuelvas de la tierra de la espada, hablaremos sobre todo esto. Claramente y sin reservas —dijo Suzanne, su voz firme pero amable.
—Lo prometo —respondí, sintiendo un peso levantarse de mis hombros.
Suzanne se separó del abrazo y Sara se acercó más para también besarme de una forma tierna, al menos comparado a lo agresiva que puede ser en la cama.
—Volveré lo más pronto posible.
Les dije y los tres sonreímos. Era por momentos como esos en que sabía que nuestro lazo era real, pero ellas necesitaban mi completa resolver, necesitaban que yo les diera de vuelta todo el cariño que ellas me daban, y no podía hacerlo sin antes cerrar por completo lo ocurrido con Nina y en especial con Ghislaine.
La hora de mi partida había llegado. El equipo de Counter Arrow se había reunido en el patio del gremio para despedirse. La mañana estaba fresca, y el sol comenzaba a calentar el aire mientras nos encontrábamos juntos por última vez antes de que emprendiera mi viaje hacia la tierra de la espada.
Timothy fue el primero en acercarse. Con su porte imponente y una sonrisa tranquila, me dio una palmada en el hombro.
—Cuídate, Zephyr. Sabes que siempre tendrás un lugar aquí con nosotros. No dudes en regresar cuando necesites una familia, un amigo, o a Suzanne. —dijo, su voz firme pero llena de calidez y un tono divertido que se convirtió en risa, supongo que al ver cómo casi me ahogo. —Sin problemas, es algo que los dos aceptamos, solo no la lastimes, sigue siendo la mujer de la que me enamoré.
—Descuida, no tengo planeado lastimarla. —Confesé con una sonrisa incómoda, pero debía aceptar que era agradable quitar ese peso de encima de mis hombros. —Gracias, Timothy. Significa mucho para mí —respondí, sintiendo la fuerza de su amistad. Sintiendo como de una manera retorcida, también existía cercanía entre ambos, efectos secundarios de estar con la misma mujer supongo.
Mimir, con su actitud despreocupada y su constante sonrisa, se acercó después. Sus ojos brillaban con una mezcla de entusiasmo y preocupación.
—No hagas locuras allá afuera, amigo. Y asegúrate de traernos historias épicas cuando vuelvas. Sabes que nos encantan —dijo, su tono jovial pero con un toque de sinceridad.
—Lo haré, Mimir. Prometo traer historias y más. Cuida de todos mientras no estoy —respondí, dándole un abrazo.
Patris, el más serio del grupo, se mantuvo un poco apartado, pero sus ojos mostraban el respeto y la camaradería que sentía por mí. Se acercó y, con una leve inclinación de cabeza, extendió su mano.
—Buena suerte, Zephyr. Que los dioses te acompañen en tu camino —dijo, su voz solemne.
—Gracias, Patris. No olvidaré tus palabras —dije, estrechando su mano con firmeza.
Finalmente, me volví hacia Sara y Suzanne. Sentía un nudo en el estómago mientras me preparaba para despedirme de ellas. Ambas se acercaron, sus miradas llenas de emociones mixtas.
—Zephyr... —comenzó Sara, su voz temblando ligeramente—, te vamos a extrañar. Pero sabemos que necesitas hacer esto. Prométeme que volverás a salvo.
La abracé con fuerza, sintiendo la calidez de su cuerpo y la intensidad de sus sentimientos.
—Lo prometo, Sara. Volveré a salvo y con muchas historias para contar —dije, susurrando en su oído. —Y con ganas inmensas de lanzarte a la cama en cuanto te vea. —Susurre a su oído y pude sentir el calor de sus mejillas aumentar.
Suzanne se acercó después, su expresión era mezcla de seriedad y cariño. Me abrazó también, y pude sentir la fuerza de sus emociones a través de su abrazo.
—Zephyr, cuídate. Y recuerda, siempre tendrás un lugar con nosotros. No importa cuánto tiempo pase, siempre serás parte de esta familia, y siempre tendrás un espacio cálido en mi lecho —dijo, su voz firme pero llena de ternura que cambió a un tono bajo y sensual en mi oído.
—Gracias, Suzanne. Lo recordaré —respondí, sintiendo la seguridad y el apoyo en sus palabras. Para después abrazarla y dar un apretón en su firme trasero ganando un gemido y una sonrisa de su parte.
Nos separamos del abrazo y nos miramos a los ojos, los tres estábamos en un cómodo silencio, hasta que llegó el momento de partir para mí. Con un último abrazo y una mirada cargada de promesas y esperanzas, me aparté de ellas y me dirigí hacia mi yegua, Aegis, que esperaba pacientemente a un lado.
Monté a Aegis y miré hacia el grupo una última vez. Sentí una mezcla de nostalgia y determinación mientras los observaba, sabiendo que tenía una misión personal importante que cumplir, pero también que dejaba atrás a una familia que me esperaba. Si, una familia, amigos que cubrían mi espalda; la familia que elegí en este mundo.
—¡Nos veremos pronto! —grité, levantando una mano en señal de despedida.
—¡Hasta pronto, Zephyr! —respondieron al unísono, sus voces llenas de emoción y esperanza.
Con el corazón lleno de gratitud y determinación, espoleé a Aegis y comencé mi viaje. Sabía que el camino por delante sería desafiante, pero también sabía que tenía un hogar y una familia a la que regresar. Y con esa certeza, cabalgué hacia el horizonte, listo para enfrentar mis emociones y sentimientos, no importaba si Ghislaine o Nina me rechazan, solo necesito sanar, necesito cerrar por completo las heridas emocionales que se negaban a sanar por si solas.
... ... ...
... ...
... ... ...
Nuevo capítulo gente, y no tarde meses.
Nos acercamos al final del volumen y se viene el punto de inflexión 3, que quien lo sepa, es letal, xD. En fin, espero que este capítulo les guste y así.
En fin, nos leemos la próxima y espero que de nuevo esté actualizando pronto.
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