V. Mi Propio Viaje.
V. Mi Propio Viaje.
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El viaje se hizo sencillo cuando comenzamos a descender del paso de montaña, Durante los días que estuvimos viajando, Ghislaine se estuvo esforzando al máximo.
Eliminaba monstruos con facilidad, pero también con constancia, eran muchos ataques los que recibíamos y nuestra guardiana no era inmortal.
Durante los días en la montaña, Ghislaine había recibido muchas heridas, la mayoría eran profundas, pero era capaz de sanarla con mi magia, aunque siempre le pedía que no se sobreesforzara ya que no soy capaz de regenerar miembros. Ella solía tomarlo con gracia, pero cuando notaba que se lo decía en serio, parecía comprender.
Aún recuerdo que me contó historias de mamá, dijo que, a excepción de mi cabello, le recuerdo mucho a ella, siempre tratando sus heridas, preocupándose por ella y regañando la por atacar sin tener cuidado. De cierta manera, me gustaba que me hablara de mamá, eso me ayudaba a mantener la esperanza de que todo saldría bien, que volveríamos a casa y todo estaría en su lugar, justo como lo dejamos.
Hubo también momentos en qué intento hablarme de Paul, sobre todo de las noches en que el aprovechaba que Ghislaine estaba en época de celo para aprovecharse de ella y otra mujer que estaba en su grupo, Elinalise es su nombre. No entiendo porque me quería hablar de eso, pero siempre le decía que se detuviera, solo paso un par de veces hasta que dejo de insistir con ese tópico.
En cuanto a la señora Hilda, parecía que estaba comenzando a superar su trauma, ya no estaba tan asustada por cada sonido raro que escuchaba, también había momentos en los que intercambiaba palabras conmigo o Ghislaine, eran breves, pero se convirtió en un buen avance.
También, durante el viaje, encontramos a un mercader de caminos con quién hicimos una compra, ropa más adecuada para la matriarca Boreas. Se trataba de un vestido de color negro con unos pequeños detalles en color rojo, una faja de cuero atada con cordones, aunque parecía más algún tipo de corsé barato. Para terminar el conjunto, sobre sus hombros llevaba un pequeño manto del mismo color que también servía como capucha. También compramos un calzado que ayudará al viaje, unas botas altas que parecían cómodas.
Para nuestra fortuna, Ghislaine tenía una moneda de oro en la funda de su espada con la que pagó. El mercader fue muy amable, supongo que estaba feliz por haber hecho una venta en un lugar como ese.
La señora Hilda no lo dijo, pero en verdad se le notaba agradecida por las nuevas prendas, sobre todo por qué ahora estaba usando ropa interior, así que supongo que ahora estaba mejor.
«Solo estamos a un par de días de llegar. Lo mejor sería descansar por ahora.»
Nos dijo Ghislaine mirando a la distancia. La temperatura había comenzado a bajar en la pradera en la que nos encontrábamos. Hicimos un pequeño campamento y nos preparamos para descansar.
Cómo cada noche, Ghislaine estuvo vigilando mientras yo me quedaba junto a Hilda quien no tardaba en tomarme en sus brazos. Quiero pensar que eso la hacia sentir más cómoda durante su sueño.
Por mi parte, cada día se volvía pesado, no por el cansancio, sino por los dolores en mi brazo faltante. Si, los dolores fantasma comenzaron a hacerse presentes; comenzaban como una ligera corriente eléctrica hasta que se volvía una sensación de punzón que rodeaba toda mi extremidad faltante comenzando a doler como si aún estuviera ahí, herida, destrozada, pero no, solo había un muñón que dolía cada que recordaba que ahí debía estar mi extremidad.
Mi ojo no causaba tantos problemas, al menos en cuanto a dolor ya que mi visión si que se vio afectada, no podía discernir la profundidad, por lo que incluso usar una espada se volvió una tarea imposible. Simplemente deje de pensar en siquiera tomar armas, al menos cuando llegaramos, ya que por ahora, de ser necesario, usaría mi espada para defender a la señora Hilda de nueva cuenta.
[...]
Tal como había dicho Ghislaine, ya estábamos por llegar, solo eran unos cuantos kilómetros, sin embargo, una extraña ansiedad se apoderó de mí. De cierta manera, el clima era extraño, como si una permanente nube gris estuviera sobre Fitoa. Pero lo que incrementó esa sensación de vacío en mi vientre, fue ver cómo grupos de personas se dirigían al mismo lugar que nosotros.
Grupos de personas que estaban heridas, arapientas y sucias. Si la decadencia y o desesperanza tuviera una imagen, creo que esas personas lo serían.
Agradecí que la señora Hilda estuviera usando aquel manto sobre su cabello, si la gente se daba cuenta de quién se trataba, posiblemente se irían a ella para obtener respuestas, reclamarle o incluso tratar de agredirla, por lo que agradecía aquel manto. Aunque, viendo el aspecto de las personas, creo que la mayoría estaba más preocupada por volver a casa y encontrar a sus familias que buscar algún culpable.
*Gasp*
Tanto Ghislaine como la señora Hilda hicieron un sonido de sorpresa, nos habíamos quedado en una pequeña colina viendo en dirección a la ciudad, o a dónde se suponía debería estar. Lo único que podía verse era una enorme zona árida de tierra seca e infértil donde se levantaban algunas casas de campaña a forma de campamento de refugiados.
Al ver la situación, la señora Hilda fue quien tomó el frente comenzando a correr en dirección al campamento, olvidando su manto dejando ver su largo cabello rojo fuego al aire mientras corría. Ghislaine y yo la seguimos detrás.
Al notarla, los refugiados parecieron alegrarse, la vieron pasar, permitiendo que llegara hasta el campamento para poder dejarla llegar, supongo que vieron su mirada llena de aflicción. Además que todos los de ahí, deben estar compartiendo el mismo sentimiento de Hilda.
Llegamos al centro del campamento, no parecía haber una zona que diera a notar a alguien liderando el campamento, por lo que las personas comenzaron a reunirse frente a la señora Hilda quien retrocedió un paso. Creí que se rompería mentalmente de nueva cuenta pero para mí sorpresa, ella suspiró profundamente y cambio su expresión de dolor por un rostro lo más sereno posible.
«Les pido que me escuchen.»
Comenzó a hablar logrando controlar las preguntas constantes de los refugiados.
«Desconozco la situación bajo la que nos encontramos, pero les aseguro que podremos reponernos. Les pido que ayuden a los recién llegados. Se que sus familiares son prioridad, pero por favor, ayudemos a los que podamos.»
Parecía que los refugiados querían reclamar, sin embargo, notaron que Hilda estaba sola, solo nos tenía a Ghislaine y a mi, su guardiana y un niño ahora inválido. Se dieron cuenta que estaba dando ejemplo de fortaleza, a pesar de que su familia no estaba ahí, se encontraba haciendo lo posible para que se mantuviera la calma.
En momentos como ese, es cuando debo ejercer mi labor como médico.
«¡Soy capaz de usar magia de curación! ¡Si hay alguien herido por favor vengan a esta zona! ¡Los atenderé dependiendo de las heridas!»
Les dije y comenzaron a acomodarse en la zona donde pedí, para mayor fortuna, también permitieron a los más lastimados pasar primero.
«Ghislaine, reúne a un grupo y vayan al bosque cercano. Busquen algo para comer. No solo se enfoquen en carne, también busquen algunas hiervas comestibles.»
Pedí a mi maestra quien entendió y comenzó a buscar adultos que pudiera y quisieran ayudar, los voluntarios no se hicieron esperar.
«¿Te ayudo con algo, Zephyr?»
Preguntó la señora Hilda inclinándose a mi altura.
«Si, hay que buscar agua. Olvide decirle a Ghislaine, ¿Podría decirle antes de que se vaya? Mientras tanto, necesitaré algunos recipientes, puede que no sea tan bueno en magia de agua como Rudy pero creo que puedo dar agua suficiente a los que están aquí.»
Ella asintió y se retiró a buscar a Ghislaine mientras yo seguía curando a las personas. Cuando vea a Rudy debo agradecerle que me invitará a seguir praticando magia, gracias a eso mis reservas son amplias.
[...]
Ya era de madrugada cuando termine de sanar a los heridos, creo que mi cabello se había vuelto más blanco, aunque quizá solo era mi imaginación, aún así, estaba satisfecho con lo que habíamos logrado, pudimos dar alimento y bebida a los refugiados. El bosque no era tan cercano como pensé, tomó mucho tiempo para que Ghislaine regresará, pero volvieron con hierbas y varios conejos, eso fue suficiente para alimentar a los pocos refugiados que había.
«Debes descansar un poco, Zephyr.»
Ghislaine estaba a mi lado entregándome un poco de agua.
«Tranquilo, me encargaré de que todo esté seguro.»
«Tu también debes descansar. En todo el viaje debes haber dormido solo diez horas.»
Le dije y ella no pudo responder por el gran bostezo que dio. Me encontraba sentado cercano a una de las fogatas, viendo en dirección a la señora Hilda quien seguía recibiendo agradecimientos y palabras de aliento por parte de las personas.
«¿Ella ...estará bien?»
Preguntó Ghislaine con obvia preocupación. Yo solo me mantuve en silencio un momento para después beber el agua.
«Eso creo, ante la crisis parece que olvidó lo ocurrido, aunque también noté que estaba mejorando. Aún así, lo mejor es seguir cuidando de ella.»
Ghislaine solo asintió y tomó asiento junto a mi para después levantarme con facilidad colocándome entre sus piernas mientras me abrazaba.
«Ya que ambos queremos que el otro descanse, entonces hagámoslo.»
«¿De esta manera?»
Le pregunté con una pequeña sonrisa mientras ella solo me abrazaba más a su pecho. A sus dulces y firmes pechos. Mierda, si sigue haciendo eso podría formarme un fetiche, aunque tal vez ya lo tengo. Estaba moviendo mi cabeza entre sus firmes montes, definitivamente ya es un fetiche.
«No parece molestarte.» Respondió burlona pero sin detenerme, que bien. «Descansa Zephyr.»
Deje de mover mi cabeza y miré hacia arriba encontrando su mirada, ella mostraba una sonrisa relajada a diferencia de lo seria que había estado durante el viaje.
Le sonreí de la misma manera y extendí mi mano acariciando su mejilla cercano a la cicatriz de su barbilla.
«Descansa Ghislaine.»
Baje la mano y me acomodé mejor para cerrar los ojos comenzando a dormir.
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Nuevo capítulo, espero que les guste, poco a poco comienza a tener forma lo que quiero contar xD.
En fin, espero les guste y así.
Nos leemos la próxima!!!
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