II. El Continente Demoniaco.
II. El Continente Demoniaco.
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Al abrir los ojos, lo primero y único que podía ver era un lugar completamente vacío pero brillante gracias a que todo era de un color blanco. El sitio era amplio, al menos eso me dejaban ver mis ojos. En todo el lugar parecía haber una bruma densa, miré a mis pies que era donde más densa se podía sentir la bruma, sin embargo, lo único que pude ver fue mi enorme barriga impidiéndome mirar el suelo debajo de ella.
Levanté mis manos solo para ver como volvían a ser las mismas que recordaba con asco. Eran obesas, rechonchas que apenas y podían hacer un puño decente. Comencé a tocar mi cuerpo solo para darme cuenta que todo había vuelto a ser como antes.
«Ahhh, así que era eso. Todo fue un sueño».
Mi voz se quebró, lleve mis manos a mis ojos comenzado a secar las lágrimas que estaban por salir, pero antes de que alguna se mostrara, una voz llamó mi atención.
Hola~~
Su voz era cantarina, al girar mi cuerpo para ver de quien se trataba, lo único que pude discernir frente a mi fue una figura humanoide que solo sabía que era eso gracias a una silueta a su alrededor. Debido al color, tanto de la figura como del lugar en el que nos encontrábamos, se hacía un poco difícil distinguir del todo.
Pronto despertaras así que seré breve. Solo escucha ¿sI?
No sabía si creer en lo que estaba por decirme, después de todo, puedo recordar bien ese tono de voz, esa actitud que refleja familiaridad y amistad para parecer cercano. Ese tipo de personas son las que más detesto, sin embargo, supongo que no puedo negarme, no se de que podría ser capaz si lo contradigo.
Bien~~ Primero que nada, puedes decirme Hitogami, soy conocido como el dios de los hombres.
Ahora mucho menos pienso confiar en el, ¿Quién se presenta de esa manera?
Al despertar, te encontraras con un hombre, toma esto como un consejo. Escucha lo que tenga que decir y después ayúdalo.
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Al decir esa última palabra, desperté de golpe para comenzar a mirar a mi alrededor, pero esta vez no me fije en mi entorno, sino en mi cuerpo, al mirar todo, pude darme cuenta que cada cosa estaba en su lugar, seguía siendo el cuerpo de niño de diez años que recordaba. Al solucionar eso, esta vez si que miré al rededor, me encontraba en un lugar desértico, mi mano izquierda punzó y la mire notando como estaba con una venda; me sané y seguí mirando encontrando a Eris recostada a mi lado.
Ambos estábamos cubiertos por una piel de lobo, fije mi vista en la pequeña fogata que estaba frente a mi, pero no logré enfocarme en ella al ver unas botas por detrás del fuego de la fogata. Comencé a guiar mi vista desde ese punto hasta que distinguí una lanza entre las manos de aquel hombre; tragué saliva al ver su cabeza en su totalidad. Su cabello es de un brillante verde esmeralda, su rostro tiene una cicatriz que lo cruza casi de lado a lado y por último, en el centro de su frente se encontraba una gema de color rojo que brillaba gracias al fuego.
Reprimí un grito al verlo, tuve que hacerlo ya que se trataba de un Superd. La maestra Roxy me había hablado de ellos, según nos dijo, se trata de una raza ultra violenta, pero al verlo, su expresión parece ...solitaria.
«Ehm Buenas noches».
El pareció impresionarse, supongo que era obvio, dudo que lo traten de manera amigable con todo ese asunto de ser una raza agresiva.
«¿Puede entenderme? ¿Fue usted quien nos salvo?
Utilice el idioma del continente demoniaco y el pareció impresionarse.
«Soy Rudeus Grayrat ¿Me podría decir su nombre señor y también donde estamos?»
El suspiró ligeramente y dejó de mirarme para volver sus ojos al fuego.
«Ruijerd Superdia es mi nombre. Y estamos en el continente demoniaco».
Me respondió en el idioma humano de este mundo. Yo simplemente asentí, me puse de pie y camine para sentarme a su lado, en el interior aún deseaba no ser atravesado por esa lanza que guarda tan celosamente por lo que tome mi tiempo sin decir nada, pero se volvió incomodo.
«Señor Ruijerd, se supone que estábamos en Ashura. ¿Sabe algo de como llegamos aquí?
«Cayeron del cielo. Logré detenerlos antes de que se impactaran. Aunque creo que tarde un poco». Comentó mientras miraba la mano que tenía vendada. «Dime algo, ¿no te doy miedo?»
Parece que en verdad le afectan ese tipo de cosas.
«Creo que sería grosero tenerle miedo a nuestro salvador. Tiene mi gratitud señor Ruijerd, nada más que eso».
El se sorprendió pero en verdad aceptó esa respuesta, tanto que pareció tener una pequeña sonrisa.
«¿Hmm? ¿Rudeus? ¿Dónde estam ...os? ¡Ahhhhhh! S-S-S-S-Sup-p-p-peeerd ¡Ghislaine! ¡Ghislaine! ¡Sálvame!».
Rayos, olvide el pequeño pero ardiente detalle llamado Eris.
«Eris, ya fue suficiente. El señor Ruijerd nos salvó. Ahhh esperaaa. No creí que fueras tan cobarde fufufu esta será una buena historia».
Ella en verdad parecía molesta, creí que sería golpeado pero logró contenerse. Se puso de pie y comenzó a hacer un saludo al señor Ruijerd.
«M-M-Muchas gr-gracias p-p-por salvarnos. S-S-S-Soy E-Eris B-B-B-Boreas Grayrat».
«Soy Ruijerd Superdia. No fue nada Eris BBBBoreas Grayrat».
«¡Hii! Boreas, es ¡Bo-re-as! Solo me puse un poco nerviosa».
«Oh ya veo, disculpa, Eris Boreas Grayrat».
«Madre mintió, dijo que los Superd eran malos».
«Bueno Eris, es obvio que no es así, es mas, creo que el señor Ruijerd quisiera ser tu amigo».
Ella en verdad parece que se había relajado, aún se le notaba un poco tensa, pero parece haberse logrado relajar lo suficiente como para incluso comenzar a hablar con el señor Ruijerd con calma.
«Rudeus, ¿Qué haremos?»
La pregunta de Eris me trajo de vuelta a la realidad, tenía razón, ¿Qué se supone que haríamos ahora? ¿Qué hay de Zephyr y Ghislaine? Ellos ...ellos estarán bien estoy seguro, si les ocurrió lo mismo que a nosotros lo que me queda esperar es que no hayan terminado en un lugar peligroso. Debo ...debo enfocarme. Tengo que priorizar mi seguridad pero sobre todo la de Eris. Devolverla a Fittoa es lo más importante ahora mismo.
«Buscaremos una manera de regresar a casa».
Le respondí con una seguridad que me impresionó incluso a mi, debía asegurarme de que ambos volviéramos a casa.
«Rudeus, yo los ayudaré a volver a casa. Los guiare en su regreso a casa».
No quería rechazar la amabilidad del señor Ruijerd, pero eso sería seguir los concejos de aquel que se hace llamar Dios Humano y en verdad prefiero no hacerlo. Siento que, de seguir sus indicaciones terminaré bailando en la palma de su mano.
Pero aún así, volver desde el continente demoniaco hasta el continente central va a ser muy complicado para un par de niños. No sabemos cuales podrían ser los peligros en nuestro camino hacía allá. No conocemos las mejores rutas para regresar, no sabemos cuanto costará regresar. Son demasiadas variantes como para ser solucionadas solo por dos niños.
Ya no importa cuantas vueltas pudiera darle al asunto, lo mejor sería aceptar la propuesta del señor Ruijerd. Solo espero que esta decisión no traiga conflictos en el futuro.
«Esta bien señor Ruijerd. Contaremos con usted hasta regresar a nuestro hogar».
«No se preocupen. Los llevaré de vuelta sin importar que. Por ahora vayan a dormir. Mañana iremos a una aldea cercana para poder pedir un poco más de información».
Solo asentimos y camine junto a Eris hacía la piel de lobo que nos cubría. Nos recordamos y pude sentir como Eris tomaba mi mano. Ella estaba temblando y no era por el frio. Debo hacer que vuelva a casa. Espero que Zephyr sea capaz de recompensarme por esto, siempre y cuando este bien. El ...el debe estar bien, el esta bien, es mi hermano mayor después de todo. Además, el dijo que estaría ahí para cuidarme, ¿verdad?
Apreté un poco la mano de Eris cuando una sensación de vacío llegó a mi estomago y una sensación de vértigo se presentó en todo mi cuerpo. El frio fue resentido con más fuerza por mi cuerpo, el solo pensamiento de que a Zephyr le hubiera ocurrido algo removió todo mi ser al punto que tuve que cerrar mis ojos con fuerza para que Eris no viera mis ojos cristalizados. Debía ser fuerte, debo serlo por ella.
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[...]
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Cruzar por aquella línea frontal fue demasiado complicado, más teniendo en cuenta la cantidad de hombres que se dirigían a la misma posición que yo. Después de ser atrapada por aquella luz me encontraba en la Zona de Conflicto, no tarde en despertar y vi a la lejanía como caía Zephyr por lo que me apresure a correr, solo para encontrar que un contingente de unas cincuenta personas se dirigía a la misma zona donde Zephyr parecía haber caído.
No tardaron en atacarme y comenzar con una pelea de la que apenas y pude salir, los superaba en habilidad pero ellos en número. Había tomado más tiempo de lo esperado por lo que comencé a correr lo más rápido posible, adentrándome en el bosque en busca de Zephyr, sabía que ese niño era fuerte pero la posibilidad de que terminara en una situación como la mía o peor me hizo aumentar la velocidad.
Comencé a recorrer el bosque, limpiando la zona de los monstruos que se me hacían presentes. No bastó mucho antes de que pudiera sentir a lo lejos una enorme sed de sangre que no sabía de quien venía, lo que si sabía es que debía apresurarme.
Cuando logre eliminar a los monstruos y soldados que aún seguían patrullando por la zona, llegué a un claro, cerca de la zona norte del bosque en el que estábamos. Estaba sin aliento, un fuerte olor a sangre llegó a mi nariz. Recorrí el campo de cuerpos frente a mi, la vista era una completa masacre, pero no me dio tiempo de sentir si quiera asco cuando entre los cuerpos pude ver el rostro del amo Phillip. Mi mandíbula se tensó y mi mano presionó con fuerza la empuñadura de mi espada. Entonces seguí mirando, esperando no encontrarme con la ama Hilda, pero no se si la escena fue peor.
La señora Hilda se encontraba de espaldas contra un árbol, abrazándose a ella misma mientras estaba cubierta de sangre, aunque también podía oler otros fluidos en ella. Desvié mi mirada solo unos centímetros frente a ella encontrando a Zephyr en un estado horrible, su brazo izquierdo estaba colgando por músculos desgarrados y parte de hueso. Su rostro estaba repleto de sangre, en la parte derecha de su rostro había un enorme corte que había logrado destruir su ojo. Mientras tanto, en su brazo derecho balanceaba la espada que le había dado, la movía de lado a lado sin apenas fuerza, lo veía mover su boca, pero incluso su aliento parecía haberse terminado. Afiné mis oídos y lo que decía repetidamente solo hizo que mi corazón se removiera.
«Debo ...protegerla, debo ...protegerla, los mataré a todos. Debo protegerla, que no la lastimen más ...pelea hasta que ...».
Escucharlo decir eso, con la mirada vacía en su ojo sano estaba por hacer que me rompiera, sin embargo, una respiración entrecortada llegó a mis oídos. Se trataba de una respiración a la que se le dificultaba contener el aliento, busque rápido de que se trataba solo para encontrar un cuerpo partido a la mitad desde la cintura, al acercarme pude ver que se trataba de un Superd, posiblemente un renegado después de la guerra, ahora me explicaba la razón de porque Zephyr se encontraba de esa manera. Simplemente saqué mi espada y la clave en su cuello para acabarlo.
Me acerqué a Zephyr y el aún tenía esa expresión vacía mientras seguía agitando la espada. Lo desarme y tomé su rostro.
«¡Zephyr! ¡Zephyr! ¡Tienes que curarte! ¡Ya terminó! Ya estoy aquí».
Para mi sorpresa, mi voz se había suavizado para después abrazarlo mientras el comenzaba a calmarse, pero no podía sanarse, estaba muy agotado como para poder sanarse por lo que tuve que pensar rápido, comencé a generar fuego en mi mano izquierda mientras con la otra terminaba por cortar su brazo. Antes de que pudiera gritar, cauterice la herida solo logrando que Zephyr cayera desmayado en mis brazos.
Ahora tenía que hacerme cargo de ambos y regresarlos a casa. Es mi deber como guardiana de los Boreas y maestra de Zephyr, debo llevarlos de vuelta.
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Nuevo capítulo, espero que les guste. Este volumen va a ir cambiando entre las perspectivas de Zephyr y Rudeus, con eso dicho, espero que les guste el nuevo capítulo.
Nos leemos la próxima!!
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