028

Después de años por fin podría usar un vestido que compré con mamá cuando la convencí de ir de compras. Era demasiado bonito como para dejarlo botado en el armario sin un uso apropiado o a la ocasión adecuada.

Al terminar de ducharme pude arreglarme el cabello y la cara, pinté mis labios de rojo justo antes de ponerme el vestido corto del color de mi boca, pero lo suficientemente ajustado como para resaltar partes de mi cuerpo que ni siquiera había visto en el espejo. La parte descubierta de la espalda ayudaba mucho con el calor que haría más tarde, así mismo tenía un corte limpio en la pierna que llegaba hasta un poco antes de la cadera, dejando a la vista más piel de la que seguro luke me permitiría.

Me arriesgué.

Lo siguiente fue rebuscar en bolsas y maletas por un par de tacones rojos que al final encontré debajo de la cama en una de las maletas que vacié primero. Con esos puestos ya había completado mi sesión.

—¡Ivette, estoy abajo!— gritó Luke

De seguro ya estaba cansado de esperarme, así que mejor me adelanté, preparándome para la reprimenda de mi vida por el código de vestimenta, sin embargo no habría manera humana de que pudiera quitarme el vestido después del tiempo que me tardé en escogerlo.

El iba con un traje cualquiera con una camisa de estampado confuso, ¿era negra o blanca? Llevaba el cabello peinado hacia atrás y los dedos adornados con los anillos que frecuentaba. Sentado en el sofá mirando hacia el reloj de muñeca un centenar de veces antes de que lo alcanzara. Ojeó el vestido entero desde abajo, deteniéndose en el corte de la pierna. Enarcó una ceja torciendo los labios en una mueca de desaprobación.

—no vas a salir con esto— finalizó soltando el pedazo de tela con desinterés

Sabía que iba a decir eso.

—no tengo vestidos, este es el único

Esa mentira jamás funcionaba y sabía que menos con él, me leía como un libro abierto mientras que Luke era completamente indescifrable.

—de eso no te preocupes, pasamos por uno en el camino

—deja de ser tan injusto, esto es lo que quiero usar, no deberías tener ningún problema con mis decisiones, ¿no es así?— ataqué cruzándome de brazos sobre el pecho

—no lo tengo— admitió levantándose de su lugar—. Siempre y cuando estes dispuesta a aceptar que un montón de enfermos de mierda volteen a verte

Sonreí abrazándome de su brazo con ahincó, olía tan bien que parecía un sueño todavía.

—por eso voy contigo, Luke

Negó con diversión encaminándonos hacia la salida. Abrió la puerta del coche dejándome entrar primero al ambiente un poco más catastrófico que el que había dentro de la casa; no muy frío pero debidamente húmedo.

En el camino no hablamos de nada, se dignó a mirarme de soslayo una que otra vez, sonriéndole a la nada sin decirme que estaba pasando por su cabeza enferma, pero claro que Luke nunca me revelaría en lo que pensaba al verme sentada con una pierna expuesta por el vestido.

Adelante vimos la fila para el valet, por lo que siguió hacia allá, dejándole las llaves a un joven que sin equivocarme lo suficiente me recorrió el trasero con los ojos. Luke no se quedó atrás y entrelazó nuestras manos guiándome a su lado rápidamente y sin hacerme tropezar o algo peor.

—te quedas conmigo, ¿escuchaste?— habló a mi oído disimuladamente llevándome entre el gentío comiendo bocadillos en la entrada con copas de vino en las manos

—fuerte y claro, señor— sonreí robándome un bocadillo de camarón antes de seguir caminando como si de una feria se tratara

La enorme diferencia era el montón de personas elegantes que levantaban los meñiques al beber con todo y sus risas falsas y repugnantes. Seguía sin creer que Luke estuviera entre ellos.

—¡si llegaron!— anunció el timbre chillón que recordaba

Al acercarse con su vestido azul marino y el montón de curvaturas de su cuerpo me sentí pequeña, como una niña de la mano de un hombre ajeno a mi. Sam era hermosa y aún me negaba a admitirlo. Era hermosa para él.

Se saludaron con un beso en la mejilla, mientras que yo me limité a mirar al suelo sin nada en la cabeza hasta que la voz de Luke me trajo de vuelta del limbo. Miré mi reflejo en el azul de sus ojos y me ahogué un eterno instante antes de responder:

—¿que tal, Sam?— forcé una sonrisa

Dijo algo sobre los vinos y demás, pero la verdad era que seguía lejos de esos temas de conversación. Tan solo comprendí que nos llevaría a nuestra mesa en donde lamentablemente estaba ella también, y cuando pensé que llegarían mas a sentarse con nosotros comprendí que solo era una mesa para tres. Ellos dos a una distancia considerable y yo aún junto a Luke.

Bebí de mi copa dejándolos hablar de cosas que ni me esforzaría en entender; negocios. No dejaría de lado que me gustaba escucharlo hablar ávidamente de lo que le gustaba, de sus ganancias y todo lo que su trabajo le exigía, pero entre tanto y tanto ella preguntó por sus relaciones amorosas. Una jodida pregunta personal que si que me interesaba escuchar.

—anda, cuéntame. ¿Luke Hemmings está aún en el mercado?— bromeó escondiendo la sonrisa tras la copa

Perra.

—si tuviera a alguien serías de las primeras en saberlo, te encanta indagar— respondió con amargura desviando la mirada discretamente sobre mi

Solté su mano quedándome helada, sin palabras ni pensamientos. ¿Por que debería afectarme? Solo follamos y ya, no era como si fuera a repetirse o él ya sintiera algo por mi.

Había sido una maldita vez, solo una.

Pero no podía sacármela de la cabeza.

Últimamente he estado actualizando mucho, guardando el tiempo suficiente para una novela completamente de mi autoría. No voy a  hacer spam, solo quería decirles que posiblemente me tomé pausas con las demás fics.

Ojo; si las voy a actualizar.

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