014
No sabia que decir, mucho menos cuando el sonido insistente del aire acondicionado era lo único que llenaba el inmenso vacío de nuestro silencio. Luke se limitaba a mirarme por el rabillo del ojo, mientras que yo miraba por la ventana pensando en lo que había sentido al tenerlo cerca de mi, consideré el hecho de la adrenalina, después de todo me había atrapado con las manos en la masa, pero sinceramente no me hacía mucho sentido. Era un hombre guapo, bueno, guapísimo, sin embargo era mayor que yo por mucho y me había golpeado, eso tendría que restarle puntos de alguna manera, ¿o no?
—hoy tú eliges el lugar para comer— mencionó con tranquilidad por fin hablándome
Llegue a pensar que me odiaba, ya se, infantil y absurdo de mi parte, pero así funciona mi mente.
—¿que?— salió de mis labios regresando abruptamente a la realidad
Una en donde sus ojos me miraban cuidadosamente de soslayo sin separarse completamente del camino.
—¿te sientes bien? ¿Quieres que apague el aire acondicionado?
Negué tallándome los ojos con cansancio. Una verdad era que no había dormido bien, me dolía el cuello y al girarme sentía que me arrancaban un trozo de músculo, o en pocas palabras; había dormido mal.
—no conozco nada por aquí, creo que sería mejor si tú eligieras el lugar— concluí recargando la cabeza en el asiento, de tal manera que no me viera tan obvia al observarlo desde atrás
Se encogió de hombros dándome la razón al tiempo que peinaba una hebra detrás de su oreja, denotando la línea de la mandíbula recubierta por el vello facial. Por un instante me perdí en su perfil, en lo afilado de su nariz y lo maravillosos que se veían sus labios como un par de montañas perfectamente estéticas, ¿cómo podía existir alguien así?
—¿eres real?— cuestioné inconscientemente haciéndolo que me mirara con el entrecejo fruncido
—¿que?
—que si hay cereal. Es que en la mañana quedaba media caja— excusé reprendiéndome mentalmente por no cuidar más ese molesto filtro que fallaba cada que quería hacerme quedar como una completa tonta
—podemos pasar a comprar una caja— dijo con tranquilidad—. ¿Que te parece una pizza? Conozco un buen lugar en la plaza— asomó un poco la cabeza buscando un buen sitio para pasar el coche sin dañar la pintura
Una luz de esperanza nació en mis ojos al escuchar la mención de ese lugar que no alcancé a conocer del todo bien, claro que todo había comenzado con Bastian, pero ir con Luke no era malo, al contrario, podía agradarme un poco más, solo un poco. Asentí con una sonrisa que le contagie. Me impaciente al ver la plaza acercarse más y más hasta que aparcó delante de una pizzería del otro lado que no conocía. Por supuesto que había gente refinada por todas partes, pero eso no importó cuando me tomó de la mano sacándome de mi estado de perplejidad, volviéndome a la tierra y a sus ojos oceánicos.
Pidió al mesero una mesa para dos alejada de todo lo demás, siendo solo él y yo frente a cuatro cartas que ni me molesté en tocar porque siempre quería tener el control sobre las cosas. Entrelazó las manos sobre la mesa inclinándose ligeramente sobre la mesa, casi como si le interesara mi actitud hacia sus acciones pasadas.
—pensé que ordenarías por mi— musité recargando la barbilla sobre mi palma, luciendo aburrida y desvelada
—solo una vez— levantó el índice—. Te dejaré ordenar hoy lo que quieras, ¿vale?
¿Que mosco le había picado?
Primero; amaneció callado y sin encararme nada, segundo; sonreía y carajo, se veía demasiado bien al hacerlo, y tercero; estaba accesible conmigo. ¿Que estaba pasando? ¿De que me había perdido?
—¿hablas enserio?— pregunté con incredulidad sintiendo una sonrisa creciendo en ambas de mis comisuras
—si no quieres, entonces...
—¡si quiero!— exclamé sintiéndome una niña en una juguetería, en este caso convenciendo a Luke para dejarme ordenar.
Esa sonrisa divina apareció en sus labios al tiempo que abría ambas cartas delante de mi concentrándose en las suyas.
—lo olvidaba— chasqueó—. Pasaremos a la biblioteca a recoger unos libros que pedí para ti.
Volví a asentir sin poder dejar de sonreírle.
Pero aún así presentía que se me estaba olvidando algo. Algo muy importante.
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