Capítulo 14. Una gran noticia

Ya echaba de menos estar cerca de Law y saber si se encontraba bien. Es decir, de salud por su enfermedad. No le contó nada a Bonney porque era algo personal y era mejor ocultarlo que decirlo. ___ estaba muy atenta por si el moreno la llamaba u otra persona cercana. Esperaba que los doctores buscaban esa cura que tanto necesitaba Law con urgencia. Ella hará todo lo posible para estar con él hasta el final. De repente, le llegó un mensaje en el móvil que provenía de la biblioteca que estaba trabajando. Le estaba pidiendo que fuera allá cuanto antes. ___ se quedó un poco mosca porque hoy no era sábado.

Seguramente querrán ampliar el contrato para que estuviese más tiempo. Como no tenía nada que hacer, aprovechó para ir allá sin ningún tipo de problema. Mandó un mensaje de WhatsApp a Bonney para anunciarle que saldrá. No creía que iba a tardar mucho, será un rato y listo. Tomó las cosas con rapidez para salir de la casa y coger el coche. Seguramente que no habrá mucho tráfico por el camino porque no era la hora punta. Su curiosidad aumentaba cada vez que se acercaba a la biblioteca. Ningún padre se quejó por como contaba los cuentos a los niños. Inseguridad se cernía en ella. No estaba segura que ocurrirá.

El aparcamiento era escaso en la zona, pero por suerte tenía un ticket como validando que tenía un sitio en los aparcamientos para trabajadores. Aparcó y bajó del vehículo acelerando sus pasos con bastante firmeza. La intriga la estaba matando. Al entrar en la biblioteca se dio cuenta que no había mucha gente a su alrededor. Normal, por la mañana no solía haber muchos estudiantes para estudiar con tranquilidad en ese lugar. La verdad que era un buen sitio porque casi nunca había ruido.

Caminó en dirección hacia el mostrador para hablar con la muchacha que casi siempre estaba ahí. La informó que la llamaron con mucha urgencia a lo que la chica le respondió que tenía que entrar a una sala que estaba cerca de su posición. La sala de reuniones, donde se reunió por primera vez con la responsable de recursos humanos. Tomó aire muy despacio para luego liberarlo. Una forma de relajarse por completo. Entró sin ningún tipo de miedo y se llevó una grata sorpresa. O una pesadilla.

Donquixote Doflamingo estaba sentado en la silla acolchada, como si estuviera esperando a alguien importante. Al escuchar la puerta abrirse sus ojos automáticamente se dirigieron allí y esbozó una gran sonrisa al ver a la muchacha. Esto a ___ no le gustaba para nada. ¿Qué hacía ese hombre? ¿Y cómo descubrió que trabajaba aquí?

—Buenos días, ___ —saludó con cortesía—. Pensaba que estabas por aquí trabajando, pero me comunicaron que solo estás los fines de semana contando cuento a los niños. Que aburrido suena eso.

—¿Cómo sabe que trabajo aquí? —preguntó de mala leche.

—Oh, tengo mis propios contactos —rio por lo bajo.

—Si ha venido aquí para acosarme, no dudaré en llamar a la policía.

—Tranquila. Solo estoy aquí para hablar contigo. ¿Acaso es malo?

—La última vez me pidió que hiciera una estupidez y yo me negué rotundamente. Yo amo a Law y él también. No me iré de su lado.

—El amor a veces es tan fiel —comentó. Esa sonrisa la ponía nerviosa, tanto que le costaba mirarle a la cara—, pero lo acepto. No puedo luchar contra eso.

—Entonces ¿para qué vino? —Quería saber que rayos quería ese hombre.

Doflamingo se movió un poco inclinando su espalda hacia delante. Su mano se dirigió al interior de su camisa para sacar una especie de carta. Ya ___ se imaginaba lo peor. Él la colocó en la mesa dejando que sea ella quien lo coja. La curiosidad la estaba matando por dentro. Con mucho cuidado tomó la carta para abrirla lentamente temiendo encontrarse con algo indebido. Doflamingo seguía sonriendo, como si estuviera orgulloso lo que contenía. A ___ le temblaban las manos. Su corazón latía con fuerza con mucho miedo.

En su interior contenía un papel en blanco. Lo iba sacando poco a poco y leyó el siguiente título: "Laboratorio e investigación de Dressrosa". ¿Laboratorio? ¿Dónde hacían vacunas para contrarrestar cualquier virus? La joven comenzó a leer lentamente sin ningún tipo de prisa. Y, de pronto, unas lágrimas comenzaron a caer sin control alguno. No podía creerlo. Debía de ser una broma. Miró a Doflamingo chocada, queriendo una explicación sobre este tema.

—¿No te esperabas esa noticia? Tampoco soy tan malo como todo el mundo dice.

—¿E-Esto es real? —tartamudeó.

—He reunido a los mejores investigadores para analizar la composición del "Plomo Ámbar" y si pudieran encontrar una cura —iba explicando—. Es un síndrome o una enfermedad, como quieras llamar, muy curioso. Les costó bastante encontrar una, pero lo consiguieron. Lo único que no saben si será efectivo, ya que el único que tiene esa enfermedad es Law.

—Yo pensaba que no te importaba Law.

—¡Claro que me importa! Lo que pasa es que me odia por haberle hecho una broma con el pan.

—Espera, ¿qué? —Se sorprendió ante ese comentario.

—Uy, ¿no te ha comentado ese dato? Se nota que todavía no quiere recordar ese momento —rio descaradamente.

No creía que Law odiara el pan por una broma. ¿Fue cruel? Ahora sí que sentía curiosidad, sin embargo, se centró nuevamente en la hoja que tenía en sus manos. Esto eran buenas noticias para Law porque podrá vivir más tiempo sin la necesidad de esa enfermedad extraña.

—¿Ya lo sabe él?

—No —respondió—, quería darte la noticia a ti primero.

—¿Y cómo sé que esto no es una estafa?

—Mi hermano estuvo empeñado que hiciéramos algo al respecto. Él fue quien me acompañó para recoger las muestras. Si no me crees, podemos llamarlo —dijo, mientras sacaba de su bolsillo el móvil.

—No, ya con ese gesto me es suficiente —respondió.

—Se lo puedes comunicar tú, si quieres —comentó. Su cuerpo se alzó, ya dispuesto a retirarse de ahí—. No te sorprendas si no reacciona como es debido.

—Yo ya me espero cualquier cosa.

—Nos vemos pronto, ___.

Doflamingo se marchó de la sala dejando sola a la joven ___. Ella agarraba con firmeza el papel, como si fuera el mayor tesoro que encontró durante mucho tiempo. Sus plegarias fueron escuchadas. Law no iba a morir pronto, pero la cuestión era si la cura será efectiva. ¿Debería llamarlo? ¡Claro que lo hará! Era una gran noticia. Pero lo mejor será decírselo en persona en vez de contarlo a través del móvil. Quería ver la cara de estupefacción del hombre. Su móvil se encontraba guardaba en el bolso. Le costó millones en encontrarla, pero dio con el objeto.

Pulsó el número para llamar a Law. Estaba ansiosa y a la vez entusiasmada por todo esto. Esto era un subidón de azúcar lo que estaba sintiendo en esos momentos. Un tono, dos tonos... No estaba segura si colgar porque a lo mejor estará trabajando. Y no porque el moreno descolgó la llamada.

—¿Ya me echas de menos? —preguntó con tono juguetón.

—Law, ¿a qué hora estás libre?

—Dentro de una hora más o menos. ¿Por qué?

—Quisiera hablar contigo de algo importante. ¿Es posible?

—Sí, claro. Nos vemos dentro de un rato.

Ambos colgaron al mismo tiempo el móvil y ___ salió corriendo de allí, aunque intentaba no hacer el más mínimo ruido. Menos mal que no llevaba tacones porque ya estaría haciendo un escándalo tremendo. No era como Bonney. Quería saber cómo era posible que esa mujer pudiera aguantar tanto con esas botas de tacón. A ___ no le agradaba la idea de estar todo el día con esos zapatos puestos. Ni se atrevería por nada en el mundo. Se despidió con mucha educación la joven con un simple y pequeño susurro.

Los nervios se apoderaron de ella de una manera que no podía ni describir. Realmente estaba feliz de haber recibido esa gran noticia. Law se iba a alegrar también. Ya en el coche arrancó el motor teniendo cuidado en chocar con otro vehículo. Debía estar relajada y no ir como loca en la carretera. No deseaba tener un accidente. Ya eso sería el colmo. Mirada fija en la carretera sin ningún tipo de distracciones. No aguantaba las ganas de llegar allí y contárselo. Ya se lo estaba imaginando. El pobre hombre con la mirada atónita sin creerlo todavía.

Era un maravilloso regalo que le pudieran conceder en mucho tiempo. Ese sufrimiento que se acumulaba en su cuerpo, ya acabará pronto. Solo había que esperar a que los investigadores o los científicos den el visto bueno para inyectárselo al moreno. ¡No podía con la emoción! No tardó mucho en llegar al hospital, pero aún era pronto porque Law todavía no estaba en su descanso. Le mandó un mensaje diciéndole que lo esperaría en la cafetería. Era un buen sitio para hablar, pero esperaba que no se formara un escándalo porque era algo personal, íntimo e intransferible.

Entró a la cafetería esperando que no hubiese mucha gente. Dentro de un par de minutos será la hora de la comida para unos cuantos. Encontró un buen sitio para sentarse. Un lugar alejado donde nadie los iba a escuchar. Miró en su bolso a ver si estaba el papel y no se le quedó en el coche. «Cálmate, cálmate», se decía así misma tomando un poco de aire para luego soltarlo despacio. Law apareció tras la puerta de la cafetería y buscaba con la mirada a la joven. No tardó mucho en encontrarlo por lo que caminó en dirección hacia ella.

Se sentó finalmente.

—Bueno, ¿qué es lo que tenías que contarme? —preguntó, ya directo al grano.

—¿No quieres pedir algo primero?

—Prefiero hablar y ya luego como.

A lo mejor no quería atragantarse la comida o tendrá otro motivo. Sacó de su bolso la carta que le entregó Doflamingo en la biblioteca y se lo enseñó al moreno. Él enarcó una ceja no comprendiendo muy bien, pero la tomó para ver de qué se trataba. Sin embargo, su expresión facial cambió a desagradado al conocer el sello de la empresa de Donquixote. No quería ni leerlo, pero los ojos de ___ le indicaban que lo hiciera. No era nada malo. Law soltó un suspiro antes de sacar por completo la hoja.

No le hizo falta tener un diccionario médico para descifrar los códigos o los nombres que utilizaban los científicos. Él era doctor, evidentemente. De pronto, se detuvo en un párrafo que lo dejó helado. Miró a ___ y luego a la hoja, y así viceversa. Sus manos empezaron a sudar y sintió un escalofrío recorrer por toda la columna vertebral. No estaba creyendo lo que leía. Ocultó su rostro con la palma de su mano intentando contener todos esos sentimientos que se mezclaban en su interior.

Todo esto era una bomba de relojería para Law. ___ reaccionó, tomando la otra muñeca de Law avisándole que no estaba solo. Entonces el moreno se levantó y se colocó a su lado para abrazarla con todas sus fuerzas, mientras lloraba sobre su hombro. Esta empresa nunca engañaría a sus pacientes solo para tener más dinero. Rocinante lo llevaba de vez en cuando para que lo examinaran y, al fin, tenían la cura. ___ correspondió el abrazo con una sonrisa de oreja y acariciaba sus cabellos con mucho mimo.

Sus plegarias fueron escuchadas. 

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