Humano, humano marino, sirena, marino humano, pez

* Hay un intermedio entre mitad humano mitad pez y humano, y ese es el un cuarto pez y tres cuartos humano: el humano marino. Confuso ¿cierto?

El ningen podría ser clasificado como sirena pero los científicos les vale mierda de mar y los clasifican como marinos humanos: tres cuartas partes pez un cuarto humano, pero eso es totalmente a parte, tenemos que hablar de los humanos marinos. Los humanos marinos son seres que respiran bajo el agua y tienen rasgos de algún ser acuático, los humanos marinos son todas aquellas especies marinas que no pueden ser catalogadas sirenas porque no tienen una aleta ni tentáculos: estrellas de mar, erizos, cangrejos, moluscos, camarones, tortugas, etc. Los humanos marinos viven en "colonias" creyéndose superiores a las sirenas por parecerse mas a la peligrosa especie de los humanos, viviendo en una sociedad que nosotros llamaríamos  casi distópica. Las sirenas conviven en una sociedad cercana a la utopía pero así como no todas las sirenas son buenas no todos los humanos marinos son malos.

La aceptación a los humanos marinos en 1980 a penas estaba floreciendo, y durante toda la semana una inspectora representando a sirenas y humanos marinos iría a visitar aquel mundo tan desconocido para ver que tal era todo allá y redactarselo a su especie.

Esa ultima semana Larry estuvo alargando su recorrido a los víveres para poder pasar por el parque. Bajo el mar no había escuelas, los padres iban a cursos para aprender a educar a sus hijos y su instructor iba casa por casa a vigilar que lo estuvieran haciendo correctamente, así que la única alternativa de los niños para socializar era el parque, y a Larry le encantaba ver a todos esos niños jugando y conviviendo en armonía, y a los niños les encantaba que Larry fuera a verlos. Un día los niños jalaron a Larry al parque y le suplicaron al supervisor que le permitiera al castaño el acceso, pues querían que la manta raya jugara con ellos también. El supervisor aceptó pero Larry insistió en que solo iría una vez a la semana, pues no quería abusar, y el parque quedaba repleto de niños cada martes, cuando Larry iba a jugar.

"Un adolescente con una edad inapropiada para jugar divirtiéndose en el parque con niños mucho menores con intenciones... ¿buenas?" fue el titular de la semana en el periódico de la ciudad, la inspectora de los humanos marinos quedó muy impactada de que los padres de familia permitieran a un joven desequilibrado ganarse la confianza de sus hijos, pero es que Larry ya era conocido por toda la ciudad y todos amaban a Larry: los ancianos del asilo se peleaban por contarle primero sus anécdotas las cuales ya sabía de memoria, los niños quedaban encantados cuando se ofrecía a contarles cuentos y ayudarlos con sus tareas, ya todos conocían el numero de obras de beneficencia a las que iba y en su cumpleaños las oficinas de correos tenían un tráfico abominable, pero su presencia en el parque para niños manchó la reputación de las sirenas completamente para los humanos marinos y el supervisor del parque, con todo el dolor de su corazón, tuvo que prohibirle el acceso.

La manta raya por supuesto fingió haberlo tomado bien, pero como siempre no era verdad y llegando a casa se desplomó llorando mientras recordaba a todos los niños suplicándole quedarse y las miradas tan horribles que se ganó camino a casa por haberles cerrado las puertas a saber de sus vecinos, ¿pedófilo asqueroso? Él no era un pedófilo y le dolía saber que había gente tan mala allá afuera que disfrutaba del sufrimiento de los demás, incluyendo el suyo.

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- Larry, Larry hola, ¿sigues ahí dentro?

Tres días, tres días desde que la noticia del periódico se había vuelto viral, tres días desde que Larry no mostraba la cara, la orca volvió a tocar.

- Larry, tu no eres un pedófilo y todos aquí lo saben, por favor, abre la puerta 

Pocas eran las veces que había tenido el malfortunio de ver a Larry triste (y contadas con los dedos de una mano verlo molesto), y no quería hacerlo de nuevo, pero si solo así podría animarlo para que fuera el mismo niño saltarín de siempre así lo haría. La puerta se abrió por fin mostrando a una manta raya con el cabello alborotado, cabizbajo, y sin mostrar la cara, detrás de Bi estaba medio vecindario asomando sus ojos metiches para ver como se encontraba su amigo herido, y se les rompió el corazón al verlo así.

- Larry ¿puedo pasar por favor? -sabía lo avergonzado que debía estar en ese momento por las miradas recorriendo su aspecto, el mencionado se hizo a un lado y dejó pasar a la orca, cuando cerró la puerta se dio la libertad de dejar salir ese sollozo que se le había atorado en la garganta, todavía no permitía que le viera el rostro-. ¿Cómo te encuentras amigo? -mal, era obvio que mal, pero necesitaba oírlo de él.

- Algo triste, creo -su voz estaba quebrada y distorsionada por llorar, no podía creer que se hubiera puesto así por personas tan imbéciles.

- Te traje comida, no has salido de tu cueva hace tres días -informó dejando el recipiente en la mesa.

- Gracias Bi -todavía estaba parado cerca de la puerta sin dejar de ver al suelo.

- Escucha Larry, la persona que difamó esa barbaridad no tiene madre ¿ok! Tu eres un ángel de Dios y no puedo creer todavía que hayas tomado en serio esa idiotez. Tu eres Larry, la persona mas caritativa y generosa de los siete océanos, tu te mereces todo lo bueno de este mundo y tendrías que permitir que comentarios así te echen para abajo como lo están haciendo justo ahora, así que hazte un favor a ti y a todos y vuelve a sonreír con esa genuinidad de oro 

- Bi... -lo calló sorbiendo el moqueo mientras se pasaba el antebrazo por la cara-. ¿Puedo darte un abrazo, por favor? -esta ultima oración a penas pudo salir en un hilo de voz, Bi no estaba muy familiarizado con los abrazos pero le extendió sus brazos de inmediato.

- Por supuesto que si Larry -y no hizo falta mas para que el de ojos azules se le abalanzara llorando como lo había hecho todos esos tres días mientras Bi se preguntaba con la nariz picandole por los pelos del otro porqué los de cabellos rojizos tenían que ser tan sensibles.

...

Larry tu manta raya favorita por fin volvía a ver la luz del día con una trenza sosteniendo su larga cabellera y una sonrisa de oreja a oreja. A penas y podía avanzar con toda esa gente preguntando si estaba bien y él diciendo que si a todo de inmediato, algunas cosas nunca cambian. El supervisor del parque se disculpó mil y un veces con él pues después de toda la situación de su "pedofilia" él terminó de derribar su autoestima denegandole la entrada y fue libre de volver a entrar al parque cuando quisiera, incitando a los niños a llenar el parque una vez mas, y es que nadie puede resistirse a los encantos de una manta raya contenta.

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¡Ni se les ocurra shipear el Bi x Larry, puercos! >:V Bueno no, ya sé que el yaoi los pone bien pinches locos u.u 

El próximo capitulo es uno que he querido publicar desde que Larry estaba hipnotizado y el Ucskei ni se veía, ¡así se los pongo! :U Bye

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