El arte acuático es abstracto
* Igual que el resto del arte en este mundo y el universo restante, y las criaturas en este.
Bi suspiraba resignado cargando todas las mantas que Larry estuvo elaborando todo el año pasado para regalar por la inauguración de su tienda de artesanías. Resulta que,el simplemente adorable, nieto consentido de la mujer mas rica de los mares, quería dejar de depender de su adorada abuela y despues de haber fallado rotundamente de entregar correo decidió vivir de hacer manualidades y cuidar niños. La orca sabía bien lo dulce que era Larry, y tambien sabía que regalar mantitas a los niños enfermos y fiar todo su esfuerzo como si hubiese sido nada no sería beneficioso para su economía y se decepcionaría mucho al tener que volver a depender del dinero de su abuela adorada como cuando lo hizo después de haber sido hipnotizado dos meses por una compañía macabra.
Larry entregaba mas y mas mantitas con una enorme sonrisa recibiendo como paga... nada, literalmente nada. La manta raya se daba por bien recompensada cuando veía a los adorables niños enfermos sonreírle como si fuera su ángel guardián o algo así, porque él a su edad siempre soñó que un día un ángel guardián le bajara del cielo terrenal y lo liberara del infierno en el que lo metió su madre, pero no fue así, porque la policía lo sacó de su infierno y lo metió en otro, en el orfanato todos lo golpeaban casi tan fuerte como su madre, y eran muchos mas, y las raciones allá eran tan pocas que todavía se estaba recuperando de la desnutrición que sufrió allá, y 6 años esperando ningún ángel llegó, él se rescató solo. Así que cuando veía a esos niños sonreírle de esa forma se veía a sí mismo, contemplando ante él con orgullo al héroe que lo ayudaría a que su lucha no fuese tan intensa, pero Bi no podría entenderlo jamás, porque él solo se sabía centrar en lo negativo y de vez en cuando echar un vistazo a lo positivo, y Larry al revés.
El pelo negro estaba algo discordiado también con su idea de ser niñero, o sea, si aquella inspectora volvía a Sea City y se enteraba de que el pedofilo acosador del parque cuidaba niños en casa ajena todos los humanos marinos se volverían locos, pero no dijo nada porque sabía como se ponía el otro. Larry se estiró soltando un gran bostezo mientras la orca flexionaba los brazos, él hizo mucho mas esfuerzo físico que Larry pero sin embargo el segundo estaba mucho mas agobiado y no podía entender porque. Cansancio mental tal vez.
A primera hora del día de la mañana siguiente Bi fue contratado sin su consentimiento por la manta raya, quien lo ascendió como encargado de la tienda en instantes porque tenía que cuidar a unos niños al otro lado de la ciudad en cinco minutos.
Y así la orca acabó de ser un ciudadano cualquiera a ser el lacayo del nieto de una de las mujeres mas poderosas del océano, o del mundo tal vez. Genial.
Suspiró resignado mientras se permitía curiosear la tienda, había atrapa sueños, esculturas deformes y muchos cuadros, no sabía que a Larry le gustaran ese tipo de cosas pero si que le gustaban a su abuela. Sospechoso. Siguió inspeccionando el lugar y se detuvo ante unas manchas que no tenían sentido comparadas con todas las demás, no tenía etiqueta de precio así que supuso que no estaba a la venta.
Era como una galaxia extraña, las manchas eran negras, rojas, violetas, rosas y castañas, la mancha tenía una forma indefinida, como salpicaduras sin sentido, era realmente intrigante preguntarse en que estaba pensando cuando hizo eso. Decidió tomarle una foto porque le cuadro le había caído bien y volvió a la caja registradora a ver si alguien entraba o algo así.
...
- Hey Larry, vi un cuadro muy interesante en tu tienda y creo que me gustaría comprarlo
Estuvo toda la noche reflexionando sobre lo que podía ser y llegó a la conclusión de que si no lo descubría se iba a volver loco, Larry asintió emocionado y le enseñó todo tipo de paisajes y personas ilustradas en su tienda, pero cuando mencionó el cuadro que buscaba Larry ladeó la cabeza confundido.
- Yo no hice ningún cuadro así
- Claro que si, no tenía etiqueta y creo que le tomé foto
- Yo conozco bien mis cuadros Bi, no hice ninguno así
- Pero -vio la fotgrafía duditativo mientras Larry lo veía a él con ojos insistentes, como si le estuviera diciendo que sabía perfectamente de lo que estaba hablando pero no quería hablar del tema, dejó su teléfono resignado y asintió.
- Si, si, lo siento Larry, tu conoces bien tus cuadros, debió haber sido cosa mia
- Genial ¿y no te interesa algún otro cuadro? -expresó como si su conversación anterior jamás hubiera ocurrido, a veces ese Larry lo aturdía un poco.
- Quiero ese -apuntó al de colores mas parecidos al anterior y el otro se lo entregó gustoso
...
Exactamente los mismos colores, ¡eran exactamente los mismo #*#*# colores! Se regañó agobiado, el cuadro que había presenciado era un boceto, una obra sin terminar, ¿pero entonces porque se puso tan raro cuando lo mencionó? Estaba por llamar al psicólogo de la manta raya cuando se detuvo a sí mismo impactado, él no era así, él siempre había respetado la vida privada de Larry y ahora estaba casi acosándolo. Negó de inmediato mientras colgaba y enviaba un mensaje de disculpas excusándose con que era un numero equivocado. Se puso su grasoso delantal para el trabajo y abandonó los pensamientos relacionados con aquella pintura tan confusa. Definitivamente no entendía el arte abstracto.
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Larry sonreía extraño ante su creación colgada en lo mas recóndito de su sótano, junto con el pasado que debía enviar a la mierda si quería progresar. La pintura era un recordatorio de que, aunque su niñez fue cruel y horrible, ahora creaba a esa nueva entidad que era. O bueno, al menos intentaba convencerse que era eso. Larry no tenía la vida perfecta ahora tampoco, había tantos detalles y tantas tardes de estrés que retenía dentro de su cráneo y se acumulaban de poco a poco hasta dejarlo torturosamente agotado.
Una galaxia, manchas, era ambas cosas de hecho. Eran las tardes limpiando las manchas de sangre del suelo mientras su madre dormía con su celular en su estomago toda tumbada en su hamaca, y eran los universos de dolor que liberaban cada una de esas manchas. Podían ser lagrimas también, o el martirio de no poder decir con claridad como se sentía porque los demás lo juzgarían. Se encontraba con cada cosa a veces, y conocía a gente tan asquerosa que quería arrancarles el cuello con sus propias manos. También podía ser siendo aun mas específicos el niño que lo acosaba diciéndole insultos al azar, Uzuchi, o también esa galaxia vacía y sin estrellas en la que vivía por su culpa. Cubrió el cuadro con una manta y sonrió aliviado, ya se había desquitado con el lienzo, el pincel y todo el pobre ático por sus malfortunios, subió a la primera planta ya contento mientras otro pedazo de madera caía rendido al suelo repleto de objetos rotos.
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