Amigos subacuáticos por siempre


Bi, Larry y Maki esperaban a que el doctor parara de hablar con ellos para poder irse a ver una película, tal como el pulpo y el pez globo habían sugerido.

Después de casi morir a manos de un humano que Kaikei pudo empatizar un poco más con Bi, y se sintió estúpido por haberse comportado como lo hizo con quien le había ayudado tanto, por lo que Ucstav le ayudó a disculparse con él vía celular y luego a organizar una salida entre todos para compensarlo.

El pelirrojo memorizó en su cabeza las observaciones y medidas de seguridad que le hizo el médico y junto con el octópodo fueron a reunirse con los demás, o abalanzársele a Bi para darle un abrazo, como el tetraodóntido había hecho.

Sin embargo, llevar a sus amigos a ver una película estaba lejos de ser lo único que haría por la orca, quien se iría a realizar otro pedido nada más finalizase la función.

Entre sus planes se hallaban hacer una bonita remodelación al área de trabajo del otro, así como un par de mejoras a su cama, la cual no podía recibir otra descripción a parte de "incómoda", y Ucstav, Larry y Maki estaban más que dispuestos a ayudarle.

-Bueno, chicos, me la he pasado genial hoy pero- -su despedida se vio interrumpida cuando su teléfono comenzó a vibrar insistentemente en su mano, e imaginando que se trataba de su cliente se retiró con tal de atender su llamada. Ahí, siendo conscientes de que su amigo no volvería a casa pronto, vieron la oportunidad perfecta para ejecutar su idea.

Maki y Larry iban a limpiar lo que pudiesen mientras que los pingüinos de Kaikei y Ucstav comprarían lo que viesen necesario.

La foca y la mantarraya ingresaron a la propiedad por medio de un incaible, y la fémina vio que las cosas saldrían muy mal cuando vio a Marina, el leal cuchillo de Bi, adornando la mesa de la cocina.

-¿Qué percebes están haciendo? –los aludidos pegaron un respingo del susto cuando el dueño de la casa azotó la puerta detrás de sí

- Pues... -el mayor no se fue con rodeos y le explicó al cetáceo la situación.

- Queríamos sorprenderte ordenando tu sala y también comprando un par de cojines para tu hamaca, aprovechando que no estarías en casa hoy –el aludido no tardó en rodar los ojos.

- Me habría agradado que se hubiesen tomado la molestia de informármelo, en lugar de ponerse a husmear mi casa –les hizo saber con su ceño fruncido en una expresión poco contenta, sobre todo después de la llamada que había recibido.

- No husmeábamos, Bi, para empezar yo trabajo aquí –razonó la foca en búsqueda de favorecer a su humor.

- Pues entonces ya no más –exclamó enseguida.

- ¡¿Qué?! –Bi, molesto, vio a los lados y habló nuevamente:

- Estás despedida, Maki.

La rubia no se iba a permitir guardar silencio ante una situación así, por lo que no tardó en reclamar su impertinencia a quien le veía con una expresión indescifrable.

- ¿En serio estás despidiéndome así, de la nada? ¡No tienes derecho!

- En eso te equivocas: tengo todo el derecho del mundo. Ahora salgan de mi casa, por favor -cada vez que intentaba gritarles más fuerte bajaba la voz y agachaba la cabeza, una vez que ambos abandonaron el departamento fue a por su arma y analizó su panorama con pocos ánimos, pues aunque ella no lo sabía le estaba concediendo el favor más grande de toda su vida. La oficial Mnyama le había enviado una nueva advertencia sobre descubrir la manera de meterlo a él y a todos los caza humanos a la cárcel, eso incluía a Maki, pero a partir de ahora ya no, y si tuvieran que meterlo a la cárcel Maki estaría libre de cualquier cargo.

- Hey ¿qué tal esta? Se ve más cálida ¿no?

- Oh, es demasiado, sobraría muchísimo espacio.

Ahora que ya no estaba endeudado y le habían quitado los puntos de sutura a su aleta se veía bajo la necesidad de buscar una nueva casa, y Ucstav no había perdido la oportunidad de ayudarlo, después de todo ya le había conseguido un puesto en el bar donde trabajaba. En ese momento observaban un catálogo en línea sobre casas. Al no encontrar ninguna que lo convenciera el pelirrojo cerró los ojos frustrado y se dejó abrazar por el pulpo.

- Parece que mi destino es vivir entre la chatarra –confesó algo deprimido por la situación, pues llevaba días de esa misma forma: sin resultados.

- No digas eso, Kaikei, apuesto a que hay muchas más casas que podrían ser perfectas para ti, solo... date tiempo

- ¿Y dónde se supone que dormiré ahora? No puedo seguir durmiendo en la calle, ya lo dijo el doctor -dijo resignado, estaban en ese momento sentados en la arena en una especie de picnic de dos, o una cita, aunque no lo admitirían en voz alta. Ucstav quería ofrecerse, pero no era posible, nada de vida exterior a las profundidades podía sobrevivir ahí, la falta de flora lo confirmaba. Tomó la flor de su cabello pensativo, entre la frontera de las aguas cálidas y las heladas había pequeñas señales de vida para la flor y para los cristales que crecían bajo el mar. Calor y frío juntos, Kaikei y él juntos. Tomó el teléfono de Kaikei y le dio zoom a un submarino colosal a una distancia prudencial del desagüe.

- Esta, esta es la ideal –el tetraodóntido le echó un vistazo y negó en el acto.

- Pero ya te dije, Ucstav, es demasiado grande.

- Escucha Kaikei, está cerca del bar pero no lo suficiente como para que te hagan daño, es lo suficientemente cálida y no sufres de lastimarte –le convenció con una sonrisa.

- Es demasiado cara, no puedo endeudarme de nuevo –le hizo saber haciendo un mohín con sus labios

- Yo vendería mi casa y podrías obtener el dinero para comprarla –sugirió de manera poco sutil.

- ¿A dónde quieres llegar? –se le preguntó con una sonrisita que simplemente no pudo suprimir.

- Trabajamos en el mismo local, la casa es lo suficientemente espaciosa para dos personas, es tan helada para mí como cálida para ti y el doctor te recomendó ayuda especial. A lo que quiero llegar es, que tal vez, pudiéramos vivir... juntos.

- ¿Vivir juntos? -repitió sorprendido.

- Si, como compañeros de trabajo -se excusó Ucstav con un sonrojo delatado por su piel puramente blanca, Kaikei se sonrió muy halagado por hacerlo avergonzar así y asintió.

- Suena bien... -confesó desviando la mirada

- ¿Si?

- Si -admitió al tiempo que sonreía, Ucstav sonrió también.

- Pues bien, compremos esa casa -el pelirrojo asintió y dio clic a aceptar, regalándole una mirada ansiosa por tener un hogar después de tanto tiempo, y un hogar con él, era lo mejor de todo. Ucstav también lo miró, sentía tanta vergüenza, quería apartar la mirada pero tenía unos ojos de un verde tan claro y alegre, como él, y Kaikei se sentía atraído por esos orbes azul eléctrico, tan oscuros e intrigantes como le resultaba él y su mundo tan diferente.

___

La frase que les mencioné el otro día aquí está, la imprimí y quedó con calidad de la cagada, pero no me quejo

Aquí la calidad decente

La frase original estaba en la introducción y decía "El ser humano siempre ha sido propenso a temer a todo lo que le parece extraño, y destruirlo. Si no conocen algo a ciencia cierta debe morir, esa es su lógica, su manera tan estúpida de pensar" Esa es la primera versión, la segunda es la de multimedia.

Quiero agradecerle de todo corazón a @isaeladanimar  por haberse animado a adivinar la frase y a @Alien-Kun14 (o a los dos vaya) por siempre estar ahí para este humilde proyecto el cual me estoy esforzando por no tirar a la basura por otra historia como siempre lo hago :V los quiero Bye

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top