3-. Después del ciclón llega el silencio
Después de la lluvia el sol no llega inmediatamente, existe un momento intermedio entre el problema y su resolución total llamado resentimiento.
- Mi pelo estorba mucho, comienza a fastidiarme ¿Cómo es que toleras traerlo tan largo? -después de que la noticia de que el monarca y su hija irían a comer al local donde Ucstav laboraba al final de mes llegara a sus oídos nadó tan rápido como pudo a con el octópodo, quien estaba al borde de su tercer paro cardíaco.
Ahora ambos arrancaban percebes y algas viejas de la madera del viejo barco hundido donde se ubicaba el bar. Sus rostros estaban sonrosados como el mar rojo y al menos a Bi le dolía todo el cuerpo, pero no podía decir que todo estaba perdido pues a unas cuantas cuadras estaba la doña de las algas hervidas, a quien ya le había encargado un pedido, por lo que nada más acabando de ayudar al pulpo malagradecido comería mejor que el mismísimo rey.
- ¿Eh? Ah, perdona, estaba distraído. -exclamó el aludido, reventando su burbuja de pensamientos junto al sonido de su pequeña pala tallando las esquinas de los percebes, haciendo un sonido peculiar al hacer fricción en la madera.- Quizás te estorbaría un poco menos si comenzaras a recogerlo, tal como Maki, Larry y yo. -contestó masajeando su hombro adolorido por tantas horas de trabajo pesado.
- Créeme, lo he intentado, pero Maki le saca un pero a todos mis peinados... Solo la semana pasada me hice dos coletas porque tenía calor y que llega esta a gritarme por atreverme a salir así. Creo que casi se arrancaba los bigotes por que me soltara el cabello.
- ¿Y quién te manda a andarle haciendo caso? Apuesto a que te veías adorable. -se burló antes de obstruir su risa con el domo de la mano.
- Pues más adorable me voy a ver comiendo de una buena vez, así que la dejo, señora -se despidió con tono irónico preguntándose qué se creía este ¡Él había inventado las mofas! Ridículo que se iba a ver queriendo enseñarle a María Antonieta a mover el abanico.
A parte, no sabía ni por qué andaba ahí de buena gente después de que le hubiera quedado mal dos veces, y peor todavía, de a gratis.
Una vez con su buen plato de algas hervidas bien servido que se acomodó en la barra y tomó un puño con avaricia, pero entre el plato y la boca se cae la sopa, pues antes de poder siquiera degustar su comida que vio los ojos con hambre del afamado Karakei o como se llamara ese dando pena en plena vía pública.
Todavía usaba su manta para cubrirse en vano del frío y se sostenía el estómago mientras tenía la mirada pérdida en la espalda de la vieja del puesto.
Se involucraba con gente que nada más no, dormía en la calle y denotaba lástima, Ucstav andaba prendido de un genuino vagabundo ¿En qué estaba pensando? Juzgándose a sí mismo por no poder comer con él así tomó su bandeja y fue a con el estúpido que no dejaba de andarlo chingando, quien ante su ceño fruncido se limitó a encogerse en sí mismo y evitar el contacto visual, por no que no pudo hacer mucho más a parte de dejarle su plato en la arena y largarse a casa.
Como ya se había vuelto costumbre tenía un nuevo cliente en su puerta, y como todavía tenía el pinche corage bien atorado por no haber comido la invitó a pasar y preparó algo para ambos.
La anciana a su disposición no era ni más ni menos que un pez ángel, uno con una cola majestuosa a pesar de la edad y cabellos canosos pero perfectamente peinados. La mujer explicó que su nieto de 6 años había fallecido, que un humano lo había pescado junto con muchos peces más, que aunque en su mayoría eran corrientes seguían siendo vidas valiosas.
En realidad no se lo pensó mucho cuando persiguió la pequeña lancha y asesinó a los hombres en ella, pues para él todos los humanos eran malos, y lo malo no debía existir. Con violencia les saltó del océano y los apuñaló cuántas veces fue necesario y liberó a los pocos peces aún vivos y a los muertos, mientras que a ellos los dejó sangrando en la lancha. Finalmente descendió a casa con dos nuevos dedos de recuerdo.
Recibió las cinco almejas que pedía como pago y una sonrisa triste de aquella mujer cargando el pequeño cadáver de su nieto, quien seguramente ahora nadaba en mares mas calmos, y justos.
La orca apresó en su puño la morena mano del muchacho y buscó al cielo sintiendo los ojos picarle, deseando haber podido hacer algo más, algo para salvarlo, pero sabiendo que era inútil el lamentarse le sonrió a la abuela del chico y los dejó partir.
- Percebes, Maki, no te pareces nada a la niña de la foto -dijo Rastyn riendo como, sí, un delfín. La foca a su lado rodó los ojos.
- Es porque aun no me salían los bigotes, continuemos -deslizó su dedo en la burbuja pantalla de su álbum virtual y la risa del delfín cesó.
- ¿Ese es Bi? -ahora su tono delataba curiosidad, sabía que eran los mejores amigos subacuáticos por siempre (MASPS) desde muy pequeños pero aún así no podía evitar sentirse un poco incomodo de que se llevaran tan bien.- No se parece nada al de la foto.
- Pero si son idénticos -dijo Maki obvia, es decir: la misma expresión, el mismo cabello, los mismos ojos... ¡Era Bi sin duda!
- Pero no está sonriendo perverso ni tiene las cejas fruncidas, ese es más su toque. En cambio aquí parece que no rompe ni un plato.
- Sí, Bi es así... -dijo la otra sumergiéndose en el océano de sus pensamientos, en ese entonces Bi adoraba a los humanos, soñaba con hacerse amigo de uno y demostrarles que los animales podían ser algo además de comida, y crear un mundo mejor, sin temor de mostrarse a la superficie. Pero después del incidente que esa versión de él desapareció por completo, dejando a un Bi algo corrupto.
- Oh, lo siento, no quería ponerte triste -se disculpó rápidamente el de la aleta gris.
- Nah, está bien, solo... cambiemos de imagen -deslizó su dedo nuevamente mostrando ahora a la chica haciendo caras locas, volvieron a reír un rato y Rastyn vio a la otra con discreción, buscando en sus ojos contentos la verdad que él se creía escondida, todos esos detalles de su vida que seguramente omitía para él, entre ellas lo que hubo entre ella y Bi.
Maki parecía disco rayado diciéndole lo mismo: "Bi me gustaba de niña pero de ahí en más no hubo nada". Jamás ahondaba en detalles, y eso encendía las alarmas en su cabeza, y lo hacia sentir cada vez más minúsculo.
Continuaron viendo fotos un momento más, pero se distrajo un momento y solo de reojo pudo ver como Maki desplazaba rápidamente una imagen de la orca, una con un corazón y una leyenda que no alcanzó a distinguir en lo absoluto.
- Hey, no pude ver esa ¿era vergonzosa? -se hizo el que no sabía.
- Algo así, es un regalo que le hice a Bi hace como tres años -confesó apenada antes de devolverse a dicha fotografía. En efecto, era Bi al lado de un enorme corazón, uno que lo citaba como " Su chico favorito".
Su chico favorito, así era hasta que llegó él ¿O no? ¿Bi seguiría siendo el chico favorito de Maki aún cuando él era su novio? ¿Por qué Bi siempre estaba restregándole en la cara que él no era más que el segundón?
No... No quería pelear con Maki de nuevo, seguramente estaba haciendo una tormenta de una gota de agua, y como su novia le había dicho, si tenía alguna duda siempre podia compartirla con ella, pues así se evitaban los malentendidos.
- Maki ¿Bi todavía es tu chico favorito? -quiso aclarar algo avergonzado por tener que molestarla con interrogantes tan bobos.
- Es mi mejor amigo, Rastyn, y tú mi novio. Los dos son mis chicos favoritos -contestó con una enorme sonrisa.
Rastyn sonrió, y en verdad quiso creerle, pero al final solo se siguió guardando más preguntas, y más teorías, y más resentimiento, cultivando una la mala hierba en el jardín del paraíso.
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La canción multimedia no está ahí porque sí (?
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