2-. El parrandeo mató al pez gato
Ya era de noche, y mientras la orca asesina vigilaba a su presa en las heladas aguas cercanas a su asentamiento primitivo la foca desobligada seguramente dormía en la habitación del delfín brindándole su calor mientras respiraba en su pelo. La sola imagen mental le daba náuseas.
Bi empezó a gatear en la arena maldiciendo por el ardor y resequedad que sentía su aleta, llegó a una ventana y se sentó en su marco contemplando su escenario. Un hombre barbón dormía en la misma cama que su esposa, cada quien de su lado, haciéndole más sencilla la tarea de ir a por él, así que ni tardo ni perezoso saltó a la habitación, provocando un chasquido húmedo cuando su cola impactó contra el suelo, donde fue dejando un rastro de agua a medida que se acercaba a su presa.
Una vez del lado del maltratador de las pequeñas tiburonas que buscó su corazón y enterró su arma ahí, lentamente, tapando la boca del involucrado, quien se removía trastocado. Dos apuñaladas más y un corte por debajo de su mentón, atravesando todo el cuello, su famoso corte definitivo, fue suficiente como para que sufriese de una hemorragia mortal, una que su esposa durmiente no descubriría hasta la mañana siguiente.
Como evidencia y souvenir personal tomó el dedo gordo del pie del humano y lo arrancó después de un par de machetazos, y sin pena ni culpa regresó a la playa, en retorno al mar.
Lanzó y atrapó tranquilo las almejas en sus manos, más allá del dinero la sonrisa de esas dos pequeñas después de prometerles que ningún humano volvería a lastimarlas fue toda su paga. Guardó un poco más de flores tostadas en su canasta por el picnic tendría en la tarde con Maki, Ucstav, Larry y el delfín en el parque. Estaba por irse pero se lo pensó mejor y guardó más flores tostadas, pecando de llevar algunas a su boca.
En el trayecto a la plaza citada su cabeza estaba en modo automático, pues sus pensamientos ocupaban toda su concentración en ese momento, o eso hasta que vio a un pececillo de ojos verdes y cola anaranjada tirado en la arena, dormido.
Indignado por su poca vergüenza que tomó la manta que pensaba extender en el suelo para sentarse y se la arrojó encima, siendo consciente de las bajas temperaturas que se manejaban en el fondo de la ciudad así como que los peces globo como él estaban acostumbrados a climas más cálidos.
Como si su nueva cobija representase un obstáculo poderoso removió sus inútiles brazos en un patético intento por quitársela de encima.
Finalmente y entre jadeos que logró sacar su cabeza de ahí, contemplando todo con ojos de loco, tal como era su bonita costumbres.
- Mi rostro está aquí -se apuró a decir ante su poca cooperación-. Ten esto -le extendió un emparedado con flores tostadas de su canasta, pero el otro no reaccionó, como inmerso en su propio mundo-. Escucha, si Ucstav te ve así: desnutrido y tirado en la calle, se va a desquitar conmigo, pero si te ve nutrido y tirado en la calle pues también se va a desquitar conmigo, pero el punto es... Mira, solo tómalo -el otro sonrió quedito y se incorporó con trabajo para luego tomar el sándwich como el más sagrado de los tesoros y darle un lento y suave mordisco, disfrutando cada minúscula sensación por el alimento. Bi rodó los ojos y se retiró, comprendiendo que ese tipo jamás aprendería a dar las gracias.
- Hola tú -saludó Maki sonriente.
- Hola tú -correspondió imitando su entusiasmo y se sentó en la arena, viendo cono Larry parecía babear por la nariz, muerto. Ucstav no se había molestado en ir a la reunión de amigos, la perra de mar mal agradecida número dos comía emocionada las flores tostadas y ¿Rastyn era su nombre? Bueno, él fulminaba con sus violáceos ojos su alimento, incapaz de borrarse su nombre de la cabeza, envidiándolo, detestando casi su existencia.
El de piel grisácea y ojos azules dejó caer su cabeza hacia delante, llenando su larga cabellera rojiza de arena, y así quedó hasta que Bi enderezó su cuerpo al apoyarlo contra una piedra cercana, como si se tratase de un cadáver... Últimamente no era raro ver a las mantarrayas carteras comportarse de esa forma.
- Bueno, ¿qué tal sus vidas, mierdas de mar? -preguntó Bi con una sonrisa.
- Correo -balbuceó golpeando su cabeza contra las paredes de la roca.
- Correo, si, lo imagino ¿y ustedes dos, pecezuelos del amor?
- Pues ayer tuvimos una cita en un parque de diversiones -murmuró Rastyn orgulloso, intentando provocar algo en él, y lo logró, provocó ensanchar su sonrisa, cosa que era totslmente lo opuesto a lo que quería.
- Algo trillado, pero suficiente para un romántico como tú -el aludido frunció el ceño, incapaz de entender cómo él podía hablarle como si lo conociera. Sin inmutarse la orca buscó algo en su cesta.- Yo recibí mi primera paga como mata humanos y esto -mostró el dedo a sus compañeros contento, provocando el sobresalto y un grito de pavor de Maki y Rastyn, respectivamente.
- Tranquilo oso de mar, es solo un dedo -habló Maki ya más tranquila.
- ¿Oso de mar? -preguntó Bi divertido, Rastyn infló sus mejillas avergonzado incorporándose en su asiento, él era consciente del oficio de su novia y el "amigo" de su novia pero no estaba familiarizado esas cosas en lo absoluto.
- Bueno, creo que nuestra cita está un poco apagada ¿Qué les parece si le gastamos una broma telefónica a Ucstav por faltista? -preguntó Maki maliciosa, llamando la atención de su novio por su uso de la quinta palabra.
- Me parece bien -opinó la orca sacando su teléfono.
- Correo...
- S-supongo.
- Genial -arrebatándole el aparato a su amigo marcó el número del tetraodóntico a rápida velocidad, y después de bastantes tonos y dos intentos fracasados que el aludido atendió su llamada.
- ¿Qué quieren? -preguntó Ucstav malhumorado mientras tallaba con trabajo un barril que simulaba ser una silla. Debía estar en horas de trabajo.
- ¿Por qué faltaste a la reunión de hoy? La última vez dijiste que estarías disponible -interrogó la foca desubicada.
- Porque no se me pegó la chingada gana ¿algún problema?
- Vaya, qué genio, por eso solo tienes como cuatro amigos -dijo Bi enfadado, pero enseñando su impecable dentadura de inmediato.- Oh, es cierto, el pez globo te dejó en la zona del amigo, así que serían cinco -le colgaron enseguida y las carcajadas del dúo dinámico no se hicieron esperar mientras que Rastyn cuestionaba el hecho de que lo habían contado también como amigo de Ucstav.
- Hey, eso fue cruel -regañó Maki entre risas.
- Él empezó -se cruzó de brazos como niño pequeño y se rieron nuevamente.
A medida que iban comiendo y charlando el sol fue destronado de su lugar en el cielo y el agua empezó a enfriarse. Bi ya volvía a casa con una canasta vacía y el estómago lleno cuando se encontró a otro cliente en su puerta, e imaginándose la semejante cena que se haría después de tal lluvia de pedidos que se dispuso a atender a la dama.
- Buenas noches ¿necesita los servicios de un buen mata humanos? -preguntó hasta con galantería.
- Así es -expresó la anguila eléctrica con seriedad, tenía una capucha negra como la noche y unos ojos tan amarillos que la oscuridad era incapaz de obstruirlos, se veía sospechosa, sobre todo ante el hecho de que su cola bailase en medio de rayos fluorescentes. Peligrosa era la palabra que mejor podría describirla.
Y vaya que si lo era.
- Pero no precisamente de humanos -advirtió en un volumen más bajo, erizandole los bellos de inmediato.
- No, yo solo mato humanos, nada más -sentenció pronto como una bala.
- Una lástima, pensaba pagarle el doble -expresó tentadora, pero él negó otra vez, acceder a ello iría en contra de lo más básico en sus principios.
- Solo humanos, señorita, lo siento.
- Hm, creí que eras más inteligente, muchacho -fueron sus claras palabras antes de desaparecer entre la negrura de la noche, silbando una cancioncita tenebrosa que no lo dejaría dormir del todo tranquilo.
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Aviso de la ingenua autora 2018 (se me hace que se está haciendo la VISTIMA):
Casi me daba un ataque cardíaco cuando vi las vistas que tenia este libro, porque aunque no lo crean, no estoy acostumbrada a 5 lecturas :"V
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