▰▰▰ prólogo
«Breakdown»
Silencio.
Todo el mundo a su alrededor se había sumido en un silencio infinito que era capaz de hacer flaquear hasta los nervios más entrenados e, incluso, atemorizar a alguien como Adalia.
El ruido siempre fue parte de su vida, pues viviendo en un lugar donde el comercio y los niños abundaban, no podía aspirar a la tranquilidad por más que lo desease, así que la costumbre le obligó a adaptarse a todos aquellos sonidos que el mundo evocaba para hacerse notar, para que el ser humano supiera que estaba vivo y que aún tenía el mando sobre ellos.
Pero su mundo se calló y toda la vitalidad desapareció de un momento para otro, sin avisar y sin prepararla para lo que vendría.
Su cuerpo seguía inmóvil a pesar de que su estado de alerta era evidente gracias a los años de entrenamiento y la situación en la que se encontraba; sin embargo, a pesar de que su vida peligraba y que su hermana se hallaba esperando por que llegara sana y salva, no podía mover ni un músculo. Su cuerpo se sintió pesado y sus oídos pitaron cuando escombros cayeron a su lado, golpeando su maltrada espalda y dejando próximos hematomas que se sumarían a la amplia colección de marcas en su petrificado cuerpo.
Adalia siempre había pensando que el apocalipsis sería completamente distinto a lo convencional, pues el fin de todo debía estar fuera de la imaginación del ser humano; es más, fueron varias las ocasiones en que se burló de todos aquellos que adoraban las murallas, pues proclamaban constantemente que pronto llegaría el fin y que sería a causa de los monstruos que vivían más allá de los muros que los protegían y, al mismo tiempo, los mantenían prisioneros. Nadie habría sido capaz de saberlo tiempo atrás, pero ellos siempre tuvieron razón y ya era muy tarde para correr y confesar todos sus pecados, ya era muy tarde para rogar por la salvación de sus seres queridos y hacer falsas promesas de un cambio y renacimiento como mejor persona.
Simplemente, el tiempo se había vuelto su peor enemigo.
Quería correr, quería gritar y golpear la tierra bajo sus pies hasta que sus manos sangraran, solo para recordar que seguía viva y que su mundo aún podía continuar a pesar de toda la inminente destrucción que parecía esforzarse por negarle el futuro que deseaba.
Miles de escenarios pasaron por su cabeza y dentro suyo se creaba un debate donde tenía que decidir cuál sería su próxima acción para evitar que el apocalipsis le arrebatara a más personas.
«Huye»
Sus manos viajaron a su cabeza al oponerse a la orden que había sido evocada dentro suyo.
No quería irse, aún podía hacer algo.
«Ayúdalo»
Un jadeo salió de sus labios y sus ojos se centraron en el lugar que debió ser su destino hace mucho.
No lo dudó y corrió.
«Habla»
Sus labios se separaron y su voz se rompió al gritar el nombre que sonaba tan familiar viniendo de ella, pero tan extraño dada la desesperación con la que se pronunciaba.
«Espera»
Su pecho subía y bajaba mientras sus dedos se mantenían inmóviles sobre los escombros que antes le pertenecían a una bella edificación, esperando por una señal o cualquier sonido que lograse calmar el creciente dolor que sentía dentro suyo.
«Llegaste tarde»
Adalia negó y sus manos viajaron a los pesados ladrillos en un intento de sacarlos de su camino hacia la persona que se hallaba ahí, sin emitir algún sonido.
«Detente»
Sus labios se separaron y los balbuceos salieron sin previo aviso, emitiendo frases que ni ella lograba comprender. Los jadeos se mezclaron de manera paulatina y el aire comenzó a escasear, apretando aún más su caja torácica hasta tal punto que pensó que su corazón no aguantaría toda la presión que había dentro de su cuerpo.
«Grita»
Y se abandonó a las voces que tomaban control de su mente en momentos donde los instintos del ser humano salían a la luz, evidenciando su primitiva naturaleza de la cual no podía librarse y que seguía cargando como cruz sobre sus espaldas.
«Golpea»
«Ríe»
«Grita»
«Araña»
«Golpea»
«Desgarra»
«Llora»
«Grita»
«Destruye»
«Adiós»
Sus ensangrentados labios se separaron y juntaron una y otra vez en una repetitiva acción que demostraba la incredulidad que había aparecido como una espesa niebla dentro de su mente. Su garganta dolió y el sonido que salió de sus labios llamó la atención de los seres que deambulaban por el lugar, a la espera de personas que satisfagan su ilógica hambre. Las lágrimas empaparon sus sucias mejillas y los jadeos lastimeros dañaban cada vez más su garganta, pero ella no lo sentía; pues el único dolor que era capaz de experimentar era aquel que se siente cuando pierdes algo que quieres o, en su caso, cuando te vuelves la causa de esa pérdida.
«Muere»
Y quiso que fuera así, por eso no opuso resistencia cuando unas gigantescas manos tomaron posesión de su cuerpo en un firme agarre que aseguraba el fin de su vida y de la larga lista de sus pecados que estaban tatuados en su piel.
Su mente reprodujo todos los momentos importantes y banales como si de una película se tratara mientras el hedor de la muerte se impregnaba en sus fosas nasales en una inminente advertencia de que su fin llegaba y que el karma parecía decidido a devolverle todas y cada una de sus acciones en una de las peores muertes que el ser humano podía vivir: siendo comida por los titanes.
Las lágrimas siguieron brotando de sus orbes y el recuerdo de su hermana viajó por su mente haciendo que se arrepintiese de dejarse tomar de aquella patética forma. Sin embargo, de nuevo, el tiempo fue su peor enemigo y ya nada podía hacer cuando se hallaba a punto de ser devorada y sin nadie que lograse capturas sus últimos momentos de vida. Porque así debía ser, alguien tan egoísta y cruel como ella no merecía morir acompañada y mucho menos recordada con el cariño que su hermana sentía por ella.
El mundo ya tenía demasiada maldad dentro suyo como para cargar con el peso de su mera existencia.
Adalia luchó, pero ya era muy tarde y la cantidad de sangre perdida empezaba a mostrar sus consecuencias. Su fuerza fue disminuyendo de manera progresiva y sus párpados perdían vitalidad mientras sus manos dejaban de oponerse a aquel cruel destino.
Después, el negro fue lo único que consiguió.
Publicado: 20/01/2022
Editado: 31/07/2022
Alana©2022
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