tredici
SeungMin había empezado a vivir en el pequeño departamento de HyunJin -el cual no estaba en ningún momento del día allí-. Según lo que el mayor había contado este tenía una perrita pero parecía ser que vivía más en la comisaría que en la casa. SeungMin dormía y cenaba en el departamento, pero no se permitía estar más que ese tiempo allí.
HyunJin también dormía allí, y por más que le hubiera insistido al menor en dormir el en el sillón, Kim dormía en el living mientras que HyunJin en la cómoda cama.
Era una convivencia extraña, ninguno hablaba mucho más que de él asesino, la casa del pelirrojo estaba aún siendo revisada y por más que la terminasen de inspeccionar no era un lugar seguro.
—Puedes venir a casa también —Jisung volvió a insistir, sabía que las cosas estaban incómodas entre su amigo y el policía—.
—Soy alérgico a los gatos y tienes dos Sung, aparte no quiero meter presión se lo complicado que es para ti que vaya a vivir allí —Jisung negó molesto, no le generaba ningún problema que su amigo fuera allí -o tal vez si- pero ese no era el punto—. Estoy bien dentro de poco me mudaré. Los encargados del edificio no paran de disculparse y el dueño me dijo que buscara en otra se sus residencias un lugar para mi.
—¡Eso es fantástico! —SeungMin asintió sonriendo, ante el comentario del mayor, miró la hora en su reloj y comenzó a estirarse—.
— Debo volver con Woojin Sung, nos vemos a la salida —El morocho asintió y despidió a su amigo—.
Tal como el pelirrojo había dicho, ambos se vieron a la salida, la noche era más fría que nunca y el joven jugueteaba con la pulsera de seguridad que le había dado HyunJin -consistía en una pulsera de goma que tenía un botón el cual si se lo apretaba hacía sonar una alarma en la comisaría indicando que él estaba en peligro y lo irían a buscar de inmediato-. Inhalo el helado aire mientras doblaba en una esquina, la zona del departamento de Hwang no era completamente agradable, apenas estaba iluminada y desde la cuadra en la que estaba hasta la del edificio había miles de callejones.
Camino temeroso, tener en la cabeza y ser consiente que en cualquier momento le podría pasar algo no lo dejaba estar tranquilo ni por un segundo, miraba atento a todos los lugares que la luz de la luna le permitía observar.
Suspiró cuando vio el inicio de la cuadra en la que estaba habitando, no le había pasado nada, sonrió para si mismo.
Claro que no noto que un hombre lo seguía, ni tampoco cuando lo tomó de atrás para impedir que se mueva y comenzó a ahorcarlo.
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