quattrodici
SeungMin agudizó el oído ni bien se despertó, recordaba perfectamente lo que había sucedido.
Había sido secuestrado.
Y era más que obvio que era en las manos del asesino, respiro pesadamente, tenía los ojos vendados y las manos atadas, y su pulsera...
"O no, o no no no no, no esto no puede estar pasando, ese maldito inteligente"
Inhalo empezando a desesperarse, no tenía la pulsera y no sabía en dónde estaba, no podía ver y sentía un frío abrazador al rededor de él. Escuchó un ruido y se alteró ¿Tenía al asesino a su lado? ¿Lo torturaría? ¿Quien era el asesino?
Sintió unas manos tomar su rostro y su corazón dio un vuelco, lo podía matar lo iba a matar ¿Qué pasaría con Jisung? ¿Con HyunJin? ¿El hombre seguiría matando? ¿Porqué lo había secuestrado? De repente la venda dejo su cabeza y temeroso abrió los ojos.
Estaba en una habitación, un living, en el medio del suelo, pudo observar un sofá y una mesa repleta de armas, había algunos cuadros y pequeños retratos de una familia ¿En dónde estaba?
—Despertaste al fin —Kim se asustó ante la repentina voz, intentó voltearse ya que la sentía detrás de él pero una fuerte punzada se hizo presente en el costado de su cabeza—. Si, yo no intentaría hacer eso, tienes la cuarta vértebra desplazada sobre la quinta, un movimiento en falso y tienes una herida crónica.
—¿Por qué? —SeungMin se sorprendió al ver que su voz salió firme, mentiría si dijera que no tenía miedo—.
—Esa es una pregunta difícil SeungMin, ¿Por qué existimos? ¿Por qué mate a algunas personas? ¿Por qué ambos somos médicos? —El hombre freno su caminar para apoyarse en la mesa y mirar directo al menor—. Si Kim, asesino no es mi profesión.
—Pregunté otra cosa.
—Y yo respondí otra, pero ¿Sabes? Tenemos varias cosas en común, lo primero —El pelirrojo tanteó sus muñecas viendo con que estaba atado, tal vez podría deshacerse de eso—. Ambos tenemos una pregunta que no recibió ninguna respuesta.
—¿Acaso estamos en una clase de filosofía?
—Arrogante, igual a tus padres —La otra persona en la habitación habló con asco y repugnancia, SeungMin enarcó una ceja—.
—¿Mis padres? ¿Cómo me conoces? ¿Qué sabes de ellos?
—Muchas cosas, pero como siempre, los Kim son tan buenos que olvidan hasta sus mayores pecados —El muchacho camino enfurecido hasta el menor y se agachó a su altura quitando el tapa bocas y la gorra que llevaba dejando a la vista su rostro. SeungMin palideció—. Si, si Minnie, ¿Te acuerdas? Del chico que quedó huérfano por culpa de dos personas.
—Es imposible tú estabas muerto —Kim estaba horrorizado—.
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