Mansión #6
Espero que les guste~
Nota: ¿Me extrañaron, mi gente? Lamento haber desaparecido de este libro, esa no era la intención pero leyendo un poco los capítulos anteriores, al fin esto se me vino a la mente
Nota-2: Tengan en cuenta que esto es un Au que me lo voy inventando a medida que escribo, ¿si? ^_^
Nota-3: Entre un dron de desmontaje y uno trabajador, ¿Cuál elegirían a la hora de crear su personaje? Creo que yo elegiría un dron de desmontaje de momento ¡Designación M, para servirles! xD
Uzi siempre había tenido la sensación de que algo no andaba del todo bien en esa extraña mansión, tenías que ser un maldito ciego o demasiado tonto como para ignorar por completo ese aire sinestro y tenebroso que rodeaba el tonto edificio, pero después de su último encuentro con Cyn, y desde que aquel programa llamado "Solver" estaba en su sistema, las cosas se volvieron complicaron.
De noches especialmente es cuando todo se vuelve muy raro.
En cuanto cada humano se encierra en sus cuartos, algunos con llave incluidos, y se recuesta en sus camas, se supone que llega el momento del descanso. Los drones necesitaban dormir, o entrar en modo de reposo para recargarse y funcionar de manera óptima pero ella se lleva una sorpresa esa noche.
-¿Pero que rayos...?- los drones se mantienen estáticos en sus lugares por segundos, estremeciéndose como si una corriente eléctrica recorriera sus cuerpos de repente, y entonces se endereza, luciendo mucho más como robots en ese momento. Los ojos en sus visores desaparecen, siendo reemplazada por una gran y muy brillante "X", todos de color amarillo, sin importar que ese no fuera el color estándar entre los modelos. Hay sonrisas aterradoras e inquietantes en su rostros, de esas que te dan una mala sensación al solo mirarlos, y se comportan raro, como marionetas. En esa primer noche se quedan muy quietos en sus lugares, luciendo como estatuas muy aterradoras, pero después de algunas noches más aprende que también pueden caminar, deambulan por la mansión como si estuviera vigilando, sus pasos extrañamente silenciosos.
Aprende que no hay que acercarse ni quedarse a la vista, porque ahí es cuando sus manos se convierten en garras por alguna razón y parecen tener como misión principal perseguirla. No sabe si quieren llevarla con la líder o destruirla y sinceramente, prefiere no averiguarlo pronto. Tiene mucha suerte de conocer la mansión y cada pequeño escondite.
Los golpea con todo lo que tiene, logra incluso arrancarle la cabeza a uno y siente una victoria momentánea al verlo caer pero esta horrorizada cuando la cabeza vuelve a formarse en un espectáculo digno de una peli en su opinión, enderezándose como nada hubiera pasado y volviendo a perseguirla.
Ha visto a Cyn un par de veces. Su caminar mucho más confiado y tranquilo de lo usual, su forma cambiando en cuando las luces titilan, luciendo como un horrible y enorme cien pies de aspecto aterrador que se retuerce por los techos, moviéndose con agilidad y velocidad, con una carcajada que resuena apenas y no parece alertar a nadie.
-Oh, robo-Jesús o quien sea que pueda escucharme, maldita sea...- es lo que gruñe entre dientes mientras se escabulle, sintiendo su núcleo acelerado de miedo y anticipación, apretando los dientes ante la risa que puede escuchar venir de afuera de la habitación en la que está pero eso no evita que se arrastre a su escondite, un agujero en la pared oculto tras una mesa de luz. -...llévate a la loca de vuelta al loco y raro infierno de donde vino- se acurruca y solo le queda esperar. -Bite me- maldijo, usando cada palabra que conoce, odiando lo lento que parecen pasar las horas.
Los días de vuelven pesados. Tiene que encontrar un momento para recargarse, escondida y fuera de los ojos de cualquiera, aprovechando que Cyn siempre está detrás de N durante la jornada para así tener energía suficiente como para continuar con su nueva rutina nocturna, luchando por mantener las apariencias durante el día y evitándola mucho más de lo usual.
Se siente sola por momentos, todo el asunto siendo solitario y un poco aterrador.
-Uzi...- ella se sobresalta ante la voz de N, rápida en voltearse y solo relajándose al ver sus ojos blancos que le devuelven la mirada. Siente una punzada de algo en su núcleo al ver su expresión preocupada. -...¿estás bien?- y ella duda unos segundos. Le gustaría poder hablarle, contarle todo lo que esta sucediendo, pero tiene la sensación de que no le va a gustar lo que la historia y se niegue a creerle. N adora a Cyn, es su hermanita, su protegida.
-Todo bien- lo dice con cierta rigidez, mostrando la mejor sonrisa que puede y siente culpa al ver como la expresión de él decae, notando la mentira de seguro pero no tiene mucho tiempo para centrarse en ello, no cuando Cyn se asoma de uno de los tantos cuartos.
-¿Hermano mayor N?- llama y él se voltea a verla, mientras Uzi aprieta los puños con fuerza. -Saludar- hace un gesto con la mano, sonriente con inocencia infantil pero la de ojos violetas no puede borrar la imagen espeluznante de ella que ve en las noches y reprime lo mejor que puede un escalofrió. -Hola, Uzi~-
-¡Bite me!- levanta el puño, con un solo dedo levantado, en una señal grosera que ha visto a los humanos hacer más de una vez e ignorando el jadeo escandalizado venir del dron más alto. Les da la espalda y se aleja con pasos rápidos, ignorando los llamados ajenos, queriendo estar lo más lejos posible de aquellos ojos amarillos que la analizan.
Uzi no entiende del todo porque ella misma no se comporta como todos los demás, aunque también se pregunta si alguna vez se comporto como ellos y teme por la respuesta, pero con algunos análisis y muchas teorías locas, cree que se debe a su antivirus. Ella creo el suyo, reemplazando el que le habían instalado en su construcción, y de alguna manera, especula que eso puede evitar que se vuelva un zombie.
Ahora, solo tenía que probarlo y ver que sucedía.
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