Capítulo 1: Pasillo Secreto.

No sabían el motivo por el cual habían sido llamadas de urgencia a aquel lugar. Esperaban que no sea nada grave. Según los informes, la mujer mas anciana del reino, había tenido una horrible premonición, y exigía una conferencia con las reinas.

La de cabellera azabache iba con paso firme, pero sosteniendo con delicadeza la pequeña mano de cierto pelimorado que había insistido, tal vez en exceso, en acompañarlas. Aun así, la chica le explicaba al pequeño, todo lo que señalaba o lo que se detenía a observar, con lujo de detalle.

Mientras, la castaña iba con un pequeño pelinegro, y al igual que la otra, le explicaba que era ese lugar, y el porqué de algunas cosas.

Cuando llegaron, dejaron a los niños en una sala segura, se dispusieron a entrar, y escuchar lo que la anciana debía decirles.

Buenos días... Saludaron las chicas.

Majestades, muchas gracias por venir. Hizo un reverencia—. Siento haber interrumpido su itinerario de hoy, pero esto es muy grave, siganme por favor.

Ambas, sin negarse, siguieron a la señora sin chistar. 

Llegaron a una pequeña recámara, donde se sentaron frente a la señora, separándolas solo una mesa.

— ¿Qué es exactamente lo que vio? preguntó la castaña.

—Mis reinas, no se como decírselos... Pero al revisar las hojas de té, pude ver un futuro horrible...

''El egoísmo y la arrogancia, crearán la enemistad.

En dos se dividirá.

Y este reino, las consecuencias pagará.

Sin pensar actuarán, y a los inocentes perjudicarán.

Un daño enorme causarán, pero cuando se den cuenta...

El reino extinguirán."

Recitó la señora.

Las adolescentes, miraron con incredulidad a la anciana.

Mientras que dos pequeños, se miraban preocupados entre ellos, a las afueras de aquella sala.

Pero jamás imaginaron lo que aquella visita ocasionaría.

~ 17 años después ~

Las cosas ya estaban mas tranquilas, y las reinas se visitaban de vez en cuando, para poder consultar algunas cosas de los reinos. 

Mientras tanto, los príncipes crecieron. Los que se fueron con Diana, se hicieron altos y fuertes, algunos mas que otros. Mientras que en el lado de Valeria, también crecieron, pero desarrollando otras cualidades.

Como se predijo, ninguno de ellos supo nunca de los otros, hasta ahora...

~En el castillo del Oeste~

La reina estaba bastante estresada. Tenía un aviso muy importante para sus hijos, pero apenas entró a la sala, encontró a los cinco adolescentes en una situación bastante extraña.

Midorima y Murasakibara estaban peleando por quién sabe qué razón, aunque él pelilila no parecía darle mucha importancia.

Aomine y Kagami estaban peleando a gritos por algún motivo, que de seguro ni ellos recordaban.

Y Akashi... Bueno Akashi era él único que estaba tranquilo.

— ¡Niños! ¡¿Podrían dejar de pelear por un segundo!? —Grito la pelinegra, que estaba a punto de perder la poca paciencia que le quedaba.

Los cinco adolescentes dejaron de pelear al oír el tono autoritario de su madre, y se formaron por tamaño.

—Gracias. —Dijo con una sonrisa un poco forzada, y un ligero tic en el ojo—. Es hora del almuerzo, así que... ¿Quien es el afortunado que irá a la tienda?

Al oír eso, a todos les recorrió un escalofrío.

— ¿Es en serio—Pensó la reina.

—Okey, como nadie dice nada... —La chica apuntó con su dedo, a todos al compás de una canción que había empezado a tararear, hasta... —Kagami, tu iras.

— ¡¿Y yo porque?! —Gritó indignado él pelirrojo.

—No me grites, que me traumas... —Los demás miraron mal a Kagami—. Y pues... ¿Porque eres mi favorito? —Bromeó.

—Si... No lo creo, todos sabemos que tu favorito es Akashi. —dijo con un tono obvio.

Al oír aquello, el pelirrojo mas bajo sonrió con autosuficiencia.

—Ya saben que no tengo favoritos. —Respondió la reina, con un tono serio. Realmente odiaba que pensaran aquello. –Solo era una broma.

–Es pésima para las bromas - pensaron.

—De acuerdo, iré... Pero... comprare lo que yo quiera. —Aseguro feliz él pelirrojo.

— ¡Nooo! —Gritaron todos, menos Aomine y él pelirrojo. Si Kagami iba, significaba que comerían hamburguesas por al menos un mes.

—Trae hamburguesas de teriyaki para mi. —Dijo el moreno desde el sofá.

— ¿Cómo llegaste ahí tan rápido? —Preguntaron todos al unísono.

— ¿El calentamiento global?

— ¿Por que no mande a Shintarou? —Se lamentaba dramáticamente la reina.

— ¡Oye! —se quejó Midorima.

— ¿Que? Al menos tú eres responsable. —Dijo con naturalidad.

—Eso dolió... Pero tiene razón. —Dijo Aomine, mientras se acomodaba.

—Bueno, puedes comprar las hamburguesas, pero compraras también lo de esta lista. —Al final se rindió con el pelirrojo, y le entregó un gran, por no decir enorme, pergamino.

—Okey. —Y así, se fue feliz de la vida, sabiendo que todos tendrían que comer lo que él trajera, pero tardaría un poco en regresar al ver el tamaño de él pergamino.

Después de que Kagami se retirara, la reina se dirigió a sus otros hijos.

—Seijuuro, estás a cargo. Tengo unos asuntos que atender. —Ordenó la pelinegra, con un tono sereno, pero serio.

El pelirrojo asintió con una sonrisa.

—Daiki, no te metas en problemas, y dale de comer a las palomas mensajeras.

—Está bien... —Respondió el moreno, mientras le aumentaba intensidad al fuego de la chimenea.

—Atsushi, si veo que falta uno solo de los dulces de la reserva, te castigaré. —Dijo la reina, con un tono severo.

— ¿Ehh~? Pero Kaga-chin va a demorarse mucho~ —Se quejo el pelimorado.

—Esta bien, pero no exageres. —Dijo esta vez, con un tono un poco mas paciente. El pelimorado podía llegar a ser demasiado adorable como para negarle algo.

—Shintarou, mantén el orden mientras no estoy, tal vez tarde un poco... —No se dio cuenta, pero eso último, había sonado como si aquello que iba a retrasarla, fuera una completa molestia.

—Madre, ¿A donde vas? Siempre te vas él mismo día de cada mes, y nunca nos dices a donde...  —Cuestionó el peliverde con curiosidad.

La pelinegra paro su trayecto en seco, y trato de buscar algún argumento con el cual defenderse, pero al final uno de sus hijos la rescató.

—Ya déjala, Midorima. Si no nos lo dice, tendrá una buena razón. —Hablo el moreno desde el sofá.

—Gracias Daiki. —Dijo la pelinegra, aguantando un suspiró de alivio—. Algún día se los diré Shintarou, se paciente. —Hablo mientras ponía su mano en el hombro de Midorima.

El peliverde asintió, no muy convencido por la respuesta. Recordaba muy bien el hecho de que su madre le había dicho la misma respuesta hacia algunos años, pero de momento no le tomaría mucha importancia.

—Volveré tarde, hagan sus deberes de forma responsable, los amo.

Una vez dicho eso, se retiró de la sala, y cerró la puerta.

Empezó a caminar por los diversos pasillos del castillo, hasta encontrar la puerta que buscaba; la abrió, y con ojos desconfiados, miró hacia ambos lados del oscuro pasillo, antes de bajar las escaleras hacia las catacumbas. 

Pronto divisó la habitación que buscaba, entró en ella, y tuvo que entrecerrar sus ojos para acostumbrarse a la oscuridad. Recorrió la sala, y se encontró con una gran puerta llena de diferentes bordados; acercó su mano hasta el pomo, pero frenó el movimiento en seco antes de abrir la puerta.

Le dolía mentirle a sus hijos, pero era lo mejor. No quería que se involucrarán con ese otro reino que odiaba tanto, por nada del mundo.

—Es lo mejor. —Dicho esto, abrió la puerta, y se internó en la oscuridad de aquel pasillo.

~Mientras tanto en el castillo de Este~

Las cosas estaban tranquilas, claro que los adolescentes no paraban de moverse de un lado a otro, solo para estresar al mayor de ellos.

— ¡Kazunari y Ryota, dejen de molestar a los pobres peces!

—Déjalos ser Tatsu, que sean libres... —Dijo la chica levantando los brazos—. Mejor descansa, y relájate mientras puedas, que por lo que se, tienes clases de piano acumuladas.

El pelinegro sintió la mirada penetrante de su madre, pero... ¿Que podía hacer el? Odiaba esas aburridas clases, aunque no lo demostrara.

¿Y Kuroko? Pues el se fue a disfrutar de su juventud en algún lugar del castillo.

~Dos horas después~

El príncipe Takao, se encontraba caminando por los pasillos, hacia la habitación de su rubio hermano.

Que raro, cuando me fui la sala de estar, estaba mas desordenada... Tal vez recapacitaron y ordenaron todo... No, ni yo me lo creo. Es más probable que Himu-chan o Vale-chan se los haya ordenado.

Pensaba al ver todo el lugar ordenado.

Mientras recorría el camino que ya sabia de memoria paso frente a la sala de conferencias, una de las mas grandes del palacio, cuando escucho voces provenientes de adentro.

— ¡Te dije que no me interrumpieras! 

Esa suena como Vale-chan... —Pensaba.

— ¡¿Podrías dejar de ser tan inmadura?! —Pero esa voz no era conocida para el pelinegro.

— ¡¿Inmadura yo?! ¡Tu eres la que no quiere escuchar! ¡Solo trato de ayudar a tu reino! 

¿Otro reino? ¿Con quién habla Vale-chan?  —Se preguntó a sí mismo.

Al tratar de acercarse más, empujo un maceta que estaba cerca, y esta hizo un poco de ruido.

—Terminaremos esto luego...

Luego de eso, escucho un portazo y se sorprendió al no ver a nadie salir.

Escucho pasos que se acercaban rápidamente.

Dicen que cuando se nos expone a una situación de riesgo, la adrenalina logra que realices acciones fuera de tu capacidad común. Ese día lo comprobó el príncipe, al llegar en tiempo récord al otro lado del castillo.

~En el castillo Oeste~

La monarca del reino se había ido. Nadie sabia donde, pero prefirieron dejarlo así.

Las cosas estaban regularmente normal, pero no había ruido alguno, ni siquiera un rastro de una pelea, demasiada perfección no podía ser cierta.

Claro que eso tenía una explicación, y esa era que alguien le hizo una pequeña broma a Akashi, y ahí empezó el martirio.

—Chicos~ salgan de donde estén~ —Empezó a llamar el adolescente heterocromático.

Todos ya sabían que les esperaba si los encontraba, y como eso pasaba tan a menudo, decidieron crear el juego ''escóndete o muere''.

Creador: Akashi Seijuro.

Co-creador: Midorima Shintarou.

Pero esta vez, Midorima también estaba desesperado por hallar un escondite.

Sin darse cuenta, terminó en la sala de conferencias del castillo. Miro hacia los lados buscando lo que sería su escapatoria.

—"Los hermanos se hunden juntos" y una mierda Aomine, voy a matarte si es que Akashi no lo hace primero. —Decía el peliverde, mientras bajaba las escaleras.

Cuando por fin lo vio una habitación, no dudo en acercarse y mover la pared.

Había abierto la puerta hacia las catacumbas, o eso pensaba él, ya que nunca se atrevió a ir mas allá de eso, así que sin mas entro cerrando la puerta.

Pero lo que no sabia, es que encontraría un pedazo de historia prohibido.

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Feliz Año Nuevo ^^

Hora en Perú 12:08

¿Midorima saldrá vivo?

¿Kagami traerá las compras a tiempo?

¿Aomine dejará de ser vago?

¿Akashi matará a todos?

¿Himuro tomará las clases de piano?

¿Donde se metió Furihata?

¿Leíste esto con vos de comercial o de suspenso?

Primer capitulo >:3 esperamos que les haya gustado ^v^

Si nos tardamos mucho con él primer capítulo, lo sentimos mucho ;-----;
Tomenló como su regalo de año nuevo :'D

Esperamos que haya sido de su agrado.

Si les gusto denle una estrellita kawaii

Comenten

Nos vemos en el próximo capítulo de la Rosa de-digo digo Murallas :D

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