4.
― Miiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiinieeeee, préstame la tareaaaaaaaa.
― ...
― Te estoy hablando, Miiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiinieeeee.
― ...
― ¿Por qué me ignoras, Miiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiinieeeee?
― ¿Me estás hablando a mí? ― Jimin levantó la vista, chocando con la sonriente mirada de JungKook― . ¿Por qué me llamas Minie? Mi nombre es Park Jimin.
JungKook sacudió la cabeza, sin dejar de sonreír.
― Suena más bonito Minie, ¿no lo crees? Ahora te diré así.
― Mi nombre es Park Jimin, ¿por qué me llamarás de otra forma?
― Porque Minie es un diminutivo, ¿no te parece tierno?
― No lo entiendo.
― Es como que me llames a mí Kookie o a TaeHyung, Tae.
Jimin arrugó el ceño, confundido y sin poder comprender un poco el porqué de esa situación. Trató de recordar las palabras de su mamá varios días atrás, cuando se enteró de que tenía gente a la que podía considerar como amigos.
― Pero te llamas JungKook, y TaeHyung se llama TaeHyung ― insistió Jimin con voz vacilante.
JungKook tuvo que contener las ganas de pellizcarle la mejilla, sabiendo que eso a Jimin no le agradaba mucho. A Jimin no le gustaba mucho que lo tocaran, decía que se sentía extraño e incómodo.
― Los diminutivos son para la gente que quieres, Jimin ― volvió a insistir JungKook, con tono más suave―, a la gente a la que consideras tus amigos. ¿No somos amigos?
Jimin lo miró, parpadeando y pensando que llevaba asistiendo a ese colegio desde hace ya unas tres semanas. JungKook y TaeHyung lo invitaban a todas partes con él, le hablaban de cualquier cosa y lo dejaban divagar en su mundo sin mirarle feo o callarlo.
Cuando le contó eso a su mamá, ella casi se puso a llorar de la emoción.
― ¿Estás haciendo amigos, Jiminie? ― le preguntó ella, llena de felicidad.
― ¿Son amigos? ― preguntó él, extrañado― . No lo sé. Me agradan. JungKook habla muchas tonterías y la sonrisa de TaeHyung es bonita. Hasta podría dejar que me pellizquen la mejilla, como haces tú, mami.
― ¡Son tus amigos, Jiminie! ― dijo ella, abrazándolo― . ¡Estoy muy orgullosa de ti, cariño!
Jimin no entendía muy bien qué quería decir con lo último, pero le gustaba que su mamá le sonriera así, entonces suponía que conversar con JungKook y TaeHyung estaba bien. Incluso había empezado a leer algo sobre el lenguaje de señas, sin embargo, se aburrió rápido y decidió que ver vídeos era mucho mejor.
― ¿Tienes la tarea, Jimin? ― preguntó TaeHyung al lado de JungKook, mirándole con esa sonrisa torpe y cuadrada que tenía.
― Sí, la tengo ― dijo en voz alta, antes de ver otra vez la mirada inocente de Tae, y repitió ahora con sus manos―. Sí, la tengo.
JungKook le miró, expectante, y TaeHyung le imitó. Los minutos pasaron.
― Oh ― JungKook se rio, divertido― . ¿Nos pasas la tarea?
Jimin asintió.
― ¡Eres el mejor, Minie! ― dijo JungKook, antes de pellizcarle la mejilla sorpresivamente, pero contrario a varias veces, no se echó hacia atrás.
Jimin decidió que Minie sonaba agradable junto al toque de JungKook y TaeHyung, que imitó a su amigo con los ojitos brillando por la felicidad.
·❅·
¿Recuerdan ese día en el que YoonGi prometió alejarse de TaeHyung? ¿Sí?
Bueno, digamos que YoonGi fracasó estrepitosamente.
Dura y estrepitosamente.
TaeHyung, a pesar de no poder hablar, a pesar de forzarse a querer pasar desapercibido y encontrarse en lo profundo de los escalones sociales de la escuela, tenía, según YoonGi, una personalidad que parecía brillar donde quiera que fuera. Y aún cuando ambos no compartieran cursos, que él fuera mayor y, por lo tanto, debiera verlo menos, resultaba de alguna forma imposible: cada vez que salía a los pasillos, estaba el menor caminando al lado de JungKook, sonriéndole de forma rectangular, sus ojos brillando por la emoción; cuando entraba al comedor, lo veía sentado en la mesa de una esquina, almorzando junto a Jimin y JungKook, contento y sonriente; cuando salía, los observaba irse todos juntos si es que Hoseok no solía llevarlos en su auto; incluso en la casa de Soyeon, cuando estaba con ella, solía encontrárselo porque iba a pasar tiempo junto a su mejor amigo.
Aunque eso no significaba que fuera a hablarle, y YoonGi se negaba a dirigirle la palabra (por muy irónico que eso resultara).
Aun así, podía notar de vez en cuando, si se lo encontraba frente a frente, la mirada de TaeHyung sobre él, como parecía pedirle con los ojos que lo observara.
YoonGi no quería observarlo.
Y se insistía a sí mismo, miles de veces, que pronto se pasaría esa curiosidad caprichosa que sentía por TaeHyung y que lo mejor era permanecer alejado.
Pero ¿cómo iba a ignorarlo cuando vio como dos chicos de su clase lo empujaron al suelo?
Sus ojos buscaron a JungKook, pero el menor no estaba cerca, y se fijó entonces que estaban sosteniendo a Jimin contra el casillero otros dos chicos, sonriendo con macabra diversión. El pobre de Jimin parecía aturdido, sin reaccionar, balbuceando palabras en voz baja, mientras TaeHyung trataba de ponerse de pie, pero uno de los agresores volvía a empujarlo contra el suelo con su pie.
― ¿Por qué no te defiendes, TaeHyung? ― se burló Changryul, con tono divertido― . ¡Anda, llama a tu amigo el maricón para que te defienda! ¿Me entiendes o tengo que mover mis manos como idiota?
TaeHyung levantó la vista, con el ceño fruncido y limpiando la comisura de su boca. Antes de que YoonGi pudiera decir algo, les levantó el dedo del medio con una sonrisa enorme, aunque carente de diversión.
Los agresores se molestaron aún más.
― ¡Ya vas a ver, maricón, cuando te rompa los dientes! ― gruñó Jaeyong, agarrando al muchacho de la camisa de su uniforme y estampándolo contra el casillero.
Jimin rompió a llorar, asustado.
― Hey ― dijo en voz alta, llamando la atención del grupo― , ¿qué están haciendo? ― frunció el ceño― . Las clases ya terminaron y siguen aquí ― miró a Changryul con firmeza― . ¿Tú no estás condicional, Changryul? ― preguntó, fingiendo dulzura.
El chico lo miró con las cejas arrugadas, enojado, y Jaeyong soltó a TaeHyung. Los otros dos chicos, Geunbae y Jungnam, hicieron lo mismo con Jimin, que se dejó caer al suelo sin dejar de llorar. TaeHyung no tardó en correr hacia su amigo, alarmado.
Changryul le devolvió la mirada, apretando su mandíbula.
― ¿Qué? ¿Ahora vas a rescatar a los retrasados de este colegio? ― se burló Changryul, rodando los ojos― . Al parecer estar tanto tiempo con el hermanito de la perra de Soyeon te está volviendo un maricón, YoonGi.
YoonGi observó a Changryul con una mirada en blanco, conteniéndose para no lanzarse a golpearlo por la ofensa hacia su novia.
― ¿Por qué no te vas, Changryul? ― preguntó seriamente― . Todavía soy presidente estudiantil, y el director no dudará en creerme si le digo que la ventana rota del baño fue culpa tuya. Veremos cuánto tiempo sigues permaneciendo en el colegio luego de eso y tu condicionalidad.
Changryul lo miró con ira, escupiendo a sus pies, y no tardó en desaparecer por el pasillo seguido de sus amigos.
YoonGi se volteó hacia TaeHyung, que estaba haciendo sonar la nariz de Jimin mientras limpiaba sus lágrimas, y deseo irse de allí cuando el menor se volteó a verlo.
Pero sabía que, si se iba y los dejaba en ese lugar, Changryul podía volver.
― ¿Dónde está JungKook? ― preguntó.
TaeHyung lo miró, atónito, mientras Jimin se acurrucaba contra su amigo, ya más tranquilo.
YoonGi no miró a Tae.
― ¿Jimin? ― volvió a insistir, mordiendo su labio inferior.
Wheein no estaba en el colegio porque salió con sus amigas, y Soyeon se quedó estudiando en la biblioteca. Él sólo había ido a buscar unas cosas que se quedaron en su casillero, nada más, y si no hubiera sido por eso, no se habría encontrado con ese escenario.
Jimin lo ignoró, todavía asustado y desconfiado.
Antes de darse cuenta, Tae le tendió su libreta con un lápiz, diciéndole con la mirada que escribiera.
YoonGi dudó un momento, pero no se consideraba tan mala persona como para ignorarlo de forma descarada.
Suspiró, agarrando la libreta.
¿Dónde está JungKook?
TaeHyung miró la pregunta, arrugando el ceño.
Tenía una cita con Hoseokie.
YoonGi frunció los labios, incrédulo, y al notarlo, el menor se apresuró a escribir más.
No quería dejarnos solos, pero nosotros insistimos en que fuera con su novio. No han tenido tiempo para ellos dos.
Suspiró, frotando su frente.
Vamos. Los llevaré a casa en mi auto.
TaeHyung lo observó, vacilante, antes de mirar a Jimin que no lo soltaba por ningún motivo. Si hubiera sido por él, no habría aceptado ir con YoonGi porque sentía que el mayor lo odiaba, pero si pensaba en su amigo, en lo vulnerable y alterado que estaba, tal vez sería lo mejor.
Rascó su nuca, volteándose hacia Jimin y haciéndole un gesto con la mano para llamar su atención.
― ¿Vamos con YoonGi hyung, Minie? ― preguntó, tratando de sonreírle.
Jimin hipó.
― Pero mamá dice que no debo irme con extraños ― balbuceó Jimin. TaeHyung parpadeó y su amigo repitió―: Mamá dice que no debo irme con extraños.
TaeHyung asintió.
― Irás conmigo ― le sonrió―. Si nos secuestran a los dos, entonces no será culpa tuya.
― ¿Nos van a secuestrar? ― gimoteó Jimin.
YoonGi estaba poniéndose más nervioso, porque no podía entender un poco de lo que le estaba diciendo TaeHyung.
― No, no, claro que no los secuestraré ― farfulló torpemente.
TaeHyung se puso de pie, guiando a su amigo para que le siguiera, y caminaron detrás de YoonGi, aunque Tae estaba tirando a Jimin que seguía balbuceando palabras sin sentido alguno.
Minutos después estaban fuera del auto de YoonGi, el mayor buscando las llaves mientras los dos chicos parecían sostenerse entre ellos. Jimin parecía algo más calmado ahora.
― ¡Hey, Yoon!
YoonGi se volteó, poniendo una expresión de alivio cuando vio a NamJoon acercándose con una caminata relajada, llevando un cigarrillo en su mano. Adivinó que su amigo tuvo que quedarse fumando un momento al salir del colegio, sin tener mucho apuro en llegar a casa, y agradeció aquella casualidad en su mente.
― Hey ― dijo, sonriendo levemente.
NamJoon miró a los dos chicos detrás de él, un poco confundido.
― ¿Pasó algo? ― preguntó, viendo los ojos hinchados de Jimin.
Se removió, sin saber si contarle o no a NamJoon lo que acababa de ocurrir.
― Después te digo ― dijo, abriendo la puerta del copiloto― . ¿No quieres que te vaya a dejar a casa? ― ofreció, mirándolo intencionalmente.
NamJoon le observó unos segundos en silencio, terminando de consumir el cigarrillo, y se encogió de hombros, caminando hacia la puerta trasera.
― Si me lo ofreces, está bien ― dijo abriendo la puerta― . Anda, entra Jimin.
YoonGi se quedó quieto, con la puerta abierta, mientras Jimin parpadeaba y levantaba la vista unos segundos para apresurarla a bajarla, pegándose un poco más a TaeHyung.
TaeHyung no entendía lo que estaba ocurriendo, por lo que sólo le revolvió el cabello a Jimin para llamar su atención.
― Sube, iré contigo ― dijo sonriendo.
Jimin asintió, aturdido, y subió al auto por la puerta abierta que le ofrecía NamJoon, en tanto TaeHyung subía adelante. Pronto, los cuatro estaban metidos dentro del coche y hubo silencio en el interior luego de que Jimin hubiera dado su dirección.
― ¿Y cómo te está yendo, Jimin? ― preguntó NamJoon.
El menor se pegó más hacia la ventana, nervioso.
― Bien ― dijo en voz baja― , me gusta el colegio, pero no me gusta que los niños me peguen ― YoonGi estuvo a punto de frenar por la sorpresa mientras NamJoon abría la boca, incrédulo, pero Jimin agregó― : No me gusta como hueles. Hueles mal.
NamJoon observó a Jimin, sorprendido y dirigiendo su vista hacia YoonGi, que no sabía qué decir. TaeHyung estaba con la boca cerrada, como tratando de adivinar lo que estaba ocurriendo allí.
― ¿Quiénes te pegan? ― preguntó NamJoon, arrugando el ceño.
Jimin rascó su nariz, haciendo un gesto de desagrado.
― No, que hueles mal ― insistió― . Tu aliento apesta.
― Bueno, acabo de fumar, por supuesto que huelo a cigarro ― dijo NamJoon con un poco de indignación.
El menor se cruzó de brazos.
― ¿Por qué fumas si sabes que olerás mal? ― preguntó Jimin― . No me agrada ― ahora arrugó la nariz, sus labios curvándose hacia abajo― . Tú no me agradas.
NamJoon, en lugar de sentirse ofendido, sonrió ampliamente, mostrando sus dientes y encías, como si las palabras de Jimin le divirtieran.
― ¿Ah, sí? ¿Y eso por qué? ― preguntó con interés.
― Haces que mis manos suden ― dijo Jimin como si fuera obvio― , eso me molesta.
― ¿Hago que tus manos suden ahora?
― Sí.
― ¿Puedo tomarlas?
― ¡Bueno, Jimin, hemos llegado a tu casa! ― se apresuró a decir YoonGi en voz alta, estacionándose fuera de un edificio.
¿Acaso Kim NamJoon, su mejor amigo, aquel chico que no estaba interesado en tener relaciones amorosas para dedicarse por completo a la música y al rap, acababa de coquetear en su auto?
Jimin pestañeó, repentinamente perdido, y asintió para abrir la puerta del auto, mientras NamJoon parecía desilusionado ahora.
YoonGi iba a tener que conversar seriamente con su amigo cuando estuvieran a solas, porque NamJoon no podía hacer esas cosas. Bueno, sí podía hacerlo, si NamJoon gustaba de alguien entonces tenía todo el derecho de coquetear con la chica que le gustara, pero no con un chico.
No, no podía hacerlo con un chico.
¿Acaso NamJoon no sabía que... dos chicos no podían enamorarse si querían tener una vida tranquila en esa ciudad? Sólo había que mirar al pobre de JungKook para saber lo complicado que era ser feliz con esas relaciones allí. YoonGi realmente no quería que su mejor amigo la pasara mal.
Antes de salir, Jimin se volteó hacia YoonGi.
― Gracias ― dijo con tono monótono, dirigiendo su vista a TaeHyung― . Nos vemos mañana, TaeHyung ― se despidió en el lenguaje de señas.
― ¡Nos vemos, Minie! ― respondió TaeHyung, sonriendo al notar que lucía más tranquilo que antes.
Jimin salió del auto, caminando con rapidez hacia el interior del edificio.
YoonGi se puso en dirección hacia la casa de TaeHyung, pero no había avanzado ni dos cuadras cuando NamJoon habló:
― Déjame aquí ― le dijo como si nada.
YoonGi lo miró por el espejo retrovisor.
― ¿Qué? ― preguntó.
― Necesito ir a comprar algo a la tienda de discos de la esquina ― dijo NamJoon― , te agradecería que me dejaras aquí.
Tragó saliva, sintiéndose repentinamente nervioso porque iba a quedarse en el auto, a solas, con Kim TaeHyung, el chico sordomudo al que había agredido el primer día de clases y estuvo evitando todas esas semanas.
Ay, señor...
Se estacionó.
― ¿No quieres que te esperemos? ― preguntó con la voz ahogada.
NamJoon le miró como si fuera tonto.
― Sabes cuánto tardo si voy a tiendas de música ― dijo bufando― . Nos vemos ― miró hacia TaeHyung y le hizo un gesto de despedida con la mano, a lo que el menor respondió con otro gesto vago.
Cuando la puerta se cerró, YoonGi sintió como si tensión invadiera el ambiente.
TaeHyung miraba al frente con expresión tranquila, aunque pudo notar la forma en la que apretaba sus manos en puños, y YoonGi comenzó a conducir hacia la casa del menor fingiendo estar concentrado en eso.
Quince minutos más tarde se detuvo fuera del hogar de Tae y el chico se removió, incómodo, antes de tenderle la libreta.
Gracias por defendernos y por traernos a pesar de que yo no te agrade.
Se quedó mirando la última palabra, sintiendo su garganta seca, y escribió una respuesta rápida.
No fue nada.
¿De dónde sacaste eso último?
TaeHyung arrugó los labios, un poco confundido, pero aun así respondió.
Es obvio. Pero no te preocupes, no muchas personas se sienten cómodas a mi lado por mi discapacidad.
YoonGi mordió su labio inferior.
Si me agradas. No te ves como un mal chico.
TaeHyung leyó varias veces la respuesta.
No es necesario que mienta, hyung.
YoonGi no supo qué responder y TaeHyung le sonrió tristemente, quitándole la libreta. Le hizo una pequeña reverencia con la cabeza, saliendo del auto sin dirigirle otra mirada, y lo observó dirigirse hacia su casa.
Se maldijo por ser un idiota sin remedio, sintiéndose enfermo por ser incapaz de ordenar sus propios pensamientos sobre TaeHyung, pero si era sincero, cuando se trataba de ese chico, su mente parecía volverse de gelatina y en lo único que podía pensar era en observarlo todo el día.
Todo el maldito día.
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