22.

TaeHyung tuvo que aprender a caminar.

Jongwoon le sonrió con orgullo al ver como daba unos pasos, titubeante, siendo sostenido por unas muletas, mientras Taeyeon frotaba sus ojos para alejar las lágrimas que querían escapar. Su bebé llevaba ya cinco meses en el hospital, y dentro de unos días, esperaba que le dieran el alta para llevárselo a su casa. Con ellos, donde siempre debía estar.

El kinesiólogo también esbozó una sonrisa cuando Tae se sentó en la cama, cansado a pesar de haber caminado solo por su habitación. Sin embargo, ya era un gran avance, considerando que todos esos años estuvo, en su mayoría, sentado. Sus piernas eran débiles y todos lo tenían que llevar en brazos, o en su defecto, arrastrarse, para ir a algún lado. 

Se tensó automáticamente cuando el hombre comenzó a masajear sus piernas, relajándose segundos después al notar que no era un toque perverso. Pasados unos minutos, y luego de darles algunas indicaciones a sus padres, se marchó, quedando solo los tres.

Taeyeon se sentó al lado de TaeHyung, que acercó su cuadernito de caligrafía con el que estaba aprendiendo a escribir. El último mes el muchacho demostró tener un aprendizaje veloz, pero por sobre todo, que estaba interesado en comprender lo que ocurría a su alrededor.

—La lección de hoy... —dijo Taeyeon con voz pausada, hablando también en lenguaje sordomudo—, es formar oraciones completas, TaeHyung.

TaeHyung la observó con ojos enormes, parpadeando inocentemente, y ella quería abrazarlo y no soltarlo nunca más.

¿Cómo era posible que le hubieran hecho tanto daño a su angelito?

—La primera oración es... —agregó Jongwoon, sonriendo mientras sacaba un caramelo de su bolsillo, viendo como la expresión de Tae se iluminaba—, "mamá y papá me quieren mucho". Si la escribes bien, entonces te lo daré.

Taeyeon sonrió, escribiéndole la frase a TaeHyung en una hoja en blanco, mostrándosela brevemente para que la leyera, y segundos después, comenzó a replicarla.

Sus letras eran torpes, temblorosas, poco estéticas y apenas entendibles, escribiendo con esfuerzo, deteniéndose varios segundos para pensar bien en hilar la oración como correspondía, y una vez la tuvo lista, se las mostró.

Ambos estaban felices al ver que TaeHyung no se equivocó, y Jongwoon le entregó el caramelo, que no dudó en llevárselo a la boca. Lo degustó varios segundos antes de mirarlos.

Su dedo índice fue a la frase, señalando una palabra: mamá. Un instante después, apuntó a Taeyeon, con duda en su expresión, pero la mujer asintió. 

Después fue a otra palabra: papá. Y como hizo anteriormente, señaló ahora a Jongwoon, que hizo un gesto de aprobación.

Chupó el caramelo otros segundos antes de tragárselo, yendo al cuadernito para escribir algo.

"Yo soy TaeHyung. Mamá y papá quieren a TaeHyung". 

Taeyeon se arriesgó y le revolvió el cabello al niño, que se quedó quieto un instante antes de mirarla con una sonrisa tímida.

"Sí", escribió Jongwoon, "te amamos por siempre".

TaeHyung sonrió ampliamente.

Hubo un instante de cómodo silencio en el que TaeHyung estuvo pensando, en tanto Taeyeon le anotaba una siguiente frase, entonces–

Entonces pasó.

—Mamá —susurró TaeHyung.

Taeyeon se quedó quieta, con su rostro congelado. Jongwoon dejó de rebuscar el caramelo.

—Papá —añadió TaeHyung en un murmullo ronco, más bien un graznido, con la palabra apenas entendiéndose.

Pero existió. La palabra saliendo de los labios de TaeHyung existió.

Los adultos miraron a TaeHyung, que balanceaba sus pies y tenía su boca abierta todavía.

De forma repentina, los ojos del muchacho se abrieron por la sorpresa, llevando una mano a sus labios y cubriéndolos por completo. Su cuerpo comenzando a temblar.

Jongwoon fue el primero en moverse al ver cómo TaeHyung levantó una mano y se abofeteó a sí mismo, agarrando la muñeca del chico. Pero TaeHyung fue veloz porque lo mordió en una primitiva defensa, comenzando a llorar, negando con la cabeza. 

Taeyeon marcó el botón que había a un lado en caso de emergencia, retrocediendo al ver como TaeHyung trataba de forcejear con su papá, mordiéndolo otra vez para que le soltara.

—TaeHyung, TaeHyung, bebé —sollozó Taeyeon, su voz quebrada.

Pero el niño no la miró, llorando, removiéndose mientras era sostenido, luchando por castigarse al creer que fue malo.

Al pensar que fue un muñequito malo. 

·❅·

Namjoon observó el techo, suspirando mientras hacía una mueca ante todo el ruido, y observó a YoonGi. Su amigo estuvo extrañamente callado todas esas horas, respondiendo sólo con monosílabos y sin parecer querer iniciar una conversación.

—Sin Minnie, D-Town no parece tan divertido —masculló Namjoon, encendiendo un cigarrillo y mirando hacia el escenario donde había una competencia de canto—. Anda, ¿vas a decirme qué pasó?

YoonGi rascó su nuca, tratando de poner en palabras lo que ocurrió el día anterior. Tratando de poder hablar sin parecer desquiciado.

El papel en su bolsillo pesó.

—Recuerdas... —comenzó a decir YoonGi, sintiendo su propia voz extraña—, la vez que fui a ver a TaeHyung, y tú dijiste lo de la piedra, ¿cierto?

Namjoon le observó directamente a los ojos, frunciendo levemente el ceño ante la pregunta, y humedeció sus labios unos segundos antes de responder:

—Sí —dijo con evidente cuidado en su voz, escuchándose a pesar de todo el ruido. YoonGi sólo podía concentrarse en su mejor amigo para no dar rienda suelta a la extraña sensación en su interior.

—TaeHyung se excusó —agregó, con su voz comenzando a temblar.

—Me lo contaste —recordó Namjoon—, dijiste que fue su perrito, que Yeontan ladró hacia la ventana, y él vio eso, por ello la abrió.

Asintió, sacando el papel, y se lo tendió a Namjoon, que lo agarró con una expresión algo confundida.

—Me lo escribió ayer —dijo, su tono ahogado—, TaeHyung me lo entregó. ¿Notas algo extraño?

Namjoon lo leyó.

En un primer momento su rostro se veía algo perdido, sin entender demasiado a qué se refería. Sin embargo, al volver a releerlo, sus labios se separaron en una mueca aturdida, levantando la vista bruscamente.

—¿Él... escuchó qué?

YoonGi sintió su propia garganta apretada, tratando de ordenar el hilo de pensamientos de su mente, tratando de comprender bien lo que ocurrió el día anterior.

—Estábamos juntos —explicó, mordiendo su labio inferior—, y tenía que hacer tarea, entonces me preguntó por ella, por el trabajo de música que debemos entregar. Le mostré acerca de Pink Floyd, puse algunas canciones con sus subtítulos, y cuando se despidió, me entregó el papel. Dijo que el solo de guitarra sonaba increíble, ¿qué se... supone que significa eso?

Namjoon releyó el mensaje otra vez, rascando su nuca. Lucía más pálido que de costumbre, con sus propios ojos asustados y nerviosos.

—Tú... uh... no has... Sé que ustedes llevan muy poco, pero... pero ¿no le has preguntado sobre... ya sabes... lo ocurrido cuando... cuando estuvo desaparecido?

YoonGi desvió la vista, apretando sus labios un instante y con su estómago encogiéndose. Bebió de golpe el soju en el vaso frente a él para tratar de sentir que no estaba soñando, para saber que todo eso era real.

—No —contestó, su garganta ardiendo—, sé que debo hacerlo, pero...

Repentinamente, recordó lo ocurrido semanas atrás también, cuando fue la carrera de autos y llevó a TaeHyung a hacer grafitis, el muchacho tan emocionado que parecía a punto de saltar por la emoción. Le preguntó, con inocencia, si él siempre fue sordomudo, sin embargo, TaeHyung lució perdido un instante.

‹‹Yo tampoco debería ver››, había escrito TaeHyung, pero no pudo preguntar a qué se refería, porque la policía apareció y tuvieron que correr.

¿A qué se refería con eso?

Le explicó aquello a Namjoon, y para cuando terminó, su mejor amigo lucía más enfermo que antes.

—Mierda, esto... —por primera vez, el chico más alto no parecía ser capaz de decir un comentario inteligente para quitarle peso a la situación—, siento que todo esto es muy jodido...

—¿TaeHyung escucha? —preguntó YoonGi de golpe, haciendo que Namjoon lo mirara a la cara, su boca entreabierta—. Sé que puede parecer tonto, pero... ¿pero no has sentido, todo este tiempo, que TaeHyung esconde muchas cosas? Yo sólo... Todo esto es demasiado raro y realmente...

—A veces —le interrumpió Namjoon, su voz apenas un murmullo—, a veces si lo he sentido. Hay breves momentos en los que... en los que TaeHyung actúa al oír una orden, al oír algo sorpresivo. Nunca le presté suficiente atención porque... supongo que no le tomaba importancia, aunque...

YoonGi sabía a qué se refería Namjoon con sus palabras, ya que él también se dio cuenta de eso. Momentos pequeños en donde TaeHyung, por ejemplo, le miraba cuando llamaba su atención. O respondía en lenguaje de señas cuando la pregunta fue sólo hecha en voz alta. Pensó, varias veces, que sólo leyó sus labios, sin embargo...

—Lo peor es que... no sé cómo preguntárselo —tartamudeó YoonGi—, porque... porque siento que lo que le ocurrió fue horrible. Yo... a veces lo imagino, a veces pienso en lo que pudo haberle ocurrido, y el sólo hecho de imaginármelo resulta terrible.

Namjoon parecía entender bien a qué se refería, siendo incapaz, en ese momento, de darle algún consejo con el que actuar los siguientes días, pues también se encontraba desorientado y perdido. ¿Qué se supone que debía hacer ahora?

Sus padres debían saberlo, e incluso quizás Jungkook, ¿y qué podía hacer con eso?

Recordó a TaeHyung entre sus brazos, tan afectivo, tan lleno de un infinito amor, y sintió ganas de tenerlo otra vez a su lado para sonreírle, revolverle el cabello como solía hacer, y darle un beso suave en los labios.

TaeHyung era como un monstruo de cariño, imposible de negárselo, y siempre pareciendo querer más y más de una muestra de afecto. YoonGi sólo quería tenerlo con él, protegerle de todo daño posible, hacerle saber que le quería. Que le amaba a pesar de todo.

Y sintió, en ese momento, que todo se limitaba a eso: que no importaba lo que estaba ocurriendo en realidad, porque él estaba enamorado de Kim TaeHyung, y sólo quería hacérselo saber. La condición de TaeHyung no era impedimento alguno para que ese amor creciera, y esos secretos que tenía el chico, estaban allí por algo. ¿Qué le importaba a él, entonces, que TaeHyung decidiera esconderlo por ahora? YoonGi podía esperar.

Por Kim TaeHyung, YoonGi podía esperar todo el tiempo del mundo.

Soltó el aire que estuvo conteniendo, sintiendo como el peso de sus hombros desaparecía un poco.

—Necesito ir al baño —masculló, pues necesitaba humedecer su rostro y tratar de despejarse un poco más.

Namjoon asintió, pensativo todavía.

YoonGi se abrió por en medio de la multitud de jóvenes, saludando a los que conocía con una sonrisa amistosa, pero antes de llegar a los baños, se detuvo.

—Yuto, de verdad... no quiero pelear contigo aquí.

No alcanzó a esconderse cuando Cho Jinho se giró, deteniéndose cuando sus miradas se encontraron.

Desvió la vista al ver cómo iba de la mano con otro chico, tan alto como él y de piel morena, cabello oscuro, guapo y con una mirada intensa.

Retrocedió unos pasos.

—No quise interrumpir —murmuró—, yo sólo...

Jinho dio un paso.

—La verdad, es que hace mucho que quiero conversar contigo —dijo Jinho, con su voz tranquila, y YoonGi agachó la cabeza con vergüenza, sin importarle que Jinho fuera más pequeño—, ¿puedes hacerlo o vas a seguir evitándome?

YoonGi tragó saliva, pero asintió luego de unos segundos de tenso silencio. Jinho se volteó hacia su novio, que hacía una mueca de desagrado.

—No tardes, bebé —gruñó Yuto, inclinándose y dándole un beso antes de pasar al lado de YoonGi, ignorándolo por completo.

Jinho se volteó, haciéndole un gesto para que le siguiera, y a YoonGi no le quedó más remedio que obedecer. Eso, o salir corriendo como un cobarde.

El mayor salió de D-Town por la entrada de emergencia, llegando a un callejón poco iluminado, y sacó tabaco de su bolsillo, encendiéndolo con calma antes de ofrecérselo. YoonGi negó con la cabeza.

—Antes fumabas —comentó Jinho con calma.

—A ti no te hace bien —reprochó, sin pensarlo demasiado—, con la bonita voz que tienes...

Jinho soltó una risa baja.

—No fumo tanto, en realidad —admitió—, sólo cuando estoy ansioso.

YoonGi se sentía algo mareado en ese instante.

—Lo siento —dijo de forma repentina, en medio del silencio, y Jinho le miró—, por... por haberte hecho tanto daño. Por haberte mentido y preferir a mis padres que nuestra relación. Por haberte roto el corazón. Yo... sé que ya tienes que saberlo, pero no... Tú nunca fuiste un experimento. Nunca fuiste un juego para mí. Realmente yo te quería.

El mayor le sonrió, aunque podía ver el dolor en su mirada, la angustia y la pena en ellos.

—Pensé, durante mucho tiempo, que tú volverías por mí —admitió Jinho, con su tono sacudiéndose—, porque sabía que tú me querías. Que me quisiste tanto como yo lo hice, entonces... entonces me decía, ¿eso no es suficiente? ¿Acaso quererse no es suficiente para estar juntos? Pero tú no lo hacías —hizo un ruido extraño, medio risa, medio llanto—, tú no volvías, y yo pensaba que jugaste conmigo. Que nunca me quisiste como decías, y sólo fui un juego para ti, como me lo habías dicho. Que yo no era especial y todo lo vivido fue sólo una farsa.

YoonGi bajó la vista por la vergüenza que sentía, por los recuerdos de lo que provocó casi dos años atrás. Por no haber sido más valiente para enfrentar a sus padres, a su familia, y decirles que no se avergonzaba de amar a un chico tan maravilloso como lo era Jinho.

—Lo siento —repitió, pues era lo único que podía decir a estas alturas—, y estoy feliz de que... de que hayas encontrado a un chico que realmente te quiera, Jinho, y de que sepa darte lo que te mereces.

—Quise durante mucho tiempo que lo fueras tú —dijo Jinho con un suspiro, apagando el cigarrillo—, pero ahora tú quieres a otro chico, y yo quiero a otro.

YoonGi le miró con sorpresa al escuchar sus palabras, porque no creía que fuera a conocer a TaeHyung.

—Es hermoso —agregó Jinho—, TaeHyung parece realmente un chico increíble, YoonGi, así que, por favor, no le rompas el corazón —sonrió con tristeza—, no le hagas el daño que me hiciste a mí, ¿está bien?

YoonGi se movió antes de pensarlo dos veces, y le dio un abrazo sorpresivo, sus brazos envolviéndose alrededor del cuello del mayor. Sentía como encajaba bien contra él, como sus propios cuerpos se complementaban de una forma que no podía entender bien.

Se imaginó, un breve instante, mientras Jinho correspondía el abrazo, cómo habría sido todo si él hubiera actuado de una forma menos cobarde y más valiente.

Pero la vida, tristemente, no se componía de esos sueños, de esas imaginaciones, sino de las decisiones que uno tomaba pensando que eran lo mejor.

—Espero que te vaya bien —dijo Jinho con la voz ahogada, y YoonGi le dio un suave apretón—, porque a pesar de todo, una parte mía te seguirá queriendo aun cuando pase el tiempo.

YoonGi lo tenía claro. Lo sabía, ya que Jinho fue su primer amor, y no importaba cuánto tiempo pasara, una parte suya siempre le iba a guardar cariño para siempre.

—Ve adentro —le susurró una vez se separó—, tu novio debe estar esperándote.

Jinho sonrió, asintiendo, y desapareció cuando cruzó la puerta. YoonGi sólo volteó su vista al cielo, sintiendo como un peso se quitaba de sus hombros, y suspiró.

·❅·

Taeyeon soltó un bufido suave al sentir a TaeHyung a su lado, abrazándola con fuerza mientras veía la televisión con los ojos brillando gracias a la curiosidad, acariciando a Yeontan en su regazo. Su hijo, a pesar de todo, seguía asombrándose de cosas tan pequeñas como los programas que transmitía la TV.

Revolvió su cabello al ver a Jongwoon entrar al living llevando un vaso con agua, y apretó sus manos en un gesto nervioso.

—TaeHyung —llamó Jongwoon.

TaeHyung le miró.

Hubo un instante sin que nadie dijo algo mientras Taeyeon bajó el volumen de la televisión. TaeHyung desvió la vista, sus labios temblando en una actitud ansiosa, y su mamá procedió a acariciarle la nuca para relajarle.

Jongwoon se sentó delante de él, sobre la mesita, impidiendo que pudiera seguir viendo la película que estaban dando en ese momento.

¿Pasa algo? —preguntó con señas, frunciendo el ceño levemente.

Taeyeon besó su frente, llamando su atención.

—Sabes que te amamos, TaeHyungnnie, ¿cierto? —dijo con voz cariñosa Jongwoon, agarrándole la mano con ternura.

TaeHyung parecía contrariado, su expresión algo enfadada por la extraña situación. No entendía por qué mamá y papá le hablaban sin señas, ¿es que acaso olvidaron que él no debía escuchar? ¿Qué querían lograr con eso? Y no sólo ellos, sino también su abuelita y tío Heechul... Incluso Seokjin, en la última sesión que tuvieron, le habló en voz alta en lugar de usar las señas durante varios momentos. 

¡Le estaban haciendo cometer más errores de lo debido! Si Señor Shin llegaba a enterarse...

Mordió su labio inferior con más fuerza.

Taeyeon llamó su atención otra vez al notar que TaeHyung parecía haberse reprimido.

—Te amamos —le insistió, tratando de que su voz fuera amorosa y llena de un infinito afecto para así no asustarlo.

No asustarlo, porque sabía que TaeHyung fue criado en base al susto y el terror, y era eso una de las cosas que más les dolía a ellos. Ellos quisieron tanto llenarlo de amor, pero sólo recibió castigos y horror en cambio.

TaeHyung fue forjado con miedo y dolor, sin embargo, ellos querían que se llenara otra vez con todo el cariño que se forzaban a entregarle.

El niño vaciló un instante.

Yo igual los amo —contestó pausadamente, pensando bien en sus siguientes movimientos—, ¿pasa algo? No entiendo por qué me hablan...

Jongwoon le dio un apretón a su mano.

—Sólo queremos que sepas, TaeHyungnnie... —comenzó a decir su papá—, que si, en algún momento, tú... llegas a equivocarte, a romper alguna regla, no vamos a enojarnos contigo, ¿está bien? —besó sus nudillos—. No vamos a castigarte. No vamos jamás a hacerte daño alguno.

Parpadeó, confundido, sin entender lo que estaba diciendo. ¡Por supuesto que mamá y papá jamás le iban a agredir! Ellos eran... eran calidez, eran hogar, así como YoonGi lo era.

No, él sabía que no sería castigado.

Pero si Señor Shin se enteraba, entonces iba a pagar las consecuencias. Y tal vez era un miedo irracional, sin embargo, TaeHyung sentía que Señor Shin estaba más cerca de lo que pensaba, aunque no podía decírselo a papá y mamá, porque le hizo una promesa.

Y Muñequito no podía romperla por nada del mundo.

·❅·

El día dos de febrero hubo un sol inusualmente fuerte a pesar de ser pleno invierno, pero aun así, los estudiantes fueron aquel día con ropa más ligera para capear un poco el calor.

Al menos, la mayoría de los estudiantes.

—Mamá dice que no debo desabrigarme —estaba diciendo Jimin, con un gorrito de lana sobre sus cabellos, sólo sus orejas asomándose—, dice que estos días son perfectos para enfermarse, ¡y no me puedo enfermar!

Jimin comenzó a mover su pie nerviosamente porque el profesor de Ciencias no fue y no tuvieron clase, desarmando su rutina por completo. Ahora acababan de irse de receso para el almuerzo, pero el muchacho seguía algo molesto.

—Pero tu mamá es enfermera... —dijo Jungkook.

—¡Mamá va a celebrar mi cumpleaños! —explicó Jimin, desviando la vista por completo—. Están invitados, ¿van a ir? Debo confirmarle a mi mamá —su voz titubeó un instante—, así ella no compra comida de más, no celebramos mis cumpleaños con más gente desde mis catorce años, no me importa mucho, pero ella quiere hacer algo especial y...

—Está bien, está bien —se apresuró a decir Jungkook al ver que Jimin parecía a punto de tener un colapso nervioso—, vamos a ir con TaeHyung, ¿cierto?

TaeHyung lo observó.

Jungkook le miró con insistencia, como si no le hubiera hablado directamente. Conservó días atrás con los padres de su mejor amigo, así que, aunque estuviera algo contrariado, iba a obedecer en sus instrucciones.

Sí, yo voy —dijo TaeHyung con gestos, casi con desgana.

—¡Ves! —se animó Jungkook—. ¿Vas a invitar a NamJoon?

—Mmm... —Jimin pareció pensarlo un instante—, pero si me deja plantado...

—No creo que–

Jungkook se interrumpió a sí mismo cuando vio a alguien avanzando hacia ellos. TaeHyung abrió la boca con incredulidad. YoonGi quería que la tierra lo tragara.

Todas las conversaciones del comedor se interrumpieron, con un silencio extraño llenando el lugar.

—¿Qué pasa? —farfulló Jimin—. ¿Por qué...?

—¡Jimin! —gritó NamJoon detrás de él—. ¿Sabes qué día es hoy?

—Alguien máteme —murmuró YoonGi, realmente afligido.

Jimin se giró, con una respuesta a punto de salir de sus labios, pero quedó totalmente sorprendido cuando vio a NamJoon de pie ante él... con un disfraz de dinosaurio. De un Tiranosaurio Rex.

—¿Qué? —balbuceó Jimin, totalmente desconcertado por la situación.

YoonGi se sentó al lado de TaeHyung, queriendo desaparecer de allí pronto.

NamJoon no lucía amedrentado, sino que su expresión parecía cada vez más decisiva.

—¿Qué día es hoy? —insistió, moviendo los brazos cortos del disfraz.

Jimin sacudió la cabeza.

—Dos de febrero —contestó.

—¡No! —regañó NAMJOON—. ¡Hoy es el día del dinosaurio!

Otro silencio.

Jungkook se hundió en su asiento mientras TaeHyung sonreía ampliamente.

—¿Cómo es eso? —dijo Jimin, arrugando el ceño con enfado—. ¡Si fuera el día del dinosaurio, yo lo sabría!

NamJoon esbozó una sonrisa.

—No está establecido, en realidad —le dijo, tomándole la mano—. ¡Pero para mí, hoy es el día del dinosaurio! ¿Y sabes qué significa eso?

—No entiendo —tartamudeó Jimin, pero no se alejó.

—¡YoonGi, dámelo!

YoonGi parecía a punto de llorar por la vergüenza, pero asintió, y le entregó una bolsa que cargaba. De allí, NAMJOON sacó un peluche de dinosaurio: era el que estuvo en el parque de diversiones, un braquiosáurido de color verde, tierno y bonito.

—¡Que el fan número uno de dinosaurios merece un regalo! —dijo NamJoon, ofreciéndoselo, contento de ver la mirada iluminada de Jimin al observar el peluche.

—¿Es mío? —balbuceó Jimin.

—¡Sí, anda, tómalo! —NamJoon lucía a unos segundos de saltar por la emoción, importándole poco ser el centro de atención en ese lugar, pendiente sólo de la reacción de Jimin.

—Perrito...

—¿No lo quieres? —la emoción pareció desaparecer del rostro de NamJoon, a tal punto que incluso YoonGi se alarmó. Puede que su mejor amigo no fuera muy expresivo, pero era bastante sensible, más si se trataba de Jimin.

—Pero... yo... —Jimin parecía perdido—, yo no te-tengo nada para ti...

Más que eso: Jimin no sabía cómo reaccionar, porque su mamá no le dijo nunca qué debía hacer en esos casos. Sobre NamJoon, ella sólo le dijo que debía darse un tiempo para relajar las cosas y que podía acercarse a él (o volver) sólo si su corazoncito dejaba de doler, pero que mientras doliera, no era bueno ser novio de él otra vez. Jimin no lo entendía muy bien, sin embargo, le haría caso porque era su mamá y ella siempre tenía la razón en todo.

—No quiero nada —afirmó NamJoon—, sólo... Minnie, es tuyo. Siempre ha sido tuyo.

NamJoon no le diría, además, que le costó mucho sacarlo del juego de ese horrible señor, estuvo toda la tarde del sábado y domingo metido en ese maldito juego, e incluso quedó endeudado con su hermano mayor porque le pidió prestado dinero cuando se le acabó a él.

Jimin todavía no lo recibió, pensativo un momento, y se dio cuenta de que ya no se sentía mal con NamJoon. Qué extraño.

Ya no había un dolor de estómago malo, sino uno bueno, pero ¿cuál era la diferencia entre los dos? Le preguntaría a su mamá cuando regresara a casa.

—Yo... ah... —Jimin parecía contrariado consigo mismo, tratando de decir algo que pudiera gustarle a NamJoon, pero no sabía qué. Le costaba mucho eso, ¿por qué? —. ¿Tú... uh... qui-quieres salir conmigo por un helado después?

NamJoon bajó el dinosaurio, su boca abierta en una mueca atónita.

—¿Qué? —preguntó.

—Por el peluche —soltó Jimin—, para... darte algo a cambio del peluche...

—¿Salir? ¿En una cita? —los ojos de NamJoon brillaron.

Jimin hizo un puchero extraño.

—¿Sí?

—¡Por supuesto! —NamJoon casi le lanzó el peluche y Jimin lo agarró contra su pecho, emocionado, pero sin demostrarlo mucho—. ¡Claro, Minnie!

La escena era extrañamente conmovedora y graciosa, con un feliz NamJoon a segundos de bailar en un traje de dinosaurio.

—¡Voy a cambiarme y regreso, bebé! —gritó, corriendo mientras movía sus brazos, sin dejar de sonreír.

Jungkook parpadeó.

—Eso fue lo más extraño que he visto en mi vida —dijo.

—Algún día haré eso por ti —dijo de pronto Hoseok, apareciendo por detrás, sobresaltándolo—, cuando peleemos, voy a vestirme de Iron Man para que volvamos.

El menor se coloreó ante la perspectiva.

TaeHyung parecía feliz por lo recién ocurrido, sintiendo la mano de YoonGi acariciando su palma por debajo de la mesa, deslizando un pequeño papel entre sus dedos.

Cuando Jungkook no estaba prestando demasiada atención, discutiendo con Hoseok, fue que leyó el mensaje.

¿Podemos vernos después de clases, en el salón de música? Sólo los dos.

TaeHyung le sonrió a YoonGi, asintiendo, pero volvió su vista hacia sus amigos para que nadie más se diera cuenta de lo recién ocurrido.

Así que, a la salida, mientras recogían sus cosas, TaeHyung le hizo un gesto a Jungkook. Jimin se marchó con NamJoon a por el helado, sin tomar demasiado en cuenta que el mayor le llevara de la mano, porque la mano de NamJoon era cálida contra la suya.

Debo quedarme un rato aquí —le dijo como si nada—, mamá me ha enviado un mensaje que pasará a buscarme para ir a comprar unas cosas.

Jungkook asintió, algo confundido pues no vio a TaeHyung con el celular, pero no le tomó demasiada importancia. Se despidió de su mejor amigo, encontrándose con Hoseok, que le sonrió, aunque sus ojos vieron a TaeHyung desaparecer.

Hoseok se estaba impacientando demasiado con toda esa situación. Pasó más de un mes desde que sabía todo ese asunto de YoonGi y TaeHyung, pero no parecía que estuvieran cerca de decirle la verdad a Jungkook. Eso le molestaba mucho, cada día sintiéndose peor por estarle mintiendo a su novio, por guardarle secretos cuando odiaba hacer esas cosas.

—¿Y TaeHyung? —preguntó, luego de darle un beso.

Jungkook arrugó las cejas.

—Supongo que ha ido al baño mientras espera a su mamá —contestó, rascando su nuca—. ¿Vamos...?

—Oh, sí —Hoseok le acarició la mejilla—, pero ¿me esperas un poco? Acabo de recordar que debo hablar con mi profesora de Literatura sobre un trabajo.

—No hay problema, te acompaño...

—No es necesario —le interrumpió, demasiado urgido y entregándole unas llaves—, ve al auto, Jungkookie, regreso en menos de diez minutos.

Sin darle tiempo a responder, Hoseok le dejó solo.

Jungkook se sintió algo triste de pronto, pero trató de no darle demasiada importancia mientras suspiraba.

TaeHyung, en tanto, entró al salón de música, viendo a YoonGi sentado detrás de una mesa, y le sonrió antes de abrazarlo. Le llenó de besos en el rostro, los brazos del mayor rodeándolo por la cintura.

Ya, ya —se rió YoonGi—, me haces cosquillas...

TaeHyung besó su nariz, cómodo al estar allí, sintiendo las caricias de YoonGi sobre su ropa. Le gustaba demasiado eso, estar rodeado de tanto amor, ¿acaso no era la mejor sensación del mundo?

Te he extrañado mucho —le dijo YoonGi una vez se alejó—, y la verdad es que quería estar a solas contigo, aunque sea un instante.

Yo igual te he extrañado, YoonGi —respondió TaeHyung—, quería...

Se vio interrumpido cuando la puerta de la sala se abrió, y un agitado Hoseok entró, aunque su expresión no parecía amigable.

—¿Hoseok? —preguntó YoonGi—. ¿Qué ocurre?

—Son unos descarados —escupió Hoseok—, cada vez son más obvios y siguen callando, ¿cuándo le van a decir la verdad a Jungkook? Estoy cansado de ocultarle todo esto.

YoonGi enmudeció, pero el rostro de TaeHyung se deformó por el miedo.

¡No, no! —dijo en señas—. No, Hoseok, por favor... —se adelantó, tomándolo del brazo—. Lo haré pronto, pero debo esperar un poco, acabamos de pelear y... y no es buen momento, Hoseok, tú debes entenderlo, tú sabes que Jungkook...

No quiero mentirle más a él —respondió Hoseok, también en lenguaje de señas—. ¡No es correcto! ¡No se lo merece! Jungkook confía en nosotros y le hacemos esto, es incorrecto, cómo...

¡Por favor, por favor! —lloró TaeHyung con desespero—. No puedo decírselo ahora, no puedo... —sus manos temblaban, apenas entendiéndose lo que quería decir—, él está buscando a su mamá, está pensando en otra cosa, esto sería agregarle una carga, ¿por qué no lo entiendes?

Hoseok apretó sus manos en puños, con sus labios también temblando, pensando en su novio. En lo mucho que decía quererlo, que decía amar a sus amigos, en lo ilusionado que estaba por encontrar a su mamá. Ese viernes irían a visitar a las dos mujeres que tenían el nombre de quien decía ser su madre, y Jungkook estaba demasiado ansioso por eso, porque creía que todo estaba mejorando y...

Y...

¿Hoseok sería capaz de arrebatarle eso?

—Le diremos —afirmó YoonGi, abrazando a TaeHyung para calmarlo—, sólo... necesitamos un poco más de tiempo para que las cosas se ordenen.

Hoseok se sentía enfermo por seguir siendo partícipe de toda esa mentira, pero sólo asintió.

TaeHyung sorbió por su nariz y YoonGi vio que su tarde ya fue arruinada.

Ve a casa —le dijo a TaeHyung—, nos veremos después. Sale con Hoseok, ¿está bien? Yo saldré después.

El menor asintió, limpiando sus ojos antes de recibir un beso suave en los labios. Salió del salón detrás de Hoseok, adelantándose y agarrándolo de la mano.

Gracias —le dijo, bajando la vista con vergüenza.

Hoseok deslizó sus dedos por las mejillas de TaeHyung, limpiando sus ojos.

Tarde o temprano, tendrás que decirle —dijo Hoseok, con su mandíbula apretada—, porque yo ya no puedo mentirle más a Jungkook.

TaeHyung lo abrazó.

Dos personas vieron esa escena.

Jeon Jungkook retrocedió para que no lo vieran, cubriendo su boca con su mano para no soltar ruido alguno, y salió corriendo hacia el auto de Hoseok, sintiéndose demasiado entumecido por lo que acababa de contemplar.

TaeHyung abrazando a Hoseok. Los dos en un salón a solas.

¿Acaso...?

Jungkook no quería ni imaginárselo.

La otra persona se escondió detrás de la pared cuando Hoseok desapareció y TaeHyung fue al baño, viendo salir a YoonGi también del salón, y comenzó a unir los puntos en su mente de todo lo que estuvo ocurriendo esos últimos meses.

REGRESAMOS CON LAS ACTUALIZACIONES. Ya saben. cualquier error, haganmelo saber, por favor <3

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