Capítulo 30
Señor Shin le volvió a preguntar quién era, pero Muñequito no podía dejar de mirar el cuerpo ensangrentado del perrito frente a él. Lo arruinó. Lo arruinó por ser un mal muñeco, por ser desordenado, por no ser perfecto, así que ahora debía pagar las consecuencias.
Apretó sus dientes al sentir el dolor estallando detrás, ahogando su voz por completo. Bueno. Él sería bueno. No un buen chico, pero sí un buen muñeco. Los muñecos buenos no eran castigados y él ya no quería más dolor.
―Estoy enfurecido contigo ―le gruñó Señor Shin mientras se movía contra él, enviando más sufrimiento por toda su espina dorsal―, tener que irnos de ese lugar por éste otro...
Muñequito fingió no comprenderlo, incapaz de observar hacia otro lado que no fuera Mickey muerto y cubierto de sangre. Perrito. Rojo. Sangre.
Los recuerdos se mezclaban en su mente y no pudo evitarlo: vomitó la papilla que comió obligadamente cuando llegó. Señor Shin gritó de la ira aunque no dejó de moverse, sólo restregó su mejilla contra ese maloliente vómito, ensuciándolo y haciéndolo llorar en silencio. "Lo siento", quería decir aunque no lo hizo, "perdóname, por favor. Seré bueno pero ya no lo soporto". Cuando Mickey dejó de respirar ese monstruo agarró su cuerpo pequeño, caliente todavía, y se lo puso en brazos.
Muñequito no dejaba de mirarlo con ojos abiertos en shock, sin entender lo que acababa de ocurrir, sin comprender porque ese animalito no se movía y tenía sus ojos cerrados.
Muévete. Por favor, muévete.
Pero no hacía nada, sólo estaba quieto. Señor Shin lo agarró del brazo, sacándolo de allí apresuradamente.
Fuera, estaba ese otro hombre que conocía –el de un ojo extraño, ¿Cómo se llamaba?– y lo arrastraron hacia el auto mientras hablaban con velocidad. Shin le ordenó a ese tipo que limpiara el cuarto, que eliminara las pruebas, para luego subirlo al auto, yendo hacia otro lugar, a otro motel de mala muerte para que no les encontraran.
Ahora estaba pagando las consecuencias de sus actos. De sus errores. Muñequito quería que todo eso acabara aunque una parte suya sabía que no se detendría. Muñequito quería regresar con ese hombre y esa mujer que lo llenaban de abrazos inocentes y besos dulces.
Quería estar con esos muchachos con quienes se sentaba y le hablaban cariñosamente, haciéndolo reír por las bromas que hacían. Quería estar con ese chico más alto que él, con una sonrisa de conejito en su rostro, que le decía cosas bonitas al oído y le hacía feliz. Todos ellos le hacían tan feliz.
"Seré bueno si me dejas volver con ellos", sollozó en su mente, "te lo ruego, déjame volver con ellos". Señor Shin era tan malo con él. Escuchó su gemido y cómo se retiraba provocando que el dolor estallara una vez más. Se derrumbó sobre ese viejo, sucio colchón, oyendo ese murmullo de que saldría a fumar y que no se atreviera a ser malo otra vez.
Lo vio salir del cuarto con su celular en sus bolsillos y poniendo llave, dejándolo completamente solo. Se arrastró por la cama, agarrando la papilla que Shin compró, sus manos temblando cuando la echó a la palma de su mano y la extendió hacia el hocico de Mickey. Recordaba vagamente que el cachorrito no comía si no era de su mano.
―Come ―susurró apenas, temiendo que Shin llegara―, Mickey, come...
El animalito no se movió y Muñequito jadeó con las lágrimas cayendo por su rostro.
―Come ―insistió con su voz ahogada―, Mickey, toma, comida...
Muñequito lo agarró sin importarle si ensuciaba su pelaje –daba lo mismo, ya estaba sucio– y lo apretó contra su pecho, meciéndose a pesar del dolor.
―Por favor ―lloró roto para siempre―, por favor...
Pero nadie contestó. Muñequito sabía que ya nadie iba a responder nunca más y era sólo su culpa.
Jongwoon había sido el primero en derrumbarse para sorpresa de todos.
La llamada se cortó y hubo un instante de tenso y pesado silencio, como si pudiera cortarse con un cuchillo cuando el adulto comenzó a llorar sin control alguno. Taeyeon lo abrazó con lágrimas en los ojos mientras Dongho apretaba sus labios y Kyuhyun marcaba unos números. Namjoon miró a los tres adolescentes con ojo crítico en tanto Kyungsoo se apresuraba en ir hacia los padres descompuestos.
―Agua con azúcar ―dijo con un tono que no admitía réplica―, ¿pueden traer, chicos?
Los muchachos se apresuraron en ir hacia la cocina. Las manos de Jungkook temblaban sin control alguno, Seokjin parecía a segundos de romper a llorar y Jimin lucía más pálido que nunca, moviéndose por la habitación a paso inseguro. Jungkook no quería pensar en lo que acababa de ocurrir, no quería creer en la posibilidad de Hoseok...
Tuvo que sentarse cuando un mareo lo atacó y recibió un vaso con agua que bebió, el sabor dulce del azúcar bajando por su garganta. Jimin era el que lucía más entero de los tres aunque su aspecto seguía siendo bastante... deprimido. Jin abrió la boca para decir algo pero entonces– Jungkook comenzó a llorar.
Primero soltó un ruido bajo, un sollozo, y ya no pudo detenerse más, las lágrimas borboteaban de sus ojos sin control alguno así que cubrió su rostro con ambas manos como si de esa forma pudiera parar el llanto aunque sólo aumentó.
Jungkook sintió tanta culpa, tanto arrepentimiento por la forma en la que actuó los últimos minutos que vio a Hoseok, el rostro del menor frente a él con una expresión de sufrimiento y él sólo se negó a escucharlo, a ceder, porque tenía miedo. Tenía tanto miedo cuando Hoseok vivió gran parte de su vida también aterrorizado y con un horror más grande.
Una pequeña parte suya parecía decir que eso no era su culpa, que él no tenía nada que ver con eso, pero bajo toda la situación parecía más fácil para Jungkook auto-culparse por lo sucedido y llorar. Llorar para quitarse su propia decepción hacia sí mismo. Si Jungkook hubiera comprendido a Hoseok no habrían discutido. Si Jungkook hubiera cedido al inicio ellos estarían juntos.
Si Jungkook hubiera sido más rápido, Hoseok no se habría perdido. ¿Qué más podía hacer sino culparse? Recibió un abrazo aunque no fue necesario que mirara para saber quién era: Seokjin le habló en voz baja, acariciando su espalda con suavidad.
―Jungkook―murmuró el menor de los tres―, está bien que llores, no sientas vergüenza por eso.
Jungkook ni siquiera era capaz de hablar, de responderle porque sólo podía llorar por toda esa jodida, horrible situación. Por el pensamiento de su chico, su lindo Hoseok, en manos de un monstruo. ¿Cómo era posible que existieran personas tan bastardas en el mundo, capaces de hacerle tanto daño a gente inocente?
Seokjin iba a decir algo más pero entonces su celular sonó en señal de un mensaje, así que se alejó y vio el número. Lo abrió con el ceño levemente fruncido.
Número desconocido:
Hey, niño bonito.
El lugar que me describiste.
Motel Bella Luna.
Te envío la dirección.
Jimin, detrás de él, también leyó el mensaje.
Ambos se miraron mientras Jungkook agarraba una servilleta y hacía sonar su nariz, ya más calmado. Necesitaba liberar toda la frustración y desesperación de alguna manera, siendo el llanto su mejor opción.
―¿Chicos? ―balbuceó al mirarlos.
―Tenemos algo ―farfulló Seokjin apenas, y Jungkook leyó el mensaje―, podemos...
―Sé dónde queda ―soltó Jungkook―, en la periferia. Es... ―se puso de pie frotando sus ojos―. Vamos. Vamos.
Salieron de la cocina atropelladamente hacia el comedor, donde los adultos seguían en pasmado y pesado silencio. Jungkook fue el primero en interrumpirlo cuando las miradas se posaron en ellos:
―Sabemos dónde lo tiene ―dijo con su voz ahogada, provocando que Dongho se pusiera de pie y Kyuhyun abriera la boca―, nosotros...
―¿Dónde? ―chistó Taeyeon―. ¡¿Dónde?!
Jungkook se sobresaltó por el grito y Kyungsoo agarró a la mujer con suavidad de la muñeca.
―Calma, Taeyeon ―le dijo el psiquiatra con tono cansado.
La adulta parecía dispuesta a mandarlo a la mierda, sin embargo, el celular de Seokjin volvió a sonar en un mensaje.
Iron:
Corrijo.
Se están moviendo.
Loco trabaja al lado como mecánico.
Los ha visto salir.
El auto no tiene patente. Se quedó el tipo del ojo raro allí.
Jin:
¿Puede seguirlo?
¿Es posible?
Le pagaré si es necesario.
Iron:
Me encanta cuando hablamos de dinero.
Ya está en ello.
Seokjin casi reclamó cuando Kyuhyun le quitó el celular y leyó sus mensajes, entrecerrando sus ojos en una señal de irritación.
―Les dijimos ayer que no debían involucrarse en esto―le espetó a Jin, que se encogió en su lugar por el miedo. Jimin soltó un gruñido de enojo, atrayendo al menor contra su cuerpo, dispuesto a agarrarse con el policía aunque fuera mayor que él.
―¡Por dios! ―gritó Namjoon exasperado―. Kyuhyun, ¡olvídalo! Tenemos algo, ¿puedes empezar a moverte?
Kyuhyun hizo un ruido, mitad bufido mitad grito también, sin entregarle el celular a Seokjin a pesar de sus débiles protestas.
―Dongho, ve con dos de mis hombres y Kyungsoo hacia el motel Bella Luna ―dijo Kyuhyun―, necesitaré...
―Yo conozco los barrios periféricos ―le interrumpió Jungkook de pronto en voz baja, llamando la atención del hombre―, me... los conozco muy bien: calles, callejones... vías trampas...
Cuando Jungkook se dedicaba de lleno al rap, con sólo catorce años, recorrió todos esos lugares con Yoongi o sus amigos al escapar de la policía. Se los sabía muy bien, casi con los ojos cerrados. Además, no podía quedarse...
―Iremos contigo ―dijo Jongwoon entonces hacia Kyuhyun.
―No ―dijo el policía.
―Sí ―replicó Taeyeon―, no te atrevas a dejarnos fuera de esto. No más. Estoy harta de quedarnos aquí sin hacer nada más.—Kyuhyun parecía dispuesto a protestar pero se dio cuenta de que estaban perdiendo el tiempo así que sólo soltó un chasquido de dientes.
―Al auto, vamos ―apuntó a Jungkook―, sígueme. Si molestas, te devolveré ―miró a los otros dos chicos―. Ustedes se quedan. No llevaré a nadie más. Namjoon, hazte cargo de ellos.
―Que aburrido ―bufó Namjoon aunque asintió, agarrando a Jin y Jimin de los hombros para que no se movieran, que protestaron un poco más aunque tampoco sabían qué más decir.
―Comunícate conmigo cada tanto ―le dijo a Dongho cuando salieron―, no quiero nada de sorpresas. Si Choijung actúa, dispárale pero déjalo con vida. Ese hijo de puta nos va a servir.
Dongho asintió con un gesto, yendo a su auto con dos hombres de Kyuhyun. El policía le hizo un gesto a otra patrulla para que lo siguiera.
―Dime que va diciendo ese chico ―dijo Kyuhyun entregándole el celular de Jin.
Jungkook podía sentir su estómago dando vueltas y anticipándose hacia lo que podría ocurrir en cualquier momento. Lo único que tenía claro era que deseaba encontrar pronto a Hoseok, envolverlo en sus brazos y no soltarlo jamás. Una mirada a los padres del menor bastó para saber qué estaban pensando lo mismo.
El celular sonó.
Iron:
Motel Eclipse.
Loco pasó de largo para no llamar la atención.
Es todo. No puedo ayudarte más.
Seokjin:
Gracias.
Te hablo después para la cita.
Se sintió avergonzado escribiendo lo último pero supuso que Seokjin respondería algo así. Le dijo a Kyuhyun sobre los últimos avances y se fijó en la dirección que Iron le envió. Bien. Conocía la calle muy bien, sino se equivocaba hizo varios grafitis por allí cerca con Yoongi.
Mordió su labio inferior y le envió un mensaje rápido a su mejor amigo. Apenas había hablado con él por los nervios y la ansiedad, el más bajo preocupado por la situación aunque permaneciendo con Tae para no provocarle más temor. Por las pocas palabras que intercambiaron supo que el chico de cabello rubio estaba más alterado que nunca e incluso tuvo una pequeña crisis que Yoongi tuvo que contener.
―Gire a la izquierda ―le indicó empezando a reconocer las calles― y siga derecho ― Jungkook mordió su labio inferior―. Tal vez... deberían apagar las sirenas. Eso podría...
―Increíble. Un niño mandándome ―masculló Kyuhyun.
―Hazlo ―espetó Taeyeon―, no quiero ningún error. Quiero a Hoseok a salvo conmigo.
Kyuhyun no reclamó nada más, apagando la sirena y hablando por el comunicador con sus compañeros que iban más atrás.
―Está a pocas cuadras ―dijo Jungkook minutos después―, a unas cinco, no sé si va a...
―Seguiremos a pie ―dijo Kyuhyun―, los vehículos van a llamar la atención de todo el mundo. Ahora, ustedes ―se volteó hacia Jungkook, Taeyeon y Jongwoon―, se van a quedar aquí, no quiero...
―¿Realmente esperas que lo hagamos? ―balbuceó Jongwoon―. ¡Estás hablando de nuestro hijo!
―Dios, ¡pueden destituirme por atreverme a llevarlos! ―dijo Kyuhyun―. ¡Ya estoy en grandes problemas! No sé cuántos hombres tendrá Shin o cuán armado está, si cometo algún paso en falso es probable que esto termine mal.
―No debe tener a nadie ―soltó Jungkook entonces―, quiere pasar desapercibido y no lo hará si tiene a muchas personas ―el chico podía sentir su adrenalina subiendo a mil, su mente trabajando como un motor. Hoseok siempre le decía que era muy inteligente, ¿iba a decepcionarlo ahora?―. Hay que aislarlo, cubrir toda la cuadra y no dejarle salida, él...
―Santo madre ―murmuró Kyuhyun―, eres sólo un niño, chico.
Jungkook lo sabía, lo tenía claro. Era un simple adolescente que lo arruinó todo pero quería a su Hoseok consigo otra vez. Quería tenerlo a salvo e impedir que le siguieran haciendo daño.
Kyuhyun lo miró un instante antes de quitarse el cinturón de seguridad y bajarse del auto, el resto siguiéndole sin dudarlo un poco. Del vehículo policial que les seguía se bajaron también tres policías más. La radio de Kyuhyun sonó y respondió de forma inmediata: la voz del detective habló con rapidez.
―Tengo a Choijung ―dijo Dongho con tono agitada―, herido y maniatado pero vivo. Tus hombres están revisando el cuarto en el que estaba Shin.
―¿Algo que decir?
―Saca a Hoseok de allí con rapidez ―respondió el detective―, hay mucha sangre en este lugar.
Eso fue suficiente para Taeyeon, que se giró y caminó con rapidez hacia donde debía estar el motel. Jongwoon le tomó la mano y Kyuhyun se apresuró en alcanzarlos.
―Tienen que permanecer fuera ―dijo el policía―, el protocolo...
―¡Me importa una mierda ese protocolo! ―gritó Taeyeon―. ¡Ese monstruo tiene a mi hijo y no dejaré que pase un segundo más con él! ¡Estoy harta de quedarme esperando sentada cuando Hoseok está con ese bastardo!
―Si no obedeces me veré en la obligación de detenerlos por interferencia policial ―amenazó Kyuhyun.
Jungkook se estaba poniendo nervioso bajo toda esa situación.
―¿Realmente... ―farfulló apenas― van a... a ponerse a discutir aquí cuando Hobi...? ―no pudo seguir hablando, su voz quebrándose. Los adultos lo miraron en helado silencio, el aire estático entre ellos un momento. Kyuhyun levantó su radio.
―Dongho, necesito que vengas ahora. Deja a Choijung con Kang, es de confianza ―habló mirando a Taeyeon.
―Entendido.
―Lee ―continuó Kyuhyun y una policía se adelantó―, necesito tres chalecos antibalas, ahora.
―Enseguida, señor.
La mujer volvió segundos después con los chalecos, entregándoselos a Taeyeon, Jongwoon y Jungkook.
―Choi y Lee ―llamó otra vez―, necesito que ingresen al motel y saquen a la persona que esté en recepción. Si hay otras personas igual sáquenlas, que dejen el lugar vacío.
―Sí señor ―balbucearon los dos policías, adelantándose para cumplir con la orden.
―Hong―agregó hacia su último hombre―, revisa el perímetro, otras posibles entradas y salidas.
El policía aludido se apresuró en cumplir la orden. Los tres adultos junto con Jungkook empezaron a caminar hacia el motel, viendo que a medida que se acercaban la gente estaba saliendo, algunas parejas quejándose. Choi sostenía a un hombre, diciendo que se trataba del recepcionista.
―Mi-mis je-jefes me han dicho que deje entrar incluso a... a me-menores de edad...―balbuceaba el hombre.
―Podrían ser acusados como encubridores de pedofilia y violación ―replicó Kyuhyun.
El recepcionista palideció, a segundos de desmayarse, y Lee apareció de pronto.
―Se ha dado cuenta ―dijo la mujer―, así que se encerró en el cuarto. Dejé mi radio, señor, por si desea...
―Gracias, Lee, quiero que estén atentos. Debemos ser cuidadosos con nuestro proceder ―Kyuhyun llevó su propia radio a sus labios―. Shin, ¿me oyes?
Silencio estático al otro lado de la línea. A pesar de las quejas y las conversaciones a su alrededor, entre ellos sólo había tensión y nervios.
―Soy el policía Cho Kyuhyun ―continuó el hombre―, quiero hablar contigo, ¿me escuchas?
Otra vez no ocurrió nada hasta que Kyuhyun abrió la boca para volver a decir algo.
―No le haré nada a Muñequito sólo si me dejan salir con él e irnos ―habló Shin con calma―, si no es así, lo mataré así como maté a su perro.
Jungkook sintió su estómago revuelto, el desayuno subiendo por su tráquea. Taeyeon estaba llorando otra vez en tanto Jongwoon palideció con rapidez.
―Podemos llegar a otro acuerdo ―ofreció Kyuhyun.
―No me interesa otra acuerdo ―Shin se rió―. Sólo quiero a Muñequito para follármelo más veces de las que he hecho ahora.
El ruido estático volvió.
―¿Shin? ¡Shin!
Pero no hubo respuesta alguna. Jongwoon tuvo que sostener a su esposa, a segundos de desmayarse y Jungkook tragó la bilis porque realmente no quería descomponerse en ese momento, a pesar de que las palabras que ese bastardo dijo seguían resonando a su alrededor.
Kyuhyun no tuvo tiempo para responder porque en ese momento llegaron dos personas más: Dongho y el policía Hong. Le hizo un gesto a su hombre para que hablara.
―Una salida trasera de emergencia que da hacia los estacionamientos, allí está el auto de Shin ―dijo Hong rápidamente―, y el estacionamiento tiene sólo una salida. Da para la otra calle.
―Es suficiente para trabajar. Cúbrela ―Hong no tardó en obedecer―. Dongho, quiero que entres con Choi al lugar y te encargues de sacar a Shin de allí. Iría yo, pero voy a distraerlo con mi intento de negociación. No confío en nadie más que en ti para esto.
―Me das lo más difícil ―bufó Dongho mientras se ponía un chaleco antibalas que Lee le ofreció.
―Probablemente luego de esto me destituyan ―confirmó Kyuhyun con un suspiro―, pero no voy a esperar más. No puedo dar más tiempo. Lee, la habitación.
―Habitación dieciséis, señor.
―Trataré de hacerlo rápido ―dijo Dongho recargando su arma.
Antes de que alguno pudiera decir otra cosa, Dongho fue con rapidez hacia el edificio. Jungkook lo vio desaparecer y él sólo quería que esa horrible pesadilla acabara pronto porque ya no lo soportaba. Él sólo quería que Hoseok estuviera otra vez a su lado.
Muñequito no comprendía lo que estaba ocurriendo, sólo que Dueño estaba muy enojado, lo podía ver en su expresión. Trató de no moverse a pesar del dolor en su cuerpo, cubierto de sangre –¿era suya o del cachorro?–, además de saber que eso provocaría que Shin se enojara más.
Pero estaba muy incómodo, boca abajo pero con su rostro girado hacia un lado, viendo cómo el adulto se movía por el lugar recogiendo algunas cosas. Minutos atrás entró de golpe, sobresaltándolo aunque sin fijarse en él, cerrando con fuerza la puerta y poniendo la llave.
―Lo has complicado todo ―gritó Shin caminando hacia él, agarrándolo del brazo. Tuvo que apretar sus labios para no soltar un chillido de dolor―, ¡lo has jodido completamente!
Entonces recibió dos golpes en su rostro y ahora no pudo evitar el grito que escapó de su boca cuando el puño conectó en su ojo izquierdo, punzante sufrimiento explotando en su cara. Ahora no podía ver mucho por ese ojo, hinchado y morado, palpitando a cada segundo.
—Por favor, te lo ruego ―sollozó papá haciéndolo temblar―, es nuestro hijo...
―Es un Muñequito ―Shin sonrió―. A ti igual te conozco, ¿no? Jung Jongwoon. Y a ti... ―señaló al otro chico―. Jeon Jungkook, ¿es así? Tú parecías muy interesado en mi Muñequito, ¿te lo follaste? Yo creo que no porque seguía muy apretado cuando lo usé.
Jungkook.
Jungkook.
Jungkook. Kookie. Jungkookie.
Ese nombre le sonaba mucho a Muñequito. Shin retrocedió con él dos pasos. Jungkook sentía el vómito en su garganta, pujando por salir. Estuvieron esperando fuera con toda la calma posible, pero entonces hubo dos disparos y las cosas se descontrolaron.
Taeyeon se soltó del agarre de su esposo y avanzó hacia la entrada del estacionamiento, con Kyuhyun tratando de detenerla pero la mujer lo agredió –lo había golpeado, santo Dios, golpeó al policía– para seguir avanzando.
Jongwoon quiso detenerla también aunque ya todo era un desorden y Jungkook sólo los siguió porque necesitaba saber qué estaba ocurriendo, necesitaba hacer algo, no podía quedarse quieto, no podía–Kyuhyun y la policía Lee los siguieron entre gritos a pesar de que no hicieron caso, entrando a ese lugar, al estacionamiento y viendo a Shin llevando a un maltratado y ensangrentado Hoseok contra él.
Taeyeon gritó haciendo que se voltearan y Jungkook deseó por un instante no haber ido. Hoseok llevaba sólo su ensangrentada ropa interior, mostrando muslos cubiertos de sangre y piernas llenas de moretones y quemaduras.
Una camisa manchada cubría su pecho y brazos, pero su carita estaba hinchada por los golpes, con un ojo morado, heridas cubriendo sus mejillas, sus labios rotos y ensangrentados.
El shock era lo único visible en su ojo derecho, la desorientación y confusión parpadeaba a cada instante. ¿Cómo esa persona era capaz de hacerle eso a un niño? No era una persona, era un monstruo, Jungkook lo supo enseguida. Kyuhyun y Lee también avanzaron pero eso sólo hizo enfurecer a Shin, que disparó al aire.
―¡¿Creen que estoy bromeando, imbéciles?! ―les espetó―. ¡Si siguen avanzando lo mataré!
Retrocedió cinco pasos más, ya cerca del auto y Kyuhyun dio otro paso. Shin escupió al suelo y disparó, aunque no a Hoseok.
Jungkook sintió el aire escapando de su boca antes de soltar un pequeño grito. Hoseok abrió –lo más que pudo– sus ojos cuando vio a ese chico caer al suelo, hacia atrás, con un jadeo de dolor.
―¡Jungkook! ―gritó la mujer.
Jungkook.
Jungkook.
Su Jungkookie.
Hoseok sintió instinto primitivo apoderándose de él. Shin había tocado a Jungkook, su chico, su novio, su... su...Podía permitirle todo pero no eso. No a Jungkookie ni a mamá ni a papá. Sin pensarlo demasiado, sólo su instinto tirando de él, Hoseok abrió su boca y mordió el brazo de Shin Kihyun con fuerza, gruñendo como cuando Mickey jugaba con sus peluches, removiéndose para que le soltara.
Shin soltó un grito sorpresivo y de dolor, aturdido por la acción del niño, soltándolo y empujándolo contra el suelo. Hoseok cayó boca abajo, perdido y escuchando cómo el hombre le quitaba el seguro al arma, para quizás...Otro disparo resonó en el lugar y se volteó, viendo a Shin cayendo al suelo.
―¡Aleja al niño, Lee! ―gritó Kyuhyun.
De pronto esa mujer desconocida lo agarró de los hombros pero su instinto seguía a flote y la mordió en sus manos, ella soltándolo ante el dolor. Hoseok se puso de pie con rapidez, viendo a Jungkook siendo sentado por su papá en el suelo, sosteniendo su costado donde no había nada, no había...a un lado, Taeyeon lo miraba con ojos llenos de lágrimas.
Dio dos pasos titubeantes antes de correr hacia ella y romper a llorar cuando los dulces brazos de mamá lo rodearon, para siempre esta vez.
Dedicado a: HobitaJk aeseemeere anisequeescribirz KimwendyJung y todos los que leen :3
Perdón por la demora, pero es cierre de semestre y pues vienen los exámenes finales y la verdad que está pesado estar entregando actividades que hagan falta. Igualmente, gracias por la paciencia.
Se viene algo que los va a sorprender mucho :0
Los tqm!
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