7. Momentos difíciles
Fluke miró el suelo mientras sus pies se arrastraban por la gravilla, jugueteando con sus manos, y levantó la vista cuando un vaso con café se posó frente a sus ojos.
Ohm le sonrió ampliamente.
—Está empezando a hacer frío —dijo Ohm a modo de explicación—, tiene tres de azúcar, como te gusta —agregó al ver que el chico no lo recibía.
Fluke asintió, distraído, tomándolo y dándole un sorbo, el caliente líquido quemando su lengua. No le importó, el dolor sirvió lo suficiente como para concentrarse en eso.
Ohm se sentó a su lado, relajado.
—Estaba pensando en hacer una fiesta de disfraces para mi cumpleaños —dijo Ohm, en medio del silencio en el parque—, New podría ir disfrazado de un dinosaurio, Gun de Nick el Zorro y nosotros podríamos hacer un juego de parejas, ¿qué tal Tony Stark y Capitán América? O si quieres algo sexy como Han Solo y la Princesa...
—Ohm —le interrumpió Fluke, bruscamente—, te engañé.
La voz de Ohm se cortó.
Fluke bebió el resto del café de golpe, sintiendo como su garganta quemaba, pero poco le importó.
Miró a Ohm, notando sus labios apretados, sin decir cosa alguna. Fluke sabía que estaba todavía atónito.
Mojó sus labios.
—De seguro ya lo sabías —sonrió, amargamente—, pero creíste que sólo eran tontos rumores, ¿no es así? Como los que siempre has oído de mí —el mayor permaneció en silencio—. El puto de Fluke Natouch le chupa la polla a todo su curso. La zorra de Natouch se folla a los profesores para tener buenas calificaciones. A la perra de Fluke le encanta tragar semen —soltó una risa entrecortada, sus ojos picando—. No son rumores. Soy una puta.
Casi deseaba que Ohm le arrojara el café, que se pusiera de pie y lo golpeara, le gritara, le humillara por lo que había hecho días atrás para recuperar el dinosaurio de New, lo que tuvo que hacer para que las cosas estuvieran bien.
—¿Con quién fue? —Preguntó con calma, pero antes de poder decir algo, Ohm le hizo un gesto—. Espera, no... —su tono se volvió pensativo—. Fue con Mond, ¿no es así? A Mond no le gustaba que nosotros saliéramos —los ojos del mayor se tornaron fríos—. ¿Qué hicieron?
Sus labios temblaron, queriendo romper a llorar por la situación, sin embargo, se obligó a tragar saliva y lucir indiferente.
—¿Qué crees tú? —le dijo con hosquedad—. De seguro se lo anda contando a medio mundo.
Ohm bebió un poco de café.
—¿Te pusiste en cuatro frente a él, le rogaste que te follara el culo mientras uno de sus amigos te follaba la boca, y luego le hiciste una mamada? —Había burla en su tono de voz, aunque su expresión carecía de diversión—. No lo creo, Fluke.
Fluke iba a matar a Mond.
Bajó la vista, humillado y pensando en lo bien que se sentiría si Ohm sólo lo abrazara, le besara la cara y le dijera que todo estaría bien. Que le iba a perdonar todo, aunque estuviera sucio, aunque todo el mundo lo odiara y fuera tímido y torpe.
Pero Ohm no iba a hacerlo, lo tenía claro.
—Lo último es cierto —dijo con voz débil.
Pudo sentir a Ohm furioso a su lado, así que no quiso levantar la vista.
—Por eso no has querido besarme los últimos días —bufó Ohm—, y yo pensaba que tenía mal aliento.
Soltó una risa entrecortada, sus ojos picando.
La mano de Ohm lo sostuvo de la barbilla, obligándolo a elevar su rostro. Ohm parecía furioso, pero no con él.
—¿Te obligó a hacerlo? —Sacudió su cabeza en una negativa—. Espera, ¿fue por ese encontrón que contó New? Dijiste que sólo te agarraste a golpes para recuperar su dinosaurio.
—Te mentí —contestó, queriendo alejarse—, y no me obligó, Ohm. Lo hice porque podía hacerlo.
El mayor hizo una mueca, soltándolo, pero sin alejarse.
—¿Por qué actúas así? —interpeló bruscamente—. ¡Mientes horrible, Fluke! —Ohm apretó su mandíbula—. ¿Es porque estás avergonzado?
—Phi...
—¿Es porque te sientes culpable?
—Ohm...
—¿O es porque temes que te tenga pena?
—¡Basta!
Fluke se puso de pie ante las palabras de Ohm, la gente a su alrededor mirándolo cuando habló en voz alta, y trató de recomponerse para no lucir tan descompuesto por la situación.
Ohm, frente a él, respiraba aceleradamente.
—Es porque eres un orgulloso, Fluke —dijo Ohm con voz extraña—, ¿no es así? No quieres admitir que necesitas ayuda, que no puedes proteger a New y Gun solo, que me necesitas.
Fluke quiso romper a llorar.
—Lo arreglaré sin tu ayuda —dijo Fluke—, no necesito que me defiendas. No soy una damisela en peligro.
Ohm sonrió con ironía.
—Nunca te he visto como una, Fluke —contestó e hizo una pausa—. ¿Debo tomar esto como un término, entonces?
Fluke bajó la vista una vez más, sus labios queriendo formar un no como respuesta para agarrar el brazo de Ohm, sostenerlo y acurrucarse a su lado, no salir nunca más de allí, dejar que le cubriera con amor y ternura, pero las cosas no eran así de fáciles.
No cuando sabía que Mond no tardaría en buscarlo otra vez.
—Te engañé —repitió, como si eso fuera explicación suficiente.
Levantó el rostro y se encontró con los ojos llorosos de Ohm.
—¿Lo harías otra vez? —preguntó.
Por Gun y Newwie, lo haría mil veces.
Asintió en silencio.
—No, esa no era la pregunta —dijo Ohm—. ¿Me dejarías ayudarte, Fluke?
—Son mis amigos —le dijo Fluke, su voz quebrándose en la última palabra.
Ohm lo miró, serio.
—Y yo tu novio —contestó, antes de darse vuelta e irse caminando de allí sin mirar hacia atrás, dejándolo solo en el parque.
Gun suspiró mientras le tendía su botella con agua a Fluke, distraído a su lado, en tanto el resto de sus compañeros iban a sentarse a sus puestos. New, delante de ellos, se removía en su lugar con incomodidad, sus manos moviéndose de forma errática por un cubo rubik, tratando de descifrarlo.
—No lo entiendo —dijo New, mirando el juego—, ¿por qué terminaste con Ohm si lo quieres? ¿No deberían estar juntos?
Fluke suspiró, negando con la cabeza.
—Las cosas no son así de fáciles, Newwie —contestó con voz amable.
—Pero lo quieres —replicó New, su voz plana—, mamá dice que cuando quieres a alguien, estás a su lado. Por eso yo siempre veo televisión con ella, aunque me aburra, porque quiero a mamá.
Fluke soltó una risa baja, agotado, pero no pudo decirle nada a New porque la profesora de Artes entró en ese instante, callando a todo el mundo.
La clase pasó lenta mientras la profesora hablaba sobre la materia, y Fluke se sobresaltó cuando recibió un pequeño papelito por parte de Gun.
"¿Te sientes mejor, Flukie?
Puedo ir a tu casa en la tarde o puedes venir a la mía.
Mi abuelita hará galletas".
Fluke sonrió, conmovido, para después asentir hacia su mejor amigo, observando la sonrisa cuadrada que Gun le dirigió, y no pudo evitar recordar al chico de trece años, torpe y asustadizo, incapaz de expresar sus propias emociones. A Gun todavía le costaba, por supuesto, si se enojaba o se sentía triste no solía demostrarlo, pero cuando las emociones eran positivas, era más fácil saber qué ocurría con él.
—El trabajo que me deberán entregar a fines del semestre consiste en fotografías, entonces —dijo la profesora, casi al término de la clase—, haremos una exposición donde mostraré los mejores trabajos. Quiero que plasmen sus emociones, que escojan un sentimiento, y a través del lente de la cámara, me lo expliquen. Será en grupos de a tres —todo el curso empezó a moverse para elegir a sus compañeros—, pero yo elegiré a los integrantes —las protestas comenzaron.
Fluke permaneció quieto ante las últimas indicaciones de la profesora, mientras New se volteaba, confundido, y Gun le miraba con expectación.
La profesora hizo caso omiso de los estudiantes reclamando, mirando entre ellos y nombrándolos en voz alta al ir armando los grupos.
Entonces–
—Chad —dijo la mujer—, con Yeri y... New.
New se sobresaltó. Fluke se puso de pie.
—Profesora —dijo haciendo una inclinación—, ¿no podría considerarlo? Preferiría que New estuviera conmigo y Gun. Los tres —aclaró.
—Siéntese, Natouch —ordenó la profesora—, el grupo ya fue armado.
—¡Pero no quiero estar con el rarito! —se quejó Chad.
—¡Sí, profesora, nos puede contagiar! —agregó Yeri, enojada.
New permanecía en silencio, sin expresión alguna en su rostro. La profesora, en cambio, miró a los estudiantes con enojo.
—¿Qué clase de cosas están diciendo? —dijo enfurecida—. ¡No pueden decir unos comentarios tan horribles! New no es rarito, no tiene nada contagioso y trabaja fantástico. ¡Si no hacen el trabajo con él, los reprobaré sin dudarlo y a New lo meteré en otro grupo!
Se hizo un silencio enorme en el salón.
—Profesora... —trató de decir otra vez Fluke.
—Alumno Natouch —le interrumpió la mujer—, usted será con Gun y Ploy.
La hermana menor de Off puso una expresión de horror.
—¡No, profesora! —gritó—. ¡El gay me puede pegar su enfermedad!
—¡Silencio ahora mismo! —La paciencia de la profesora parecía a punto de acabarse—. ¡Otro reclamo más y les prometo que los dejaré castigados dos meses!
Nadie volvió a levantar la voz.
Fluke se sentó en su lugar.
—¿Flukie? —preguntó Gun.
—No pasa nada —se apresuró a decir Fluke—, tendremos que trabajar con Ploy.
—¿Y yo? —Preguntó New—. No entiendo. Quiero trabajar con ustedes. El resto no me agrada.
—New... —Fluke sentía que pronto le iba a dar una migraña—, arreglaré esto, tal vez si le explico a la profesora...
No, la profesora se negó a hacer un cambio cuando el timbre tocó y Fluke fue a hablar con ella personalmente.
—Lo siento, Natouch, pero tus amigos tienen que aprender a valerse por ellos mismos —le dijo la mujer—. Tú no vas a estar siempre para ayudarlos.
—Pero New...
—New podrá arreglárselas sin problema alguno —fue lo último que dijo antes de marcharse de allí.
Fluke se volteó, desanimado, y levantó la vista cuando Ploy se le acercó con los labios apretados en disgusto.
—En mi casa, el fin de semana —dijo bruscamente—, comenzaremos a trabajar allí.
Asintió, sin ganas de pelear con la chica, y volvió con sus amigos.
New estaba mirando al suelo, mientras Chad y Yeri estaban a su lado, fastidiados.
—Nosotros vamos a planificar todo —decía Yeri—, tú sólo limítate a estar callado y no tocarnos, enfermo.
Fluke arrugó el ceño, tocando el hombro de New, llamando su atención.
—Ustedes son los enfermos, imbéciles —les dijo, tirando de sus amigos y saliendo del salón.
—No me gusta esto —dijo New en voz baja.
Gun asintió con expresión seria.
Fluke no pudo evitar darles la razón, pensando en que las cosas parecían dificultárseles cada vez más.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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