28. Problemas
New seguía a Tay, siendo tirado por el chico y abriéndose paso por entre la gente. Su mejilla todavía ardía, y miró hacia los lados.
No entendía nada de lo que ocurrió. ¿Por qué esa chica tan desagradable lo golpeó? Mamá nunca le pegó. Ni siquiera le levantó la mano. Cuando se portaba mal o decía cosas que no debía decir, ella sólo se sentaba frente a él y le explicaba todo lo ocurrido con calma y tranquilidad. Ella se esforzaba mucho en que comprendiera las cosas, y New ponía de su parte para hacerlo.
Como de esa vez que le dijo a un chico que era feo porque tenía orejas grandes, y lo acusaron de hacerle bullying. Él no entendía esa palabra, porque él no lo molestó, sólo le dijo lo que consideraba que era verdad, pero mamá le explicó que había ciertas cosas que no podía decir con tanta libertad y que era mejor callar porque podían hacer daño.
Sin embargo, Davika le dijo desagradable. Y ella no estaba invitada a eso. Y decía que volvería con Off y que era su novio, cuando Off Jumpol era novio de Gun. Davika era una mentirosa, concluyó.
Se detuvo al ver algo que llamó su atención.
Tay se giró para verlo.
—¿Newwie? —preguntó con expresión cansada.
—Gatito, hay un peluche de dinosaurio —dijo, apuntando a un puesto donde se veía un montón de vasos apilados y un estante con peluches—. Dijiste que me comprarías un peluche de dinosaurio.
Tay lo observó y suavizó su voz.
—New, es mejor si nos vamos a casa —dijo al hablar, buscando lucir firme.
New frunció los labios, inconforme con la respuesta. ¿Qué era esto, por qué le decía eso cuando Tay le dijo que se lo compraría?
—No, tú me lo prometiste —dijo, molesto—, ¡una promesa no puede romperse!
Tay vaciló un momento para luego asentir, agotado y con su cabeza comenzando a doler. Sólo debía conseguirle ese tonto peluche a New y después irse a la casa del menor, ¿no? Una vez allí, podrían echarse en el sillón, acurrucarse y ver alguna película.
Eso sonaba bien para Tay.
Caminó hacia el puesto. La verdad es que no quería jugar ese tonto juego de tener tres pelotas y botar todos los vasos, así que le preguntó al vendedor cuánto costaba ese jodido peluche.
—No se vende, amigo, tienes que jugar —dijo el hombre con una sonrisa desagradable.
—Por favor, es un regalo —insistió, haciendo una mueca.
—Hay que jugar —replicó el hombre.
Tay suspiró.
—Newwie, ¿y si vamos a tu casa a ver una película? —dijo, tratando de persuadirlo.
New le miró sin expresión.
—Pero me prometiste el peluche, lo quiero —contestó.
Tay soltó un gruñido bajo, sintiendo que estaba perdiendo los nervios. Cualquier otro día no le habría dado muchas vueltas al asunto, sin embargo, en ese momento, no entendía por qué New actuaba así. Por qué luego de haber recibido una bofetada insistía en tener ese peluche estúpido.
Pagó una ronda. El tipo le entregó las tres pelotas.
Las lanzó, pero quedaron cuatro vasos de pie.
—Puedo ofrecerte un peluche pequeño —dijo el hombre.
—New... —comenzó a decir.
—¡Quiero el peluche de dinosaurio! —insistió New.
Tay frotó su frente, crispándose, alterándose.
Compró otra ronda. Dos vasos permanecieron.
—Newwie, ¿quieres olvidarlo? —Dijo Tay, su voz ahora grave—, es un tonto peluche...
—¡Me lo prometiste! —Acusó New—. ¡Tay, dijiste que me lo regalarías!
El mayor soltó un ruido de exasperación. Una ronda más.
Quedó un vaso.
Para ese punto, estaba harto.
—Ese peluche...
—¡New, basta! —le dijo con verdadero enfado en su tono de voz, el chico sobresaltándose, callándose repentinamente—. ¡No te conseguiré ese tonto peluche de mierda, ¿quieres dejarlo?!
New lo observó, mudo, perdido, sin entender por qué estaba gritando. Por qué le decía esas cosas. No lo entendía, Tay se lo prometió, ¿por qué se enfadaba tanto por el peluche? New podía esperar a que lo consiguiera.
Eso enfureció más a Tay, que no podía controlarse para ese momento.
—¡Dios, me tienes harto! —Dijo con vigor—. ¡Siempre me pides cosas y a veces me dices palabras que me hieren, realmente no sé si tú me quieres!
—Gatito... —su voz fue apenas un hilo, su rostro desencajándose, volviendo a sobresaltarse porque no entendía los gritos. No entendía lo que le estaba diciendo. ¿Él le decía palabras que lo herían? ¿Cuándo lo hizo?
—¡Piérdete, no soporto verte!
New asintió, pero Tay no lo vio porque se giró, caminando hacia los baños pues necesitaba estar un poco alejado en ese momento.
New comenzó a caminar.
Davika lo abrazó de golpe, sollozando, y Off no sabía qué hacer en ese momento, cansado y molesto por la situación.
¿Por qué la chica tuvo el descaro de aparecer? Realmente no entendía esa desesperada insistencia de volver, ¿las cosas acaso no quedaron aclaradas semanas atrás?
—Off, no fue mi intención —murmuró ella—, lo siento mucho. Por favor, no me he portado bien, pero...
—A mí no debes pedirme perdón —le dijo él, empujándola con suavidad para alejarla—, lo que hiciste fue algo horrible, Davika. Debes disculparte con New.
—Pero él fue tan cruel... —la chica hipó—. Off, por favor, ¿por qué no volvemos? He sido un desastre sin ti, yo realmente te necesito.
Off soltó un ruido de disgusto.
—Davika, detente —le dijo con voz dura—. Te he dicho ya varias veces que lo nuestro acabó por completo. Yo ya no te quiero como novia.
—¡Off! —Ella lo sostuvo, desesperada—. Por favor, por favor, no digas eso, ¡ambos estábamos bien juntos! Te lo ruego, si quieres me arrodillo, pero debemos regresar. Nosotros estamos destinados a estar...
—¡Basta, Davika! —dijo, agarrándola de los hombros.
Pero Davika fue más rápida, más inteligente, y lo tomó de las mejillas, estampando sus labios en un beso torpe, más un choque que otra cosa, pero logrando que estuvieran pegados, al fin y al cabo.
Off se atragantó con su saliva, sorprendido, sin embargo, se alejó antes de que pasara a más.
Davika retrocedió, e iba a hablar, pero entonces todo pasó demasiado rápido. De pronto, estaba en el suelo y Gun estaba encima de ella, rabiando y enfurecido, y la chica gritó cuando él le tiró el cabello, gruñendo y jadeando.
Off tuvo que agarrarlo de la cintura para alejarlo de la pobre chica, con todo el mundo acercándose para ver qué estaba pasando, la muchacha llorando.
—¡Gun! ¡Gun! —gritó Off.
El aludido lucía enloquecido, iracundo a más no poder.
—¡Te estaba besando, Off! —dijo Gun cuando lo soltó—. ¡Ella te forzó!
Off soltó un chasquido.
—¡No puedes actuar así! —le regañó, molesto también—. ¡Gun, eso estuvo mal!
Gun lo empujó.
—¡Pues anda, bésala otra vez! —espetó furioso, girándose y marchándose allí a pasos rápidos, incapaz de mirarlos porque estaba a punto de romper a llorar.
Off quiso seguirlo, sin embargo, volvió a ver a Davika: tenía el cabello desordenado y un labio ensangrentado. Parecía destrozada a más no poder, y Off no se vio capaz de dejarla sola.
Suspirando, se acercó a ayudarla.
»Por otro lado Ohm estaba mirando con completa decepción en su mirada, a Fluke y este se encogió en su lugar.
—¿Por qué la trajiste? —preguntó su novio, y Fluke miró al suelo porque no podía observarle a los ojos.
Tragó saliva.
— Namtan Tipnaree —murmuró en voz baja, por lo que Ohm le observó con desconcierto—. Davika me dijo el nombre de mamá, pero yo debía ayudarla con Off. No creí que esto acabara tan mal...
Ohm asintió en señal de comprensión, sin embargo, eso no le hizo sentir mejor. Todo pareció empeorar sin saber por qué.
—Yo podría haberte ayudado —dijo Ohm, sin suavizar su tono—. Fluke, ¿y si Davika te mintió?
Era una opción, por supuesto, pero Fluke quería aferrarse a que le estaba hablando honestamente.
—Yo creí...
—Fluke, realmente, ¡has hecho un desastre! —Siguió regañando Ohm—. Ella ha sido muy mala contigo, ¡te dijo cosas horribles! Entiendo que la quieras, pero eso no justifica nada de esto.
—ella ha dicho que volverá con Off...
—¡Off ya no la quiere, y tú deberías seguir su ejemplo!
El muchacho sintió sus ojos llenos de lágrimas, asintiendo, aunque Ohm no suavizó su expresión. Iba a volver a hablar, sin embargo, de pronto cambió todo lo que diría:
—¿New?
Los dos se giraron para ver al chico caminar desorientado por entre la gente, confundido y murmurando por lo bajo. Solo. Sin Tay a su lado.
Fluke le tomó la mano, acercándolo a ellos, preocupado totalmente.
—Newwie, ¿qué pasó? —preguntó Fluke.
New negó con la cabeza.
—Tay dijo que me perdiera —balbuceó, sin comprender nada—, pero mamá dijo que debía volver con él. No lo entiendo ¿cómo puedo cumplir eso? ¿No es contradictorio?
Fluke miró a Ohm, que parecía atónito también.
—Oh, Newwie...
—Él me gritó feo —murmuró New— no me gustó. Dijo que estaba harto —su voz se sacudió—. No soporta verme. ¿Eso significa que debo dejar de verlo? Pero a mí me gusta verlo, es mi gatito...
—Vamos a casa —ofreció Ohm— es mejor...
Otra figura apareció. Pero ahora era una figura furiosa y enojada.
Gun empujó a Fluke, alejándolo de New, con su mirada echando fuego y su boca haciendo un rictus de rabia.
—¡Lo arruinaste todo! —Le dijo Gun, sin controlar sus señas—. ¡Eres el peor amigo del mundo, Fluke!
—Gun —trató de explicarse Fluke—, no creí que ella fuera a reaccionar así, pensé que se comportaría, no te enojes, por favor...
—¡La trajiste cuando ha sido odiosa, una mierda de persona contigo! —Espetó Gun—. ¡Esto era un paseo de amigos, una salida sólo de nosotros, pero tienes que arruinarlo todo!
—¡No fue mi intención! —Fluke apenas podía explicarse—. Gun, hablemos con calma, te lo...
—¡Vete a la mierda! —Gun lo empujó otra vez—. ¡Por eso nadie quiere ser tu amigo, porque siempre lo arruinas todo! ¡Te odio, te odio, te odio!
Gun hizo una mueca de desprecio, dándose vuelta, y caminó hacia donde estaba New. Sin pensarlo, le tomó la mano y lo arrastró detrás de él, desapareciendo por entre la multitud.
Ohm observó a Fluke, que lucía en shock, apenas comprendiendo algo, antes de mirar por donde desaparecieron los otros dos chicos.
Enojado. Gun estaba enfurecido y una persona enfurecida no actuaba de forma racional. Se marcharon solos, y...
Ohm vaciló un momento.
Tragó saliva.
—Fluke, la jodiste en grande —sentenció, antes de correr detrás de Gun y New para que no se fueran solos.
Fluke se quedó solo, con su corazón rompiéndose, el alma cayendo a sus pies, y supo que todo eso era su culpa. Supo que arruinó las pocas cosas buenas que tenía en su vida.
Y cuando vio a Davika, caminando abrazada a Off, luciendo feliz, pensó que no valió la pena. Nada de eso valió la pena, porque puede que su real mamá tampoco le quisiera.
Después de todo, ¿quién querría a ese bastardo que sólo causaba problemas?
𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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