22. Cumpleaños con amigos
Ploy tocó la puerta de su cuarto y se asomó segundos después, sonriendo ampliamente. Off le devolvió la sonrisa, aunque se sentía algo incómodo en ese momento.
—¿Estás listo? —Le preguntó Ploy—. No es necesario que vayas si no quieres...
Off rascó su nuca, tratando de lucir despreocupado e incluso algo aburrido.
—No te preocupes, Ploy —le contestó, saliendo con ella—, es sólo un cumpleaños. Además, va a ir Tay, ¿no es así?
—Gun dijo que sí —dijo su hermana menor, bajando las escaleras apresuradamente—. Nos vemos, mamá y papá.
Sin embargo, antes de que la chica pudiera pasar de largo con Off, su papá los detuvo.
—No quiero que se queden mucho tiempo —dijo el hombre con voz de disgusto—. La familia Atthaphan no es de mi agrado, menos con ese hijo tan extraño que tienen.
Ploy apretó sus labios un instante.
—Es mi amigo —dijo ella débilmente—, y Gun es un buen chico. Él, Fluke y New lo son.
Su padre arrugó los labios, pero antes de que pudiera decir algo más, Off se adelantó:
—Vamos algo atrasados, Ploy —dijo, tirando de su hermana—. Nos vemos, papá.
El hombre no alcanzó a decir algo más porque Off se apresuró a irse, recordando brevemente la forma en la que su papá le trataba cuando se enteró que estaba saliendo con Bas.
Ploy subió al auto junto a Off, un poco desanimada.
—Hey, no pongas esa cara —le dijo con cariño, pellizcando su labio sobresaliendo—, te pusiste muy bonita hoy para que ellos te lo arruinen, Ploy.
Las mejillas de la chica se colorearon de rojo.
—Quiero estar guapa para Gun —contó la muchacha.
Off fingió verdadera curiosidad y desconocimiento:
—¿Aún no te le has declarado? —preguntó, sabiendo la respuesta porque tenía claro que Gun ya le habría contado.
—No, no he querido —murmuró Ploy—, cuando lo veo, me quedo paralizada y mi corazón se acelera, y no me atrevo a decirle que me gusta.
Off asintió, con expresión pensativa.
—Tal vez no deberías decirle, así de simple, y con el tiempo esos sentimientos se vayan —señaló.
Ploy suspiró, algo triste.
—Tienes razón, Off.
El chico se sintió algo mal por ello, pero trató de no darle muchas vueltas al asunto porque era por el bien de su hermana menor. Después de todo, Gun estaba saliendo con él.
Minutos después se estacionó a unos metros de la casa de Gun, saliendo junto a Ploy, y caminaron hacia la puerta. Tocaron el timbre, esperando pacientemente, hasta que alguien abrió.
—¡Gun! —Saludó Ploy, abrazando al chico de golpe, sacándole una sonrisa, y se alejó unos centímetros—. ¡Feliz cumpleaños!
—¡Gracias! —dijo Gun, sonriendo con más fuerza al ver a Off detrás de Ploy.
—Espero que no te moleste, tú mismo dijiste que podía venir si yo quería...
—¡No te preocupes, está bien! —se apresuró a decir Gun, dando un paso tímido hacia Off, conteniendo el impulso de lanzarse a darle un beso.
—Feliz cumpleaños, Gun —dijo Off, tratando también de lucir tranquilo y no desesperado por abrazar al muchacho. Llevaba ya varios días sin verlo, por lo que la situación resultaba más ansiosa para él.
Gun tuvo la suerte de controlarse, haciéndole una reverencia educada para darles la pasada al interior de su casa. Sin embargo, cuando Off pasó a su lado, le rozó la mano y el mayor le sonrió.
Llegaron al comedor, donde ya había gente: sus papás, tío Tommy y su abuelita Lara, a quienes saludó inmediatamente; sus primos White, Kan y Lyn; New tenía en brazos a T̄h̀ānh̄in y a su lado estaba Tay; por último, Fluke y Ohm estaban entrando desde el patio.
Fluke observó a Off algo desconcertado.
—¿Phi? —preguntó, confundido—. Vaya, Gun no me dijo que te invitó.
—Ah, no —se apresuró a decir, sintiendo la mirada de Tay sobre ellos—, vine acompañando a Ploy, mis papás no querían dejarla venir sola.
—Oh —Fluke permanecía con las cejas algo arrugadas—. Supongo que está bien...
—¡Oppa, ¿ya vamos a ser novios?! —preguntó de pronto Lyn, agarrando la mano de Fluke, y Off lo aprovechó para huir.
—No puedes, Lyn, Fluke es mi novio —respondió Ohm, con una sonrisa maquiavélica.
—¡La estás asustando, Ohm!
—¡Pues que deje de insistir en que sea tu novia!
Gun, por otro lado, se encontraba comiendo papas fritas, sentado en la mesa, con un gorro de cumpleaños en su cabeza. Estaba tratando de que New también se pusiera uno.
—No me gustan —se quejaba New—, aprietan mis orejitas.
Gun le ignoró, todavía insistiendo.
—Vamos, sólo para la foto —animó Tay—, además, es el cumpleaños de Gun, debemos hacerle caso en todo.
New hizo una mueca extraña con su boca, un triángulo que Tay encontró adorable.
Gun aplaudió al ver que Newwie dejó que le pusiera el gorro, y luego le entregó uno a Tay.
—No, yo no me pondré uno —dijo Tay.
New comenzó a hacer un berrinche.
—¡No me gusta el gorro, no me gusta el gorro! —dijo, llevando sus manos para quitárselo, pero Tay se apuró en sostenerlo.
—¡Bueno, bueno, me lo pondré también! —balbuceó el mayor con hastío.
Off se rió, sentándose al lado de su mejor amigo, y se giró cuando alguien llamó su atención. Gun le entregó otro gorro, una sonrisa tímida en su rostro, y Off lo tomó con evidente gusto, sin dudar en acomodarlo sobre su cabeza.
Gun tuvo que resistir no lanzarse sobre él para besarlo.
—Vamos, vamos, júntense para la foto —animó Cherreen entonces—, un recuerdo de la primera fiesta de cumpleaños de Gun con sus amigos.
Off miró a Tay, que le devolvió la mirada con expresión algo incómoda. Por supuesto, para New aquellas palabras no pasaron desapercibidas.
—¿Gun no tuvo una fiesta antes? —preguntó con inocencia.
Fluke sonrió, adelantándose a alguna respuesta que pudiera resultar embarazosa.
—Antes Gun estudiaba en casa —le contestó.
—Oh, verdad —concedió New, ubicándose al lado de Gun. Fluke se puso al otro lado, y el chico de sonrisa cuadrada los abrazó a los dos por los hombros, revotando en su asiento.
Los primos de Gun se sentaron en el suelo, y Ploy se ubicó al lado de New. Ohm se quedó de pie detrás de Fluke, Tay se movió atrás de New, y Off se acomodó detrás de Gun, todos ya con sus sombreritos de cumpleaños.
—¡Digan cheese! —dijo Cherreen, levantando la cámara, sonriendo por la felicidad.
Sacó varias fotografías con distintas expresiones de los invitados, siendo animados por los adultos, y luego todos volvieron su atención a la comida.
New no tardó en quitarse el gorro, con expresión fastidiada, pero se le pasó cuando Tay le tomó la mano, acariciando su piel. A él le gustaba mucho eso, que se lo hiciera su mamá o Tay.
El resto de la tarde pasó tranquila y divertida, saliendo al patio a jugar un rato a la pelota: Gun, Ohm, New y Ploy en un equipo, y Tay, Off y Fluke en otro. Los primos menores del cumpleañero no quisieron jugar, pero se entretuvieron correteando con T̄h̀ānh̄in.
Al final, el partido de fútbol quedó en cinco contra cuatro, ganando el equipo de Gun, y todos terminaron sudados, transpirando y con la respiración agitada.
Cerca de las seis de la tarde, llegó el momento del pastel y una vez estuvieron comiendo, Cherreen dijo que había que abrir los regalos.
Los primeros que recibió Gun fueron los de sus tíos y abuelos: toda la familia materna se puso de acuerdo para regalarle un caballete para pintar junto a un set de pinturas y pinceles de distintos tamaños, provocando que el chico estuviera saltando por todo el salón gracias a la emoción. En cambio, la parte paterna le regaló una nueva cámara fotográfica debido a que la última ya estaba algo desgastada, y Gun iba a romper a llorar de la felicidad.
—Nuestros regalos no son tan geniales —se quejó Fluke con una sonrisa en el rostro, antes de entregarle el suyo a su mejor amigo.
Gun lo abrió, sus ojos brillando cuando sacó un cuaderno con más de cien dibujos para pintar, y un set de cincuenta lápices para colorear.
—No es mucho, pero...
—¡Es genial, Fluke! —dijo Gun, sin dejar de sonreír—. ¡Es muy bonito!
El siguiente que recibió fue el de New, que de pronto se puso algo tímido, balbuceando muchas cosas sin sentido, tanto así que incluso se olvidó de usar los gestos y Fluke tuvo que intervenir.
—Mamá me llevó a comprar tu regalo —farfullaba New, en tanto Fluke hacía las señas—, y me preguntó que debía ser un regalo que significara mucho para mí, así que lo estuve pensando demasiado porque no sé eso de significa, es decir, ¿cómo puede significar tanto un regalo que voy a comprar y es nuevo? Entonces yo... uh...
Gun abrió el envoltorio, sin dejar de sonreír cuando sacó un dinosaurio de plástico de tamaño mediano.
—Es un anquilosaurio —se lanzó a explicar New—, está entre mis diez dinosaurios favoritos porque tiene muchas espinas con las que protegerse, ¿no es bonito? ¿Cierto, Gun? ¿Sí, Gunnie?
—¡Está genial, Newwie! —Concedió Gun—. ¡Podemos jugar juntos ahora!
New parecía satisfecho con las palabras de Gun.
Ohm fue el siguiente, que le regaló una boina, y Tay prosiguió, entregándole un gas pimienta para echarles a sus agresores.
Ploy, algo nerviosa, le dio el suyo.
Gun la miró con una amplia sonrisa cuando vio las acuarelas que la muchacha le regaló.
—¡Para que pintes algo bonito! —dijo la chica con vergüenza.
—Gracias, Ploy, ¡eres la mejor!
Off suspiró.
—Voy a quedar debiéndole un regalo —comentó al aire, aunque ya tenía uno y pensaba entregárselo a escondidas.
New frunció el ceño.
—¿Por qué no le trajiste un regalo si sabías que era su cumpleaños? —preguntó con inocencia, confundido—. Se supone que ustedes son...
—¡Wow, Newwie, ¿sabes qué hora es?! —le interrumpió Tay de pronto, sobresaltando a todo el mundo mientras Off sentía su corazón latir desbocadamente.
—Van a ser las siete —contestó New, desorientado.
—Y creo que quiero cobrarte un beso, de los que me debes —agregó Tay, tratando de lucir juguetón para que dejaran de mirarlo, sus mejillas tomando un color rojo.
—¿Deber? No te debo nada, ya te los he dado todos —dijo New, fastidiado y comenzando a discutir con Tay.
Off definitivamente iba a agradecerle aquello a Tay en otro momento, sintiendo como el alma volvía a su cuerpo.
Le hizo un gesto a Gun, aprovechando que todos se pusieron a conversar.
El muchacho se puso de pie.
—¡Iré a dejar mis regalos arriba! —le dijo a sus papás.
—¿No son muchos regalos para que los cargues tú? —preguntó su papá.
—¡Oh, ¿los irá a dejar?! —Preguntó Off—. Yo puedo ayudarlo, además, necesito ir al baño y el de aquí abajo está ocupado por uno de los primitos de Gun.
Gun le sonrió, dándole el caballete y las pinturas para que las llevara arriba en tanto él cargaba los otros regalos, y no tardaron en subir las escaleras, el sonido de las conversaciones desapareciendo.
Fueron a la pieza de Gun, dejando todo sobre la cama, y de pronto el chico estaba en los brazos de Off, besándolo en los labios y abrazándolo con desesperación.
Off lo sostuvo, sonriendo al sentir el toque del chico, devolviéndole el beso.
Permanecieron así varios minutos, sólo besándose, dejando que las caricias del otro fueran suficiente para sentirse bien.
Al separarse, Gun le entregó la libreta y el lápiz que siempre cargaba.
Tengo tu regalo, pero todavía no lo he terminado.
"¿Qué es? ¡Qué es!"
Off se rió, viendo al chico rebotar por la felicidad.
Es una canción que hice pensando en ti. La comencé a escribir, pero no he podido terminarla.
Gun leyó sus palabras, parpadeando, antes de volver a besarlo, emocionado por lo que hizo el mayor.
Puedo entregarte lo que llevo ahora y después...
"¡No, no! ¡Quiero leerla cuando ya esté terminada, Off!"
Off frunció las cejas, atrayendo al chico a su regazo cuando se sentó en la cama, y Gun se acomodó sobre sus piernas, con expresión decidida.
¿Estás seguro?
"¡Sí! Cuando esté terminada, tú me la vas a rapear, ¿cierto?
Quiero verte rapear desde hace mucho, Offy."
El sobrenombre envió algo cálido por su corazón, por lo que sólo sonrió, asintiendo con la cabeza y volviendo a besarlo. Gun recibió el beso, gustoso, contento de estar en los brazos de Off. De ser besado con tanto amor.
—Te quiero —le dijo Off, alejándose unos centímetros.
—Yo también te quiero —contestó Gun, antes de sentir los labios de Off sobre los suyos otra vez.
Pasaron unos minutos en los que sólo se besaron, apenas separándose para tomar aire, y Gun no quería alejarse. Quería permanecer en ese lugar por siempre, pero sabía que debía acabar con aquello y volver abajo, volver a...
—Hey, Gun, ¿qué tanto...?
Ambos se giraron cuando la puerta fue abierta.
Ohm Thitiwat les devolvió la mirada, desconcertado.
Hubo unos breves segundos en los que se miraron, sin decir nada, sintiendo como todo comenzó a derrumbarse.
—Oh, yo... Um... —balbuceó Ohm, retrocediendo, y Off fue el primero en moverse.
Gun se puso de pie, asustado, pero Off agarró el brazo de Ohm y tiró de él hacia el interior del cuarto, su estómago revuelto por haber sido descubiertos. Luego, cerró la puerta.
Ohm no sabía a dónde mirar, hasta que Gun llamó su atención, tendiéndole la libreta con vergüenza y leyendo las palabras escritas con torpeza.
"No le digas a Fluke, Ohm, por favor."
Ohm leyó las palabras, sus ojos abriéndose por la sorpresa.
—¿Qué? —Preguntó, incrédulo, volteándose a Off—. ¿Qué? ¿Ustedes...? ¿Fluke no...? —Tiró la libreta al suelo, sacudiendo la cabeza—. No, no pueden...
Gun le tomó la mano, respirando aceleradamente y sintiendo sus ojos llenándose por las lágrimas. Por el miedo de haber sido descubiertos y el temor de que Ohm le contara a todo el mundo. Le dijera a Fluke.
—Ohm, por favor... —murmuró Off, sintiéndose mal al ver el rostro lloroso de Gun.
—¿Qué me estás diciendo? —farfulló Ohm, sin saber a dónde mirar—. ¿Ustedes están saliendo? ¿Son... son novios? —un pensamiento desagradable cruzó su mente—. ¿Desde hace cuánto están juntos? —Ohm quería soltarse del agarre de Gun, pero el chico le sostenía con firmeza, desconcertándolo un poco.
Off pensó en mentir, en bajarle el perfil, pero si era sincero, no sabía en cuánto le afectaría eso a Gun, que parecía bastante descolocado en ese instante.
—Desde que terminé con Davika —admitió el mayor.
Ohm quiso vomitar, porque recordó ese día en la casa de Fluke, cuando el chico fue a ver a su hermana, y todas las cosas horribles que la muchacha le gritó, hasta el punto de quebrarlo y hacerlo llorar. La forma en la que Fluke se derrumbó en sus brazos, sollozando por el dolor, y todo porque Davika tenía el corazón roto.
Corazón roto gracias a Off.
Apretó sus manos en puños.
—No me pueden pedir eso —espetó con voz grave—, Fluke es mi novio, no me puedes pedir que le oculte esto.
Hizo amago de salir del cuarto para volver a la fiesta, pero Gun lo agarró con más firmeza, llamando su atención. Para ese punto, el menor ya estaba llorando, lágrimas rodando por sus mejillas, sus labios temblando.
Ohm se quedó quieto, observando a Gun recoger la libreta y escribiendo todo con la mano tiritando.
"Ohm, por favor, por favor, te lo ruego.
Yo pienso decirle, de verdad, pero necesito que pase el tiempo, que él... que Fluke esté mejor.
Fluke no está bien en este momento, la está pasando mal en casa, y si le digo esto va a sentirse mucho peor, por favor, por favor, Ohm, por favor..."
El chico apretó sus labios, haciendo una mueca extraña, recordando a Fluke llorando en sus brazos. Sosteniéndose a él como si en eso le fuera la vida.
Ohm sabía que Fluke tenía un problema de dependencia, de autoestima, pero no sabía cómo ayudarlo con eso.
‹‹—Tú eres mi familia —le murmuró Fluke, luego de llorar—, tú, Gunnie, Newwie... Ustedes son mi familia››.
Sintió su estómago apretado.
No me lo pidas, Gun, por favor. Yo no puedo mentirle, ocultarle cosas a Flukie.
"Voy a contárselo, te lo prometo, pero no ahora. Cuando los problemas en su casa no sean tantos, ahí se lo diré, te lo juro.
Por favor."
Observó los ojos de Gun, algo dentro de él sacudiéndose al ver la mirada rota del chico, sus ojos llenos de lágrimas, y tragó saliva, sintiendo su estómago revuelto por el terror.
Fluke no se lo merecía.
Pero Fluke no estaba bien en ese instante.
—Fluke tiene que saberlo... —insistió débilmente.
Gun le tomó la mano, aferrándose a él.
—Vamos a decirle —le prometió Off—, pero más adelante. Cuando las cosas estén mejor, cuando Davika deje de insistir conmigo. Ohm, por favor...
—¿Quién más lo sabe? —preguntó con voz ahogada.
—Tay —respondió Off—, y New. Nadie más.
Ohm iba a romper a llorar por lo que iba a hacer.
—Está bien —dijo, derrotado— no le diré nada, por ahora. Sólo... sólo háganlo pronto, por favor —apretó su mandíbula un instante—, y no le digan que yo lo sé. Si él llega a enterarse...
—Lo juramos —dijo Off, su voz seria.
Gun lo soltó.
—Debemos bajar —masculló Ohm.
Off asintió, volteándose hacia Gun, que seguía con expresión asustada, y lo atrajo en un abrazo, dándole un beso en la coronilla.
—Limpia tu rostro —le dijo con lentitud, para que Gun leyera sus labios—, ve al baño y baja en unos minutos. Les diremos a todos que fuiste allí cuando yo salí.
Gun asintió, titubeante, y luego se acercó a Ohm. Sorprendiéndolos a los dos, abrazó al muchacho, dándole un beso en la mejilla, con una expresión de agradecimiento en su rostro.
Segundos después, salieron del cuarto y Gun fue al baño para quitarse las lágrimas en su cara, forzándose a respirar con tranquilidad.
Muñequito, deja de causar tantos desastres.
Muñequito no sabía cuándo las cosas se habían complicado tanto.
Off pensaba que tenía que darle un premio a Ohm, porque el chico fingía bastante bien.
No lucía como si hubiera descubierto un secreto, sonriendo y jugueteando con Fluke, celándolo cuando la prima pequeña de Gun se acercaba al chico, y suspiró con algo de cansancio y alivio por la situación.
Gun, al otro lado de la habitación, estaba mostrándole sus pinturas a Ploy, que lo observaba con evidente fascinación, y New acariciaba a T̄h̀ānh̄in con expresión de desconfianza, en tanto Tay le vigilaba.
—Bueno, voy a empezar a levantar todas estas cosas —dijo la mamá de Gun, poniéndose de pie.
—Oh, la ayudo señora Atthaphan —se apresuró a decir Off.
La abuelita de Gun ya había ido a acostarse, acompañada de su tío para que la ayudara.
New se puso de pie.
—Ya son las diez de la noche —murmuró, bajando la vista.
Tay sonrió, perezoso.
—Bueno, debemos irnos —anunció Tay—, la mamá de Newwie sólo le dio permiso hasta esta hora, y no quiero problemas con mi suegra.
Leo también se puso de pie.
—Los voy a dejar, ya es tarde y no quiero que les pase algo —dijo el papá de Gun, mirando a Fluke y Ohm—. ¿Ustedes, chicos...?
—Oh, voy a dormir en casa de Ohm —dijo Fluke, sonriendo con timidez—. ¿Nos puede ir a dejar?
—No es problema —dijo Leo—, vamos.
Los chicos se despidieron de Gun, que les sonrió con agradecimiento por haber ido a su cumpleaños. A Ohm le dio un beso en la mejilla, algo nervioso, y Ohm al girarse observó el ceño fruncido de Fluke, que observó la escena.
Sin embargo, Fluke no dijo nada, tomándole la mano después.
—Termino de ayudar a la señora Atthaphan y nos vamos, Ploy —anunció Off.
La chica asintió, sonriendo.
T̄h̀ānh̄in comenzó a gimotear para salir al patio y hacer sus necesidades, así que Gun se puso de pie, abriendo el ventanal, y Ploy lo acompañó, observando al perrito caminar por el césped, olisqueando todo a su alrededor.
Se acercó más a Gun, y el chico le sonrió.
—Eres muy guapo —murmuró la muchacha, pero Gun sólo la observó con desconcierto.
Ploy sintió sus mejillas coloradas.
—Estás muy guapo hoy, Gun —dijo con torpeza.
Gun sacudió su cabeza, sentándose en una de las sillas que tenían fuera, y Ploy le imitó.
—¿Qué dices? Tú estás muy bonita hoy —contestó Gun con evidente confianza—. Gracias por venir, no quería traerte problemas con tus papás.
Ploy se encogió de hombros, aunque estaba algo afectada en el fondo, porque sus papás sólo ponían presión sobre sus hombros para que actuara de una determinada forma frente al resto, para que fuera una hija ejemplar, a pesar de que a ella se le complicaran muchas cosas.
Off no sólo era el mayor, sino también el inteligente y líder de todo el mundo.
Ploy, en cambio, no era tan inteligente como su hermano: no era la primera de su clase y estaba lejos de ser el premio de honor cada año. Además, no era bonita tampoco, ni divertida, ni simpática.
A ella le gustaba mucho cantar, pensó en dedicarse a eso, pero sus padres estuvieron en contra desde el inicio. Ya que no era inteligente, entonces su misión iba a ser casarse con un buen partido lo más pronto posible para traerle beneficio a la familia.
Pero Ploy no quería eso. Ella sólo quería que le dejaran en paz.
Ella quería a Gun.
Lo miró, tomándole la mano.
—Gun —le dijo, llamando su atención—, la verdad es que... Yo tenía otro regalo.
Gun ladeó la cabeza, frunciendo el ceño un instante antes de asentir.
—Pero debes cerrar los ojos para que lo pueda sacar de mi bolsillo —continuó ella—, ahí voy a indicarte cuando los abras.
El muchacho parecía desconcertado, pero obedeció segundos después.
Ploy cobró valor entonces, y lo besó.
Besó a Gun en la boca, sintiendo sus labios suaves y dulces.
Era su primer beso, así que sólo se quedó quieta, presionando con dulzura.
Gun no reaccionó inmediatamente, atónito, sin saber qué estaba pasando en ese momento, demasiado sorprendido por la situación.
—¿Ploy?
Ambos se alejaron, girándose, y Off les devolvió la mirada, pálido y estupefacto, sin saber qué decir.
Gun, al parecer, iba a volver a llorar.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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