11. Un breve instante de paz
—Es un perro muy... simpático.
New observó al cachorro con desconfianza cuando Fluke dejó de hablar. T̄h̀ānh̄in estaba sobre la cama de Gun, mirando a los dos chicos con expresión juguetona, mientras Gun se ponía el disfraz con el que iría a la fiesta.
Fluke miró de New hacia Gun, y sonrió con pesar.
—¿Qué clase de disfraces estamos usando? —preguntó, sin esperar respuesta.
—¡Waaaah! —Balbuceó New, levantando sus manos como si fueran garras, abriendo su boca y mostrando unos falsos colmillos—. ¡Soy el conde Drácula, tenme miedo!
Fluke trató de no reírse porque, honestamente, New no daba miedo alguno a pesar de su aspecto amenazador de vampiro. Gun, por otro lado...
—¿Qué estás usando? —le preguntó Fluke.
Gun le contempló con inocencia, aunque una sonrisa juguetona bailaba en sus labios.
—Un disfraz —bromeó.
Fluke soltó un resoplido.
—¿Por qué un cangrejo, Gun? —insistió Fluke.
—¿Sabías que los dientes de los cangrejos se encuentran en su estómago? —farfulló New de forma distraída, acercándose lentamente hacia T̄h̀ānh̄in.
—¡Los cangrejos son lindos! —dijo Gun feliz.
Fluke no quiso insistir más en el tema y se miró a sí mismo, arrugando el ceño al observar el traje rosado que llevaba y su pelo recién teñido del mismo color. Su mamá casi tuvo un infarto, mientras que Davika se atragantó con una bebida cuando bromeó que iría disfrazado como Dulce Príncipe. Su madre, una vez se recuperó, le murmuró algo de que si iría así todos hablarían de ellos. Aquellas palabras lo incentivaron para elegir ese disfraz.
Mirar el estilo que cada uno llevaba era para la risa, pero poco le importaba.
New se sobresaltó cuando T̄h̀ānh̄in se puso de pie repentinamente y le ladró.
—¡Waaaaaah! —trató de asustar New.
T̄h̀ānh̄in rodó sobre la cama.
—¡Estoy listo! —dijo Gun, levantando las manos.
Fluke tomó la mano de New, mientras Gun levantaba a T̄h̀ānh̄in para llevarlo al primer piso, donde la familia de Gun los esperaba.
Tommy comenzó a reírse al verlos con aquellos disfraces, Leo levantando la cámara que llevaba y Cherreen sacudía su cabeza con una sonrisa divertida.
—¡Se ven increíbles! —alabó Leo.
Fluke quería decir algo irónico, pero sabía que si decía que se veían horribles New podía tomarlo literal y echarse para atrás. A pesar de haber dicho que quería ir, los últimos días había estado mucho más nervioso y alterado que nunca, rompiéndose la cabeza por el regalo perfecto para Ohm. Por otro lado, la madre de New estuvo feliz de que su hijo hubiera sido invitado a una fiesta de cumpleaños, aunque eso no evitó el miedo también de que algo malo pudiera pasar.
Fluke tuvo que prometerle mil veces que lo iba a cuidar con su vida y que procuraría que nada malo le pasara.
—¡Vengan, posen para nosotros! —dijo Tommy, riéndose.
—¡Waaaaaah! —siseó New, levantando sus manos mientras Gun elevaba sus brazos en posición de cangrejo y Fluke se reía, avergonzado totalmente.
El clic de la cámara resonó varias veces y Fluke decidió que ya habían hecho demasiado el ridículo allí, ahora era momento de hacer el ridículo en público.
—Tío Tommy los irá a dejar —dijo Cherreen—, se quedará viendo hasta tarde sus novelas para después traerlos de vuelta.
Tommy soltó un bufido, tomando las llaves del auto mientras Leo se reía con diversión. Se acercó a arreglar el traje de Gun, en tanto New se inclinaba y extendía su mano para acariciar a T̄h̀ānh̄in con una mirada de desconfianza.
Aprovechando el momento, Cherreen bajó la voz observando a Fluke.
—Flukie, sé que va a ser mucha carga y eres sólo un chiquillo, pero...
—No se preocupe, señora Atthaphan —se apresuró a decir Fluke—, protegeré a Gun y a Newwie con mi vida. No dejaré que nada malo les pase —miró hacia su mejor amigo, que estaba ayudando a New a que tocara a T̄h̀ānh̄in sin miedo—. No lo perderé de vista y la llamaré inmediatamente si ocurre algo, se lo juro.
Cherreen le miró unos instantes, indecisa, antes de asentir, aunque sin perder esa mirada de preocupación. Trató de lucir mejor cuando se despidió de su hijo con un abrazo y de New revolviéndole el cabello. Pronto, los tres amigos estaban en el auto de Leo, que se lo prestó a Tommy para esa ocasión.
—¿Le gustará el regalo a Ohm? —preguntó New con algo de preocupación, mirando la bonita bolsa que llevaba.
—Estoy seguro de que sí, Newwie —le dijo Fluke mirando su propio regalo, sintiendo su estómago apretado porque no se creía preparado para volver a estar cerca de Ohm.
Gun llamó su atención.
—¿Sabes si habrá más personas conocidas? —preguntó, curioso.
Fluke se encogió de hombros.
—Creo que estará Ploy —dijo.
Gun hizo un gesto extraño con sus labios que no pudo entender bien, como una mueca mezclada con un puchero.
Minutos después Tommy se estacionó fuera de la casa de Ohm, que ya retumbaba con música y pocos adolescentes estaban fuera. Fluke sintió su expresión caer porque había más gente de la que previó en primer lugar (pero no le sorprendía mucho tampoco porque Ohm era alguien demasiado popular y sociable, Dios, era líder del club de baile del colegio y estaba en otra academia de danza contemporánea), y quería irse a su casa a ocultarse.
—A las dos de la mañana los llamaré para preguntarles si quieren que venga a buscarlos —dijo Tommy, mientras se quitaban el cinturón—, aunque si desean que venga antes, sólo deben avisarme.
—¡Nos vemos tío Tommy! —se despidió Gun, sonriendo.
—Nos vemos tío de Gun —dijo New, saliendo detrás de Gun.
—Adiós señor, gracias por traernos —suspiró Fluke, antes de cerrar la puerta.
Fluke tomó las manos de sus dos amigos, importándole poco llamar la atención del resto de las personas, y caminó hacia la puerta entreabierta de la casa. Sabía que si estaba así era para dar libre acceso a cualquiera, sin embargo, tocó el timbre con una expresión de disgusto.
Disgusto que cambió a sorpresa cuando vio a Ohm aparecer, vistiendo...
¡Eso tenía que ser una jodida broma!
Ohm parpadeó también, atónito, pero Fluke se volteó hacia Gun con furia.
—¡Le dijiste! —acusó, sobresaltando al chico.
Gun arrugó el ceño, confundido.
—¡No le dije nada! —se defendió el chico.
—¡¿Newwie?!
—¿Decir qué?
—No, nadie me dijo de qué vendrías disfrazado, Fluke —le interrumpió Ohm con una sonrisa divertida—, es sólo una tonta coincidencia.
Miró su traje del Dulce Príncipe, para después observar a Ohm disfrazado de Marshall, el vampiro de Hora de Aventura. Dios, los dos habían ido a juego sin hablarlo previamente.
—Venga, pasen —dijo Ohm con un tono de burla en su voz, haciéndose a un lado—, sabes dónde está todo, Flukie.
El chico fulminó con la mirada a su ex novio, gruñendo por lo bajo mientras entraba al interior de aquella casa que conocía tan bien.
—Feliz cumpleaños, Ohm —dijo New, levantando la bolsa de regalo.
Ohm se rió y lo recibió, encantado.
—Gracias, New.
—¡Feliz cumpleaños, Ohm! —dijo Gun, entregándole también su presente.
—Oh, pero no era necesario...
Fluke sintió sus labios temblar.
—Feliz cumpleaños, Ohm —murmuró ofreciéndole su bolsita.
Ohm le observó unos instantes, recibiéndolo, y humedeció sus labios.
—Gracias, Ratoncito —contestó, antes de aclararse la garganta—. ¿Por qué no pasan? Voy a dejar esto a mi cuarto y vuelvo con ustedes.
Antes de que sus amigos pudieran decir algo, Fluke los arrastró hacia el comedor que ya estaba atiborrado de gente, la música resonando en el lugar, las personas riéndose y bromeando, todos con variados disfraces. Estimando que el ruido era demasiado y que podía alterar un poco a New, los llevó por en medio de la multitud hacia el patio, que también estaba con mucha gente, pero algo más libre.
Aunque no esperaba encontrarse con varios de sus compañeros, y tragó saliva cuando ojos maliciosos se posaron en ellos.
Bueno, tal vez sería una larga noche.
—¡La ganadora es MoonStar! ¡Ese si fue un buen rap, chica!
Iron tomó la mano de la chica, levantándola mientras la multitud vitoreaba con emoción y la otra competidora hacia una mueca por el disgusto. Tay silbó con algo de diversión al ver la expresión de rabia de Kyla, volteándose a ver a Off.
—La improvisación no es el fuerte de Kyla —dijo Off, bebiendo de su cerveza—, ¿qué esperaba?
—¿Algo de suerte? —aventuró Tay, sonriendo cuando Iron hizo callar a todo el mundo.
—¿Los chicos vienen ahora? —preguntó—. ¿Tiger, qué dices tú?
—¡Sólo si hay un competidor que valga la pena! —gritó Tiger, riéndose.
—¡Chico duro! —Se burló Iron—. Veamos... ¡¿qué tal tú, Pick?!
Miró hacia la multitud, observando a Iron interpelándolo directamente, y soltó un resoplido de negación.
—He perdido la práctica —se excusó—, pero ML está en buenas condiciones.
Tay lo fulminó con la mirada.
—¡ML! ¡ML! —vitorearon las personas animándolo.
—Te mataré —murmuró Tay, poniéndose la capucha sobre su cabello, entrando al círculo de personas. Off sonrió al verlo desenvolverse con tanta facilidad porque, a fin de cuenta, el rap siempre animaba un montón a su amigo.
Así como también lo animaba a él un montón.
Bebió un poco de su cerveza, liberando algo de tensión escuchando las improvisaciones en la batalla de rap. Le gustaba ver a Tay tan concentrado en el escenario, y no pudo evitar pensar en lo feliz que se vería él en ese lugar. En ese lugar.
Pero llevaba mucho tiempo sin practicar algo de rap y no quería dar vergüenza. No quería decepcionarse de sí mismo por haber tomado decisiones que lo hacían infeliz.
Antes, era uno de los mejores allí, rapeando. No quería sonar egocéntrico ni petulante, pero se sentía orgulloso de ser reconocido entre sus iguales y que lo corearan cuando era su turno de competir. Sin embargo, estaba seguro de que ahora ninguno de allí iba a reconocerlo si abría la boca para rapear.
Él mismo no se reconocía a veces.
—¡Esto está que arde! —Gritó Iron, entre risas y gritos de más personas—. ¡¿Un empate?! ¡¿Qué dicen?!
—¡Chúpame el pene, Tiger! —gritó Tay, levantando su dedo corazón.
Tay salió corriendo de allí antes de que Tiger se lanzara a golpearlo.
La sonrisa de Off se llenó de diversión.
—¡Bueno, ¿quién desea competir ahora?! —Gritó Iron, llamando la atención—. ¡¿Eh?! Vamos, Dun, ¡quién será tu contrincante!
Un chico alto, delgado y con cabello negro se abrió paso entre la multitud, sonriendo, pero eso no fue lo que desconcertó a Off.
Fue ver que ese chico no iba sólo, sino que llevaba a alguien de la mano.
A Bas.
Su estómago se volteó al ver a Bas allí, caminando mientras se aferraba a la mano del rapero, mirándolo como si... como si...
Off quiso vomitar de pronto.
—Oye, Off, ¿ocurre algo? —preguntó Tay, apareciendo.
No contestó, observando a Dun entrar al centro del escenario, girándose y dándole un beso a Bas en los labios. Bas le sonrió de forma adorable, respondiéndole el beso, y Off recordó por un instante la última vez que lo vio.
Bas había estado llorando sin control alguno cuando Off dijo que sólo fue un experimento, un instante de diversión, nada más.
—¿A quién quieres desafiar? —preguntó Iron.
Dun humedeció sus labios.
—A Pick —dijo Dun con voz grave, mirándolo directamente, y Off estaba seguro de que escupiría todo el contenido de su estómago cuando Bas también lo miró.
Necesitaba huir de allí, escapar de ese lugar como venía haciendo los últimos dos años.
—Off...
No escuchaba a Tay hablar mientras se ponía de pie, sintiendo su garganta apretada, el aire faltando a su alrededor. No dejaba de observar los ojos helados de Bas, mirándole con duro rencor y desprecio.
—¡Venga, Pick, es tu momento! —gritó Iron, haciendo que la gente comenzara a animar.
Pero Off iba a vomitar.
Tay lo tomó del brazo, sin observarlo y siguiendo la línea de su mirada. Pareció comprender un poco lo que estaba ocurriendo.
—Mi amigo no se siente bien —dijo Tay por sobre el bullicio de las personas—, será para la próxima.
Empezaron a abuchear, pero a Off no podía importarle menos mientras Tay lo sacaba del cerrado lugar. Salieron al frío aire nocturno, incapaz todavía de decir algo por lo que acababa de pasar. Por haber visto otra vez a Bas.
A Bas, tan adorable y suave. A Bas, de la mano de otro chico que no sentía vergüenza de estar con él y que parecía suficiente para el muchacho.
A Bas, la única persona que realmente había amado.
Tay sacó un cigarrillo, encendiéndolo y dándole una calada antes de ofrecérselo. Off no dudó en agarrarlo.
A Davika no le gustaba que fumara, pero al diablo, ella no estaba allí.
—Bas fue tu novio —dijo Tay en medio del silencio.
Off no respondió.
Su mejor amigo suspiró, observándolo de reojo.
—¿Te animas para algo más o prefieres devolverte a casa?
Off mordió su labio inferior. Una parte suya quería estar en su cuarto, acostarse y fingir que lo ocurrido esa noche no había pasado realmente, así como solía fingir frente al resto que era feliz.
Pero otra parte exigía distraerse, tratar de relajarse un poco.
—¿Qué quieres hacer? —dijo con voz ronca.
Tay miró la hora.
—New me contó ayer que fue invitado al cumpleaños de Thitiwat, y bueno, ¿qué tal si nos colamos? —se animó Tay.
—¿Por qué New te contó eso? —preguntó Off.
Tay se encogió de hombros.
—Porque lo invité a venir acá, pero me rechazó por ese tonto cumpleaños —refunfuñó Tay.
Off se sintió tentado de burlarse de su amigo, aunque honestamente no se sentía demasiado bien. Todavía estaba algo mareado, con el estómago revuelto, y quería estar lejos de allí.
Y pensó entonces que, si New estaba allí, Fluke también estaría. Y si Fluke fue... Gun quizás...
—Vamos —fue lo único que dijo.
—Quiero bailar —dijo New.
Fluke observó a su amigo, que estaba mirando el salón donde la gente bailaba al ritmo de la música, y notó sus ojos ansiosos y pendientes de lo que estaba ocurriendo.
Quería negarse, pero se dijo que debía disfrutar esa fiesta a pesar de que hubiera gente que le desagradara, y asintió.
—Bueno —aceptó girándose hacia Gun—. ¿Quieres bailar?
Antes de que Gun pudiera responderle fueron interrumpidos por un grito de emoción, y Fluke no necesitó girarse para saber que era Ploy.
—¡Chicos! —saludó sonriendo—. ¡Vinieron!
Fluke le pellizcó la mejilla, arrancándole un quejido.
—Obligado —contestó Fluke, viendo el disfraz de Ploy: estaba vestida de hada—. Te ves muy bonita, Ploy.
La chica se ruborizó, riéndose.
—Ustedes se ven geniales también —contestó Ploy.
—Quiero bailar, Fluke —insistió New, tomándole el brazo.
El aludido suspiró, sabiendo que a New no le gustaba que le ignoraran demasiado tiempo.
—¿Por qué no van a bailar ustedes? —Preguntó Ploy—. ¡Yo puedo bailar con Gunnie! —La muchacha miró al chico—. ¡Estás bonito hoy, Gunnie! ¿Bailamos?
Gun sonrió con emoción, tomando la mano que Ploy le ofrecía, y Fluke quiso negarse al inicio. Sin embargo, se dijo que debía confiar en la chica y que Gun estaría en buenas manos, por lo que terminó asintiendo con una sonrisa algo débil, antes de girarse para guiar a New a la pista de baile.
Al inicio, New parecía moverse de forma tiesa, sin saber muy bien qué hacer en medio de tanta gente que le estaba tocando y rozando la ropa. Luego de varios minutos, al ver la sonrisa relajada de Fluke, pareció reaccionar un poco mejor y empezó a moverse ahora con más ritmo, algo relajado y contento.
—¿Te gusta mucho bailar, Newwie? —preguntó Fluke, por sobre el ruido de la música.
—¡Mucho! —Gritó New con una pequeña sonrisa en sus labios—. ¡Mamá dice que me ayuda a mejorar mis habilidades motoras y a no ser tan torpe! —dio una vuelta, feliz—. ¿Crees que ya no soy tan torpe?
Le sonrió, sacudiendo su cabeza.
—¡Eres increíble, New! —apoyó.
Los ojos de su amigo brillaron con emoción.
—¿De verdad lo crees?
Fluke se rió con cariño, alegre de ver a New fuera de su zona de confort, tratando de desenvolverse como cualquier otro chico con ellos y forzándose a estar rodeado de personas, aunque le pusiera un poco incómodo y ansioso.
Mientras, Ploy estaba guiando a Gun en los pasos de baile, el chico luciendo algo perdido y desorientado porque alegaba que no podía saber el ritmo de la canción. Ploy se limitaba a reírse y regañarlo, tomándole las manos, tirando de él para hacer que se moviera, y Gun se forzaba a seguirle los pasos.
—Gunnie, eres tan guapo incluso con ese disfraz —dijo Ploy sonriéndole.
Gun la miró con confusión.
—¿Qué cosa dijiste? —preguntó Gun, inclinándose un poco.
—¡Que es un chico fantástico! —dijo Ploy con las mejillas algo coloradas por la repentina cercanía del muchacho.
Gun le sonrió con diversión, tirando de la chica para que diera una vuelta entre sus brazos.
Fluke comenzó a balancearse con New entre sus brazos, riéndose por los movimientos tontos que estaba haciendo a esas alturas. Pensó que esas cosas no estaban tan mal, que su amigo estaba bien, estaba contento, y tal vez no era necesario que viviera tan preocupado por lo que podría ocurrir, que–
Alcanzó a sostener a Newwie cuando alguien lo empujó.
Fulminó con la mirada al chico que había actuado de esa forma tan horrible, que sólo le sonrió con burla e incluso algo de asco.
—¿Por qué no se van, par de enfermos? —gruñó Mond con expresión petulante.
—Hey, ¿qué está pasando?
Fluke miró a Ohm, que apareció con una expresión de seriedad, y enderezó a New. Su amigo lucía ahora sin ganas de bailar.
—¿Por qué los invitaste? —Se quejó Mond—. ¡Arruinan la fiesta!
La expresión de Ohm se endureció mientras Fluke bufaba, rodando los ojos.
—Es mi fiesta, Mond —contestó Ohm—, si no te parece, puedes irte.
—¡Dios, privilegiando a unos raros que a tus amigos...!
—Le vuelves a decir raros y prometo partirte la boca, imbécil.
Todos se giraron para ver a un aparecido Tay, que estaba con una expresión enfurecida mirando a Mond y siendo sostenido por Off.
Ohm le dijo algo a Mond, que soltó un ruido de desprecio y se marchó de allí. El cumpleañero miró a los recién llegados con las cejas fruncidas.
—No recuerdo haberlos invitado —dijo Ohm, curioso.
Tay se cruzó de brazos.
—No pueden quedarse —dijo New de pronto, los chicos mirándolo—. No tienen un disfraz. ¿Por qué no tienen un disfraz? Es una fiesta de disfraces.
Las comisuras de los labios de Tay se estiraron un poco, conteniendo una risa de diversión, mientras Off miraba hacia Fluke.
—¿Y Gun? —preguntó algo preocupado.
—Está bailando con Ploy —dijo Fluke con los labios arrugados.
Ohm suspiró.
—Bueno, pueden quedarse —aceptó—, pero nada de peleas. En especial tú, Tay.
—No prometo nada —replicó Tay—. Voy al baño y regreso, H̄wạng.
—Bueno, gato apestoso —New frunció su nariz—. Muy apestoso. Hueles a cigarro.
Tay hizo un gesto con su mano, despreocupado.
—Fue Off, él fumó y me pegó su aroma —dijo antes de marcharse de allí, ignorando la fulminante mirada de su mejor amigo.
Fluke miró a Off unos segundos, notando entonces que se le veía algo distraído y decaído, y sintió ganas de preguntarle qué ocurría con él. A pesar de que estuviera saliendo con su media hermana y no se llevaran demasiado bien, eso no significaba que lo despreciara. Off siempre lucía algo incómodo y apagado cuando estaba en su casa, mientras que en el colegio se veía torpe e incluso exasperado, siempre a la vanguardia por quien sabe qué motivos.
Además, de alguna forma, Off últimamente siempre parecía preocuparse de que los chicos en el colegio no lo golpearan.
—¿Ocurre algo, P'Off? —preguntó Fluke por sobre el ruido de la música.
Off dejó de observar a las personas, parpadeando mientras contemplaba el rostro de Fluke. Lo escuchó suspirar.
—No es nada —contestó de forma educada—. Si Tay pregunta por mí, ¿puedes decirle que estoy afuera? —Fluke asintió—. Nos vemos por ahí entonces, Fluke.
Antes de poder decir algo, Off se marchó tan rápido como apareció.
Fluke lo observó hasta que no lo vio más, un poco indeciso sobre seguirlo o no, pero descartándolo finalmente cuando New le dio un tirón a su brazo.
—Quiero seguir bailando —dijo el chico con los labios arrugados.
Si era honesto, Fluke quería regresar a casa.
Pero no quería arruinarle la fiesta a New y Gun. Su mejor amigo seguía bailando con Ploy, en tanto New se animó otra vez a volver a la pista de baile a pesar de lo recién ocurrido, y no eran tan mal amigo como para decir que no, e iban a ser recién las doce de la noche, podía aguantar un poquito más, aunque tuviera que ver a Ohm bailando con alguien más, riéndose e ignorándolo.
Pero se lo merecía.
Asintió, tomándole la mano a New y forzándose a sonreírle mientras volvían a bailar, al menos hasta que fueron interrumpidos.
Y, oh Dios...
—¿Phi? —farfulló Fluke, incrédulo.
—Ahora estoy disfrazado —dijo Tay como si nada.
—¿Eres un rollo de papel higiénico gigante? —preguntó New con curiosidad.
Tay le miró, ofendido.
—¡Soy una momia! —respondió Tay, mal envuelto en el rollo de papel, con tiras cayéndose a sus lados.
—Oh —New parpadeó—, pero no das miedo. Tienes que dar miedo.
Tay bufó, arrugando el ceño.
—Tú tampoco das miedo —replicó.
New sacudió su cabeza.
—Sí doy —dijo—. ¡Waaaaaaah! —chilló, elevando sus manos y mostrando sus dientes.
El mayor observó a Fluke unos segundos, antes de girarse a mirar a New otra vez.
—Hazlo de nuevo, no estaba prestando atención —dijo seriamente.
—¡Waaaaaaaah! —repitió New, saltando.
Tay rascó su nuca.
—Otra vez, por favor.
—¡Waaaa–!
—Tay —le interrumpió Fluke a Tay con exasperación—. ¿Quieres algo? Off se fue al patio.
—No quiero a Off —soltó Tay—, quiero bailar con New. Vamos.
Y ante su atónita mirada, Fluke observó cómo Tay tomaba la mano de New y tiraba de él, llevándolo a la pista de baile y dejándolo solo.
¿Qué demonios acababa de ocurrir?
Fluke refunfuñó en voz baja, sabiendo que no iría a interrumpir a New porque, honestamente, el chico se veía algo cómodo bailando con Tay (aunque Tay bailaba como un abuelito, pero eso era lo de menos), y tampoco iría a molestar a Gun, porque lo quisiera o no, los dos chicos tenían que desenvolverse con otras personas sin su ayuda.
Pero eso no evitaba que se pusiera algo triste (y culpable también), porque se sentía un poco bien que sus amigos dependieran de él. Que no fuera desechable.
Era la peor persona en el mundo.
Se volteó, pero se quedó quieto antes de chocar con Ohm.
Ohm le contempló con una ceja enarcada, y Fluke no pudo evitar admirar lo bonito que se veía en el disfraz de Marshall, con la camisa a cuadros, su frente descubierta y los jeans. Fluke recordaba haberle dicho a Ohm varias veces que Dulce Príncipe y Marshall deberían estar juntos por siempre porque se complementaban, golpeando seguidamente a Ohm ya que Ohm estaba más concentrado en pellizcar su cintura y hacerle cosquillas.
Ohm le sonrió, tendiéndole la mano.
—Ven aquí, Flukie —le dijo con cariño.
Fluke lo abrazó.
Off dejó salir el aire mientras terminaba de beber la cerveza que había sacado de la cocina, tratando de olvidar la mirada de Bas sobre él horas atrás. Tratando de ignorar la sensación de vértigo, desprecio y dolor que estaba sintiendo en ese instante, porque sabía que no le haría bien.
Sabía que no debía sentir lástima por sí mismo cuando él rompió con Bas, cuando Bas fue el que nunca tuvo explicación alguna y quien salió más herido por sus propias decisiones.
Pero eso no hacía las cosas más fáciles tampoco.
«Recordó a Bas a su lado en el club, riéndose en voz baja mientras escuchaban a unos chicos en una batalla de rap, ocultos en una esquina y compartiendo unos torpes besos tímidos. Off estaba jugueteando con una paleta en un envoltorio, acariciando el cabello de su novio, y de pronto Bas le quitó la paleta con una sonrisa enorme.
Él había fruncido el entrecejo.
—Si no me devuelves la paleta, voy a darte un golpe —le dijo juguetón, observándolo abrir el envoltorio.
Bas se detuvo, mirándolo con ojos de cachorrito.
—Eres un chico muy malo, Off.
Sonrió inevitablemente, revolviéndole el pelo.
—Eres tan lindo, Bas... —comentó, ignorando ahora la paleta.
Bas le golpeó su mano, ofendido.
—¡No me hables informalmente, Off!
Y eso era lo más gracioso: que Bas fuera un año mayor que Off, pero fuera menor de porte.
Le sonrió, divertido.
—Eres tan pequeño, Phi... —corrigió, algo burlón.
Su novio le pegó en el costado, enfurecido.
—¿Te estás burlando de mí? —Barboteó Bas poniéndose de pie, sus manos sosteniendo la paleta—. ¡Ser alto no lo es todo!
Off sacudió la cabeza, sin dejar de sonreír.
—Ser alto es todo para mí —comentó.
—¡Está bien! —Refunfuñó Bas—. ¡Haz lo que quieras, entonces! —y antes de poder decirle algo más, Bas llevó la paleta a sus labios.
Pero el caramelo terminó siendo compartido por los dos después cuando Off comenzó a besarlo entre risas.»
Dios, no. Eso estaba mal. No podía seguir recordando esas cosas porque eran parte del pasado, y no había forma de que volvieran otra vez. No cuando él estaba saliendo con Davika. No cuando quería hacer que sus padres se sintieran orgullosos otra vez. No cuando Bas estaba saliendo con otra persona.
Dio un trago más a la lata de cerveza, ignorando el ruido de la música, las risas de las personas en el patio, observando la noche despejada, las pocas estrellas brillando en el cielo, y pensando qué tan fácil sería abandonar todo y simplemente desaparecer. Irse lejos de allí. Dejar de fingir ser ese chico perfecto que no tenía errores.
Alguien le tocó el hombro y giró su cabeza. Enfocó sus ojos en la tímida mirada de Gun, parpadeando al notar su disfraz.
Un... un cangrejo.
A Off le gustaban mucho los cangrejos.
¿Qué?
Tomó la libreta que Gun le tendía, cohibido.
"¿Ocurre algo, Phi?
¿Quiere un poco de compañía?"
Quiso negarse. Quería decirle que volviera adentro, a bailar con Ploy, que fingiera no haberlo visto.
Pero terminó haciéndose a un lado, dándole un espacio para que se sentara, y Gun no tardó en obedecer.
No es nada, Gun.
¿La estás pasando bien?
Gun leyó la respuesta antes de poner una expresión pensativa.
"Es mi primera fiesta de cumpleaños con otras personas, no tengo nada con qué compararla, pero está bien."
El chico pareció un poco indeciso antes de añadir:
"En realidad, quise venir para que Flukie pudiera hablar con Ohm, y que Newwie se divirtiera un poco. ¿Hice bien?"
Off se quedó observando unos segundos la respuesta, sin saber qué responder al inicio. Terminó por sonreír con un poco de dulzura, sacudiendo su cabeza en una negativa amable.
No puedes ayudar a todo el mundo siempre, Gunnie. A veces tienes que dejar que se den cuenta solos de sus errores.
Observó como la expresión de Gun pareció decaer un poco, sus labios frunciéndose en un puchero infantil y apoyando su mentón en sus piernas. Off le pellizcó la mejilla, llamando su atención otra vez.
¿Por qué no vuelves adentro? Estoy seguro de que Ploy querrá seguir bailando contigo. Hace frío aquí afuera y puedes resfriarte.
Gun se balanceó un instante en su lugar, mordiendo la piel de su uña con rostro indeciso.
"Prefiero quedarme con usted, Phi, si no le molesta".
El mayor quería preguntarle entonces si a Gun le gustaba su hermana. Si veía a Ploy con otros ojos que no fueran amistosos.
Pero no quería saber la respuesta, y eso lo mareaba un poco, lo confundía demasiado, le hacía perder el control que tanto trataba de mantener.
¿Por qué un disfraz de cangrejo?
Preguntó en cambio, rascando su oreja y pensando en lo bonito que se veía Gun con ese tonto disfraz de crustáceo. El chico le miraba con tanta inocencia que, por un instante, olvidó lo que estaba ocurriendo a su alrededor y sólo podía observarlo a aquellos enormes ojos, tan juguetones y dulces.
Tan comprensivos, tan amables, que quería derretirse en ellos, dejar que lo tragaran por completo.
"¡Los cangrejos son lindos! Son tan fuertes también... Tienen un tamaño pequeño, pero un caparazón que les protege muy bien. Me gustaría ser un cangrejito."
Off se rió con suavidad al leer la última frase, algo encantado por la forma que Gun tenía para expresarse y pensando fugazmente que parecía un niño de diez años.
Trató de mantener su expresión tranquila cuando recordó entonces que aquel chico a su lado había estado desaparecido por siete años, que fue educado en casa, que quizás aprendió tarde algunas cosas y como... hablar con el resto.
¿Cómo sería la voz de Gun?
Los cangrejos también me gustan mucho, Gunnie. Te ves muy bonito y adorable. Es el mejor disfraz que he visto en la noche.
Se sintió satisfecho al notar los ojos de Gun brillar por la emoción y, más aún, cuando el chico le dio un abrazo repentino, sonriendo de forma cuadrada, contento y feliz. Tan feliz que pareció olvidarse por varios minutos de lo que había ocurrido horas atrás. De que Bas estaba con otra persona. De que a Gun parecía gustarle su hermana menor.
"¡Usted también es muy bonito, Phi! Es el chico más guapo de la fiesta."
Sacudió su cabeza en una negativa al leer la respuesta, sabiendo que era una vil mentira porque Off no era guapo. No era lindo. Su rostro no tenía facciones finas como la mayoría de los chicos de clase, su sonrisa era horrible y su piel demasiado morena según él.
Off sabía que no era bonito, pero no le acomplejaba demasiado el no serlo, porque sabía que, si se perseguía por aquello, entonces quedaría estancado en un pozo de autocompasión.
No digas esas cosas, Gunnie, no soy hermoso como tú.
Gun frunció el ceño al leer sus palabras, y antes de darse cuenta, el menor le estaba golpeando el brazo con la libreta, molesto y ofendido por lo que había dicho. Escrito. Lo que sea.
—¡Oye, oye! —se quejó Off sorprendido—. ¡No seas violento, Gun!
El menor le sacó la lengua, girándose y dándole la espalda, cruzándose de brazos con expresión enfurruñada. Le ignoró por varios segundos, hasta que Off picoteó su costado. Gun le dio un manotazo, sin observarlo, por lo que el mayor no lo pensó dos veces y lo abrazó por la espalda, apoyando su mentón en el hombro del chico.
—Deja de ser tan adorable —le dijo, llamando su atención y quitándole el cuadernito para escribir:
No te enojes conmigo, por favor.
Gun rodó los ojos al leer su petición, contestándole con la mirada tímida y mejillas coloradas.
"Jamás podría enojarme con usted, Phi".
Off sonrió, apretándolo brevemente contra su costado y sintiendo entonces que al lado de Gun las cosas parecían ir muy, muy bien. Eso le gustaba un montón.
Demasiado, para su propio gusto, pero ya lo arreglaría después.
Por ahora, sólo se preocuparía de disfrutar ese breve instante de paz.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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