10. Sobrenombres
—¿Qué tienes ahí, Newwie?
New parpadeó, levantando la vista cuando Fluke le habló, y se sintió algo desorientado. Frunció el ceño para tratar de concentrarse en lo que la había dicho Gun minutos antes, cuando caminaban hacia el salón.
Gun se sentó al lado de Fluke, sonriendo.
—Una invitación —dijo con voz uniforme, volviendo sus ojos al bonito papel entre sus manos.
Fluke lucía desconcertado.
—¿Una invitación? —repitió—. ¿De qué?
New abrió el papel, leyendo.
—De Ohm Thitiwat —dijo—, para asistir a su cumpleaños el sábado, en su casa. La temática es fiesta de disfraces.
Fluke se volvió hacia Gun, que sacó de su bolsillo dos invitaciones, y le tendió una a su amigo. Natouch lucía algo irritado, tomando uno de los papeles, y leyendo las palabras impresas.
—Dijo que quería invitarte, pero no sabía cómo acercarse a ti —le dijo Gun—, nos las entregó recién.
—No pienso ir —replicó Fluke con furia.
New seguía teniendo el ceño fruncido.
—Si es una fiesta de disfraces, ¿qué significa eso? ¿Debo comprar algo? ¿Debo llevarle un disfraz a Ohm?
Fluke observó a su amigo y suavizó su expresión.
—¿Nunca has ido a un cumpleaños, New?
El chico se encogió de hombros, sin cambiar su cara.
—Nadie me invitaba —dijo con simpleza.
Gun lo codeó, pidiéndole que le dijera sobre lo que estaban hablando. A veces, New parecía olvidar que Gun no podía entenderlos si hablaban sólo en voz alta.
Fluke repitió lo recién hablado y Gun mordió su labio inferior.
—¿Y tus cumpleaños, Newwie? —preguntó Gun, llamando su atención.
New jugueteó con la tarjeta, distraído.
—Nadie llegaba, ni siquiera mis primos —contestó, fijándose otra vez en el papel, fascinado, para después voltearse hacia Fluke—. Nos invitó a los tres, ¿vamos a ir?
Fluke permaneció estático. Gun lo observó.
—No creo que sea lo mejor, New —contestó Fluke.
New asintió.
Gun se cruzó de brazos.
—Yo tampoco he ido a algún cumpleaños en mi vida —dijo, observando a su mejor amigo con desafío.
Fluke quería golpear a Gun porque sabía lo que estaba haciendo, poniéndolo entre la espada y la pared de tan vil forma, estando consciente de que la debilidad de él, eran ellos dos.
Aunque, bueno, era cierto eso de que Gun nunca fue a algún cumpleaños, y aunque Fluke y él pasaban juntos esos días, eran sólo ellos dos porque no tenían más amigos. Fluke era invitado a las fiestas de sus compañeros hasta que dijo que le gustaban los chicos, y Gun...
A él le empezaron a celebrar sus cumpleaños desde los once años en adelante.
Fulminó con la mirada a Gun antes de voltearse a New, que seguía observando la invitación con evidente atracción, como si quisiera entender por qué él había sido invitado a una fiesta de cumpleaños.
Su voz trató de sonar suave.
—¿Te gustaría ir, Newwie? —preguntó, llamando su atención.
La expresión de New, que solía estar casi siempre fruncida, pareció iluminarse un poco ante su pregunta.
—Si es de disfraces, ¿qué significa eso? —dijo en cambio.
Fluke le sonrió.
—Que puedes disfrazarte de lo que quieras y... y ser quien desees por una noche, New.
—¿Puedo ir de dinosaurio?
—De un tiranosaurio si quieres.
Los labios de New temblaron, como si quisiera sonreír.
—Me gustaría ir —dijo con recelo—, pero si tú dices que no, entonces no vamos.
Gun le observaba, expectante, y Fluke maldijo a su mejor amigo y a Ohm, pues sabía que si Ohm los invitó era porque también sabía que no iba a poder decir que no. Mierda, Fluke deseaba decir que no, porque si veía a Ohm, actuaría como un idiota enamorado frente a él, y Fluke no quería eso.
Suspiró, derrotado.
—Está bien —dijo, rodando los ojos—. Vamos a ir al cumpleaños.
Gun aplaudió, emocionado, mientras New sonreía con gusto. Sin embargo, segundos después su expresión cambio.
—Fluke —balbuceó, asustado—, ¿qué le llevaré de regalo?
Fluke estuvo a punto de romper a reír y llorar.
Davika le estaba mirando con clara reprobación y Off quería desaparecer de allí para que su novia no le diera un regaño o un golpe, así que puso una expresión de animal abandonado, esperando conmoverla con ello.
—¿Por qué no contestaste mis llamadas? —preguntó Davika, mosqueada.
—Lo tenía en silencio, lo siento —volvió a disculparse, tratando de no lucir culpable.
La chica le miró con expresión de disgusto, pero Off se mantuvo impasible, aunque por dentro era un volcán a punto de explotar por los nervios.
La noche anterior había vuelto con Tay a D-Town, el club que se dedicaba a hacer batallas de rap cada día por mera diversión y, por qué no, hacerse conocidos para que algún productor quiera ofrecerles algo más.
Cuando tenía quince años e iba a D-Town con Bas, siempre le contaba que ese era su sueño, poder dedicarse a componer y rapear. Bas le apoyaba en todo, sonriéndole de esa adorable forma que hacía a su corazón latir, y le gritaba en apoyo cuando era su turno en el rap.
Off sabía que Davika jamás aprobaría esas salidas.
Davika era una buena chica: no era grosera, no era engreída, no se creía superior a todo el mundo a pesar de sus notas y de venir de una familia acomodada. Davika prefería mantener conversaciones educadas, pasar inadvertida y ayudar a sus compañeros en las dificultades académicas que pudieran tener. Así fue como se habían conocido, después de todo: Ploy estaba teniendo dificultades en Álgebra, y Davika se ofreció para ser su tutora.
Sin embargo, Off sabía también que Davika miraba los estudios como la única forma para surgir en la vida, y si le contaba que no quería ir a una universidad y encerrarse en una oficina el resto de su vida, ella no dudaría en hacerlo desistir.
Después de todo, ambos parecían destinados a seguir juntos en la universidad, para después casarse y formar la perfecta familia feliz.
Aquel futuro lo asustaba un montón.
—¿Me estás evitando? —Preguntó de pronto Davika—. Ya no pasamos mucho tiempo juntos. Pareciera que Tay es tu novio.
Se atragantó con su saliva, incrédulo ante las palabras de la chica, y sacudió su cabeza con fuerza.
—¿Qué estás diciendo? —Dijo, con algo de fastidio en su voz, sorprendiendo a la chica—. Sabes bien que Tay es mi mejor amigo. Por otro lado, tú te la pasas todas las tardes en la biblioteca estudiando, en lugar de querer salir conmigo.
Davika se removió, incómoda.
—Baja la voz, nos van a oír —pidió Davika, mirando hacia los pasillos, donde el resto de los estudiantes hablaban entre sí aprovechando el receso.
Pero Off se había enojado realmente. ¿Por qué ella le estaba haciendo una escena de celos con su mejor amigo? ¿Acaso creía que él le daría razón y se alejaría de Tay? ¿Qué clase de amigo sería entonces?
Davika estaba siendo irracional.
Además, el idiota de Tay andaba pensando –espiando– formas de conquistar al amigo de Fluke.
Se enderezó, disgustado.
—Hablemos de esto en otro momento —le dijo, haciéndola a un lado con delicadeza.
—Oppa... —dijo la chica con voz tímida.
Aquel ‹‹oppa›› le hizo recordar la forma en la que Ploy había llamado a Gun, y se estremeció... ¿Qué demonios con la palabrita?
—Nos vemos —se apresuró a decir, caminando por el pasillo con expresión de molestia.
Para su propia fortuna, Davika no lo siguió (aunque esperaba en el fondo que lo hiciera, por Dios, eran pareja y acababan de pelear).
Al salir al patio trasero del edificio, chocó con Gun.
Lo alcanzó a sostener antes de que golpeara el suelo, tratando de relajar su ceño fruncido al ver la expresión inquisitiva del menor. Debido a los nervios repentinos que le invadieron —¿por qué siempre que estaba con él se sentía así?—, comenzó a sacudir los hombros del chico, como si estuviera limpiándolo.
—¿Nuestros encuentros siempre serán así? —regañó como si nada, mientras Gun dejaba que el mayor sacudiera su ropa, sonriendo ampliamente.
Off lo miró: delgado, con una expresión inocente. Sintió su estómago algo apretado de pronto, una sensación extraña asentándose en su cuerpo.
Gun levantó la libreta que siempre cargaba, escribiendo unas palabras con torpeza para después entregársela.
"Phi, ¿está bien? Tiene cara de molesto".
Suspiró, sacudiendo su cabeza, y de forma inevitable le revolvió el cabello.
Todo bien, Gun.
¿Estás solo?
El menor leyó la pregunta, negando con la cabeza y sin borrar esa sonrisa enorme en su rostro. Off no podía dejar de mirarlo. No podía dejar de observar su cara bonita, sus ojos brillando por algo que no podía entender.
Gun era un chico tan bonito, que Off se sintió feo de pronto.
"Fluke está impidiendo que tu amigo le coquetee a Newwie."
Leyó la respuesta y Off dejó salir una maldición baja, sabiendo que las habilidades de conquista de Tay rozaban lo torpe. Sintió pena de pronto por New, porque si Tay se proponía algo, no iba a desistir hasta conseguirlo.
Antes de poder responderle, escuchó un grito que llamó su atención:
—¡Oooppaaa!
Se volteó dispuesto a saludar a Ploy, enmudeciendo cuando la chica abrazó a Gun con una sonrisa enorme y Gun retrocedía, manteniendo el equilibrio para no caer.
Off borró la pequeña sonrisa en su rostro, sin saber por qué su hermana menor estaba abrazando a ese chico con tanta confianza, y algo picó en su estómago.
Gun le revolvió el cabello a Ploy amistosamente, sacándole una risa divertida, y Off no lo soportó más.
—Ploy —llamó su atención.
Su hermana le miró.
—¡Off! —Ploy le pellizcó la mejilla de forma sorpresiva—. ¿Estabas hablando con Gun? —la chica parpadeó—. ¡Mira, estuve practicando todo el día de ayer! —Ploy se volteó hacia Gun otra vez, e hizo unos gestos con sus manos mientras hablaba en voz alta también—. ¿Cómo estás, oppa?
El rostro de Gun se iluminó cuando Ploy habló en lenguaje de señas, fascinado.
Off deseó por unos segundos que Gun lo mirara a él así. Borró el pensamiento con rapidez, confundido.
—Es divertido —dijo Ploy con voz dulce—, aprender la lengua de señas es muy divertido.
Sintió su corazón detenerse cuando Ploy agarró los mofletes de Gun y se los apretó, el chico simplemente sonriendo, y Off sintió una punzada de algo extraño en su estómago, porque él quería ser capaz de hacer eso.
—Gun eres muy adorable —dijo Ploy sonriendo—, adorable y guapo —suspiró.
Off sintió deseos unos segundos de agarrar a Gun y alejarlo de su hermana, y no podía entender, comprender, muy bien el por qué.
Gun no estaba haciendo nada malo, Ploy tampoco. Por otro lado... ¿no debería sentirse feliz de que su hermana estuviera relacionándose con más personas? Off sabía lo cerrada y reservada que era.
Pero no podía sentirse feliz.
Gun observó a Off, viendo que el mayor ya no sonreía. Se sintió un poco triste, porque estaba logrando llevarse bien con él, olvidar los rencores pasados, y ahora lucía algo molesto y frustrado. ¿Quizás a él no le gustaba que se juntara con su hermana?
Bueno, ¿a quién podría gustarle? Gun sabía que todo el mundo le esquivaba por ser extraño y no un chico normal, ¿cómo podría culparlo?
Off le entregó el cuadernito donde escribía, y leyó la frase anotada:
Llévame contigo, necesito encontrar a Tay.
Parpadeó, leyendo otra vez la frase, y los ojos de Off se suavizaron cuando ambos chocaron miradas.
Gun se encontró con que no podía decirle que no.
Asintió, desviando su vista ahora a Ploy, y escribió algo. La chica lo leyó y frunció los labios, sacudiendo su cabeza en una negativa, anotando algo en la libreta. Off alcanzó a leer, alivio extendiéndose por su cuerpo.
No puedo acompañarlos, debo ir con mis amigas, ¡pero podemos irnos juntos!
—Nos vemos —se despidió Ploy, alejándose.
Gun le hizo un gesto de despedida y Off asintió, todavía un poco tenso e irritado.
Sin embargo, se le pasó cuando Gun lo agarró de la muñeca, sus dedos tocando su piel, y sintió algo cálido recorriéndolo. Gun tiró de él, sonriéndole, y Off se encontró devolviéndole la sonrisa sin poder evitarlo.
Gun no sólo era hermoso, se dio cuenta, sino que también increíblemente adorable, tanto que no podía soportarlo porque deseaba abrazarlo de pronto.
Se sentía como si estuviera viendo a Bas, cuando el chico le tomaba la mano y le atraía hacia su cuerpo, obligándole a bajar la cabeza para así besarlo.
El recuerdo envió una punzada de dolor en su corazón, pero se obligó a concentrar sus ojos en la nuca de Gun, que avanzaba por los pasillos sin dejar de sonreír.
Sin dejar de hacer aletear a su corazón.
Fluke estaba a punto de pegarle a Tay a pesar de que el chico fuera mayor que él, pero New se le adelantó.
Aunque, bueno, el golpe de New fue más bien un pellizco en la nariz.
—¡Au, au, H̄wạng! —chilló Tay.
La expresión de New no cambió.
—Mamá me pellizca la nariz cuando dice que estoy siendo malcriado —explicó New—. No seas malcriado, apestoso —el muchacho parpadeó—. ¿H̄wạng? ¿Qué es eso? Me llamo New.
Tay frotó su nariz enrojecida por el pellizco mientras Fluke suspiraba, exasperado.
—De verdad, Phi Tay, no puedes hacer... —empezó a decir Fluke antes de ser interrumpido.
—¡No estoy siendo malcriado! —reclamó—. ¡Ni tampoco apesto! —entonces, una lenta sonrisa se extendió por su rostro—. Es un sobrenombre, New, como Newwie. ¿No te gusta? H̄wạng significa Esperanza. Encuentro que es muy bonito.
New observó a Tay sin cambiar su rostro, aunque sus ojos parecieron brillar un momento.
—Mamá dice que sólo mis amigos y ella me pueden decir sobrenombres —dijo New—. ¿Somos amigos, entonces?
Tay humedeció sus labios.
—Yo digo que somos más que amigos.
—¡Tay!
—¿Cómo podemos ser más que amigos?
—¡New!
—Los novios también se dicen apodos. Yo seré Thī̀rạk para ti.
—¡Oh, Dios...!
—Gato apestoso te queda mejor —dijo Off, apareciendo con Gun—. Pobre Flukie, eres la manzana de la discordia.
Fluke soltó un bufido, sacudiendo su cabeza en señal de incredulidad, en tanto Tay se giraba, enfurruñado por la situación. New pestañeaba, algo confundido por lo recién ocurrido, y su expresión de pronto se iluminó.
—¿Novios? ¿Cómo Off y Gu... Gunnie? —corrigió a último minuto, porque los sobrenombres le seguían costando un poco.
Fluke miró a New como si le hubiera crecido un tercer ojo y Tay enarcaba una ceja. El rostro de Off se tornó rojo ante las palabras del menor; Gun ladeaba la cabeza sin haber comprendido nada.
—¿Qué dices? —Balbuceó Fluke—. Phi Off sale con mi hermana, Newwie.
New arrugó las cejas en señal de confusión.
—Pero están tomados de la mano —señaló hacia Gun y Off—. Si están tomados de la mano es que son novios, me lo explicó mi mamá.
Todos se giraron a ver lo que decía New.
Bueno, no eran manos entrelazadas: Gun tenía la muñeca de Off agarrada, pero aun así...
Off tiró de su mano, separándola de los dedos de Gun, y el menor se sobresaltó con los ojos abiertos enormemente. Su cara se volvió colorada al notar lo que había ocurrido.
—¡No, no, no es lo que...! —Farfulló Off, antes de decidir observar la pantalla de su celular—. Tay, necesito que me acompañes a comprar algo al comedor.
—Pero si ya almorzamos —se quejó Tay.
Off fulminó con la mirada a su mejor amigo, que pareció entender la indirecta con disgusto, y se puso de pie murmurando por lo bajo.
—Nos vemos —se despidió Off.
—Adiós chicos, nos vemos H̄wạng —dijo Tay.
—Adiós, gato apestoso —contestó New, distraído.
Tay se fue quejando en todo el camino.
Gun se sentó al lado de sus amigos, ignorando la mirada de Fluke. New sacó su cuaderno de Ciencias para hacer la tarea asignada ese día. La profesora había dicho que hicieran la tarea lo antes posible, por lo que New la iba a hacer en ese instante para poder cumplir con la orden dada. Fluke pensó en explicarle que no era necesario hacerla ahora, pero decidió centrar su atención en Gun, que parecía distraído.
Fluke le hizo un gesto, llamando su atención.
—¿Qué hacías con él? —preguntó con expresión seria.
—Me lo encontré en el pasillo y me pidió traerlo porque buscaba a Tay —se defendió, arrugando el ceño.
Gun no podía entender por qué Fluke lucía molesto ante lo recién ocurrido, por qué parecía algo fastidiado, hasta que lo recordó.
Hasta que recordó que Off salía con su media hermana. Y Fluke y Davika podían tener sus diferencias, pero eso no significaba que él quisiera hacerle daño. Y lo recién ocurrido, ver que ellos estaban agarrados de la mano de esa forma, activó las alarmas de Fluke.
Y las suyas propias, también, porque la piel de Off junto a la suya se sintió tan bien, que no le tomó el peso necesario y se permitió tenerlo cerca, sonriéndole. Había algo atrayente en Off que no podía explicar, pero le gustaba. Le gustó desde que lo vio, en ese torpe accidente, mientras él le observaba en un momento vulnerable.
Gun no podía explicarlo en palabras, pero no era correcto hacer eso.
Escribió algo rápido en el cuaderno antes de tendérselo a New.
¿Me ayudas en la tarea, Newwie?
—Bueno, ven aquí —dijo New, sin levantar la vista.
Fluke no dijo nada, aunque seguía algo pensativo, y Gun se prometió tener más cuidado la próxima vez.
Gun cerró la puerta detrás de él, algo aliviado porque ahora estaba en casa y eso significaba que Fluke no podría seguir insistiendo en el tema como había hecho durante todo el día. Caminó hacia el comedor, tratando de no pensar en lo que ocurrió en el colegio.
Se detuvo cuando vio a un hombre sentado en el sillón, su expresión iluminándose, y sin pensarlo dos veces se lanzó sobre la visita.
—¡Ooooou! —Se sobresaltó el hombre—. ¡Gunnie!
—Gun, no seas salvaje con tu tío Tommy —regañó Cherreen, entrando.
—No lo retes —contestó Tommy encantado, riéndose cuando Gun se acomodó sobre él, emocionado—, hace mucho no lo veo —apretó las mejillas de su sobrino un instante—. ¿Cómo estás, Gunnie?
Gun se sentó en las piernas de Tommy, sin dejar de sonreír por la emoción.
—Bien, estoy muy bien —contestó—. ¿Va a quedarse un tiempo, tío Tommy?
Tommy fingió pensar.
—Tu madre no me quiere aquí por el regalo que te traje, Gunnie.
La palabra ‹‹regalo›› hizo que Gun se pusiera de pie otra vez por la emoción, sonriendo ampliamente mientras caminaba hacia su mamá con ojitos de ciervo, grandes y necesitados.
Cherreen sintió su corazón romperse.
—¡Mamá, mamá, por favor, por favor, que tío se quede! ¿Cuál es mi regalo? ¡Quiero verlo, mamá, mamá!
Hubo un breve momento en el que Cherreen se vio más joven, despidiéndose de un pequeño Gun porque iba a ir al parque con su papá mientras ella se quedaba preparando el almuerzo, y nunca volvió.
«—¡Ma, maaa! —Había chillado Gun con vocecita demandante—. ¡Vamos los tles, ma!
Ella se rió ante sus palabras, tomándolo en brazos mientras Leo se ponía su chaqueta, y besó las mejillas coloradas de su Gun haciéndolo reír.
—No puedo ir, debo hacer la comida —Gun hizo un puchero—, pero para la siguiente salida, iremos los tres, ¿está bien?
—¿Pomesa? —preguntó Gun, siendo dejado en el suelo.
—Promesa —le dijo Cherreen, antes de revolverle el cabello.
Leo la llamó dos horas después, diciendo que no encontraba a Gun y que la policía ya lo estaba buscando. Ese día había sido el comienzo de su infierno.»
—¿Cherreen?
Parpadeó cuando Tommy habló con voz preocupada y enfocó su vista en Gun, que le miraba con ojos brillantes, confundido.
Se obligó a sonreír y pellizcarle la mejilla.
—Ve a tu cuarto mientras pienso en si tío Tommy se queda o no unos días —le dijo.
Gun hizo un gesto de enfurruñamiento, tomándole la mano para llamar su atención.
—¿Mi regalo? —preguntó con expresión de cachorrito.
Cherreen sacudió su cabeza.
—A tu cuarto —ordenó.
Gun soltó un bufido, agarrando su mochila y subiendo con pasos enojados hacia su habitación. Cherreen se sentó en el sofá junto a Tommy, que le seguía mirando con preocupación.
—¿Cómo van las terapias de Gun? —preguntó delicadamente.
La mujer se encogió de hombros.
—Mew dice que van bien, que Gun le habla sobre el colegio y sus amigos y está entendiendo sus propios sentimientos al convivir con el resto, pero... —hizo una pequeña pausa—, es tan difícil dejarlo ir todas las mañanas, Tommy, me gustaría dejarlo en casa para que nadie más le hiciera daño...
Tommy asintió, sin embargo, no pudo decir nada porque entonces se escucharon los pasos frenéticos de Gun bajando las escaleras, apareciendo en el comedor segundos después. Tommy sonrió mientras Cherreen suspiraba, pero Gun sólo levantó en sus brazos al pequeño cachorrito que movía su cola de un lado hacia otro.
Gun abrió su boca, incapaz de decir algo con sus manos porque cargaba al animalito.
—Sí, Gunnie —dijo Cherreen—, tío Tommy te trajo un perrito.
—Se llama T̄h̀ānh̄in —agregó Tommy—, lo traje porque me recuerda a ti, ¿qué dices?
Gun elevó al perro otra vez, incrédulo, antes de dejarlo en el suelo. El cachorro no tardó en correr a su alrededor, haciendo círculos, comenzando a ladrar.
—¡Un perro! —dijo Gun conmocionado—. ¡Un perrito, mami!
—¡Es tu regalo de Navidad! —dijo Tommy.
—¡Eres mi tío favorito, tío Tommy!
—Qué tío Arm no se entere de esto —murmuró Cherreen.
—¡Gracias tío, gracias, gracias, gracias!
—Llévalo a jugar afuera —le dijo Tommy, sin dejar de sonreír.
Gun asintió lleno de emoción, golpeando sus piernas con las palmas de su mano para llamar la atención de T̄h̀ānh̄in, y el perrito no tardó en seguirlo moviendo la colita, saltando por la emoción.
Una vez solos, Tommy le sonrió a su hermana menor con cariño.
—Gun estará bien —prometió—, va mejorando de a poco.
Cherreen suspiró, asintiendo, tratando de creer que tenía razón.
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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Gracias por leer
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